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Historia del montañismo en Chile

80 bytes añadidos, 23:41 19 feb 2017
Ilustres e instituciones
==Ilustres e instituciones==
[[Archivo:Capitan_Manuel_Thompson.jpg|thumb|Capitan Manuel Thompson]]
{{cita|cada paso había sido un descubrimiento sin dato alguno anterior de qué guiarse, pues donde no existen habitantes, tampoco existen huellas ni tradiciones. Al emprender la espedición solo sabíamos que la cordillera tenía límites i a éstos habíamos llegado|Capitán Enrique Simpson, 1871}}
Para el Chile del último tercio del siglo XIX, la exploración era una necesidad práctica. Fue de la necesidad que nacieron las comisiones. Eran pequeños grupos de científicos, a veces militares, encargados por el gobierno para realizar levantamientos cartográficos y de los recursos naturales de determinada región.
Pero la mayor parte de la actividad era de tipo institucional. El tenor de las órdenes de un presidente de la república a un explorador es ilustrativo:
{{cita|Enero 8 de 1872.
Para Carlos JuilietJulliet:
#Que procure cumplir con las recomendaciones que le ha hecho don Ignacio Domeyko acerca de una colección de rocas i de la observación de los terrenos que va a recorrer.
#Que intente practicar la ascensión del [[Volcán Calbuco|Calbuco]].
Que Dios guarde a Ud.|Aníbal Pinto}}
 
Y nació la Comisión Esploradora del Sur. Embarcada en la goleta a vapor Covadonga, arribó al Golfo de Reloncaví, pero los escollos obligaron al barco a buscar otro fondeadero. Julliet había asociado a la comitiva a un Manuel Télles, vecino de Puerto Mona, conocedor de esos lugares. Anclados en una bahía cercana al [[volcán Yate]], Julliet ascendió hasta la línea de las nieves y se dedicó a herborizar. Télles, por su parte, partió a la ascensión, pues era “hombre aguerrido en los bosques i cerros, no menos que hábil i atrevido para salvar los tropiezos que presentan a cada paso”. Télles alcanzó, a mediados de febrero de 1871, hasta “cerca del prisma que corona la parte norte del Yate” (que es la de la cima principal). El 19 de febrero regresaron ambos a la bahía, “rendidos de cansancio, con nuestros vestidos destrozados, pero felices con la posesión de nuestras plantas i rocas.”
El verano siguiente Julliet logró cumplir las órdenes presidenciales. En los primeros días de febrero de 1872 llegó al cráter del Calbuco y confesó que “un terror involuntario se apodera del alma al contemplar estas rejiones silenciosas ennegrecidas por el fuego subterráneo.” Al parecer, el naturalista iba acompañado de un colono alemán, Antonio Franz, que se había comprometido a llevarlo a la cima por cierta remuneración.
 
Entre los colonos sureños Julliet encontró compañeros inesperados que hicieron causa común con él, llevados por su mismo interés científico. Un británico llamado John Swanston, en enero de 1872, había ascendido recién al cráter del [[volcán Caulle]] (1430m). Julliet y otros británicos, Robert Christie y George Downton, marcharon al [[volcán Osorno]]. Mientras Julliet se dedicaba a herborizar, los británicos siguieron y rodearon la cúspide, aunque sin lograrla (12 de marzo), pues se nubló “i cesando ya a esta altura toda organización; se impuso un descenso rápido.”
 
Downton era botánico profesional, enviado a América por un jardín botánico de Londres para buscar orquídeas y helechos. Viajó luego más al sur y llegó al cráter del [[volcán Hornopirén]]. Según el viajero, “el cráter solo alcanza 1611m, Al oriente de él se eleva un picacho de cenizas que mide 60,8m sobre el brocal”.
{{cita|El 19 de Enero Güssfeldt partió a las 2:20 de la mañana acompañado por Zamorano (64 años) y por Francisco (30 años). A las 6 alcanzaron el [[Glosario#P|plateau]] al lado oeste del cráter, que tenía varios neveros. Allí les alcanzó el viento con toda su fuerza. Zamorano señaló la cima y dijo: “¡Imposible!” Francisco se acurrucó tras una roca y Zamorano se le juntó. Estimulados a seguir, ascendieron sobre pendientes de no más de 20°... Por un tiempo marcharon bien... Las cumbres vecinas comenzaron a abatirse ante ellos. Al mirar atrás, Güssfeldt vio que Zamorano iba muy retrasado y con Francisco entre ambos; la otra vez que miró, Zamorano se había detenido del todo, lo que no era de extrañar, pues tenía 64 años. El cerro argentino Overo (4765m) estaba al mismo nivel de ellos. Francisco siguió cerro arriba., pero a las 12:30 abandonó del todo. A la 1:30 Güssfeldt, sin dificultades, alcanzó la cumbre. Los picos principales que él vio alrededor le parecieron inaccesibles y comparó su apariencia general con la de un tejado empinadísimo, coronado de formas piramidales.|Cronista británico}}
 
Nadie había hecho una ascensión solitaria a tal altitud. Las cumbres inaccesibles que Güssfeldt describió son los Picos del Río Bayo, hasta muy rara vez escalados (Cerro Paredón, 4850m, y Cerro Listado, 4800).
{{cita|A las 4 p.m, junto con los huasos Filiberto y Vicente, Güssfeldt empezó, bajo la luz de luna, el ascenso de la Chimenea. Alcanzaron el alto a las 10:30 de la noche... a la 1:50 a.m. ya estaban en la montaña misma a una altura de 5000m... El ascenso continuó por laderas monótonas, caminando lento para ahorrar energías. Después de ascender 400m los huasos empezaron a quejarse y dijeron que iban a helarse. El frío era fuerte en verdad: -10 °C. Pero siguieron lentamente. A las 10 a.m. alcanzaron la altura de 6200m. Aquí Vicente abandonó del todo, quejándose de dolores a las piernas. Habían demorado 8 horas en ascender 1200m. Los otros siguieron despacio por monótonas e interminables pendientes. No había dificultades en el terreno, pero se iban sintiendo más y más mal. Güssfeldt tuvo que recurrir al vómito para aliviarse... A las 11:30 Filiberto se quejó de dolores a las piernas y quería volverse, pero antes las incitaciones de Güssfeldt prosiguieron.|Cronista británico}}
Esas “incitaciones” son relatadas por el propio Güssfeldt.
 
{{cita|Apelé a toda mi dialéctica: le pinté la magnitud de su triunfo sobre la cima mayor del continente en cuya accesibilidad nadie creía, cómo lo iban a festejar en la hacienda, y le dije que su nombre sería recordado para siempre en su patria. Y como Gilberto no carecía del todo de ambición, tuvo un buen momento y pareció crecer en sus propósitos mientras lo embargaba una varonil decisión. Expresó que sucediera lo que sucediera no me abandonaría y sellamos nuestro pacto a 6400m dándonos la mano.|Paul Güssfeldt}}
 
De vuelta con el cronista:
 
{{cita|A las 12:30 habían alcanzado una altura que se estimó en 6560m. Aquí hicieron un descanso largo. Pero las nubes se habían acumulado cerca de la cumbre; un temporal de nieve los sorprendió en la ascensión y debieron abandonar a la 1:30. El descenso fue muy rápido... Alcanzaron el portezuelo a las 7 p.m. y el campamento a las 11 de la noche.|Cronista británico}}
 
Es decir, Güssfeldt y Filiberto habían ascendido desde los 3600 hasta los 6560m, habían caminado desde las 4 de la tarde hasta las 11 de la noche del día siguiente, 31 horas en perpetuo movimiento en total, sin dormir. Güssfeldt lanzó otra tentativa el 4 de marzo y esta vez alojaron él y los huasos a los 5300m (sin fuego, ni equipo apropiado). A las 6:40 a.m. partieron Güssfeldt, Filiberto Salazar y Felipe y lograron llegar a los 6200m, donde fueron derrotados por otro temporal. Güssfeldt se consoló diciéndose que al menos había “levantado el velo que cubría la montaña y abierto la ruta lógica para ascenderla.” Regresó a Chile, habiendo cruzado la frontera por seis pasos y levantado el primer mapa.
 
La Guerra del Pacífico demandó la exploración de las tierras ganadas. En abril de 1883 el presidente Santa María creó por decreto la Comisión Esploradora del Desierto. Su cometido era levantar la carta del desierto e investigar sus minerales y minería en operación. Su jefe fue Francisco José San Román, quien tenía como geólogo al noruego-chileno Lars (Lorenzo) Sundt, además de un reducido número de ayudantes. La comisión, con base en Copiapó, hizo once campañas, de las cuales cinco en la cordillera, entre junio de 1883 a diciembre de 1889. San Román publicó un libro de dos tomos que contiene el resultado de estas campañas, uno de los primeros documentos del andinismo chileno. En esa obra se contiene el detalle de su obra topográfica y geológica, a más de una labor diversa como fue la recolección de material folclórico local y el amplio bautizo de cumbres y pasos. Entre ellos, el [[volcán Lastarria]], [[Dos Hermanas]], [[Nevado de Jotabeche]], y el [[Pissis]], en Argentina, la tercera cumbre americana con 6780m. El estilo de San Román es ameno y con visos de humor, como este dicho gallego: “Para las cuestas arriba venga mi mulo / que las cuestas abajo yo me las subo.”
 
San Román marchó a la cordillera determinado a ascender cumbres, cosa extraña para aquellos tiempos, fuera de los Alpes: “...derecho a la gran cordillera a investigar su orografía i emprender si era posible alguna ascensión importante...”
Las ascensiones por la Comisión fueron las siguientes: Cerro Cadillal, 5300m, en febrero de 1884, por A. Lynch y P. León, ayudantes, habiendo sido el primero en la ocasión “alcanzado i tumbado por un rayo;” cerro sin nombre, 5200m, en la Cordillera Domeyko, cerca de La Coipa, en abril de 1884. Al parecer el mismo año hubo un intento al volcán Licancabur “hasta casi tocar la meta,” pero solo un guía indígena (¿Severo Titichoca?) llegó a ella y regresó con material de procedencia indígena, que fue donado al Museo Nacional, de Santiago.

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