Cumbemayo
|
|
|
Descripción General
Esta ruta tiene dos componentes ambos de gran interés: la belleza natural y la importancia histórica. Se recorre una zona de impresionantes formaciones rocosas, con excelentes panorámicas de valles y cerros. También se visita parte del Complejo Arqueológico Cumbemayo, donde destaca un canal construido por la cultura Cajamarca, el cual transvasa las aguas entre las vertientes Atlántico y Pacífico.
Complejo Arqueológico Cumbemayo
El complejo Arqueológico Cumbemayo fue descubierto en 1937, por el arqueólogo Julio Tello. El principal componente de este complejo es el canal de aproximadamente 8 kilómetros de longitud, con un ancho promedio de 30 cms y una profundidad que llega hasta los 50 cms. Dado que el Valle de Cajamarca, hacia donde corre el canal, tiene un buen abastecimiento de agua; se ha sugerido que la construcción tuvo más bien una función religiosa o ceremonial.
Se cree que fue construido hacia el año 1500 a.c; lo que lo convierte en una de las estructuras más antiguas de América. Su nombre “Cumbemayo”, se cree que deriva de la frase quechua “kumpi mayu”, que quiere decir “canal de agua bien construido” o bien “humpi mayo”, que significa “río fino”. Los estudios realizados indican que el canal estuvo en uso durante muchos años y se cree que se encuentra asociado a un adoratorio excavado en la roca, muy cerca de su cauce y al borde de un conjunto de extrañas formaciones volcánica que han sido denominadas como “ Los Frailones” o “ Bosques de Piedras”. Todo esto junto con la presencia de petroglifos en el acueducto y en cavernas cercanas, sugiere que más que un canal de regadío, Cumbemayo puede haber sido un centro ceremonial de culto al agua, como “Quenko” en Cuzco o “Saywite” en Apurímac.
Época adecuada
Se puede realizar en cualquier época, recomendable en la temporada seca: de Junio a Septiembre
Acceso
En vehículo propio
Desde el Mirador de Santa Apolonia en Cajamarca, tomar la Avenida Miguel de Cervantes Saavedra hasta su final, cuando se convierte en la carretera rumbo Chetilla. Se avanzan poco más o menos 13 kilómetros, hasta observar una bifurcación de la vía, señalizada con un amplio mural que indica Distrito de La Magdalena. Aproximadamente un kilómetro después, a mano izquierda se observa un callejón que desciende desde la vía: es el punto de inicio de la ruta.
En transporte público y autostop
Desde Cajamarca solo existe transporte público hasta Cumbemayo tres veces al día: se deben tomar las combis con destino Chetilla que salen de la Plazuela José Gálvez. Los horarios de salida son 5 a.m, 6 a.m y 1 p.m.
Se debe descender aproximadamente 1 kilómetro antes de la entrada a Cumbemayo, donde se observa un amplio callejón que baja a mano izquierda.
Sin GPS
Si no se tiene GPS es difícil ubicar el sitio exacto de inicio. Como alternativa se recomienda comenzar un poco antes, donde hay una bifurcación de la vía, señalizada con un amplio mural que indica Distrito de La Magdalena. Tomando este ramal a la izquierda por cerca de doscientos metros, se intercepta un amplio callejón a mano derecha: es el antiguo camino inca. Siguiéndolo en menos de trescientos metros se intercepta la ruta aquí descrita, casi en su inicio. Esta alternativa es solo medio kilómetro más larga que la registrada en el track.
Descripción de la ruta
La senda baja algo más de cien metros hasta interceptar otro amplio callejón muy bien demarcado: el antiguo camino inca que venía de Cajamarca. Hay que doblar por él a la derecha, descendiendo cerca de seiscientos metros por una senda muy amplia perfectamente delimitada, desde la que comienzan a observarse las primeras formaciones rocosas de Cumbemayo. Transcurrida esa distancia se desciende a cruzar una zona bastante húmeda donde pasa un pequeño estero; en algunas épocas el sendero puede estar inundado en este tramo, pero hay un pequeño desvío por la derecha que evita mojarse los pies.
Pasando este sector la senda vuelve a subir, apareciendo varias rocas de curiosas figuras, que reciben el nombre de “Bosque de Piedras”; resulta tentador dejar de pronto la senda e internarse a observar las diversas y caprichosas formas que toman las rocas. Continúando la ruta por el bien demarcado sendero, poco después de medio kilómetro desde el cruce del estero, terminan las grandes formaciones rocosas y comienza un parche de bosque de pinos.
La senda se torna plana por unos trescientos metros, hasta que se vuelve a salir a terreno abierto. En este punto se debe doblar a la derecha casi 180°, dejando el amplio callejón y tomando un sendero bastante chico, que vuelve a ascender bordando los pinares. Doscientos metros más adelante se intercepta una bien demarcada senda por la cual hay que girar a mano izquierda.
Se comienza a faldear un pequeño cordón montañoso que culmina en una antena. De nuevo se avanza por un sendero muy notorio, que asciende suavemente durante cerca de setecientos metros y luego cruza al lado opuesto del cerro, donde comienza a bajar por un corto trecho. Durante el trayecto se observa una buena panorámica de cerros y valles, al igual que algunas piedras curiosas, pero de menor tamaño que las observadas anteriormente.
Al cruzar al otro lado aparece otra hondonada a mano derecha, donde se aprecian más rocas de gran tamaño y curiosas formas. Se prosigue bajando suavemente por el amplio sendero; antes de medio kilómetro se debe doblar a la derecha siguiendo la ruta más demarcada. Unos doscientos metros más adelante hay una bifurcación en la cual ahora se toma el ramal izquierdo, reiniciando el ascenso en una pendiente muy suave.
El sendero se torna un poco más estrecho ingresando a unos pinares. Avanzando unos doscientos metros más desde la última bifurcación, se debe buscar un nuevo desvío a la derecha: una senda muy pequeña que sube hacia un filo bastante cercano, el que se vislumbra entre los árboles. El sendero sale de los árboles y llega al filo en menos de cien metros: aunque el trazado es un poco difuso, no hay obstáculos y, continuando por el lomo o cerca a él, en aproximadamente trescientos metros más se llega a una amplia senda bien demarcada.
Hay que continuar por la nueva senda en la misma dirección que se venía por cerca de doscientos metros más. Antes de que terminen los pinos a mano derecha, se debe estar muy atento a un desvío hacia ese costado: un sendero pequeño comienza a bajar ingresando un breve tramo al bosque y saliendo a praderas hasta alcanzar el fondo del valle. Si no se tiene GPS y no se encuentra el sendero de bajada, simplemente se debe buscar bajar al valle que se observa al costado derecho: terminando los pinares el terreno es despejado y sin obstáculos aunque la pendiente es fuerte y el piso incómodo para caminar. Debe tenerse en cuenta que, una vez en el valle, hay que comenzar a devolverse, dando un giro de 180 ° a la dirección de la ruta
Se comienza a avanzar hacia un intrincado cañón rodeado nuevamente de impresionantes formaciones rocosas, que forman una especie de murallas a ambos costados. Comienza entonces el tramo más complejo de la ruta; pero el de mayor belleza natural.
Los farallones a ambos costados son imponentes, pero el terreno por el que se transita es bastante incómodo. No hay un sendero propiamente dicho, aunque al costado derecho se puede encontrar un esbozo de senda que ayuda bastante. Se camina entre piedras de diversos tamaños, muchas de ellas cubiertas por vegetación, con frecuentes agujeros ocultos por las plantas. En ocasiones hay que trepar alguna roca, no demasiado difícil. Sin embargo, si se avanza lento y con precaución, no es demasiado complicado. El senderito transcurre casi siempre por el costado derecho, aunque un par de veces se debe cruzar al lado opuesto.
Tras cerca de medio kilómetro por entre las grandes paredes rocosas, el valle comienza a abrirse; sin embargo el terreno no mejora notablemente: en los pequeños tramos donde resulta más fácil avanzar siguen existiendo agujeros ocultos, por lo que conviene tantear el suelo antes de pisar. El senderito se va notando un poco más, tomando definitivamente el margen derecho; a lo lejos empieza a observarse un tubo que cruza la hondonada y que se alcanza más adelante.
Después del tubo debe cruzarse a la ladera izquierda donde ahora si se puede tomar un trazado que merezca el nombre de senda: aunque es un surco muy estrecho a media altura, es fácil distinguirlo y no presenta obstáculos. Unos doscientos metros más tarde esta senda desciende nuevamente al fondo del valle, donde vuelve a tener un pequeño tramo confuso y con terreno de cuidado. Pronto termina está nueva parte compleja y aparece por fin una senda clara, amplia y definida, al lado del pequeño curso de agua que recoge las aguas filtradas en el recorrido del último trayecto.
Unos metros más adelante aparece el primer indicio de las obras realizadas por los incas: unas grandes rocas claramente trabajadas por humanos. Metros más adelante se inicia el famoso canal construido para transvasar las aguas de la vertiente Pacífico, a la vertiente Atlántico, dando de este modo riego al Valle de Cajamarca. La ruta continúa bordeando el canal, pudiendo apreciarse túneles y puentes que forman parte de su infraestructura.
Aproximadamente medio kilómetro después del inicio del canal se llega a una bifurcación: cualquiera de los ramales sigue el circuito turístico de Cumbemayo; el track sigue por el curso del canal. En este trayecto se observan algunos petroglifos grabados en varias de las grandes piedras que limitan la construcción. Finalmente, unos quinientos metros después de la última bifurcación, se llega a un cruce de caminos: siguiendo al frente se sale en pocos metros a una vía vehicular, final de la ruta.
Tiempo Esperado
Unas cuatro a cinco horas el recorrido completo, dependiendo de la habilidad para moverse en el tramo difícil
Permisos / Tarifas
La realización de esta ruta en sí no tiene costo, sin embargo si se desea realizar posteriormente el circuito turístico y visitar el Museo Cumbemayo,(recomendable), se debe cancelar el ingreso.
- Adultos 8 soles
- Estudiantes: 4 soles
- Niños: 2 soles
Recomendaciones
- Checklist: Aunque sepas perfectamente lo que debes llevar, es preferible chequearlo al empacar. Esta ruta ha sido clasificada como Checklist de equipo tipo 2: ruta de mediana altitud, sin acampe ni nieve, algo de frío.
- Tener extremo cuidado en el tramo complejo, bajo las grandes paredes rocosas: existen muchos agujeros ocultos que son traicioneros. Es mejor ir lento y tanteando el terreno con bastones, antes de afirmar el pie.