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{{indexada}}
[[Categoría:Parche Trapananda]]
{{RutaForm2
|Actividad=Trekking
|Primer Autor=[[Usuario:Dmahn|Dmahn]] [[category:Rutas creadas por Dmahn]]
|Imágen Principal=Mallin_Balboa2.jpg
|ComentariosImagen=Los hermosos mallines en el nacimiento del Río Balboa. Fotografías de [http://www.wikiexplora.com/[Usuario:Hellwigtobi |Tobias Hellwig]].|m=
|KMLZ=Paso Balboa.kmz
|TipoDeMap=HYBRID
[[File:paso balboa (7).jpeg|thumb|400px|Último desafío de la ruta, el carrito por el río Ibañez.]]
===HistoriaAdvertencia de dificultad de ruta===En los años 40' Augusto Grosse, explorador La ruta se compone de la Patagonia3 tramos radicalmente distintos en dificultad: el ascenso por el Valle Balboa, buscando un cruce de la Cordillera Castillo para un futuro camino vehicular descubrió el paso por el [[Glosario#M|mallín]] y abrió esta rutaaltas cumbres y el descenso hacia el Valle Ibañez.Mientras que el [[Glosario#M|mallín]] y las altas cumbres no poseen dificultad técnica, nombrándola con el nombre ascenso del último vecino Valle Balboa cruza al menos 5 veces el río del valle quien dió las pistas para su mismo nombre, requiriendo conocimiento en crucede ríos.Por otra parte, el tramo para descender al Valle Ibañez tiene largos tramos de campo traviesa por laderas pronunciadas, descenso por maleza paredes de roca, realizándose tramos de descenso con cuerdas a rapel.
==Época adecuada==
Dado que la ruta incluye numerosos cruces de río y atravesar un [[Glosario#M|mallín ]] en que cae nieve durante el invierno, se recomienda hacer este cruce durante el verano o a mas tardar otoño antes de las primeras nevadas (octubre a abril).
==Acceso==
==Descripción de la ruta==
Para claridad de la ruta se separa en sus 3 tramos mas claros y ya mencionados: El ascenso por el valle Balboa hasta el [[Glosario#M|mallín]], terminando en una hermosa laguna de deshielo (bautizada como Laguna Campana en honor al cerro que alimenta sus aguas), la ruta por las altas cumbres del Parque Nacional Cerro Castillo, con la (casi certera) posibilidad de encontrarse con huemules, y finalmente el descenso hacia el Valle Ibañez. Dependiendo del nivel de los senderistas y del tiempo disponible se debe programar debidamente hasta que punto se va a llegar en el viaje.
===Ascenso a Laguna Campana===
En el km 11 el sendero baja a la rivera del río y en el km 12 ya es necesario cruzar el río a su orilla este, el primero de muchos cruces. Además este punto es un buen lugar de campamento para descansar la primera noche.
2.9km mas adelante se debe cruzar el río por 2º vez, de vuelta a su lado oeste, y 200m mas adelante, en un [[Glosario#M|mallín ]] se debe cruzar nuevamente de vuelta a lado este. En este cruce hay una pequeña isla por el centro del río, la cual se debe seguir hasta el final 50m para finalmente cruzar al otro lado.
El sendero continua subiendo por el valle, pasando por un espectacular salto del río, y 2 cruces de río mas (cruces nº 4 y nº 5). Aquí el sendero se interna en el bosque, y se continua en ascenso, por 3km mas hasta llegar al [[Glosario#M|mallín ]] principal.
El [[Glosario#M|mallín ]] es plano, ancho, y largo, permitiendo avanzar fácilmente por la arena y rocas del río. Unos 1,3 km recorridos se llega a un refugio de arrieros, el cual como se mencionó antes es posible encontrar la silla del accidente aéreo ocurrido en los años 80'.
Finalmente, Unos 1,8 km mas adelante se llega a un notorio arroyo de color gris, bajando desde el cerro. Aguas arriba está la laguna de deshielos del cerro Campana. Se recomienda hacer campamento abajo, mas protegido del viento, y recorrer los 1.44km y 140m de desnivel para a llegar a ella (20 min de ascenso).
* '''Desde/hasta: Desvío a Laguna Campana - Campamento final por cumbres.'''
Continuando por el [[Glosario#M|mallín ]] por 2,7km se llega finalmente a su extremo sur, donde la existencia de humedales marcan el nacimiento del río Balboa. Mirando hacia la izquierda se ve un portezuelo por el cual se puede continuar, hacia el Valle Ibañez. Ascendiendo por el cerro a campo traviesa por el bosque, se llega a otra pequeña huella la cual se sigue por las alturas de los cerros.
En toda esta ruta es posible encontrarse huemules, viendo el autor de esta ruta 3 de ellos observándonos curiosamente desde la distancia.
* '''Desde/hasta: Campamento - Final de la ruta en Carretera Austral.'''
Partiendo temprano el descenso, nos devolvemos hacia el río y empezamos un descenso a campo traviesa por el bosque, buscando la mejor ladear hasta llegar al valle abajo, 300m de desnivel. En este valle hay un extenso [[Glosario#M|mallín]], el cual seguimos hacia la cara oeste.
En este punto ya es posible encontrar huellas de arrieros, e incluso marcas de motosierra en los troncos botados. La ruta que se tomó va siguiendo este sendero en dirección oeste para nuevamente entrar a campo traviesa. Se sospecha que si se seguía este sendero en dirección este era posible seguirlo hasta el valle y el final del sendero, pero lamentablemente no se realizó por perder la huella en la maleza. Se deja constancia de este hecho por si futuras expediciones quieren intentarlo y lograr una ruta mas fácil y segura. Además, en el libro de Grossen está es la última referencia encontrada de la ruta, mencionando una "meceta humedameseta pantanosa" luego de 7km recorridos por las alturas. Se supone que él tomó la ruta hacia el este.
Al llegar al extremo oeste del [[Glosario#M|mallín ]] se acaba el sendero, debiéndose volver a tomar alturas, ahora a campo traviesa por la dura vegetación patagónica subiendo por un cerro con poca vegetación en dirección sur. Existen numerosas huellas de huemules arriba, por lo que se puede tomar la mejor de ellas para poder recorrer mas rápido.
2km recorridos por el cerro, ya se puede ver abajo el Valle Ibañez y la Carretera Austral, por lo que solo falta bajar. Es critico en este punto moverse por la maleza hacia el este, ya que de descender por este punto la ruta cae a precipicios de roca, imposibilitando el descenso. Seguir la ruta con GPS para encontrar la pendiente tomada por los autores, necesitando solo 2 largos de rapel de 10m c/u. Notar en la imagen adjunta que de haber continuado hacia el este la ruta podría ser un poco mas fácil que la realizada.
==Recomendaciones==
{{Checklist|Checklist de equipo tipo 4: ruta de baja altitud, sin nieve ni frío, con acampe}}
*Bajar toda la basura ya que nadie lo hará por ti. Recomendamos leer los [[Principios NDR]] para más información.
*Todo el ascenso de la ruta hasta el paso va siguiendo el río Balboa, por lo que no se necesita llevar agua. Pasado este punto el agua escacea por lo que es necesario ser cauteloso. Se marcan en el mapa los arroyos disponibles.
*Para minimizar el riesgo de incendios forestales evita hacer fogatas.
{{Recomendaciones puma}}
*Esta ruta pasa por zona de huemules, ser respetuoso con ellos.
==Anexo: Extracto crónica de Grossen==
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File:ruta grosse paso balboa.jpg|Ruta estimada que tomo Grosse desde Valle Simpson hacia Cerro Castillo. KMZ descargable aquí: [[:File:Grosse - Paso Balboa.kmz]]
File:libro balboa.jpg|Extracto de libro de Grosee, pag. 153 libro. En rojo mención de la meseta pantanosa que es parte de la ruta. Para leer historia completa ver el anexo.
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{| class="wikitable collapsible collapsed"
|-
! COYHAIQUE CAPÍTULO XI EXPEDICIÓN AL RÍO PALOMA, RÍO INGENIERO IBÁÑEZ Y LAGO GENERAL CARRERA
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| "COYHAIQUE CAPITULO XI EXPEDICION AL RIO PALOMA, RIO ING. IBÁÑEZ Y LAGO GENERAL CARRERA por Por fin han terminado los meses de invierno con sus dias cortos y noches interminables. Los pasé en parte en el Istmo de Ofqui, en Puyuhuapi con mis amigos y en Santiago, donde debia ocupar- me ocuparme de nuestra próxima expedición y la compra de todo 10 necesario para ella. Ahora estamos en condiciones de poder ini- ciar iniciar esta nueva empresa. La primavera ha llega- do llegado y ya nada me retiene en las ciudades. Hay tantísimo que hacer en la Provincia de Aisén y quiero aprovechar al máximo el período de tiempo favorable. El 20 de noviembre 1942 tenemos todo prepa- rado preparado y estoy en condiciones de partir con mis hombres. El ingeniero provincial, un joven de ascendencia suizo-alcmana, llamado Oscar Spi- chigerSpichiger, me ofrece un camión para trasladarnos a Coihaique. Torrealba, yo y otros acompañantes nos subi- mos subimos al vehículo. Uno de los hombres es Vicente Delgado y lo traje del norte; uno de sus ex•patro• nes me lo recomendó mucho. Mi buen compa- ñero compañero Pedro Díaz es el segundo; lo conozco bien, es capaz y confiable. El tercero es Aguilar, que me acompañó hace años en otra expedición y a quien recuerdo como persona muy decente. El último es Martínez, un pequeño chilote regorde- teregordete, de quien Torrealba se ha hecho cargo. El camino que conduce a Coihaique está aho- ra ahora en estado impecable. Puede ser que ésto se de- baala debaala influencia del nuevo ingeniero rovincial. A la I P.M. ya estamos en la ciudad. n la tarde compramos las provisiones que faltaban, conse- guimos conseguimos los caballos y una carreta de bueyes para transportar nuestros bultos hasta el Lago Elizal- deElizalde. A caballo a través del Valle Siripson. Partimos con un sol esplendoroso a las 9 A.M.; es decir, los hombres se van con la carreta. Una hora más tarde iniciamos nosotros la cabal- gata. Me acompañan Torrealba y un funcionario de la Oficina de Colonización que regresará a Coihaique con los caballos y la carreta facilitada. Es una delicia cabalgar por el hermoso paisaje patagónico con tiempo tan bueno. Poco después de iniciado el recorrido, alcanzamos a nuestra gente con la carreta. Los bueyes están pastando mientras los hombres duermen la acostumbrada siesta junto al fuego. Como nos hemos propues- to llegar hoy día hasta el cruce del Río Simpson, podemos concedernos una pausa más larga. Hasta disponemos de tiempo suficiente para asar al palo un corderito comprado a un pastor en el camino. Mientras se prepara esta deliciosa merienda, voy a sacar algunas fotografias. Me interesan es- pecialmente las flores del ciruelillo (Emboth- rium coccineum Forst) que se encuentran en plena floración. Despliegan toda su belleza con una abundancia increíble. Parecen llamas rojas flameantes y trato humildemente de retener al- go de su hermosura en las fotografias a color que tomo. Hacia las tres de la tarde la caravana se pone de nuevo en movimiento. El sol sigue queman- do y avanzamos lentamente, Desde el occidente aparecen algunas nubecillas que van cubriendo el cielo y anuncian viento. A las 6 P.M. llegamos a la orilla del Rio Simpson. El derretimiento de la nieve ha hecho aumentar mucho su caudal, por 10 que decidimos esperar hasta mañana tem- prano, con la esperanza de que entonces traiga menos agua. Nuestro primer campamento se organiza así a este lado del río y dormimos muy bien de nuevo en plena naturaleza, aún cuando el viento anun- ciado no se hace esperar mucho, proviene del norte y sopla con fuerza toda la noche. Tal vez nuestra esperanza de que el río esté menos cau- daloso en la mañana no se cumplirá porque el viento noctumo es cálido y no ha interrumpido Seguramente el proceso de derretimiento de la nieve. Nuevamente con Valdés. El fuerte viento norte y el cielo nublado preva- lecen al amanecer, Y en vez de bajar su nivel, el río lo ha aumentado aún más, quizás cuánto ten- dríamos que continuar esperando. En este perío- do de deshielo no se puede saber exactamente cómo se comportan los ríos; será preferible in- tentar el cruce ahora. Toda la carga se coloca adecuadamente en la carreta, sobre cuyo piso hemos extendido dos lo- nas; después doblamos los bultos, doblando las lonas hacia arriba y amarrándolas bien. Así que- dan las cosas como en una bolsa cerrada. Estamos a punto de terminar esta maniobra cuando aparece un jinete que se presenta como Martínez, un colono del valle Paloma. Supo de nuestra expedición y como pasamos cerca:dé su 143
'''A caballo a través del Valle Siripson. '''
'''Nuevamente con Valdés. '''
'''por fin en el 'alle Paloma. '''
'''Dificil traslado de las provisiones.'''
'''Llegada al Valle Balboa. '''
'''Subida al paso. '''
por fin llega el momento en que podemos partir. Se buscan IOS caballos, cargamos y emprendemos el ascenso hacia el paso cordillerano. El rio a nuestra derecha se precipita como un loco por su lecho. Se abre camino por entre escarpadas rocas; seguramente éstas dificultarían mucho la construcción de un camino. Sería necesario dinamitar en parte algunos trechos. En otras partes seria posible evadir las rocas por medio de puentes que conduzcan al camino por el lado opuesto del rio; así podría proseguir la ruta sin los impedimentos rocosos. La primera dificultad verdadera está a un kilómetro de distancia del último campamento; se trata de una avalancha de nieve cuya blanca carga ha llegado hasta el rio mismo. Tratar de cruzarla seria demasiado arriesgado ya que podría encontrarse horadada por el rio. Evadimos este obstáculo remontándonos algo por una ladera. Uno de los caballos pierde el equilibrio y se da vuelta hacia atrás, cayendo casi al rio. Por suerte, unos troncos derribados que se acumularon en la orilla impiden su caída total. No sólo habriamos perdido el animal sino que con él nuestras carpas y sacos de dormir. Este incidente nos demuestra el peligro que corremos. Preferimos descargar todos los animales y transportar la carga nosotros mismo por la ladera hacia arriba, lo que significa un gran esfuerzo. En general, éste ha sido un mal dia para mí. Ya en la mañana temprano me corté un dedo con el machete. Después resbalé y cai en forma tan desafortunada que el dolor en la pierna me acompaña todo el día. Y para colmo de los males, olvidé mi cámara fotográfica en un lugar que ha quedado muy atrás cuando me percato de ello. pedro Dias y los demás se ofrecen para ir a buscarla, pero nadie mis que yo sabe el lugar exacto donde está; asi no me queda otra que des. hacer todo 10 andado. Bueno, eso me pasa por olvidadizo. La quebrada por donde continuamos la marcha es tan empinada en algunas partes que bastaría que uno de los animales resbalara para precipitarse de inmediato hasta el río abajo. Sin embar", estos caballitos chilotes son verdaderos acrobatas y están tan acostumbrados a estas foradas jornadas, que casi no deberiamos preocupamos. Más abajo de nosotros hay cantidades inmensas de piedras y rodados, como si una mano gigantesca los hubiesc juntado ahí. Tal vez provengan de época prehistórica y hayan sido transportados por enormes desplazamientos glaciares. Balboa ya nos había hablado de este laberinto de rocas, refiriéndose a él como "Casa de Piedras", nombre que conservaremos. Hacia el mediodía tenemos que volver a cruzar el río. El valle se ensancha y la senda mejora. El rio se ha achicado bastante y el vadearlo dos veces más ya no constituye ningún problema. Ahora nos quedamos definitivamente en su orilla izquierda. El valle continúa en la misma di. rección, entre los 2CK) y 210 grados de latitud sur; recién al aproximarnos al paso, su dirección cambia a 220 grados. Súbitamente divisamos el paso entre los troncos que a estas alturas ya están bastante deteriorados. El altimetro indica 900 mts. sobre el nivel del mar y seguimos subiendo. Por fin se termina el bosque y ante nosotros se extiende una verde pradera, por cuyo centro fluye un arroyo bastante correntoso en la dirección de la cual venimos. La planicie que enfrentamos tendrá unos 8CK) mts. de ancho y está rodeada de altos cerros que sólo podemos ver cuando las nubes se disipan un poco. En esto se levanta un fuerte viento y comicnza a llover. Como hay bastante pasto para nuestros animales, decidimos acampar aquí.
'''Llegamos al divorcio de las aguas. '''
Una vez más el tiempo mejora y aprovechamos el nuevo día para salir a inspeccionar los alrededores. Disponemos de suficientes caballos y podemos cabalgar. Improvisamos sillas de montar con frazadas, lazos y cuerdas, y el resultado es bien pintoresco. El cielo está relativamente despejado y a través del paso cordillerano gozamos de una hermosa visión. Por las laderas orientales del lado oeste, el enano bosque montañoso se arrastra Otros cincuenta metros arriba, hacia los nevados eternos desde los cuales se deslizan glaciares azules. Una cumbre sigue a otra, todas tan empinadas que a veces la nieve no puede sujetarse en las partes altas de las laderas. Estas superficies oscuras contrastan con el cielo azul que las rodea En cambio, las laderas menos escarpadas tienen nieve etema y ventisqueros, desde los cuales se desprenden amplios glaciares. Este lado occidental que impresiona como un paisaje invernal, contrasta con el aspecto estival de las laderas del oeste del lado oriental. Aqui el bosque continúa hasta unos 2(K) mts. más arriba. NO se ve nieve y donde termina el bosque, siguen verdes superficies que terminan en el terreno pedregoso de las cumbres. Designamos toda esta cadena como 'Cerro Quilla" pues se asemeja al contorno de un bote dado vuelta. Su punto más alto queda a unos 1.800 rnts. La cadena montañosa occidental recibe el nombre de "Cordón de la Campana", porque Balboa ya había bautizado su cumbre más austral como "Campa. Ya hemos cabalgado 5 kms. cuando llegamos al divorcio de las aguas. queda a unos mts. dc altura. En pequeñas superficies cenagosas sc forman unos arroyuelos que siguen su curso, algunos hacia el norte y otros hacia el sur. Nos cncontramos en uno de los puntos donde se produce cl divorcio de las aguas que van a alimentar IOS dos sistemas lluviales más grandes de la provincia, los rios Baker y Aisén. I lasta aqui habíamos atravesado praderas montañosas que se elevan en forma gradual, pero ahora el terreno desciende directamente ha. cia el bosque, en dirección sur. Más tarde, una vez que hayamos reconocido mejor el terreno, intentaremos bajar por ese lado. I loy dia nos damos por satisfechos con lo logrado e iniciamos el camino de regreso. durante el cual matamos dos gansos silvestres que nos servirán para una sopa esta noche. El día siguientre es un día totalmente perdido en que no podemos hacer otra cosa que esperar. El viento tironea las carpas como si quisiera arrancarlas. I lace un frio intenso y llueve sin cesar. Tampoco podemos calentarnos junto al fuego por que el viento nos echa el humo a los ojos. Y el barómetro no presagia nada bueno. NO hay, pues, ninguna perspectiva alentadora. Tal vezya nos habíamos habituado al buen tiempo y al avance sin tropiezos mayores en esta expedición. Si la comparamos con la del verano pasado, tenemos que conceder que hemos tenido una suerte increible hasta ahora. Por fin pasan las horas. Antes de dormir, converso con Torrealba sobre cl Valle Exploradores. El menciona un rio llamado Tranquilo que proviene del oeste y que desemboca en el Lago General Carrera. Los colonos radicados ahí le dijeron que es un rio proveniente de escasa altura: además, al interior del valle hay un pantano cuyas a$uas aparentemente nuycn hacia el no. roeste. ',Podria ser ése el lugar dc transición que buscamos hacia el mar? Al Oir esto, se refuerza mi propósito anterior de tratar de seguir en lo posible este verano el Curso superior del Rio Exploradores. Espero que entonces pueda concluir satisfactoriamente mi labor exploradora en ese valle, iniciada tiempo atrás. Aunque persisten algunas llovisnas al día siguiente, el tiempo mejora, lo que nos sorprende, dado el mal estado anterior. Pero tal como 10 comprobamos otras tantas veces, la buena suerNos apresuramos a juntar nuestros caballos, fieles e indispensables acompañantes. Ya cada uno ha recibido su nombre: la "Yegua Madrina" es la que guia a los demás; la —Tuerta" y la "Vieja" Y también la "Media Cara" obedecen Sus nombres a características especiales. La última tiene la mitad de la cara blanca y la otra, negra. Uno de los animales se llama "Mulapor sus orejas grandes y otro, manso como un cordero, es el "Potro". De vez en cuando produce cierto disturbio cuando todos pastan en alguna pradera, pero en general esle potro es muy abúlico. De otra manera no habna llegado a convertirse cn animal de carga. Muy pronto nuestra cavarana se ponc en moVimiento por este valle rodeado dc nevadas cum• y ventisqueros. Si alguna vez. sc logra construir una carretera por aqui, será una ruta privilegiada en cuanto a la increihle belleza natural que brindará al viajero. Nuestro próximo campamento se instala al pie del cerro Campana en un verde bosquecillo, interrumpido por algunas superficies cubiertas de pasto. Una vez que han quedado puestas las carpas. VOY de paseo por la ladera del cerro y disfruto de la vista hacia la zaina de Ibáñez. donde reconozco claramente unos roces y una azulada columna de humo que se elevaba detrás de una colina. La mañana siguiente nos regala un sol esplendoroso. Dian, Aguilar y Delgado se ponen a trabajar desde temprano en una senda para caballos que conduzca al interior del valle. Tal vez podremos usar asi nuestros animales una vez más y liberarnos de tener que transportar nosotros la peSada carga. Sabremos si será posible esta noche, cuando los hombres regresen de su trabajo. Torrealba y Martincz me acompañan a caba(loa sacar unas fotografias y a filmar. El paso cordillerano y los cerros circundantes ofrecen múltiples motivos y espero poder captar algo de su belleza. En la tarde obtenemos una buena visión de los alrededores del cerro Quilla. Vemos la región a nuestros pies como en un mapa. I lacia las alturas vemos el origen del rio Ibáñez. Parece que allá hay otro paso cordillerano que conduce al valle del Murta, el que desemboca en el Lago General Carrera. No lo podemos reconocer claramente desde donde estamos, pero si mañana escalamos el cerro Campana, podremos solucionar esa y otras dudas. por sobre el horizonte al sur se eleva el gigantesco San Valentín. primero casi no podemos creer que sea él, pero luego de verificar nuestros cálculos nos convencemos que no puede ser otro que este gigante de 4.(m mts. En parte también podemos seguir el curso del río Ibáñez. Serpentea como una enorme culebra formando bancos de arena y pantanos. Y ahi donde ayer vimos elevarse la columna azulado de humo, podemos reconocer ahora una población al otro lado del inmenso río. El riachuelo cuyo curso seguimos hacia abajo por cl valle parece pasar por profundas quebradas y es posible que eso nos acarree problemas. Los abridores de sendas confirman esta impreSión cuando regresan al campamento en la noche; según ellos, se podría continuar todavía un buen trecho por el valle. Mañana trataremos de seguir ese camino, creemos poder llegar más rápido atravesando el paso cordillerano. Sin embargo, ese no es el sentido de nuestra expedición. Lo que realmente nos interesa es averiguar las posibilidades de construir un camino o una via férrea por la parte más baja que conduce a través de la selva.
'''Escalamos el Cerro Campana.'''
Temprano a la mañana siguiente y con buen tiempo. despachamos nuestros hombres con dos caballos cargados. Torrealba y yo partimos hacia la cumbre del Campana con compás, anteojos de larga vista, altimetro y máquinas filmadoras. Tratamos en lo posible de aprovechar los campos de nieve porque nos permiten caminar me• jor que sobre terreno plano cubierto de piedras 0 despojos. La subida hasta un canto que precede la cumbre es relativamente fácil, pero luego sc pone muy empinada: llegamos después a una roca muy gastada. las piedras que contiene están bastante sueltas y no son muy confiables. por eso la única posibilidad de seguir ascendiendo conduce por una angosta cresta cuyo lado norte se prolonga hacia abajo en un extenso campo nevado, mientras que su lado sur termina en una inmensa ladera de despojos. A medida que subimos los peñascos están cada vez más sueltos y nos damos cuenta de que al continuar por aquí encierra verdadero peligro. Muy cerca de la cumbre tenemos que desistir de nuestro propósito de llegar hasta ella. En realidad. no nos interesa dominar todas las cimas; además. no tenemos el calzado apropiado para tal empresa. Es preferible no ex. ponernos más al peligro de sufrir alguna fractura en estas soledades y hacer fracasar asi el éxito de nuestra expedición. La altura lograda hasta aqui es de unos 1.9(X) mts. y lo que queríamos comprobar ya se extiende ante nuestra vista hacia abajo. Hay un imponentc conjunto montañoso. entre cuyas cumbres se eleva por sobre todos los demás la inmensa masa helada del San Valentín. Ya señala. mos anteriormente que este es el cerro más alto de los Andes Patagónicos. Un poco más al sur, reconocemos al otro gigante de 3.0 mts.. el Arenales; en el este brilla el empinado Cerro Castillo con sus rojizas paredes rocosas pero lo que más nos interesa hoy, es observar el curso de los rios desde esta altura. Podemos seguir el curso casi completo del rio Ibáñez, desde Su nacimiento hasta su trayecto inferior. Casi con seguridad localizamos dos pasos, uno que conduce del valle del rio Ibáñez al del rio Murta. Es obvio que este último tiene una longitud mucho más larga que la señalada en el mapa. Sus brazos se bifurcan por entre los cerros a una distancia considerable. Pero fuera del Paso Balboa, no podemos distinguir otro que permitiera la construcción de una carretera hacia Puerto Aisén_ podemos registrar como descubrimiento nuestro, la ubicaciónde estos dos pasos hacia la zona del Murta y, por lo tanto, cl Lago General Carrera. Ellos parecen estar a menor altura que el paso Balboa, Cuya parte más alta tendrá unos 1.300 mtS. I lemos tomado muchas fotografias y anotado todo lo necesario, hora de emprender el regreso 'lace calor v no sopla cl vienln de las alturas, comienza de nuevo el suplicio de los insect0S. Nos martirizan rpás de lo que razonable. mente se podría esperar. A Torrealba le encanta comer helado y se le Ocurre satisfacer este antojo. Recoge nieve del trecho que vamos atravesando y llena su mochila con ella. Al llegar al campamento, coloca un poco de nieve cn una taza, Ic agrega azúcar y le. che envasada y lo revuelve bien. A otras porciones de nieve, le agrega harina tostada. Nuestros hombres, se entusiasman con este invento y de. voran tales cantidades que les llega a doler el estómago. Por suerte, son resistentes y se sobreponen a estas extravagancias.
'''NOS deshacemos de IOS caballos.'''
Martínez y Delgado llegaron de vuelta Con los caballos al mediodía mientras que Díaz y Aguilar regresan recién al anochecer pues estuvieron toda la tarde abriendo la senda. Ahora ya no podremos continuar con caballos y decidimos enviarlos de vuelta a la choza de Balboa, en vez de dejarlos en libertad aquí. No estamos seguros que podrían encontrar solo el úqmino de regreso. Encargamos a Díaz. Martínez y Aguilar que se preocupen de llevarlos pues son los que mejor manejan estos animales. Deberán partir temprano a la 6 AM. si todo resulta bien, podrían llegar al rancho de Balboa al atardecer. Bajo la guía de Delgado que ya conoce esta región, partimos todos los demás hacia el valle. La ruta que seguimos está a unos 7(Y) mts. a lo largo de una ladera bastante empinada. Vemos que desciende abruptamente hacia el rio, cuyo ruido resuena hasta arriba, indudablemente por aquí habria ciertas dificultades para la contrucción dc un camino, aunque seria exagerado hablar de imposibilidad técnica. Todo dependería de lo que cueste y haya disponible para invertir en la obra. Es fácil apreciar que habría que mover mucha tierra, si la ruta pasara por aqul. Después de varias horas subiendo y bajando cerros llegamos a una meseta pantanosa que queda a unos 7 kms. más. Calculo que podríamos llegar a la primera población del valle; pero por la configuración del terreno seguramente nos demoraremos algunos días más, No alcanzamos a llegar al campamento cuando sc desata una tormenta, Hay que reforzar las carpas para asegurarlas contra el fuerte viento, seguido de lluvia torrencial. Entre tanto, Delgado se ha puesto a preparar una sopa de arvejas; el fogón se encuentra bajo una lona colocada oblicuamente para resguardarlo de la lluvia. pero la tormenta lo arranca y lanza contra unos matorrales; también la olla cae al suelo y las arvejas se escabullen, rodando. Sorprendo a Delgado tratando de recogerlas. A pesar de todos los impedimentos, de alguna manera consigue terminar los preparativos y nos sirve sopa de arvejas esa noche. Guardo silencio. La persistente lluvia nos Obliga a permanecer inactivo otro día más; no hay nada que hacer. Los arrieros tampoco pueden regresar con este tiempo infernal, de modo que no queda Otra cosa que seguir esperando. Y la lluvia continúa toda la noche. Recién al amanecer la naturaleza se aquieta afuera; me llama la atención el absoluto silencio que se producc a continuación. En cuanto aclara un poco, abro la carpa y me encuentro con un verdadero paisaje invernal aunque estamos en plena época de verano, La nieve ha caído hasta la altura del Paso cordillerano. Se ha acumulado sobre los árboles y grandes motas blancas siguen cayendo. Para mi todo tiene un aspecto navideño. pero como estamos en el hemisferio sur y en verano, la nieve no perdurará, pronto comienza a desaparecer en forma tan inesperada como se produjo. Una leve y cálida brisa del oeste acelera su derretimiento. A pesar del mal tiempo nuestros arrieros re. gresana las 2 PM.; vicncn empapados. Perdieron el dia de ayer por la lluvia. Aunque continuaba lloviendo esta mañana abajo en el valle. prcfirie. ron regresar, exponiéndose a la lluvia antes de pasar otro dia inactivos en la choza dc Balboa. Pensaron también que si seguían esperando. podrian tener problemas con el aumento del caudal de los rios. Me siento aliviado de comprobar que a pesar de todo han llegado bienyque los caballos fueron entregados_ Al atardecer se reinicia la lluvia, que luego continúa toda la noche y también durante cl día siguiente. El paisaje invernal se ha transformado de nuevo cn estival. pues todos los árboles han perdido la nieve que aún retenían. Lo que nos molesta. es la lluvia que nos obliga a permanecer en el campamento. para pasar el tiempo nos entretenemos con competencias dc tiro al blanco; algunos salen a cazar y otros duermen. A la lluvia siempre sigue el sol. incluso en la es cuestión de tener paciencia. A las 7 de la mañana del dia siguiente estamos listos para partir. La carga se reparte entre todos ya que su peso es considerable. Martinez se extralimita en Su afán por ser servicial e insiste en que le den más cosas para transportarlas. Tendré que observario. Como ya conocemos el bosque por cl cual sc llega al valle, escogemos ahora otra ruta a lo largo dc una cadena montañosa. que Balboa nos mencionó. Lentamente avanzamos a través de la franja boscosa que queda entre el paso y las montañas rocosas. Una vez que llegamos a la parte superior de éstas, nos encontramos con una superficie bastante plana: con el viento que nos empuja desde atrás, podemos caminar más rápido durante algunas horas. en dirección hacia el valle. A nuestra izquierda se elevan las cimas de la Cordillera Castillo y a la derecha se extiende el angosto valle del Arroyo Portezuelo. Hacia las I I AM. llegamosal lugar dondequedaron nuestros bultos transportados por los caballos hasta ahi; a partir de este momento estaremos incursionando en territorio desconocido. El bosque está bastante ralo y asi no cuesta seguir por el. Martínez sufre un pequeño accidente, se resbala y tuerce un pie. Con ello, el ritmo de nuestra marcha se va constreñido, pero ya no falta mucho para llegar al valle. Ilay indicios que así lo indican. En una pequeña colina, vemos las primeras señales de la mano del hombre, pues hay un corral con algunas vacas y terneros. Y sor. presivamcnte, cl valle Ibáñez se extiende ante nuestra vista y aparece más allá una pequeña fin. ca. Parados cn una roca sobresaliente podernos reconocer muy bien el cerco y las casas. El rio que está ahora directamente frente a nosotros, hace grandes recovecos al avanzar hacia su semty»cadura. Son las 6 PM. cuando llegamos al valle. Ladridos de perro anuncian nuestro arribo. Poco después estamos ante la casa del colono Antureo, que sale con su familia, nos miran llenos de asombro. Les explicamos como hemos venido hasta aquí. Nos invita a pasar con Torrealba a servimos un mate. A nuestros acompañantes les ofrece medio cordero para que se preparen un asado. Pronto ubicamos un buen lugar para acampar en la cercania_ Por estas partes hay leña seca para el fuego y asi no Lardamos de sentirnos como en casa. Se podria decir que hemos llegado a la meta de nuestra peregrinación. Lo que todavía nos queda por delante hasta el Lago General Carrera es territorio conocido y que se presta para la futura construcción de un ruta caminera. No tendremos que preocuparnos nuevamente de obtener caballos Algunos de nuestro grurn tendrán que regresara buscar parte de los bultos que dejamos cn un lugar de la senda en el que. Antureo nos facilitará los caballos para esta tarca y con eso todo será más fácil, pues un trecho de la senda es perfectamente para animales de carga. En realidad merecemos un descanso y por no nos provx»nemos nada especial para este día. Es decir, parte del tiempo libre habrá que dedicarlo al lavado y arreglo de la ropa. Comenzamos deleitándonos con varios litros de leche fresca para el desayuno. A la hora de almuerzo nos sirven una apetitosa cazuela a la chilena y el postre lo vamos a buscar afuera. Comemos frutillas silvestres hasta saciamos; crecen en abundancia cn esta región. Después seguimos el restin con calafates maduros, fruta de la cual se dice que quien la haya comido una Vez, tendrá que regresar siempre de nuevo a la Patagonia. iEn buena hora! Creo que los pobladores de esta región no saben apreciar lo que la naturaleza les brinda. por ejemplo, las frutillas que crecen solitas, o también los calafates. De ambas frutas se podría obtener una excelente mermelada siempre que la fruta se ponga a cocer con suficiente azúcar. parece que las mujeres de los colonos no conocen esta posibilidad, o bien. no se quieren dar el trabajo. La gente se alimenta aquí casi exclusivamente de carne y mate. Sólo los colonos que están radicados desde hace tiempo, cuentan con leche fresca y quesos que fabrican durante cl pe• riodo de abundante producción lechera y que les alcanza para todo el año. Se come relativamente poco pan. Los que tienen huerta, también dispnen de verduras y papas. Un hijito del colono, de unos diez años, no se separa de nosotros en el campamento. Nuestra llegada debe haberlo impresionado mucho. Su apariencia es la de un pequeño gaucho argentino. El pelo muy negro que adorna su cabeza aparentententc io heredó de su madre, cuya ascendencia araucana es obvia. El dueño de casa es un chilote de tomo y lomo, que se ha esforzado mucho por proporcionarle a su familia todo 10 necesario. Parece ser bastante entendido porque su propiedad revela un tesonero trabajo y está en buenas condiciones. "
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==Galería de fotos==
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File:paso balboa (8).jpeg|Silla sobreviviente del accidente aéreo.
Archivo:Cascada_Rio_Balboa.jpg|Cascada del Río Balboa.
Archivo:Paso balboa (3).jpeg|Vista de los mallines del Paso Balboa al iniciar travesía sobre el límite de la vegetación.
Archivo:Campotraviesa.jpg|Duras condiciones de campotraviesa a través de la vegetación.
Archivo:Cerro_Campana.jpg| Cerro Campana.
Archivo:Laguna_Campana.jpg| Laguna Campana.
Archivo:Sendero_Valle_Balboa.jpg|Sendero a lo largo del valle Balboa.
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