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Paso Balboa

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sin resumen de edición
{{indexada}}
[[Categoría:Parche Trapananda]]
{{RutaForm2
|Actividad=Trekking
|Primer Autor=[[Usuario:Dmahn|Dmahn]] [[category:Rutas creadas por Dmahn]]
|Imágen Principal=Mallin_Balboa2.jpg
|ComentariosImagen=Los hermosos mallines en el nacimiento del Río Balboa. Fotografías de [http://www.wikiexplora.com/[Usuario:Hellwigtobi |Tobias Hellwig]].|m=
|KMLZ=Paso Balboa.kmz
|TipoDeMap=HYBRID
[[File:paso balboa (7).jpeg|thumb|400px|Último desafío de la ruta, el carrito por el río Ibañez.]]
Ruta En los años 40' Augusto Grosse, explorador de trekking por el Valle Balboala Patagonia, en buscando un cruce de la Cordillera Castillo, remontando por las altas cumbres del Parque Nacional Cerro Castillo para un futuro camino vehicular descubrió y descendiendo hacia la Carretera Austral en abrió esta ruta, nombrándola con el valle nombre del río Ibañezúltimo vecino del valle quien dió las pistas para su cruce.
===Advertencia A pesar de dificultad de ruta===Esta ruta se compone de 3 tramos radicalmente distintos en dificultad: no haberse realizado el ascenso camino por el Valle Balboaeste lado, con el paso por el tiempo se formó una huella para llevar animales al [[Glosario#M|mallín y las altas cumbres y ]] que se encuentra en su cima, utilizándose hasta el descenso hacia el Valle Ibañezdía de hoy para ello.Mientras que el mallín y En los años 80' un avión pequeño de pasajeros se estrelló en una de las altas cumbres no poseen dificultad técnica, para paredes de los cerros. Hoy en día el ascenso del Valle Balboa la ruta cruza al menos 5 veces el río del mismo nombreavión sigue ahí, requiriendo conocimiento necesario oculto en cruce la maleza. Evidencia de ríos.Por otra parte, esta historia es que en el tramo para descender al Valle Ibañez tiene largos tramos puesto del [[Glosario#M|mallín]] es posible encontrar restos del avión (piezas de campo traviesa por laderas pronunciadas, descenso por maleza fuselaje y además una silla de pasajeros) siendo utilizadas por paredes de roca, realizándose tramos a rapellos puesteros.
Por lo anterior Esta ruta de trekking emula esta aventura, ascendiendo por el descenso final se recomienda solo para senderistas mas experimentados Valle Balboa en la Cordillera Castillo, remontando por las altas cumbres del Parque Nacional Cerro Castillo y con el conocimiento previamente mencionado. No obstante descendiendo hacia la ruta hasta este punto es suficientemente interesante y bonita para que se pueda llegar hasta aquí y luego devolverse por Carretera Austral en el camino realizado de subidavalle del río Ibañez.
===HistoriaAdvertencia de dificultad de ruta===En los años 40' Augusto Grosse, explorador La ruta se compone de la Patagonia3 tramos radicalmente distintos en dificultad: el ascenso por el Valle Balboa, buscando un cruce de la Cordillera Castillo para un futuro camino vehicular descubrió el paso por el [[Glosario#M|mallín]] y abrió esta rutaaltas cumbres y el descenso hacia el Valle Ibañez.Mientras que el [[Glosario#M|mallín]] y las altas cumbres no poseen dificultad técnica, nombrándola con el nombre ascenso del último vecino Valle Balboa cruza al menos 5 veces el río del valle quien dió las pistas para su mismo nombre, requiriendo conocimiento en crucede ríos.Por otra parte, el tramo para descender al Valle Ibañez tiene largos tramos de campo traviesa por laderas pronunciadas, descenso por maleza paredes de roca, realizándose tramos de descenso con cuerdas a rapel.
A pesar de no haberse realizado Por lo anterior el camino por este lado, con el tiempo descenso final se formó una huella recomienda solo para llevar animales al mallín que se encuentra en su cima, utilizándose hasta senderistas mas experimentados y con el día de hoy para ello. En los años 80' un avión pequeño de pasajeros se estrelló conocimiento experto necesario en una rutas fuera de las paredes sendero, y además de los cerrosNDR. Hoy en día el avión sigue ahí, oculto en No obstante a lo anterior la maleza. Evidencia de esta historia ruta hasta este punto es suficientemente interesante y bonita para que en se pueda llegar hasta aquí y luego devolverse por el puesto del mallín es posible encontrar restos del avión (piezas camino realizado de fuselaje y una silla de pasajeros) siendo utilizadas por los puesterossubida.
==Época adecuada==
Dado que la ruta incluye numerosos cruces de río y atravesar un [[Glosario#M|mallín ]] en que cae nieve durante el invierno, se recomienda hacer este cruce durante el verano o a mas tardar otoño antes de las primeras nevadas (octubre a abril).
==Acceso==
===En vehículo propio===Desde Coihayque tomar la Carretera Austral 7 en dirección sur por 24km hasta la entrada de Valle Simpson y doblar a la derecha hacia Villa Freire (último punto para abastecerse). Pasado el pueblo seguir la señalética hacia Lago Elizalde y llegado al lago continuar por este camino en ruta al Lago Caro por ruta de ripio en buen estado (ruta X-686). 20km pasado el Lago Elizalde se llega a un letrero que indica "Río Paloma y Lago Caro adelante, Rio Mogote a la izquierda". Tomar la salida a la izquierda y continuar por 2km de ripio en mal estado hasta llegar al final del camino, marcado por un puente y una reja cerrada. Unos 150 metros antes del puente está la casa de los últimos vecinos del valle, donde se recomienda pasar a saludar, pedir información del cruce e incluso pedir dejar el vehículo. ===En transporte público y autostop===Existe transporte publico subvencionado desde Coihayque hasta el cruce 2km antes del inicio del sendero. Llamar al fono de contacto para coordinar viaje. Coihayque- Lago Caro.* Martes, Jueves y Sábado: Ida 8:30 hrs, vuelta 13:00.* Domingo: 14:30 ida, vuelta 18:30.* Fono contacto: +569 81779006.''Nota:'' Horarios obtenidos de afiche en terminal de buses de Coihayque en feb-18. También es posible llegar mediante auto-stop pero dada la poca afluencia vehicular pasado lago Elizalde y los numerosos caminos interiores en la ruta puede ser difícil de lograr.{{Acceso Balboa}}
==Descripción de la ruta==
Para claridad de la ruta se separa en sus 3 tramos mas claros y ya mencionados: El ascenso por el valle Balboa hasta el [[Glosario#M|mallín]], terminando en una hermosa laguna de deshielo (bautizada como Laguna Campana en honor al cerro que alimenta sus aguas), la ruta por las altas cumbres del Parque Nacional Cerro Castillo, con la (casi certera) posibilidad de encontrarse con huemules, y finalmente el descenso hacia el Valle Ibañez. Dependiendo del nivel de los senderistas y del tiempo disponible se debe programar debidamente hasta que punto se va a llegar en el viaje.
===Ascenso a Laguna Campana===
En el km 11 el sendero baja a la rivera del río y en el km 12 ya es necesario cruzar el río a su orilla este, el primero de muchos cruces. Además este punto es un buen lugar de campamento para descansar la primera noche.
2.9km mas adelante se debe cruzar el río por 2º vez, de vuelta a su lado oeste, y 200m mas adelante, en un [[Glosario#M|mallín ]] se debe cruzar nuevamente de vuelta a lado este. En este cruce hay una pequeña isla por el centro del río, la cual se debe seguir hasta el final 50m para finalmente cruzar al otro lado.
El sendero continua subiendo por el valle, pasando por un espectacular salto del río, y 2 cruces de río mas (cruces nº 4 y nº 5). Aquí el sendero se interna en el bosque, y se continua en ascenso, por 3km mas hasta llegar al [[Glosario#M|mallín ]] principal.
El [[Glosario#M|mallín ]] es plano, ancho, y largo, permitiendo avanzar fácilmente por la arena y rocas del río. Unos 1,3 km recorridos se llega a un refugio de arrieros, el cual como se mencionó antes es posible encontrar la silla del accidente aéreo ocurrido en los años 80'.
Finalmente, Unos 1,8 km mas adelante se llega a un notorio arroyo de color gris, bajando desde el cerro. Aguas arriba está la laguna de deshielos del cerro Campana. Se recomienda hacer campamento abajo, mas protegido del viento, y recorrer los 1.44km y 140m de desnivel para a llegar a ella (20 min de ascenso).
* '''Desde/hasta: Desvío a Laguna Campana - Campamento final por cumbres.'''
Continuando por el [[Glosario#M|mallín ]] por 2,7km se llega finalmente a su extremo sur, donde la existencia de humedales marcan el nacimiento del río Balboa. Mirando hacia la izquierda se ve un portezuelo por el cual se puede continuar, hacia el Valle Ibañez. Ascendiendo por el cerro a campo traviesa por el bosque, se llega a otra pequeña huella la cual se sigue por las alturas de los cerros.
En toda esta ruta es posible encontrarse huemules, viendo el autor de esta ruta 3 de ellos observándonos curiosamente desde la distancia.
* '''Desde/hasta: Campamento - Final de la ruta en Carretera Austral.'''
Partiendo temprano el descenso, nos devolvemos hacia el río y empezamos un descenso a campo traviesa por el bosque, buscando la mejor ladear hasta llegar al valle abajo, 300m de desnivel. En este valle hay un extenso [[Glosario#M|mallín]], el cual seguimos hacia la cara oeste.
En este punto ya es posible encontrar huellas de arrieros, e incluso marcas de motosierra en los troncos botados. La ruta que se tomó va siguiendo este sendero en dirección oeste para nuevamente entrar a campo traviesa. Se sospecha que si se seguía este sendero en dirección este era posible seguirlo hasta el valle y el final del sendero, pero lamentablemente no se realizó por perder la huella en la maleza. Se deja constancia de este hecho por si futuras expediciones quieren intentarlo y lograr una ruta mas fácil y segura. Además, en el libro de Grossen está es la última referencia encontrada de la ruta, mencionando una "meceta humedameseta pantanosa" luego de 7km recorridos por las alturas. Se supone que él tomó la ruta hacia el este.
Al llegar al extremo oeste del [[Glosario#M|mallín ]] se acaba el sendero, debiéndose volver a tomar alturas, ahora a campo traviesa por la dura vegetación patagónica subiendo por un cerro con poca vegetación en dirección sur. Existen numerosas huellas de huemules arriba, por lo que se puede tomar la mejor de ellas para poder recorrer mas rápido.
2km recorridos por el cerro, ya se puede ver abajo el Valle Ibañez y la Carretera Austral, por lo que solo falta bajar. Es critico en este punto moverse por la maleza hacia el este, ya que de descender por este punto la ruta cae a precipicios de roca, imposibilitando el descenso. Seguir la ruta con GPS para encontrar la pendiente tomada por los autores, necesitando solo 2 largos de rapel de 10m c/u. Notar en la imagen adjunta que de haber continuado hacia el este la ruta podría ser un poco mas fácil que la realizada.
==Recomendaciones==
{{Checklist|Checklist de equipo tipo 4: ruta de baja altitud, sin nieve ni frío, con acampe}}
*Bajar toda la basura ya que nadie lo hará por ti. Recomendamos leer los [[Principios NDR]] para más información.
*Todo el ascenso de la ruta hasta el paso va siguiendo el río Balboa, por lo que no se necesita llevar agua. Pasado este punto el agua escacea por lo que es necesario ser cauteloso. Se marcan en el mapa los arroyos disponibles.
*Para minimizar el riesgo de incendios forestales evita hacer fogatas.
{{Recomendaciones puma}}
*Esta ruta pasa por zona de huemules, ser respetuoso con ellos.
 
==Galería de fotos==
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File:paso balboa (8).jpeg|Silla sobreviviente del accidente aéreo.
Archivo:Cascada_Rio_Balboa.jpg|Cascada del Río Balboa.
Archivo:Paso balboa (3).jpeg|Vista de los mallines del Paso Balboa al iniciar travesía sobre el límite de la vegetación.
Archivo:Campotraviesa.jpg|Duras condiciones de campotraviesa a través de la vegetación.
Archivo:Cerro_Campana.jpg| Cerro Campana.
Archivo:Laguna_Campana.jpg| Laguna Campana.
Archivo:Sendero_Valle_Balboa.jpg|Sendero a lo largo del valle Balboa.
File:libro balboa.jpg|Extracto de libro de Grosee, pag. 153 libro. En rojo mención de la meseta pantanosa que es parte de la ruta.
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==Anexo: Extracto crónica de Grossen==
A continuación se presenta un extracto mediante escaneo OCR Extracto del libro "''Visión Histórica y colonización de la patagonia occidental"'', de Augusto Grosse, paginas páginas 143-155, del cual se obtuvo la idea de esta aventura. Dada la tecnología actualEscaneado con reconocimiento óptico de caracteres, el algoritmo tiene errores por lo que pueden haber faltas ortográficas o hay errores en la adaptación y se presenta de escaneola mejor forma posible.
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File:ruta grosse paso balboa.jpg|Ruta estimada que tomo Grosse desde Valle Simpson hacia Cerro Castillo. KMZ descargable aquí: [[:File:Grosse - Paso Balboa.kmz]]
File:libro balboa.jpg|Extracto de libro de Grosee, pag. 153 libro. En rojo mención de la meseta pantanosa que es parte de la ruta. Para leer historia completa ver el anexo.
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! COYHAIQUE CAPÍTULO XI EXPEDICIÓN AL RÍO PALOMA, RÍO INGENIERO IBÁÑEZ Y LAGO GENERAL CARRERA
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| "COYHAIQUE CAPITULO XI EXPEDICION AL RIO PALOMA, RIO ING. IBÁÑEZ Y LAGO GENERAL CARRERA por Por fin han terminado los meses de invierno con sus dias cortos y noches interminables. Los pasé en parte en el Istmo de Ofqui, en Puyuhuapi con mis amigos y en Santiago, donde debia ocupar- me ocuparme de nuestra próxima expedición y la compra de todo 10 necesario para ella. Ahora estamos en condiciones de poder ini- ciar iniciar esta nueva empresa. La primavera ha llega- do llegado y ya nada me retiene en las ciudades. Hay tantísimo que hacer en la Provincia de Aisén y quiero aprovechar al máximo el período de tiempo favorable. El 20 de noviembre 1942 tenemos todo prepa- rado preparado y estoy en condiciones de partir con mis hombres. El ingeniero provincial, un joven de ascendencia suizo-alcmana, llamado Oscar Spi- chigerSpichiger, me ofrece un camión para trasladarnos a Coihaique. Torrealba, yo y otros acompañantes nos subi- mos subimos al vehículo. Uno de los hombres es Vicente Delgado y lo traje del norte; uno de sus ex•patro• nes me lo recomendó mucho. Mi buen compa- ñero compañero Pedro Díaz es el segundo; lo conozco bien, es capaz y confiable. El tercero es Aguilar, que me acompañó hace años en otra expedición y a quien recuerdo como persona muy decente. El último es Martínez, un pequeño chilote regorde- teregordete, de quien Torrealba se ha hecho cargo. El camino que conduce a Coihaique está aho- ra ahora en estado impecable. Puede ser que ésto se de- baala debaala influencia del nuevo ingeniero rovincial. A la I P.M. ya estamos en la ciudad. n la tarde compramos las provisiones que faltaban, conse- guimos conseguimos los caballos y una carreta de bueyes para transportar nuestros bultos hasta el Lago Elizal- deElizalde. A caballo a través del Valle Siripson. Partimos con un sol esplendoroso a las 9 A.M.; es decir, los hombres se van con la carreta. Una hora más tarde iniciamos nosotros la cabal- gata. Me acompañan Torrealba y un funcionario de la Oficina de Colonización que regresará a Coihaique con los caballos y la carreta facilitada. Es una delicia cabalgar por el hermoso paisaje patagónico con tiempo tan bueno. Poco después de iniciado el recorrido, alcanzamos a nuestra gente con la carreta. Los bueyes están pastando mientras los hombres duermen la acostumbrada siesta junto al fuego. Como nos hemos propues- to llegar hoy día hasta el cruce del Río Simpson, podemos concedernos una pausa más larga. Hasta disponemos de tiempo suficiente para asar al palo un corderito comprado a un pastor en el camino. Mientras se prepara esta deliciosa merienda, voy a sacar algunas fotografias. Me interesan es- pecialmente las flores del ciruelillo (Emboth- rium coccineum Forst) que se encuentran en plena floración. Despliegan toda su belleza con una abundancia increíble. Parecen llamas rojas flameantes y trato humildemente de retener al- go de su hermosura en las fotografias a color que tomo. Hacia las tres de la tarde la caravana se pone de nuevo en movimiento. El sol sigue queman- do y avanzamos lentamente, Desde el occidente aparecen algunas nubecillas que van cubriendo el cielo y anuncian viento. A las 6 P.M. llegamos a la orilla del Rio Simpson. El derretimiento de la nieve ha hecho aumentar mucho su caudal, por 10 que decidimos esperar hasta mañana tem- prano, con la esperanza de que entonces traiga menos agua. Nuestro primer campamento se organiza así a este lado del río y dormimos muy bien de nuevo en plena naturaleza, aún cuando el viento anun- ciado no se hace esperar mucho, proviene del norte y sopla con fuerza toda la noche. Tal vez nuestra esperanza de que el río esté menos cau- daloso en la mañana no se cumplirá porque el viento noctumo es cálido y no ha interrumpido Seguramente el proceso de derretimiento de la nieve. Nuevamente con Valdés. El fuerte viento norte y el cielo nublado preva- lecen al amanecer, Y en vez de bajar su nivel, el río lo ha aumentado aún más, quizás cuánto ten- dríamos que continuar esperando. En este perío- do de deshielo no se puede saber exactamente cómo se comportan los ríos; será preferible in- tentar el cruce ahora. Toda la carga se coloca adecuadamente en la carreta, sobre cuyo piso hemos extendido dos lo- nas; después doblamos los bultos, doblando las lonas hacia arriba y amarrándolas bien. Así que- dan las cosas como en una bolsa cerrada. Estamos a punto de terminar esta maniobra cuando aparece un jinete que se presenta como Martínez, un colono del valle Paloma. Supo de nuestra expedición y como pasamos cerca:dé su 143
'''A caballo a través del Valle Siripson. '''
terreno. nos siguió para ofrecer su ayuda. El co- guia. No. dice la por se eruta el novmalmente y que nosotros iba• Partimos con un sol esplendoroso a tomar, es demasiado profunda una carn•ta_ Nos otro lugar un roco más lejos. cl divide en hacia allá indica pasar. Sin logramos la Otra orilla. mediodia estamos en la propiedad del viejo Valdes junto al [ ago Elizal- de. la estado arreando ganado y viene nueS• tro encuentro Representa al patagom• un verdadero en su reino. Nos sa• luda cordialmente sc alegra pot las fotografias que Ic entieso9 A. tomadas en mi visita anterior Al ha superado cieno prejuicio que tenia a mi cn un comicnto, Crcia que todos rubios ingleses y éstosM. a su VCt; es decir, agentes dc argentinas. Como éstos 10 hablan hostili.'ado tiempo atrás. seguramente que yo tanto. Ahora nos cuenta al instalarse en lados. no sc tomaba muy en serio el de los limites fronteri- 'Os Vn mas de una ocasión ocurrió que IOS duc• de grandes estancias argentinas. muchos de los cuales eran ingleses. llegaban a territorio chi- Icno sin cuenta dc ello molestaban a IOS colonos que hombres se habian radicado en IOS bosques. Valdcs dicc que durante los primeros años tu• vo que defender permanentemente. rinc cn ma- no. su propiedad, Muchos de esos estancieros alegaban que sus terrenos cn van con la zona limitrofc cantaban ntucho al oeste de lo que en reali- dad 10 haciancarreta. Ahora Iodo eso ha cambiado, Sal- so unas pocas Una hora más tarde iniciamos nosotros la linea limitrofe es- ti claramente y a los colonos se les reco- la propiedad de sus tierrascabalgata. una Vez que se hicieron las tncdiciones correspondientes. Instalamos las carpas junto al lago Me acompañan Torrealba y espera- mos cl momento para iniciar su trave- sia. El tiempo está esplendoroso un funcionario de nuevo. El sol pero un fuerte viento suroeste levanta olas tan altas quc seria arnesgado partir en bote. En todo caso. las embarcaciones necesarias. una más grande para la carga y Otra más pequeña pa• ra los pasajeros. se encuentran listas en la orilla. El colono Martina nos acompañará dias Guaquil. en cambio. desgraciadamente no M}-drá hacerlo. Su campo está en cl Valle Paloma. pero él vive aqui Á.nto al lago. En todo caso. nos promyr• ciona algunos dalos interesantes. por ejemplo. di• cc Oficina de Colonización que regresará a largo dc la orilla del Paloma hay un sendero transitable para Coihaique con los caballos que sc remonta un largo trecho valle hacia el interior. Durante varios dias continúa brillando el *'l, pero cl fuerte viento y las olas nos nuntienen en la orilla oriental del lago; parece paradojal no po- dersc alegrar carreta facilitada. Es una delicia cabalgar por el buen hermoso paisaje patagónico con tiempotan bueno. pero en estas circunstancias Obliga a permanecer inacti- vos aqui. Pot lo menos. aprovechamos Poco después de escalar un cerro para poder apreciar iniciado el paisaje desde arri- tú. La cima dc unos mts. de altura nos pro- porciona una visión magnifica. Ilacia el norte se extiende el fértil valle Simp- en el we vemos roces en diferentes 144 partes. En los últimos díasrecorrido, la acción del viento y del sol han alcanzamos a secar «Hnpletamente nuestra gente con la superficie ganada por los roces. En este senti. docarreta. Los bueyes están pastando mientras los colonos dc esta zona de los parques no tienen que batallar tanto como los que se han ra. dicado en hombres duermen la tona costeraacostumbrada siesta junto al fuego. donde la selva siempre verde casi nunca sc seca debido a las lluvias per. manentcs. Valdés Como nos cuenta de que él también inició un roce pero que cl fuerte viento imperante hizo cundir hemos propuesto llegar hoy día hasta el fuego cruce del Río Simpson, podemos concedernos una pausa más larga. Hasta disponemos de lo previsto, destruyendo alredcdor de tiempo suficiente para asar al palo un kilómetro de sus cercos. Dcsdc estas alturas corderito comprado a un pastor en el lago parece estar tran- quilocamino. Apenas sc perciben las olasMientras se prepara esta deliciosa merienda, aunque en realidad está muy agitado de costa voy a costa- En to- das partes sacar algunas fotografias. Me interesan especialmente las escarpadas y peladas paredes des- ciendcn easi verticalmente hasta el lago. lla desa- parecido cl magnifico bosque de hayas que solía cubrirlas. pero aún con su superficie destruida, el bosque trata dc vengarse de la acción flores del horn- brc_ Suele suceder ciruelillo (Embothrium coccineum Forst) que los altos troncos carboni- lados que aún se manticnen encuentran en pie en las lade- ras, se convierten en temibles enemigos de hom- bres y animales cuando caen derribados por uru fuerte tormenta, Al atardecer salgo a dar una vuelta para tomar algunas fotografiasplena floración. No llevo la escopeta porque todavía tenemos bastante carne de cordero. Tro- piezo Despliegan toda su belleza con gansos silvestres y sus polluelos que me alegran con su inocente actividad. De pron. lo. una hembra sc percata de mi presenciaabundancia increíble. Lia. ma perentoriamente a sus crias Parecen llamas rojas flameantes y los cubre ato- dos con sus alas, Más allá, el pelaje café rojizo trato humildemente de un pato real brilla por entre los matorrales. sin que el ave sospeche que lo estoy observando. En reali- dad, no tiene nada que temer. pues en la primavera no se debe cazar. ni siquiera en lugares donde nas existen disposiciones quc lo prohíben. El viento cambia un poco hacia el oeste y trae retener algo de lluvia. El lago se ha tranquilizado y eso decide nuestra partidasu hermosura en las fotografias a color que tomo. Salimos hacia Hacia las 9 tres de la mañana, pero ya después tarde la caravana se pone de bogar algunos kiló- metros debemos buscar un refugionuevo en movimiento. El oleaje se ha intensificado de nuevo tantosol sigue quemando y avanzamos lentamente, Desde el occidente aparecen algunas nubecillas que ni siquera Cuatro remadores pueden dominarlo. Espera. mos un rato que van cubriendo el lago se apacigue cielo y volvemos a partiranuncian viento. Vamos zigzagueando para tratar de evadir el golpe de A las olas6 P. Asi y todo, pronto nos damos cuenta de que debemos desistirM. Acampamos entonces en llegamos a la orilla norte del lagoRio Simpson. El derretimiento de la nieve ha hecho aumentar mucho su caudal, junto a por 10 que decidimos esperar hasta mañana temprano, con la esperanza de- sembocadura de un pequeño rio que desagua el vecino lago Atravesadoentonces traiga menos agua. Durante todo el dia siguiente azota un fuerte viento acompañado Nuestro primer campamento se organiza así a este lado del río y dormimos muy bien de chubascosnuevo en plena naturaleza, que nos Obli• gan a permanecer en aún cuando el campamento. Recién al cabo de otras 24 horas podemos abandonado. Apenas logramos cruzar el lagoviento anunciado no se hace esperar mucho, pero por fin. ha• cia el mcdiodia proviene del 27 de noviembre, llegamosa norte y sopla con fuerza toda la orilla opuestanoche. Esta Tal vez instalamos nuestra esperanza de que el campamento diez me. tros más arriba del lago, río esté menos caudaloso en la mañana no se cumplirá porque el bosque. Desde aqui proseguiremos a pie hasta viento noctumo es cálido y no ha interrumpido Seguramente el rio paloma, donde trataremos proceso de conseguir algunos caballos derretimiento de cargala nieve. Todavía tenemos provisiones en abundancia. Nos deleitamos con la carne pues contamos con
'''Nuevamente con Valdés. '''
un cordero muerto El fuerte viento norte y otro vivo; ademásel cielo nublado prevalecen al amanecer, uno Y en vez de los colonos nos regaló un pato gordo bajar su nivel, el río lo ha aumentado aún más, quizás cuánto tendríamos que nos acompaña continuar esperando. En este período de deshielo no se puede saber exactamente cómo se comportan los ríos; será preferible intentar el cruce ahora. Toda la carga se coloca adecuadamente en la carreta, sobre cuyo piso hemos extendido dos lonas; después doblamos los bultos, doblando las lonas hacia arriba y sc convertirá amarrándolas bien. Así quedan las cosas como en una buena sopa a su debido tiempobolsa cerrada. Habíamos pensado Estamos a punto de terminar esta maniobra cuando aparece un jinete que se presenta como Martínez, un paseo a la desembocadura colono del lago valle Paloma. Supo de nuestra expedición y como pasamos cerca:dé su terreno. nos proporcionaría unas cuantas truchas, pero siguió para ofrecer su ayuda. El coguia. No. dice la lluvia nos impide salir; sólo alcanzamos por se eruta el novmalmente y que nosotros iba• a recoger un par de tallos frescos de nalcatomar, de agradable sabor ácidoes demasiado profunda una carn•ta_ Nos otro lugar un roco más lejos. Para mañana, haremos a pie el primer transporte de cl divide en hacia allá indica pasar. Sin logramos la cargaOtra orilla. por fin mediodia estamos en el 'alle Paloma. La leve lluvia la propiedad del dia siguiente no nos impide cumplir con nuestro planviejo Valdes junto al [ ago Elizalde. A las 8 de la mañana iniciamos la marcha; cada uno lleva estado arreando ganado y viene nueS• tro encuentro Representa al patagom• un pesado bultoverdadero en su reino. Debemos atravesar un terreno bastante irregularNos sa• luda cordialmente sc alegra pot las fotografias que Ic entieso. Vamos tomadas en dirección suroeste hasta lle- gar al rio Paloma tras una esforzada marchami visita anterior Al ha superado cieno prejuicio que tenia a mi cn un comicnto, Crcia que todos rubios ingleses y éstos. Ahi a su VCt, agentes dc argentinas. Como éstos 10 hablan hostili.'ado tiempo atrás. seguramente que yo tanto. Ahora nos encontramos cuenta al instalarse en el preciso lugar lados. no sc tomaba muy en que serio el Valle Ballo se extiende de los limites fronteri'Os Vn mas de una ocasión ocurrió que IOS duc• de grandes estancias argentinas. muchos de los cuales eran ingleses. llegaban a partir del rio territorio chiIcno sin cuenta dc ello molestaban a IOS colonos que se habian radicado en direc- ción suroesteIOS bosques. El rio Valdcs dicc que fluye de ese valle lleva agua glaciar turbia y proviene de gran alturadurante los primeros años tu• vo que defender permanentemente. En parte, recibe el deshielo del Cerro Mogotesrinc cn mano. Después su propiedad, Muchos de otra caminata de cuatro horas, lle- gamos a esos estancieros alegaban que sus terrenos cn la choza zona limitrofc cantaban ntucho al oeste de Guaquil, ubicada lo que en la su- perficie planarealidad 10 hacian. Ahora Iodo eso ha cambiado, cubierta Salso unas pocas la linea limitrofe esti claramente y a los colonos se les recola propiedad de pastosus tierras. Calculo una Vez que nos encontramos aproximadamente a 6 kmsse hicieron las tncdiciones correspondientes. del interior del Valle PalomaInstalamos las carpas junto al lago y esperamos cl momento para iniciar su travesia. Guaquil no El tiempo está, esplendoroso de nuevo. El sol pero aparece un fuerte viento suroeste levanta olas tan altas quc seria arnesgado partir en bote. En todo caso. las embarcaciones necesarias. una más grande para la carga y Otra más pequeña pa• ra los pasajeros. se encuentran listas en la orilla. El colono llaMartina nos acompañará dias Guaquil. en cambio. desgraciadamente no M}- mado Milladodrá hacerlo. Nos dice que estaba a punto de cruzar el rio paloma cuando nos vió venir, No comprendo muy bien lo que Su campo está haciendo en te- rreno ajenocl Valle Paloma. pero él vive aqui Á.nto al lago. En todo caso. Luego nos cuenta que está buscanpromyr• ciona algunos dalos interesantes. do tierras colonizables y por ejemplo. di• cc que tiene la intención a largo dc inspeccionar la orilla del Paloma hay un valle sendero transitable para caballos que parte del Lago Caro sc remonta un largo trecho valle hacia el surinterior. para poder llegar hasta alláDurante varios dias continúa brillando el *'l, preten- de abrir una senda a través del Valle Ballo, cuyo largo es de 15 kms- pero cl fuerte viento y suancho de l. iOjalá que le resulte! yo mismo vi ese valle desde las olas nos nuntienen en la cima orilla oriental del Cumbre Blanca y sé que lago; parece paradojal no será fácil abordarlo podersc alegrar por ese ladoel buen tiempo. En todo caso tendrá que subir pri- mero pero en estas circunstancias Obliga a bastante alturapermanecer inactivos aqui. Seguramente seria me- nos problemático aproximadamente desde el la- do del lago Caro, a pesar Pot lo menos. aprovechamos de que también está a una altura considerable y las tierras ahi solamen- te servirían escalar un cerro para pastoreo poder apreciar el paisaje desde arritú. La cima dc unos mts. de veranoaltura nos proporciona una visión magnifica. El rio que surge de ese Ilacia el norte se extiende el fértil valle desemboca en Simpen el Lago Caro we vemos roces en forma de una catarata altadiferentes partes. Millado tendrá que arreglárselas con sus pro- blemasEn los últimos días, como nosotros lo tendremos que hacer con la acción del viento y del sol han a secar «Hnpletamente la superficie ganada por los nuestrosroces. Es cierto En este senti. do. los colonos dc esta zona de los parques no tienen que a personas batallar tanto como Millado se deba los que territorios fertiles pero ais- lados se hayan ido incorporando al proceso pro- ductivo nacionalhan ra. Aunque tengan algo de aven- turero dicado en sus venas, no se puede negar que hom- bres como él contribuyen con sus desvelos al bienestar de la comunidadtona costera. Dificil traslado de donde la selva siempre verde casi nunca sc seca debido a las provisioneslluvias per. manentcs. Ahora debemos preocuparnos Valdés nos cuenta de trasladar el resto de la carga que dejamos en el campamento anterior. Como hay él también inició un sendero para caballosroce pero que cl fuerte viento imperante hizo cundir el fuego más de lo previsto, preguntamos a Millado si nos cedería algunos animales por un par destruyendo alredcdor de días, El no parece tener mayor apuro; además, es un hombre solo que puede dislx.ner kilómetro de su tiempo como mejor le pa- rezcasus cercos. Dice que no tiene inconvenientes en pro- porcionarnos lo solicitadoDcsdc estas alturas el lago parece estar tranquilo. Nos apresuramos en comer el asado al palo recién preparadoApenas sc perciben las olas, y parti- mos con cuatro caballos. Un chispeante viento del oeste aunque en el lugar donde dejamos anclados los botes me induce realidad está muy agitado de costa a ordenar a Díaz costaEn todas partes las escarpadas y Martinez que vayan a devolver peladas paredes desciendcn easi verticalmente hasta el bote más grande a Bahamondes; tendrán que llevar el más chico también, ya que ellos deben regresarlago. Después dejaremos esa embarcación aquí, como medida de seguridad en caso lla desaparecido cl magnifico bosque de hayas que nuestra misión fracasesolía cubrirlas. El colono Martínez nos ha acompañado hasta ahora y aprovecha esa oportunidad para regresar a pero aún con su casa. Muy temprano a la mañana siguiente comien- za la actividad en superficie destruida, el campamento. Casi podría decirse que estamos en una finca. Nos es fami- liar y evoca recuerdos el bahido bosque trata dc vengarse de la yegua acción del hornbrc_ Suele suceder que está pastando con los demás animales altos troncos carbonilados que aún se manticnen en la cer- cania; el balar del cordero también pie en las laderas, se oye convierten en ror• ma casi ininterrumpida; chucaos temibles enemigos de hombres y gallaretas que buscan asiduamente su alimento escarbando con las patasanimales cuando caen derribados por uru fuerte tormenta, Al atardecer salgo a dar una vuelta para tomar algunas fotografias. No llevo la escopeta porque todavía tenemos bastante carne de cordero. Tropiezo con gansos silvestres y sus polluelos que me hacen pensar en gallinasalegran con su inocente actividad. Disponemos De pron. lo. una hembra sc percata de cuatro caballos para el trans- portemi presencia. Nos cuesta un poco cargarlos; hacen falta cuerdas Lia. ma perentoriamente a sus crias y correas para amarrar los diferentes bultos sobre cubre atodos con sus alas, Más allá, el lomo pelaje café rojizo de cada animalun pato real brilla por entre los matorrales. Sin embar- gO, salimos del apuro. Un cuero de caballo sin que habíamos traído para hacer mocasines para nuestra genteel ave sospeche que lo estoy observando. En realidad, no tiene nada que temer. pues en la primavera no se transforma ahora debe cazar. ni siquiera en lugares donde nas existen disposiciones quc lo prohíben. El viento cambia un lazo que nos soluciona poco hacia el problemaoeste y trae algo de lluvia. Partimos a El lago se ha tranquilizado y eso decide nuestra partida. Salimos hacia las 9 AM. con los caballos. Como dos de nuestros hombres no participan en la ex. cursiónmañana, Torrealba y yo nos hacemos cargo pero ya después de bogar algunos kilómetros debemos buscar un caballo cada unorefugio. El camino que ayer parecía al- go transitableoleaje se ha intensificado de nuevo tanto, hoy nos decepciona mucho. El te- rreno es muy disparejo y hay que subir o bajar ce- rros constantemente; a menudo, los animales quedan atascados en la ciénagani siquera Cuatro remadores pueden dominarlo. Entonces hay Espera. mos un rato que descargarlos el lago se apacigue y tirar de las bridas para obli- garlo volvemos a salir adelantepartir. Apenas hemos avanzado un poco en Vamos zigzagueando para tratar de evadir el transcurso golpe de una hora cuando uno las olas. Asi y todo, pronto nos damos cuenta de los animales sufre un percanceque debemos desistir. Al subir una laderaAcampamos entonces en la orilla norte del lago, tropieza contra junto a la raíz desembocadura de un árbol, se cae y estira las patas, sepultando la carga bajo élpequeño rio que desagua el vecino lago Atravesado. Aparentemente está acostumbra- do a estos intermezzosDurante todo el dia siguiente azota un fuerte viento acompañado de chubascos, pues se queda tranquilo hasta que lo liberamos nos Obli• gan a permanecer en el campamento. Recién al cabo de la carga; entonces se incorporaotras 24 horas podemos abandonado. Apenas logramos cruzar el lago, quebrando ramas y matorrales; pero ahi estapor fin. ha• cia el mcdiodia del 27 de noviembre, otra llegamosa la orilla opuesta. Esta vez de pieinstalamos el campamento diez me. Le volvemos a acomo- dar tros más arriba del lago, en el bulto sobre el lomo y continuamosbosque. Pasa una hora tras otra y apenas hemos avan- zado. Ya nos estamos acostumbrando ala eterna caída Desde aqui proseguiremos a pie hasta el rio paloma, donde trataremos de los conseguir algunos caballos, su descarga y de carga. En una subida especialmente dificil de unos 80 metros, Todavía tenemos provisiones en abundancia. Nos deleitamos con una pendiente de 20 gradosla carne pues contamos con un cordero muerto y otro vivo; además, trato uno de captar algunas escenas de este angustioso proceso de trasladolos colonos nos regaló un pato gordo que nos acompaña y sc convertirá en una buena sopa a su debido tiempo. Torrealba se hace cargo de mi caballo para Habíamos pensado que yo pueda manejar mejor un paseo a la cámara fil- madora. Aguilar va adelante y Díaz al final de desembocadura del lago nos proporcionaría unas cuantas truchas, pero la caravanalluvia nos impide salir; sólo alcanzamos a recoger un par de tallos frescos de nalca, conduciendo el animal que transporta las carpas y sacos de dormiragradable sabor ácido. Aproximadamente Para mañana, haremos a la mitad pie el primer transporte de la subida, ese caballo tropieza, se da vuelta y queda inmóvil, apoyado contra unos matorralescarga. Aguilar ha ob- servado el accidente desde más arriba y se apre- 145
'''por fin en el 'alle Paloma. '''
sura a venir en ayudaLa leve lluvia del dia siguiente no nos impide cumplir con nuestro plan. En esto, el caballo se mue- ve A las 8 de la mañana iniciamos la marcha; cada uno lleva un poco, los matorrales ceden y va rodando ladera abajo, arrastrandoa Aguilarpesado bulto. Porsuerte el animal queda atrapado entre dos troncos, pero Aguilar aterriza a unos metros entre los matorra- les; menos malDebemos atravesar un terreno bastante irregular. ilesoVamos en dirección suroeste hasta llegar al rio Paloma tras una esforzada marcha. Tendremos Ahi nos encontramos en el preciso lugar en que esperar para ver qué es lo que logré captar el Valle Ballo se extiende a partir del rio en la pelicula de todo este procesodirección suroeste. Sólo sé El rio que dc puro susto, me olvidé momentáneamente fluye de la filmadora. Ahora hay que preocuparse del caballo. Con ayuda ese valle lleva agua glaciar turbia y proviene de un lazo y un hacha podemos hacer que el animal se incorporegran altura. Por suerte no se quebró ninguna pataEn parte, como yo ya lo temíarecibe el deshielo del Cerro Mogotes. Después de innumerables repeticiones otra caminata de es- te tipo de accidentes cuatro horas, llegamos por último a la choza de Guaquil, meta que nos habíamos pro- puesto para hoy. Estamos cansados y adoloridos, lo mismo que los caballos. En cuanto los descar- gamos. se revuelcan en el pasto blando y fresco, trotan un trecho como para despavilarse y luego se ponen a pastar. En cl campamento NO I hay 180 kgs. de carga, pero no lo iremos a buscar hasta pasado mañana; tanto los animales como nosotros necesitamos de un día de descanso. Millado nos esperaba ubicada en la choza; nos cuenta que encontró un animal muerto en un hoyo jun- toal rio. Nos pide que le ayudemosa sacarlopor- que cree que se podría aprovechar su cuero ysuperficie plana, a lo mejor, parte cubierta de su carnepasto. No podemos menos Calculo que acceder, más cuando fue él quien nos facili- tó los caballos. por eso, y encontramos aproximadamente a pesar de haber decretado feriado y nos duelen todos los músculos, debemos levan6 kms. tamos temprano. Hay un par de vacas curiosas que olfatean nuestras carpas en forma peligrosa; podría ocurrírseles querer averiguar lo que se encuentra en su del interiordel Valle Paloma. Para ello bastaría que incrustaran sus cachos en la lona y entonces ten- driamos la desgracia de tenerlas carpas dañadas. Eso Guaquil no debe ocurrir. Asi es que salimos corrien- do a espantarlasestá, al mismo tiempo que ya acude para lo mismo el perro de pero aparece un colono llamado Millado. Ingerimos un desayuno frugal y vamosa ver al animal muerto, Nos dice que se encuentra estaba a un kilómetro punto de distancia de la choza. Se trata de un novillo gordo de dos años. Es una pérdida considerable para cruzar el colonorio paloma cuando nos vió venir, si se toma en cuenta No comprendo muy bien lo que cuesta traer el ganado hasta estos parajesestá haciendo en terreno ajeno. Primero saca- mos a pala la tierra Luego nos cuenta que rodea el cuerpo por am- bos lados; luego organizamos una palanca y con el lazo logramos sacar el cadáverestá buscan. Un desagrada- ble olor indica que el animal debe haber muerto hace unos cuantos días; la cabeza ya ha sido co- mida por pájaros do tierras colonizables y otros animalitos. Millano cree que podrá aprovechar algunos trozos de tiene la Carne, transformándola en charqui. Le doy mi bendición. Mientras los hombres descueran al animal, con Torrealba tratamos de formarnos una idea de este valle. Parados en intención dc inspeccionar un banco de arena del rio, podemos ver un buen trecho alrededor. El valle sigue el mismo curso central del Rio Blan- co, por lo menos desde la desembocadura del Rio paloma hasta unos 10 kms. más arriba. El pa- so que conduce desde la desembocadura parte del Pa- 146 loma Lago Caro hacia el valle del Rio Blanco se ve clara- mente en dirección nortesur. La base rio Paloma parece ofrecer las condiciones más adecuadas para la construcción de una carretera futura. Si continuamos asípoder llegar hasta allá, podremos damos por satisfe- chos Temprano a la mañam siguiente y bien des. cansados vamos pretende abrir una vez más al campamento NO I senda a buscar el resto de la carga. Torrealba parte con los hombres a caballo; yo los sigo a pietravés del Valle Ballo, pro. visto cuyo largo es de hacha y cámara fotográfica15 kmsy suancho de l. Quiero sa- car algunas fotos y arreglar las partes del camino que están en muy mal estado. A las I I A.M. veo iOjalá que le resulte! yo mismo vi ese valle desde la caravana ya viene de regreso; Diaz cima del Cumbre Blanca y Martínez los acompañan. A pe- sar del mal tiempo. se arriesgaron anoche a par. tir en el tx»te más chico. Me alegro de que este- mos todos reunidos de nuevo y podamos prose- guir juntos ahorano será fácil abordarlo por ese lado. En el campamento NO 2, es decir, la choza de Guaquil, encontramos todo caso tendrá que subir primero a un hombre llamado Vi- llarroel que llegó durante nuestra ausenciabastante altura. Dice que se quiere radicar en el Valle Balto. Justo cuando voy a preguntar de dónde viene en forma tan inesperada, nos cuenta que ha venido cami- nando Seguramente seria menos problemático aproximadamente desde el Lago Elizalde por el valle Boca de León hasta el Palomalado del lago Caro, con un matrimonio Medina. Estos viven a unos 10 kms_ más arriba en un terreno del valle; alli se instalaron hace al- gunos años. Dice que Medina nos espera. pues ya todo el mundo ha oido acerca pesar de esta expedi- ción y que estamos buscando la mejor ubicación para también está a una posible via carretera entre el Lago Ge• neral Carrera altura considerable y Puerto Aisén. Una ruta de este ti. po es muy importante las tierras ahi solamente servirían para los pobladores pastoreo de Va- lle Paloma y por eso cada cual desea aportar algo a esta tarea, en la medida de sus posibilidadesverano. Por eso, Villarroel ha venido a ofrecer su ayuda. Mañana podría señalarnos el lugar más adecua- do para cruzar el rio Paloma y, al otro lado, una senda para caballos que conduce hacia el sur. El tiempo nos es propicio desde hace varios días y debemos aprovechar esta circunstancia fa- vorable. pero desgraciadamente, perdemos mu. cho tiempo en la mañana buscando los caballos que vadearon el rio durante la noche, sin que nos percatáramos surge de ello. A las 8 AM. estamos por fin ese valle desemboca en condiciones el Lago Caro en forma de partiruna catarata alta. Villarroel nos cede amablemente su ala- zán para cruzar el rio. Los otros cuatro caballos transportan la carga. Aguilar demuestra su gran habilidad para guiar a los animales; sentado en el alazán va a la cabeza y hace Millado tendrá que los caballos cargados arreglárselas con sus problemas, como nosotros lo sigan. Presenta una linda imágen- Su aspecto de indio se diferencia del tipico indio re- gional y recuerda más bien al indio pielrroja de tendremos que hacer con los Estados Unidosnuestros. Sus rasgos faciales con nariz aguileña contribuyen Es cierto que a esta semejanza. Nosotros llegamos a pie y sin tropiezos a la Otra orilla, en donde atravesamos el campo personas como Millado se deba que pertenece territorios fertiles pero aislados se hayan ido incorporando al colono Alegríaproceso productivo nacional. El no está Aunque tengan algo de aventurero en su Choza porque ha ido a buscar a su familia radica- da hasta ahora en Puerto Ibañezsus venas, a orillas del La- go General Carrera. Posee ganado no se puede negar que hombres como él contribuyen con un buen corral y una huerta con abundantes verdurassus desvelos al bienestar de la comunidad.
'''Dificil traslado de las provisiones.'''
Asi, todo parece estar bien preparado para la lle- galla Ahora debemos preocuparnos de trasladar el resto de la familiacarga que dejamos en el campamento anterior. Nos sentamos Como hay un sendero para caballos, preguntamos a disfrutar Millado si nos cedería algunos animales por un asado al palo y repar de días, El no parece tener mayor apuro; además, es un hombre solo que puede dislx. confortados proseguimos luego la marcha a tra- vés del valle. Cabalgando ner de su alazántiempo como mejor le parezca. Villarroel lleva ahora la delanteraDice que no tiene inconvenientes en proporcionarnos lo solicitado. Durante horas nos guia Nos apresuramos en medio de un bosque quemado. A ambos la- dos del valle y entre los troncos quemados y blanqueados por comer el efecto de la lluvia asado al palo recién preparado, y cl solpartimos con cuatro caballos. di- visamos la nevada cordillera. En todas partes Un chispeante viento del oeste en el suelo del bosque está tapizado por lugar donde dejamos anclados los altos ma- torrales de la zarzaparrilla silvestre (ribes maga- llanicum Poir) botes me induce a ordenar a Díaz y Martinez que proviene de estas latitudes. Una cantidad increible de sus frutas cuelgan de las ramas, pero están demasiado verdes por deleitar- nos ahoravayan a devolver el bote más grande a Bahamondes; tal vez podamos hacerlo tendrán que llevar el más adelantechico también, ya que ellos deben regresar. Ascenso con dificultades del cerro Cóndores. Instalamos el nuevo campamento al pic de un cerro bastante alto. Si el buen tiempo perduraDespués dejaremos esa embarcación aquí, trataremos como medida de escalarlo mañana porque así ob- tendriamos una buena visión seguridad en caso de la región circun- danteque nuestra misión fracase. Pronto El colono Martínez nos retiramos a dormir ha acompañado hasta ahora y aprovecha esa oportunidad para estar listos regresar a su casa. Muy temprano a la mañana siguentesiguiente comienza la actividad en el campamento. Al despertar comprobamos con satisfacción Casi podría decirse que brilla el solestamos en una finca. Encargamos a Díaz Nos es familiar y Villarroel que vayan a inspeccionar evoca recuerdos el bahido de la senda yegua que conduce a está pastando con los demás animales en la choza cercania; el balar del colono Medina. Los otros tres debe- rán regresar para traer los bultos cordero también se oye en ror• ma casi ininterrumpida; chucaos y gallaretas que dejarnos atrás. Torrealba buscan asiduamente su alimento escarbando con las patas, me acompañará cerro arribahacen pensar en gallinas. parti- mos después del desayunoDisponemos de cuatro caballos para el transporte. Nos cuesta un poco cargarlos; llevamos instrumen- tos, cámara fotográfica hacen falta cuerdas y una barrita correas para amarrar los diferentes bultos sobre el lomo de chocola- Después de caminar unos 100 mtscada animal. por terreno plano pero cubierto Sin embargO, salimos del apuro. Un cuero de zarzaparrillacaballo que habíamos traído para hacer mocasines para nuestra gente, comienza se transforma ahora en un lazo que nos soluciona el ascensoproblema. Subimos Partimos a las 9 AM. con los primeros 200 mtscaballos. por Como dos de nuestros hombres no participan en la ex. cursión, Torrealba y yo nos hacemos cargo de un deslizamiento del cerrocaballo cada uno. El camino que ayer parecía algo transitable, aparentemente re- cientehoy nos decepciona mucho. El terreno es muy disparejo y hay que subir o bajar cerros constantemente; a juzgar por menudo, los animales quedan atascados en la falta ciénaga. Entonces hay que descargarlos y tirar de vegetación en su superficielas bridas para obligarlo a salir adelante. Luego comienza Apenas hemos avanzado un poco en el transcurso de una expansión bos- cosahora cuando uno de los animales sufre un percance. pero que sólo conserva troncos quemadosAl subir una ladera, desoladores; tropieza contra la subida aún no es muy dificil por aquí. El fuego debe haberse propalado con gran fuerza; hasta donde raíz de un árbol, se cae y estira las patas, sepultando la vista alcanzacarga bajo él. Aparentemente está acostumbrado a estos intermezzos, no pues se ven más queda tranquilo hasta que palos quemados. Sólo junto al limite lo liberamos de la nievecarga; entonces se incorpora, más arribaquebrando ramas y matorrales; pero ahi esta, hay una angosta franja otra vez de verdes árbolespie. Se puede reconocer que Le volvemos a acomodar el fuego debe haber llegado hasta bulto sobre el limite lomo y continuamos. Pasa una hora tras otra y apenas hemos avanzado. Ya nos estamos acostumbrando ala eterna caída de los bam• bués secos. Las llamas no alcanzaron a dañar el verde bosquecaballos, sin ramas bajassu descarga y carga. Bajo los troncos muertos En una subida especialmente dificil de la laderaunos 80 metros, tal co- mo a lo largo del vallecon una pendiente de 20 grados, trato de captar algunas escenas de este angustioso proceso de traslado. Torrealba se ha originado un mundo vegetal nuevohace cargo de mi caballo para que yo pueda manejar mejor la cámara filmadora. Además Aguilar va adelante y Díaz al final de la zarzaparrilla caravana, conduciendo el animal que prospera en todas partestransporta las carpas y sacos de dormir. Aproximadamente a la mitad de la subida, hay cardosese caballo tropieza, ortigasse da vuelta y queda inmóvil, apio silvestreapoyado contra unos matorrales. Aguilar ha observado el accidente desde más arriba y se apresura a venir en ayuda. En esto, michaiel caballo se mueve un poco, calafates e incontables florecillaslos matorrales ceden y va rodando ladera abajo, arrastrandoa Aguilar. Hasta descubro una orquídea entre ellas. El sol nos acon con sus fuertes rayos que pe- netran hasta Porsuerte el suelo por animal queda atrapado entre los dos troncos sin ho- jasa Constantemente nos atacan zancudos y tá- banos; ansiamos llegar pronto , pero Aguilar aterriza a unos metros entre los matorrales; menos mal. ileso. Tendremos que esperar para ver qué es lo que logré captar en la franja verde pelicula de todo este proceso. Sólo sé que dc puro susto, me olvidé momentáneamente de la filmadora. Ahora hay que preocuparse del bosquecaballo. Dos horas más Con ayuda de marcha un lazo y un hacha podemos hacer que el animal se incorpore. Por suerte no se quebró ninguna pata, como yo ya lo temía. Después de innumerables repeticiones de este tipo de accidentes llegamos por fin nos acoge último a la tupida selva cn cuya sombra choza de Guaquil, meta que nos co- bijamos; descansamos un momento junto a un arroyohabíamos propuesto para hoy. Sólo Estamos cansados y adoloridos, lo mismo que los tábanos nos siguen persi- guiendo, parece no importarles la alturacaballos. Continuamos En cuanto los descargamos. se revuelcan en el ascenso bastante empinadopasto blando y fresco, trotan un trecho como para despavilarse y luego se ponen a pastar. En cl campamento NO I hay 180 kgs. de carga, pero no lo iremos a buscar hasta pasado mañana; termina tanto los animales como nosotros necesitamos de un día de descanso. Millado nos esperaba en la tupida selva y choza; nos cuenta que encontró un animal muerto en un hoyo juntoal rio. Nos pide que le ayudemosa sacarloporque cree que se podría aprovechar su lugar tenemos ahora palos cuero y arbustos , a lo mejor, parte de su carne. No podemos menos que acceder, más cuando fue él quien nos llegan hasta la ro- dillafacilitó los caballos. Ya vislumbramos la cima por eso, y vamos pisando las primeras manchas a pesar de haber decretado feriado y nos duelen todos los músculos, debemos levan. tamos temprano. Hay un par de nieve vacas curiosas que olfatean nuestras carpas en forma peligrosa; podría ocurrírseles querer averiguar lo que se derretirán muy pronto con encuentra en su interior. Para ello bastaría que incrustaran sus cachos en la llegada de lona y entonces tendriamos la primaveradesgracia de tenerlas carpas dañadas. Las superficies verdes en torno Eso no debe ocurrir. Asi es que salimos corriendo a estas manchas espantarlas, al mismo tiempo que ya acude para lo mismo el perro de nieve van en aumento y no tardarán en desapare- cer por a»mpleto_ De pronto pasan dos enormes sombras por so- bre la superficie del terreno; Millado. Ingerimos un desayuno frugal y vamosa ver al alzar la vista ha- cia el cielo azulanimal muerto, vemos que se encuentra a un kilómetro de distancia de la choza. Se trata de un novillo gordo de dos cón- dores años. Es una pérdida considerable para el colono, si se toma en cuenta lo que giran sobre nuestras cabezascuesta traer el ganado hasta estos parajes. De modo Primero sacamos a pala la tierra que rodea el cuerpo por ambos lados; luego organizamos una palanca y con el lazo logramos sacar el cadáver. Un desagradable olor indica que el animal debe haber muerto hace unos cuantos días; la cabeza ya nos encontramos en medio del rei- no ha sido comida por pájaros y otros animalitos. Millano cree que podrá aprovechar algunos trozos de estas gigantescas avesla Carne, monarcas transformándola en charqui. Le doy mi bendición. Mientras los hombres descueran al animal, con Torrealba tratamos de la cor- dilleraformarnos una idea de este valle. Nos siguen Parados en un banco de arena del rio, podemos ver un buen trecho alrededor. El valle sigue el mismo curso central del Rio Blanco, por lo menos desde la desembocadura del Rio paloma hasta unos 10 kms. más arriba. El paso que conduce desde la cima y no nos cansadesembocadura del Paloma hacia el valle del Rio Blanco se ve claramente en dirección norte. mos La base rio Paloma parece ofrecer las condiciones más adecuadas para la construcción de admirar su majestuoso vuelouna carretera futura. La camina. ta Si continuamos así, podremos damos por satisfechos Temprano a través del interminable terreno pedregoso es agotadora la mañam siguiente y nuestras fuerzas decaenbien des. Pero la vo• luntad de llegar cansados vamos una vez más al campamento NO I a buscar el resto de la cima nos hace redoblar carga. Torrealba parte con los esfuerzoshombres a caballo; yo los sigo a pie, todavía nos separan pro. visto de ella unos cuantos tramos nevados hacha y una empinada pared rocosacámara fotográfica. Otras dos horas más Quiero sacar algunas fotos y logramos llegar arriba a arreglar las 2 PMpartes del camino que están en muy mal estado. El viento A las I I A.M. veo que sopla ahí casi nos desgarra la ropacaravana ya viene de regreso; ha auyentado a tábanos Diaz y zan- cudos, pero también al calorMartínez los acompañan. Ahora nos senti- mos mucho mejorA pesar del mal tiempo. Estamos se arriesgaron anoche a casi mtspar. sobre tir en el nivel del mar y la visión tx»te más chico. Me alegro de que se nos ofrece por todas partes estemos todos reunidos de la provincia de Aisén. seguramente no la ha tenido nadie hasta nuevo y podamos proseguir juntos ahora. Una nevada cumbre si- gue a la otra; hacia el noreste alcanzamos a ver hasta Coyhaique y Mano Negra. En dirección norte y noroeste se ven el lago Caro y el Valle del Rio Blancocampamento NO 2, como también el pan es decir, la choza de Azúcar y los conocidos glaciares colgantesGuaquil, encontramos a un hombre llamado Villarroel que llegó durante nuestra ausencia. Claramente Dice que se pueden distinguir quiere radicar en el paso que Valle Balto. Justo cuando voy a partir del desag- úe del preguntar de dónde viene en forma tan inesperada, nos cuenta que ha venido caminando desde el Lago Elizalde conduce hacia por el valle del Rio Blanco. Desde el sur hacia el occidente se extiende una cadena Boca de puntiagudas cumbres; son los cerros que circundan León hasta el Lago Paloma, del que surgen el río homónimocon un matrimonio Medina. El descubrimiento Estos viven a unos 10 kms_ más interesante que hace- mos es arriba en un terreno del valle ; alli se instalaron hace algunos años. Dice que sc extiende hacia Medina nos espera. pues ya todo el Sur, al parecer hasta mundo ha oido acerca de esta expedición y que estamos buscando la mejor ubicación para una posible via carretera entre el Valle IbáñezLago Ge• neral Carrera y Puerto Aisén. tal vez podamos llegar ahi Una ruta de este ti. po es muy importante para seguirlo los pobladores de Valle Paloma y por eso cada cual desea aportar algo a lo largo hasta esta tarea, en la meta que nos hemos propuestomedida de sus posibilidades. Muy lejos en direc- ción surestePor eso, alcanzamos Villarroel ha venido a ver una columna de humo; aparentemente se trata de un incendio fo- restal cerca del curso inferior del Rio Ibáñezofrecer su ayuda. La cima donde nos encontramos se prolonga hacia Mañana podría señalarnos el oeste en forma de lugar más adecuado para cruzar el rio Paloma y, al otro lado, una cresta senda para caballos que termi- na en otra cima aún más alta que éstaconduce hacia el sur. El hielo acumulado de un hermosísimo glaciar colgante, que queda al noroeste y tiempo nos es alimentado por un ex- tenso ventisquero detrás de élpropicio desde hace varios días y debemos aprovechar esta circunstancia favorable. envia su hermoso fulgor hasta donde nos encontramospero desgraciadamente, perdemos mu. Una vez cho tiempo en la mañana buscando los caballos que hemos terminado con vadearon el rio durante la noche, sin que nos percatáramos de ello. A las tomas fotográficas y anotaciones geográficas 8 AM. estamos por fin en condiciones de rigorpartir. empezamos Villarroel nos cede amablemente su alazán para cruzar el descenso hacia nuestro campa- mentorio. Dejamos atrás Los otros cuatro caballos transportan la sinfonia blanca carga. Aguilar demuestra su gran habilidad para guiar a los animales; sentado en el alazán va a la cabeza y azul, hace que los caballos cargados lo sigan. Presenta una linda imágenSu aspecto de indio se diferencia del tipico indio regional y las grises laderas pedregosas nos acogen recuerda más bien al indio pielrroja de nue• volos Estados Unidos. Ahora podemos dominar Sus rasgos faciales con nariz aguileña contribuyen a esta semejanza. Nosotros llegamos a pie y sin tropiezos a la Otra orilla, en donde atravesamos el Valle Paloma campo que pertenece al colono Alegría. El no está en toda su extensión; se proyecta Choza porque ha ido a unos 15 Kmsbuscar a su familia radicada hasta ahora en Puerto Ibañez, a orillas del Lago General Carrera. de distancia hacia abajo. El rio Paloma serpentea por él como Posee ganado con un buen corral y una culebra gigantehuerta con abundantes verduras. 147
Recién ahora nos damos cuenta de que estamos hambrientos y sedientos. En estas alturas toda. vía no hay agua y con la garganta tan seca no po- demos tragar cl Chocolate Cuando encontramos el primer arroyo nos precipitamos a beber dc su buen rato y luego continuamos la caminata; dos Nuestros hombres han cumplido sus tareas tal como se habia planeado. Todas las cosas están listas y Díaz terminó la senda hacia el asenta- miento de Medina. Lo único que falló fue el ca- ballo que iba a comprarle a Villarroel. l)ice que el animal se cayó tres vecesAsi, entonces optó por abandonarlo. Medina le facilitó unode sus caba- llos y nos cuenta que éste ha ofrecido apoyo con toda su tropilla, es decir, el conjunto de animales que posee. Asi habriamos solucionado en forma definitiva el problema de los caballos de carga. Antes dc partir dc madrugada. aprovecho cl buen tiempo todo parece estar bien preparado para sacar algunas fotos dc nuestro campamento y el cerro que escalamos y que bau• tizamos *Cerro la llegalla de los Cóndores- cn homenaje a los pájaros que pudimos admirar desde su cima. Colonos y Pioneros Solitarios. La marcha prosigue sin tropiezos. A medioca- mino hacia el asentamiento más cercano. sale a nuestro encuentro el colono Medina con algu- nos caballos. Asi podemos ira recuperar los bul- tos que habíamos dejado atrás. A la I Pfamilia.M. llegamos con loda la carga Nos sentamos a la casa de Medina, donde nos espera disfrutar un reconfortante mate y un delicioso asado dc cordero al palo. Medina vive solo con su mujer; todavía no tie- nen hijos. Poseen una sencilla casa hecha de troncos y con un techo de tejuelas, que cumple perfectamente su cometidore. La asendosa mujer ha logrado crear cierta atmósfera de confort en su interior. También cuentan ya con una peque. ña huerta y un par de vacas, así es que no les fal- tan las verduras, confortados proseguimos luego la leche y la mantequillx Medina está dispuesto marcha a acompañamos maña. na con sus caballos hasta el próximo asenta• miento, que le pertenece a un señor Muñoz; des. de ahi trataremos de ubicar al colono Balboa, través del cual hemos oido muchas cosasvalle. El es el único que podria informarnos acerca de la región que nos interesa especialmenteCabalgando su alazán. Dicen que tiempo atrás llevó un piño de animales de Valle Ibáñez hasta el lago Paloma; si asi fuera, tendría que co- nocer bastante bien Villarroel lleva ahora la región que deseamos ex- plorardelantera. Torrealba aprovecha el crepúsculo para ir a pescar y regresa con media docena de hermo- Sas truchas, que Durante horas nos proporcionan una variedad guia en el menú con tanta came medio de corderoun bosque quemado. El tiem- po está tan hermoso y agradable, que prescindi- mos de las carpas por esta noche. Es delicioso dormir al aire libre. A las 8 AM. los caballos ya están cargados; seis animales nos bastarán por hoy. Dejamos parte de las provisiones en casa de Medina, co- mo pago por toda su cooperación. Avanzamos dos Kms. por terreno plano a. 10 largo ambos lados del río, pero inicia luego una serie de cur- vas, casi en ángulo recto valle y para acortarlas, prose- 148 guimos en linea pasando entre los troncos quemados y blanqueados por. una primero tenemos que subir en forma muy empi- nada y luqo bajamos abruptamente. Según cri- terio patagonico. la senda en si no esta tan mala; nuestra gente la califica como fabulosa. Pero los animales no comparten esta opinión. Justo cl frente el efecto de la curva que hace lluvia y cl riosol. de. semboca cl Valle Boca de León en cl rio Paloma. una ruta caminera a través del Valle Boca de León hacia Coyhaique. Desde un punto de vista técnico divisamos la construcción dc esta ruta prestaría mayores problemas. I lacia la una dc la tarde estamos cera de nuestra metanevada cordillera. En medio de una fresca pradera y entre enormes troncos carbonizados vemos una solitaria choza, a la cual nos dirigimos. A partir dc aqui deberemos continuar a pie, pues Medina tiene que regresar con sus caballos. En esto aparcccn dos jinetes provenientes todas partes el suelo del sur; traen consigo un caballo desocupado. Medi- ru di'X quc cl mayor dc bosque está tapizado por los jinetes es cl hombre al que esperábamos ubicar en alguna parte. iQuc suertc encontrarlo aquí! En estos ais- lados parajes suele suceder que uno no en- cuentre con nadie, durante meses y años. Balboa impresiona como un hombre serio altos matorrales de urws SO años. Su cara, es simpática y toda su per. sona revela energia y fuerza de voluntad. Escier. to que las privaciones y esfuerzos tun traz.aú:» profundos surcos en su curtida piel. Lc contamos cuál es nuestra misión y le pre. guntamos si nos Mla zarzaparrilla silvestre (ribes magallanicum Poir)drá ayudar con algunos datos importantes. Nos cuenta que en sus recorridos anteriores entre los valles Paloma e Ibáñez, siempre evitaba internarse por la selva y que pre- feria más bien las altas cumbres, más allá del límite proviene de la vegetación, lo que naturalmente sólo podía hacer en épocas sin nieve. El paso más apropiado él lo había localizado desde una cima más alta, aunque nunca habia transitado aún por él. Cree que queda a unos 800 mtsestas latitudes. Una cantidad increible de altura. "Ustedes deberían seguir ese rio", dice, indi- cando hacia el sur. "para llegar al divorcio sus frutas cuelgan de las aguas. Si quierenramas, mi compañero y yo podemos seguir con Uds. unos cuantos kilómetros y pres- tarlcs nuestros caballos-. precisamente es ese el valle que más me interesapero están demasiado verdes por deleitarnos ahora; aceptamos gustosos el ofrecimiento de Balboa, más cuando Medina debe emprender el regreso con sus animales. Una tal vez podamos hacerlo más nos llama aquí la atención la po- ca confiabilidad de los mapas existentes. El Rio Paloma, por ejemplo; aparece en una dirección que corresponde a la real. Los anuentes no fi- guran en muchos casos y los cerros marcados no tienen nombre. En el lugar del mapa, donde gún Balboa el rio proveniente del Sur afluye co- mo anuente en el Paloma. sólo se ve una mancha blanca. El cielo está nublado al día Siguiente y parece que quisiera llover. Balboa y su companêrO González partieron anoche y regresan ahora en la mañana con más caballos. Nos llevarán hasta la choza del colono González. Empacamos todo rápidamente y partimosadelante. González permanecerá
aqui hasta mañana, para controlar el ganado y las ovejas de Balboa, por estos lados. Se reunirá '''Ascenso con nosotros mañana y nos llevará un cordero, ya que a partir dc hoy se nos terminó la carne. Pero hay otras cosas para comer, sin embargo, Balboa insiste en proporcionarnos un asado al palo. Coa mo no deseamos ofenderlo. terminamos por aceptar su ofrecimiento. Entramos ahora a un valle que conduce hacia el oeste, pero le doy a entender a Balboa que queremos ir al sur. El me explica que a pesar dificultades del rodeo que haremos por una colina, llegaremos más rápido al valle del sur que en forma directa. Como causa de este hecho ilógico dice que la senda de caballos se encuentra en pésimas con- diciones en el valle del rio. Pero no habrían pro- blemas de terreno para la construcción de una futura carretera por ahí. Penetramos al valle unos 8 Kms. al que le asignamos el nombre de "Engañoso . Tiene un ancho aproximado de 8(N) mts. y un pequeño anuente glaciar serpentea por la pradera ascen- dente. La selva contiene aqui coigue (Nothora- gus dombeyi, Mirb. Oerst), lenga (Nothofagus pumilio, Poepp. et Endl. Krass) y ñiere (Notho- ragus antartica. Forst. Oest) y de vez en cuando se ve interrumpida por áreas verdes. Nos rodea aqui la típica visión de la zona de los parques, que evoca en mi la imagen de los bosques euro- peos dc haya. Debemos cruzar el rio varias veces y cl con. junto de seis caballos de carga y cinco jinetes, va- deando por el agua, ofrecen cada vez un lindo es- pectáculo. Nos acompaña un potrillito y nos di- vierte observar cómo pretende actuar como los caballos adultos. Torrealba y yo vamos a pie; só- lo para cruzar el rio montamos momentánea- mente. Todos los demás van montados y cada uno tiene bajo su cuidado un caballo de carga. Después de una marcha de dos horas llegamos al término superior del valle y nos encontramos de pronto al pie dc altos cerros glaciares, de los que parte el riachuelo junto al cual está la humil- de cabaña que buscamos. Nuestra gente se insta- la cómodamente cn ella y nosotros armamos la carpa en medio de un pequeño prado cubieto de florecillas silvestres. Una vez más me siento co- mo en una finca; ya ha oscurecido. Estamos có- modamentc sentados en la cabaña, en tomo al fuego. Desde afuera oímos el ruido de los caba- llos que pastan y junto al alegre tañir de sus cam- panitas, Balboa nos cuenta de su vida. Dice que hace doce años llegó a este valle por primera vez Antes habia tratado de radicarse en una región bastante poblada, pero los colonos luchaban ahí con cuchillo y revólver por un pe- dazo de terreno. No soportó esa situación y pre- firió buscar otra propiedad entre las miles de hectáreas que le pertenecían al Estado, lejos de toda civilización. A partir del Valle Ibáñez, cabalgó trechos in- terminables por la nevada cordillera, hasta llegar a este valle. Le gustó tanto que decidió radicarse aquí. Había venido con un buen amigo, ya falle- cido, y así se convirtió en solitario colono, vi- viendo muchos años en completo aislamiento con sus animales. Cuando descubrió estas tie- rras, fuc a buscar un;" vacas y las trajo por las montañas. Así Vivió completamente duran- te varios años. Luego aparecieron otros colonos que venían desde el Paloma, que se asom- braron muchísimo de encontrar aqui un asenta- miento organi"ado. Nadie se explicaba de dónde vendría este hombre y hasta el dia de hoy es el único que ha llegado a este valle cruzando la cor• dillera. No se puede decir que Balboa sea un primitivo que 1c haya dado la espalda a la civilización. Al contrario, ayuda y coopera en lo que puede y de- sea contribuir a establecer la ruta dc conexión más apropiada hacia la región Ibáñez. Nos ha acompañado hasta aqui Mañana nos llevará al valle principal, es decir, al valle del paso que en su honor hemos bautizado -Valle Balboa-. pero las condiciones del tiempo impiden nuestra partida a la mañana siguiente; llueve en forma intensa. Gonñlcz llega a las 10 AM. con el cordero prometido, Se hizo cargo del cuidado de los animales dc Balboa, mientras éste nos acompaña unos días. Parece contento de hacer- lo; le encantaría seguir con nosotros hasta la me- ta. Pueda scr que este intermezzo en sus activi- dadcs cotidianas le haga recordar sus años de pe- regrinación por la cordillera y disfrute el poder compartir ahora una vez más las aventuras de ta- les expediciones. También a González le gusta. ría seguir, pero dehe preocuparse de los anima- les de su patrón. Para demostrar sus deseos de ayudarnos, pone sus caballos a nuestra disposi• ción. No se puede negar que tenemos mucha suerte en esta expedición, que se ha convertido en un verdadero paseo gracias a la ayuda propor- cionada. Balboa cuenta de pumas y lauchas. pasamos casi todo el dia conversando en tor- no al fuego y Balboa nos entretiene con sus rela- tos. Nos cuenta cómo una vez casi enloqueció con una plaga de lauchas. Sucedió hace años cuando norecio cl bambú. lo que ocurre cada a 50 años. Apareciemn tantísimas lauchas que no habia cómo deshacerse de ellas. Nada estaba a salvo ante estos roedores. Tuvo que guardar to- dos los comestibles en tarros de latas bien tapa- dos. Se comieron todas las cosas hechas de cuero de caballo, dc vaca o de oveja. No se salvó nada. Como explicación de esta plaga, piensa que se debió a que después de la floración del bambú, cayeron al suelo las frutas maduras a que dio ori- gen y éstas atrajeron a los roedores, pues consti- tuian un precioso bocado para ellos. Durante ese periodo las lauchas vivieron como en el paraisoy se multiplicaron con rápidez increíble; posible. mente la semilla de los frutos tuvo un efecto fer- tilizador en los animales. pero tan súbitamente como se ori$inó la pla• ga, terminó también. La semilla broto pero ya no constituia alimento para los roedores que empe- zaron a pasar hambre. Y fue entonces cuando atacaron con furia todo lo que encontraban en las casas y establos de los pobladores. Se com- portaban como verdaderos piratascerro Cóndores. En algunos 149 '''
casos hubo que colgar las cunas con las guaguas del techoInstalamos el nuevo campamento al pic de un cerro bastante alto. Si el buen tiempo perdura, sujetándolas trataremos de escalarlo mañana porque así obtendriamos una buena visión de la región circundante. Pronto nos retiramos a dormir para estar listos temprano a la mañana siguente. Al despertar comprobamos con alambres: también satisfacción que brilla el sol. Encargamos a Díaz y Villarroel que vayan a inspeccionar la senda que conduce a la choza del colono Medina. Los otros tres deberán regresar para traer los adultos eran atacados en su sueñobultos que dejarnos atrás. Nadie sa- beTorrealba me acompañará cerro arriba. cómopartimos después del desayuno; llevamos instrumentos, cámara fotográfica y una barrita de pronto las lauchas desaparecieronchocolaDespués de caminar unos 100 mts. La propia naturaleza se habrá encargado por terreno plano pero cubierto de res• tablecer zarzaparrilla, comienza el equilibrio biológicoascenso. Miles de lauchas se echaron al río como en Subimos los primeros 200 mts. por un suicidio masivo. Más tarde se encontraron sus cadáveres junto a la orilla deslizamiento del lagocerro, llevados ahi por las olas y cl viento, expuestos al proceso de putrefacciónaparentemente reciente. Torrealba pregunta a Balboa si ha tenido oportunidad juzgar por la falta de ver al puma, llamado león pla- teadovegetación en su superficie. Contesta Luego comienza una expansión boscosa. pero que en sólo conserva troncos quemados, desoladores; la actualidad este animal ya casi subida aún no existe es muy dificil por estos ladosaquí. Cuando él re• cién llegó El fuego debe haberse propalado con su amigogran fuerza; hasta donde la vista alcanza, un dia mataron dos hembras y un macho de pelaje claro. como los que no se ven en más que palos quemados. Sólo junto al limite de la pampanieve, más arriba, hay una angosta franja de verdes árboles. También vieron un pu- ma dc color café rojizo Se puede reconocer que es muy temido porel fuego debe haber llegado hasta el limite de los bam• bués secos. que ataca Las llamas no alcanzaron a las ovejas y vive en dañar el verde bosque, sin ramas bajas. Bajo los bosques. Una vez mató a uno troncos muertos de estos pumas. el cual tenia la particularidad ladera, tal como a lo largo del valle, se ha originado un mundo vegetal nuevo. Además de la zarzaparrilla que prospera en todas partes, hay cardos, ortigas, apio silvestre, michai, calafates e incontables florecillas. Hasta descubro una de orquídea entre ellas. El sol nos acon con sus patas fuertes rayos que penetran hasta el suelo por entre los troncos sin hojasa Constantemente nos atacan zancudos y orejas eran de color blancotábanos; ansiamos llegar pronto a la franja verde del bosque. Asi pasa el dia lleno Dos horas más de relatos marcha y recuerdos por fin nos acoge la tupida selva cn cuya sombra nos cobijamos; descansamos un momento junto al fuegoa un arroyo. Sólo que los tábanos nos siguen persiguiendo, Al atardecerparece no importarles la altura. Continuamos el tiempo mejora ascenso bastante empinado; termina la tupida selva y el cielo estrellado de en su lugar tenemos ahora palos y arbustos que nos llegan hasta la noche presagia un dia sin lluviasrodilla. Llegada al Valle Balboa. Con un sol esplendoroso iniciamos muy tem- prano nuestras actividades. Como tendremos Ya vislumbramos la cima y vamos pisando las primeras manchas de nieve que pasar por un desfiladero se derretirán muy empinado, los caballos transportarán solamente pronto con la mitad llegada de la carga usual, lo que significa que habrá que hacer dos vcccs el mismo recorridoprimavera. Nuestros horn- bres Las superficies verdes en torno a estas manchas de nieve van en aumento y Balboa conducen los animales hacia arri- bano tardarán en desaparecer por a»mpleto_ De pronto pasan dos enormes sombras por sobre la superficie del terreno; Torrealba y yo cargamos las pesadas mochi- las. La sombra cubre todavia al alzar la empinada laderavista hacia el cielo azul, asi es vemos que no nos podemos quejar se trata de calordos cóndores que giran sobre nuestras cabezas. Pero el ascenso De modo que emprendemos se hace sentir ya nos encontramos en las piernas. Después medio del reino de algunas horas logramos llegar a una pequeña pampaestas gigantescas aves, a unos mts. monarcas de alturala cordillera. Está rodeada dc árboles Nos siguen hasta la cima y no nos cansa. mos de un verde claro (Not- hofagus)admirar su majestuoso vuelo. Mientras los hombres regresan con los animales para buscar el resto La camina. ta a través del interminable terreno pedregoso es agotadora y nuestras fuerzas decaen. Pero la vo• luntad de la carga, To- rrealba y yo escalamos otra ladera hasta llegara un punto desde el cual obtenemos una buena vi- Sión llegar a la redonda. La atmósfera despejada cima nos permite ver todo claramente. Podemos recono- cer muy bien hace redoblar los valles que van en dirección sur y sureste hacia el Valle Ibáñez. Todosesfuerzos, menos el Balboa, terminan en los todavía nos separan de ella unos cuantos tramos nevados pasos. En di- rección noreste podemos mirar directamente al interior del cañadón Boca de león; justo delante de nosotros se ve y una punta del Lago Palomaempinada pared rocosa. Senderos silvestres revelan Otras dos horas más y logramos llegar arriba a las 2 PM. El viento que por aquí deben haber pasado huemules, aunque no podemos ver ninguno en sopla ahí casi nos desgarra la cercanía. Nos apresuramos en regresar ropa; ha auyentado a tábanos y en cuanto lle- gamos al campamentozancudos, aparece pero también la cara- vana con nuestros hombres que vienen agota- El buen tiempo se mantieneal calor. Pasamos una no- che tranquila y a la mañana siguiente prosegui- mos la marchaAhora nos sentimos mucho mejor. Volvemos Estamos a descender en forma bastante abrupta, siguiendo un vallecito que ter- ISO mina en el Valle Balboa. Hacia el medio dia lle- gamos a una choza que Balboa construyó aqui hace seis años. Se encuentra a unos 590 casi mts. so. bre sobre el nivel del mar y a unos 100 mts. del fondo del valle fluye el rio Balboa, cuyo ruido podemos percibir. Aqui pasa la visión que se nos ofrece por un valle bastante amplio donde abunda el pastotodas partes de la provincia de Aisén. Este es un estupendo ali- mento para nuestros cansados animales y como seguramente no sabemos cómo será el terreno más la ha tenido nadie hasta ahora. Una nevada cumbre sigue a la otra; hacia el in- terior del valle, preferimos acampar aquínoreste alcanzamos a ver hasta Coyhaique y Mano Negra. En la tarde, Balboa sale con los hombres a ve. rificarel estado del terreno. Regresan a las 8 PM. dirección norte y nos cuentan que hasta unos 8 Kms_ más arriba, donde hay que cruzar noroeste se ven el riolago Caro y el Valle del Rio Blanco, todo está bastante bien; pero como también el alto nivel pan de sus aguas podrían planteamos algunos problemasAzúcar y los conocidos glaciares colgantes. Balboa Claramente se despide pueden distinguir el paso que a la mañana siguiente y no. sotros proseguimos la marcha por partir del desagúe del Lago Elizalde conduce hacia el valle que ahora lleva su nombredel Rio Blanco. Todavía disponemos de seis caballos. Cinco de ellos van cargados y Desde el sexto no transporta nada. Quedamos sur hacia el occidente se extiende una cadena de acuerdo con su dueño que si ya no puntiagudas cumbres; son los necesitaríamos más, los arrearíamos de vueltacerros que circundan el Lago Paloma, del que surgen el cree río homónimo. El descubrimiento más interesante que serán capaces de encontrar solos su acostumbrado lu. gar de pastoreo. Para la construcción de una futura ruta cami- nera sólo sería utilizable cl lado izquierdo de hacemos es- te un valle. Fuera de algunas rocas sobresalientes que se podrían dinamitar fiEilmentesc extiende hacia el Sur, no hay mayores impedimentos. En cambio, el lado de. recho del valle desciende al parecer hasta el rio en forma casi verticalValle Ibáñez. A este lado también existe el peli- gro de permanentes rodados. Empinadas que. bradas tal vez podamos llegar ahi para seguirlo a las que se precipitan las masas de nieve surgen desde la base del valle lo largo hasta las heladas cumbres dc la -Cadena de Montes Castillo". En uno de los puntos de la ruta meta que seguimos hoynos hemos propuesto. nos vemos obligados Muy lejos en dirección sureste, alcanzamos a cruzar por sobre ver una enorme avalancha columna de nieve que humo; aparentemente se extiende has. ta más allá trata de la orilla izquierda un incendio forestal cerca del riocurso inferior del Rio Ibáñez. Gruesos árboles quebrados demuestran la fuerza La cima donde nos encontramos se prolonga hacia el oeste en forma de este rodadouna cresta que termina en otra cima aún más alta que ésta. De pronto una roca nos impide seguir el cami- no El hielo acumulado de un hermosísimo glaciar colgante, que queda al lado izquierdo del rio. Este noroeste y es el punto hasalimentado por un extenso ventisquero detrás de él. ta envia su hermoso fulgor hasta donde llegaron nuestros hombres ayernos encontramos. Por el lado derecho no es posible vencer este obstáculo Una vez que hemos terminado con las tomas fotográficas y asi decidimos cruzar anotaciones geográficas de rigor. empezamos el riodescenso hacia nuestro campamento. Como Dejamos atrás la corriente es demasiado fuertesinfonia blanca y azul, los animales sólo podrán lograrlo sin la carga. Tratamos de organizar un puente de troncos y después las grises laderas pedregosas nos acogen de varios esfuerzos, lo El traslado de la carga por aquí ya no constituye un problema, ahora sólo nos preocupan los caballosnue• vo. Aunque Ahora podemos dominar el rio no es muy ancho, su agua se precipita con tal velocidad entre grandes rocas diseminadas Valle Paloma en toda su lecho, que la maniobra en si encierra cierto peligro. Cuidadosamente hacemos que un caballo extensión; se meta al agua primero. La cuerda atada proyecta a su cue- 110 la sujeta uno de los hombres que ya se en• cuentm al otro ladounos 15 Kms. Con gritos alentamos al ani• mal para que avance, mientras se tira la cuerda desde allá. Aún cuando los animales no puedan pisar el fondo, están tan acostumbrados a estas penurias que todos llegan ilesos a la orilla opues- ta. Sólo uno de ellos se sueltadistancia hacia abajo. es arrastrado El rio Paloma serpentea por la corriente y ya pienso que lo hemos perdido, él como una culebra gigante.
cuando veo Recién ahora nos damos cuenta de que un trecho más abajo logra topar fondo, se incorpora estamos hambrientos y sale muy campante a la ori- llasedientos. Asi habríamos terminado este episodio sin ma}ores pérdidas y procedemos a instalar el campamento en el lado derecho del valleEn estas alturas toda. Toda- via es temprano vía no hay agua y alcanzamos a salir a reconocer el terreno y a iniciar con la apertura de una senda, trabajo que deberá continuarse a la mañana si- guiente. Como garganta tan seca no podemos tragar cl Chocolate Cuando encontramos el tiempo no amanece muy favorable, preferimos no trasladarnos primer arroyo nos precipitamos a otro campamento por hoy. pero me preocupan los caballos; por es- tos lados no encuentran suficiente pasto beber dc su buen rato y de vez en cuando tratan de regresar a luego continuamos la otra orilla. Ya en la noche anterior nos dieron que hacer en ese sentidocaminata; por suerte, nos dimos cuenta a tiempo dc dos Nuestros hombres han cumplido sus intenciones y alcanzamos a arrearlos ha- cia los cerrostareas tal como se habia planeado. Subida al paso. por fin llega el momento en que podemos par- tir. Se buscan IOS caballos, cargamos Todas las cosas están listas y empren- demos el ascenso Díaz terminó la senda hacia el paso cordillerano. El rio a nuestra derecha se precipita como un loco por su lecho. Se abre camino por entre escarpa- das rocas; seguramente éstas dificultarían mu- cho la construcción asentamiento de un caminoMedina. Sería necesa- rio dinamitar en parte algunos trechos. En otras partes seria posible evadir las rocas por medio de puentes Lo único que conduzcan al camino por falló fue el lado opuesto del rio; así podría proseguir la ruta sin los impedimentos rocosos. La primera dificultad verdadera está caballo que iba a un kiló- metro de distancia del último campamento; se trata de una avalancha de nieve cuya blanca car- ga ha llegado hasta el rio mismocomprarle a Villarroel. Tratar de cru- zarla seria demasiado arriesgado ya l)ice que podría encontrarse horadada por el rio. Evadimos este obstáculo remontándonos algo animal se cayó tres veces, entonces optó por una laderaabandonarlo. Uno de los Medina le facilitó unode sus caballos pierde el equilibrio y se da vuelta hacia atrás, cayendo casi al rio. Por suerte, unos troncos derribados que se acumularon en la orilla impiden su caída total. No sólo habria- mos perdido el animal sino que con él nuestras carpas y sacos de dormir. Este incidente nos demuestra el peligro cuenta que corremos. Preferimos descargar todos los ani- males y transportar la carga nosotros mismo por la ladera hacia arriba, lo que significa un gran es- fuerzo. En general, éste ha sido un mal dia para mí. Ya en la mañana temprano me corté un dedo ofrecido apoyo con el machete. Después resbalé y cai en forma tan de- safortunada que el dolor en la pierna me acom- paña todo el día. Y para colmo de los malestoda su tropilla, olvi- dé mi cámara fotográfica en un lugar que ha que- dado muy atrás cuando me percato de ello. pedro Dias y los demás se ofrecen para ir a buscarlaes decir, pero nadie mis que yo sabe el lugar exacto donde está; asi no me queda otra que des. hacer todo 10 andado. Bueno, eso me pasa por ol- vidadizo. La quebrada por donde continuamos la mar- cha es tan empinada en algunas partes que basta- ría que uno conjunto de los animales resbalara para preci- pitarse de inmediato hasta el río abajo. Sin em- bar", estos caballitos chilotes son verdaderos acrobatas y están tan acostumbrados a estas for- adas jornadas, que casi no deberiamos preocu- pamosposee. Más abajo de nosotros hay cantidades inmen- sas de piedras y rodados, como si una mano gi- gantesca los hubiesc juntado ahí. Tal vez pro- vengan de época prehistórica y hayan sido trans- portados por enormes desplazamientos glacia- res. Balboa ya nos había hablado de este laberin- to de rocas, refiriéndose a él como "Casa de Pie- dras", nombre que conservaremos. Hacia Asi habriamos solucionado en forma definitiva el mediodía tenemos que volver a cru- zar el río. El valle se ensancha y la senda mejora. El rio se ha achicado bastante y el vadearlo dos veces más ya no constituye ningún problema. Ahora nos quedamos definitivamente en su ori- lla izquierda. El valle continúa en la misma di. rección, entre de los 2CK) y 210 grados caballos de latitud sur; recién al aproximarnos al paso, su dirección cambia a 220 gradoscarga. Súbitamente divisamos el paso entre los tron- cos que a estas alturas ya están bastante deterio- radosAntes dc partir dc madrugada. El altimetro indica 900 mts. sobre el nivel del mar aprovecho cl buen tiempo para sacar algunas fotos dc nuestro campamento y seguimos subiendo. Por fin se termina el bosque y ante nosotros se extiende una verde pradera, por cuyo centro fluye un arroyo bastan- te correntoso en la dirección de la cual venimos. La planicie cerro que enfrentamos tendrá unos 8CK) mts. de ancho escalamos y está rodeada de altos cerros que sólo podemos ver cuando las nubes se disipan un poco. En esto se levanta un fuerte viento y co- micnza a llover. Como hay bastante pasto para nuestros animales, decidimos acampar aquí. Llegamos al divorcio bau• tizamos *Cerro de las aguas. Una vez más el tiempo mejora y aprovecha- mos el nuevo día para salir a inspeccionar los al- rededores. Disponemos de suficientes caballos y podemos cabalgar. Improvisamos sillas de mon- tar con frazadas, lazos y cuerdas, y el resultado es bien pintoresco. El cielo está relativamente despejado y Cóndorescn homenaje a tra- vés del paso cordillerano gozamos de una her- mosa visión. Por las laderas orientales del lado oeste, el enano bosque montañoso se arrastra Otros cincuenta metros arriba, hacia los nevados eternos desde los cuales se deslizan glaciares azules. Una cumbre sigue a otra, todas tan empi- nadas pájaros que a veces la nieve no puede sujetarse en las partes altas de las laderas. Estas superficies oscuras contrastan con el cielo azul que las ro- dea En cambio, las laderas menos escarpadas tienen nieve etema y ventisqueros, pudimos admirar desde los cuales se desprenden amplios glaciares. Este lado occidental que impresiona como un paisaje invernal, contrasta con el aspecto estival de las laderas del oeste del lado oriental. Aqui el bosque continúa hasta unos 2(K) mts. más arriba. NO se ve nieve y donde termina el bosque, si- guen verdes superficies que terminan en el terre- no pedregoso de las cumbres. Designamos toda esta cadena como 'Cerro Quilla" pues se asemeja al contorno de un bote dado vuelta. Su punto más alto queda a unos 1.800 rntssu cima. La cadena
montañosa occidental recibe el nombre de "Cor- dón de la Campana", porque Balboa ya había bautizado su cumbre más austral como "Campa. Ya hemos cabalgado 5 kms. cuando llegamos al divorcio de las aguas. queda a unos mts. dc altura. En pequeñas superficies cenagosas sc forman unos arroyuelos que siguen su curso, al- gunos hacia el norte '''Colonos y otros hacia el sur. Nos cn- contramos en uno de los puntos donde se produ- ce cl divorcio de las aguas que van a alimentar IOS dos sistemas lluviales más grandes de la pro- vincia, los rios Baker y Aisén. I lasta aqui habíamos atravesado praderas montañosas que se elevan en forma gradual, pe- ro ahora el terreno desciende directamente ha. cia el bosque, en dirección sur. Más tarde, una vez que hayamos reconocido mejor el terreno, intentaremos bajar por ese lado. I loy dia nos da- mos por satisfechos con lo logrado e iniciamos el camino de regreso. durante el cual matamos dos gansos silvestres que nos servirán para una sopa esta noche. El día siguientre es un día totalmente perdido en que no podemos hacer otra cosa que esperar. El viento tironea las carpas como si quisiera arrancarlas. I lace un frio intenso y llueve sin ce- sar. Tampoco podemos calentarnos junto al fue- go por que el viento nos echa el humo a los ojos. Y el barómetro no presagia nada bueno. NO hay, pues, ninguna perspectiva alentadora. Tal vezya nos habíamos habituado al buen tiempo y al avance sin tropiezos mayores en esta expedi- ción. Si la comparamos con la del verano pasado, tenemos que conceder que hemos tenido una suerte increible hasta ahora. Por fin pasan las horas. Antes de dormir, con- verso con Torrealba sobre cl Valle Explorado- res. El menciona un rio llamado Tranquilo que proviene del oeste y que desemboca en el Lago General Carrera. Los colonos radicados ahí le dijeron que es un rio proveniente de escasa altu- ra: además, al interior del valle hay un pantano cuyas a$uas aparentemente nuycn hacia el no. roestePioneros Solitarios. ',Podria ser ése el lugar dc transición que buscamos hacia el mar? Al Oir esto, se refuerza mi propósito anterior de tratar de seguir en lo posible este verano el Curso superior del Rio Exploradores. Espero que entonces pueda concluir satisfactoriamente mi labor exploradora en ese valle, iniciada tiempo atrás. Aunque persisten algunas llovisnas al día si- guiente, el tiempo mejora, lo que nos sorprende, dado el mal estado anterior. Pero tal como 10 comprobamos otras tantas veces, la buena suer- Nos apresuramos a juntar nuestros caballos, fieles e indispensables acompañantes. Ya cada uno ha recibido su nombre: la "Yegua Madrina" es la que guia a los demás; la —Tuerta" y la "Vie- ja" Y también la "Media Cara" obedecen Sus nombres a características especiales. La última tiene la mitad de la cara blanca y la otra, negra. Uno de los animales se llama "Mula- por sus ore- jas grandes y otro, manso como un cordero, es el 152 "Potro". De vez en cuando produce cierto distur- bio cuando todos pastan en alguna pradera, pero en general esle potro es muy abúlico. De otra manera no habna llegado a convertirse cn ani- mal de carga. Muy pronto nuestra cavarana se ponc en mo- Vimiento por este valle rodeado dc nevadas cum• y ventisqueros. Si alguna vez. sc logra cons- truir una carretera por aqui, será una ruta privile- giada en cuanto a la increihle belleza natural que brindará al viajero. Nuestro próximo campamento se instala al pie del cerro Campana en un verde bosquecillo, interrumpido por algunas superficies cubiertas de pasto. Una vez que han quedado puestas las carpas. VOY de paseo por la ladera del cerro y dis- fruto de la vista hacia la zaina de Ibáñez. donde reconozco claramente unos roces y una azulada columna de humo que se elevaba detrás de una colina. La mañana siguiente nos regala un sol esplen- doroso. Dian, Aguilar y Delgado se ponen a tra- bajar desde temprano en una senda para caballos que conduzca al interior del valle. Tal vez podre- mos usar asi nuestros animales una vez más y li- berarnos de tener que transportar nosotros la pe- Sada carga. Sabremos si será posible esta noche, cuando los hombres regresen de su trabajo. Torrealba y Martincz me acompañan a caba- (loa sacar unas fotografias y a filmar. El paso cor- dillerano y los cerros circundantes ofrecen múl- tiples motivos y espero poder captar algo de su belleza. En la tarde obtenemos una buena visión de los alrededores del cerro Quilla. Vemos la región a nuestros pies como en un mapa. I lacia las altu- ras vemos el origen del rio Ibáñez. Parece que allá hay otro paso cordillerano que conduce al valle del Murta, el que desemboca en el Lago General Carrera. No lo podemos reconocer cla- ramente desde donde estamos, pero si mañana escalamos el cerro Campana, podremos solucio- nar esa y otras dudas. por sobre el horizonte al sur se eleva el gigantesco San Valentín. primero casi no podemos creer que sea él, pero luego de verificar nuestros cálculos nos convencemos que no puede ser otro que este gigante de 4.(m mts. En parte también podemos seguir el curso del río Ibáñez. Serpentea como una enorme cu- lebra formando bancos de arena y pantanos. Y ahi donde ayer vimos elevarse la columna azula- do de humo, podemos reconocer ahora una po- blación al otro lado del inmenso río. El riachuelo cuyo curso seguimos hacia abajo por cl valle parece pasar por profundas quebra- das y es posible que eso nos acarree problemas. Los abridores de sendas confirman esta impre- Sión cuando regresan al campamento en la no- che; según ellos, se podría continuar todavía un buen trecho por el valle. Mañana trataremos de seguir ese camino, creemos poder llegar más rápido atravesando el paso cordillerano. Sin embargo, ese no es el sen- tido de nuestra expedición. Lo que realmente nos interesa es averiguar las posibilidades de ''
construir un camino o una via férrea por la parte La marcha prosigue sin tropiezos. A mediocamino hacia el asentamiento más baja que conduce cercano. sale a través de nuestro encuentro el colono Medina con algunos caballos. Asi podemos ira recuperar los bultos que habíamos dejado atrás. A la selvaI P. Escalamos el Cerro CampanaM. Temprano llegamos con loda la carga a la mañana siguiente casa de Medina, donde nos espera un reconfortante mate y con buen tiempoun delicioso asado dc cordero al palo. despachamos nuestros hombres Medina vive solo con dos caballos cargadossu mujer; todavía no tienen hijos. Torrealba Poseen una sencilla casa hecha de troncos y yo partimos hacia la cumbre del Campana con compásun techo de tejuelas, anteojos que cumple perfectamente su cometido. La asendosa mujer ha logrado crear cierta atmósfera de larga vistaconfort en su interior. También cuentan ya con una peque. ña huerta y un par de vacas, altimetro así es que no les faltan las verduras, la leche y máquinas filmadorasla mantequillx Medina está dispuesto a acompañamos maña. na con sus caballos hasta el próximo asenta• miento, que le pertenece a un señor Muñoz; des. Tratamos en lo posible de aprovechar los cam- pos ahi trataremos de nieve porque nos permiten caminar me• jor ubicar al colono Balboa, del cual hemos oido muchas cosas. El es el único que sobre terreno plano cubierto podria informarnos acerca de piedras 0 despojosla región que nos interesa especialmente. La subida hasta Dicen que tiempo atrás llevó un canto piño de animales de Valle Ibáñez hasta el lago Paloma; si asi fuera, tendría que precede conocer bastante bien la cum- bre es relativamente fácil, pero luego sc pone muy empinada: llegamos después a una roca muy gastada. las piedras región que contiene están bas- tante sueltas deseamos explorar. Torrealba aprovecha el crepúsculo para ir a pescar y no son muy confiables. por eso la única posibilidad regresa con media docena de seguir ascendiendo condu- ce por hermoSas truchas, que nos proporcionan una angosta cresta cuyo lado norte se pro- longa hacia abajo variedad en un extenso campo nevadoel menú con tanta came de cordero. El tiempo está tan hermoso y agradable, mientras que su lado sur termina en una inmen- sa ladera prescindimos de despojoslas carpas por esta noche. Es delicioso dormir al aire libre. A medida que subimos las 8 AM. los peñascos caballos ya están cada vez más sueltos y cargados; seis animales nos da- mos cuenta de que al continuar bastarán por aquí encierra verdadero peligrohoy. Muy cerca Dejamos parte de la cumbre tene- mos que desistir las provisiones en casa de nuestro propósito Medina, como pago por toda su cooperación. Avanzamos dos Kms. por terreno plano a. 10 largo del río, pero inicia luego una serie de llegar hasta ellacurvas, casi en ángulo recto y para acortarlas, proseguimos en linea pasando por. En realidaduna primero tenemos que subir en forma muy empinada y luqo bajamos abruptamente. Según criterio patagonico. la senda en si no nos interesa dominar todas las cimasesta tan mala; ademásnuestra gente la califica como fabulosa. Pero los animales no tenemos el calzado apropiado para tal empresacomparten esta opinión. Es preferible no exJusto cl frente de la curva que hace cl rio. ponernos más al peligro de sufrir alguna fractura . semboca cl Valle Boca de León en estas soledades y hacer fracasar asi el éxito cl rio Paloma. una ruta caminera a través del Valle Boca de León hacia Coyhaique. Desde un punto de vista técnico la construcción dc esta ruta prestaría mayores problemas. I lacia la una dc la tarde estamos cera de nuestra expediciónmeta. La altura lograda hasta En medio de una fresca pradera y entre enormes troncos carbonizados vemos una solitaria choza, a la cual nos dirigimos. A partir dc aqui deberemos continuar a pie, pues Medina tiene que regresar con sus caballos. En esto aparcccn dos jinetes provenientes del sur; traen consigo un caballo desocupado. Mediru di'X quc cl mayor dc los jinetes es cl hombre al que esperábamos ubicar en alguna parte. iQuc suertc encontrarlo aquí! En estos aislados parajes suele suceder que uno no encuentre con nadie, durante meses y años. Balboa impresiona como un hombre serio de unos 1urws SO años.9(X) mtsSu cara, es simpática y toda su per. sona revela energia y lo que queríamos comprobar ya se extien- fuerza de ante voluntad. Escier. to que las privaciones y esfuerzos tun traz.aú:» profundos surcos en su curtida piel. Lc contamos cuál es nuestra vista hacia abajomisión y le pre. Hay un impo- nentc conjunto montañosoguntamos si nos M)drá ayudar con algunos datos importantes. Nos cuenta que en sus recorridos anteriores entre cuyas cum- bres se eleva por sobre todos los demás valles Paloma e Ibáñez, siempre evitaba internarse por la in- mensa masa helada selva y que preferia más bien las altas cumbres, más allá del San Valentínlímite de la vegetación, lo que naturalmente sólo podía hacer en épocas sin nieve. Ya señalaEl paso más apropiado él lo había localizado desde una cima más alta, aunque nunca habia transitado aún por él. mos anteriormente Cree que este es el cerro más alto queda a unos 800 mts. de los Andes Patagónicosaltura. Un poco más al sur"Ustedes deberían seguir ese rio", reconocemos dice, indicando hacia el sur. "para llegar al otro gi- gante divorcio de 3las aguas.0 mtsSi quieren, mi compañero y yo podemos seguir con Uds.unos cuantos kilómetros y prestarlcs nuestros caballos-. precisamente es ese el Arenalesvalle que más me interesa; en aceptamos gustosos el este brilla ofrecimiento de Balboa, más cuando Medina debe emprender el empinado Cerro Castillo regreso con sus rojizas pare- des rocosas pero lo que animales. Una vez más nos interesa hoy, es observar el curso llama aquí la atención la poca confiabilidad de los rios desde esta alturamapas existentes. Podemos seguir El Rio Paloma, por ejemplo; aparece en una dirección que corresponde a la real. Los anuentes no figuran en muchos casos y los cerros marcados no tienen nombre. En el curso casi completo lugar del rio Ibáñezmapa, desde Su nacimiento hasta donde gún Balboa el rio proveniente del Sur afluye como anuente en el Paloma. sólo se ve una mancha blanca. El cielo está nublado al día Siguiente y parece que quisiera llover. Balboa y su trayecto companêrO González partieron anoche y regresan ahora en la mañana con más caballos. Nos llevarán hasta la choza del colono González. Empacamos todo rápidamente y partimos. González permanecerá inferioraqui hasta mañana, para controlar el ganado y las ovejas de Balboa, por estos lados. Casi Se reunirá con seguridad localizamos dos pa- sosnosotros mañana y nos llevará un cordero, uno ya que conduce del a partir dc hoy se nos terminó la carne. Pero hay otras cosas para comer, sin embargo, Balboa insiste en proporcionarnos un asado al palo. Coa mo no deseamos ofenderlo. terminamos por aceptar su ofrecimiento. Entramos ahora a un valle del rio Ibáñez que conduce hacia el oeste, pero le doy a entender a Balboa que queremos ir al del rio Murtasur. Es obvio El me explica que este último tiene a pesar del rodeo que haremos por una longitud mucho colina, llegaremos más larga rápido al valle del sur que en forma directa. Como causa de este hecho ilógico dice que la señalada senda de caballos se encuentra en pésimas condiciones en el mapavalle del rio. Sus brazos se bifurcan por entre los cerros a una distancia considerable. Pero fuera del Paso Balboa, no podemos dis- tinguir otro que permitiera habrían problemas de terreno para la construcción de una futura carretera hacia Puerto Aisén_ podemos re- gistrar como descubrimiento nuestro, la ubica- ciónde estos dos pasos hacia la zona del Murta y, por lo tanto, cl Lago General Carreraahí. Ellos pare- cen estar a menor altura Penetramos al valle unos 8 Kms. al que le asignamos el paso Balboa, Cuya parte más alta tendrá unos 1nombre de "Engañoso .300 mtSTiene un ancho aproximado de 8(N) mts. I lemos tomado muchas fotografias y anotado todo lo necesarioun pequeño anuente glaciar serpentea por la pradera ascendente. La selva contiene aqui coigue (Nothoragus dombeyi, hora de emprender el regre- so 'lace calor v no sopla cl vienln de las alturasMirb. Oerst), comienza de nuevo el suplicio de los in- sect0Slenga (Nothofagus pumilio, Poepp. Nos martirizan rpás de lo que razonableet Endl. mente se podría esperarKrass) y ñiere (Nothoragus antartica. Forst. A Torrealba le encanta comer helado Oest) y de vez en cuando se le Ocurre satisfacer este antojove interrumpida por áreas verdes. Recoge nieve del trecho Nos rodea aqui la típica visión de la zona de los parques, que vamos atravesando y llena su mochi- evoca en mi la con ella. Al llegar al campamento, coloca un poco imagen de nieve cn una taza, Ic agrega azúcar y lelos bosques europeos dc haya. che envasada Debemos cruzar el rio varias veces y lo revuelve biencl con. A otras porcio- nes junto de nieveseis caballos de carga y cinco jinetes, le agrega harina tostada. Nuestros hombresvadeando por el agua, se entusiasman con este invento ofrecen cada vez un lindo espectáculo. Nos acompaña un potrillito y denos divierte observar cómo pretende actuar como los caballos adultos. voran tales cantidades que les llega Torrealba y yo vamos a doler pie; sólo para cruzar el es- tómagorio montamos momentáneamente. Por suerte, son resistentes Todos los demás van montados y se sobrepo- nen a estas extravaganciascada uno tiene bajo su cuidado un caballo de carga. NOS deshacemos Después de IOS caballos. Martínez una marcha de dos horas llegamos al término superior del valle y Delgado llegaron nos encontramos de vuelta Con los caballos pronto al mediodía mientras pie dc altos cerros glaciares, de los que Díaz y Agui- lar regresan recién parte el riachuelo junto al anochecer pues estuvieron toda cual está la tarde abriendo la sendahumilde cabaña que buscamos. Ahora ya no po- dremos continuar con caballos Nuestra gente se instala cómodamente cn ella y decidimos nosotros armamos la carpa en- viarlos medio de vuelta a la choza un pequeño prado cubieto de Balboa, en florecillas silvestres. Una vez de dejarlos más me siento como en libertad aquíuna finca; ya ha oscurecido. No estamos seguros que podrían encontrar solo Estamos cómodamentc sentados en la cabaña, en tomo al fuego. Desde afuera oímos el úqmino ruido de regre- solos caballos que pastan y junto al alegre tañir de sus campanitas, Balboa nos cuenta de su vida. Encargamos Dice que hace doce años llegó a Díazeste valle por primera vez Antes habia tratado de radicarse en una región bastante poblada, pero los colonos luchaban ahí con cuchillo y revólver por un pedazo de terreno. Martínez No soportó esa situación y Aguilar que se preocupen prefirió buscar otra propiedad entre las miles de llevarlos pues son los hectáreas que mejor manejan estos animalesle pertenecían al Estado, lejos de toda civilización. Deberán A partir tempra- no a del Valle Ibáñez, cabalgó trechos interminables por la 6 AM. si todo resulta biennevada cordillera, podrían hasta llegar al rancho de Balboa al atardecera este valle. Bajo la guía de Delgado Le gustó tanto que decidió radicarse aquí. Había venido con un buen amigo, ya conoce esta re- giónfallecido, partimos todos los demás hacia el valley así se convirtió en solitario colono, viviendo muchos años en completo aislamiento con sus animales. La ruta que seguimos está Cuando descubrió estas tierras, fuc a unos 7(Y) mtsbuscar un;" vacas y las trajo por las montañas. a lo largo de una ladera bastante empinadaAsí Vivió completamente durante varios años. Vemos Luego aparecieron otros colonos que desciende abruptamente hacia venían desde el rioPaloma, cuyo ruido resuena hasta arriba, indudable- mente por aquí habria ciertas dificultades para la contrucción dc que se asombraron muchísimo de encontrar aqui un camino, aunque seria exage- rado hablar de imposibilidad técnicaasentamiento organi"ado. Todo Nadie se explicaba de- pendería dónde vendría este hombre y hasta el dia de lo hoy es el único que cueste y haya disponible para invertir en ha llegado a este valle cruzando la obracor• dillera. Es fácil apreciar No se puede decir que habría Balboa sea un primitivo que mover mucha tierra, si 1c haya dado la ruta pasara por aqulespalda a la civilización. Después de varias horas subiendo Al contrario, ayuda y bajando cerros llegamos a una meseta pantanosa coopera en lo que queda puede y desea contribuir a unos 7 kms. establecer la ruta dc conexión másapropiada hacia la región Ibáñez. Calculo Nos ha acompañado hasta aqui Mañana nos llevará al valle principal, es decir, al valle del paso que podríaen su honor hemos bautizado - mos llegar Valle Balboa-. pero las condiciones del tiempo impiden nuestra partida a la primera población del vallemañana siguiente; pero por la configuración del terreno seguramente nos demoraremos algunos días más, No alcanzamos llueve en forma intensa. Gonñlcz llega a llegar al campamento cuan- do sc desata una tormenta, Hay que reforzar las carpas para asegurarlas contra 10 AM. con el fuerte vientocordero prometido, seguido Se hizo cargo del cuidado de lluvia torrenciallos animales dc Balboa, mientras éste nos acompaña unos días. Entre tanto, Delga- do se ha puesto a preparar una sopa Parece contento de arvejashacerlo; el fogón se encuentra bajo una lona colocada obli- cuamente para resguardarlo de le encantaría seguir con nosotros hasta la lluviameta. pero Pueda scr que este intermezzo en sus actividadcs cotidianas le haga recordar sus años de peregrinación por la tormenta lo arranca y lanza contra unos matorra- les; también la olla cae al suelo cordillera y disfrute el poder compartir ahora una vez más las arvejas se es- cabullen, rodandoaventuras de tales expediciones. Sorprendo También a Delgado tratan- do de recogerlasGonzález le gusta. A pesar de todos los impedi- mentosría seguir, pero dehe preocuparse de alguna manera consigue terminar los preparativos y nos sirve sopa animales de arvejas esa no- chesu patrón. Guardo silencioPara demostrar sus deseos de ayudarnos, pone sus caballos a nuestra disposi• ción. La persistente lluvia nos Obliga a permanecer inactivo otro día más; no hay nada No se puede negar que hacer. Los arrieros tampoco pueden regresar con es- te tiempo infernaltenemos mucha suerte en esta expedición, de modo que no queda Otra se ha convertido en un verdadero paseo gracias a la ayuda proporcionada.
cosa que seguir esperando. Y la lluvia continúa toda la noche. Recién al amanecer la naturaleza se aquieta afuera; me llama la atención el absoluto silencio que se producc a continuación. En cuanto aclara un poco, abro la carpa y me encuentro con un verdadero paisaje invernal aunque estamos en plena época de verano, La nieve ha caído hasta la altura del Paso cordillerano. Se ha acumulado sobre los árboles y grandes motas blancas siguen cayendo. Para mi todo tiene un aspecto navide- ño. pero como estamos en el hemisferio sur y en verano, la nieve no perdurará, pronto comienza a desaparecer en forma tan inesperada como se produjo. Una leve y cálida brisa del oeste acelera su derretimiento. A pesar del mal tiempo nuestros arrieros re. gresana las 2 PM.; vicncn empapados. Perdieron el dia de ayer por la lluvia. Aunque continuaba lloviendo esta mañana abajo en el valle. prcfirie. ron regresar, exponiéndose a la lluvia antes de pasar otro dia inactivos en la choza dc '''Balboa. Pensaron también que si seguían esperando. po- drian tener problemas con el aumento del cau- dal cuenta de los rios. Me siento aliviado de comprobar que a pesar de todo han llegado bienyque los ca- ballos fueron entregados_ Al atardecer se reinicia la lluvia, que luego continúa toda la noche pumas y también durante cl día siguientelauchas. El paisaje invernal se ha transformado de nuevo cn estival. pues todos los árboles han perdido la nieve que aún retenían. Lo que nos molesta. es la lluvia que nos obliga a permanecer en el campamento. para pasar el tiempo nos en- tretenemos con competencias dc tiro al blanco; algunos salen a cazar y otros duermen. A la lluvia siempre sigue el sol. incluso en la es cuestión de tener paciencia. A las 7 de la mañana del dia siguiente estamos listos pa- ra partir. La carga se reparte entre todos ya que su peso es considerable. Martinez se extralimita en Su afán por ser servicial e insiste en que le den más cosas para transportarlas. Tendré que obser- vario. Como ya conocemos el bosque por cl cual sc llega al valle, escogemos ahora otra ruta a lo lar- go dc una cadena montañosa. que Balboa nos mencionó. Lentamente avanzamos a través de la franja boscosa que queda entre el paso y las montañas rocosas. Una vez que llegamos a la parte superior de éstas, nos encontramos con una superficie bastante plana: con el viento que nos empuja desde atrás, podemos caminar más rápido durante algunas horas. en dirección hacia el valle. A nuestra izquierda se elevan las cimas de la Cordillera Castillo y a la derecha se extien- de el angosto valle del Arroyo Portezuelo. Hacia las I I AM. llegamosal lugar dondeque- daron nuestros bultos transportados por los ca- ballos hasta ahi; a partir de este momento estare- mos incursionando en territorio desconocido. El bosque está bastante ralo y asi no cuesta seguir por el. Martínez sufre un pequeño accidente, se resbala y tuerce un pie. Con ello, el ritmo de nuestra marcha se va constreñido, pero ya no fal- ta mucho para llegar al valle. Ilay indicios que 154 así lo indican. En una pequeña colina, vemos las primeras señales de la mano del hombre, pues hay un corral con algunas vacas y terneros. Y sor. presivamcnte, cl valle Ibáñez se extiende ante nuestra vista y aparece más allá una pequeña fin. ca. Parados cn una roca sobresaliente podernos reconocer muy bien el cerco y las casas. El rio que está ahora directamente frente a nosotros, hace grandes recovecos al avanzar hacia su semty»cadura. Son las 6 PM. cuando llegamos al valle. Ladri- dos de perro anuncian nuestro arribo. Poco des- pués estamos ante la casa del colono Antureo, que sale con su familia, nos miran llenos de asombro. Les explicamos como hemos venido hasta aquí. Nos invita a pasar con Torrealba a servimos un mate. A nuestros acompañantes les ofrece medio cordero para que se preparen un asado. Pronto ubicamos un buen lugar para acampar en la cercania_ Por estas partes hay leña seca para el fuego y asi no Lardamos de sentirnos como en casa. Se podria decir que hemos llegado a la me- ta de nuestra peregrinación. Lo que todavía nos queda por delante hasta el Lago General Carrera es territorio conocido y que se presta para la fu- tura construcción de un ruta caminera. No tendremos que preocuparnos nuevamente de obtener caballos Algunos de nuestro grurn tendrán que regresara buscar parte de los bultos que dejamos cn un lugar de la senda en el que. Antureo nos facilitará los caballos para esta tarca y con eso todo será más fácil, pues un tre- cho de la senda es perfectamente para animales de carga. En realidad merecemos un descanso y por no nos provx»nemos nada especial para este día. Es decir, parte del tiempo libre habrá que dedi- carlo al lavado y arreglo de la ropa. Comenzamos deleitándonos con varios litros de leche fresca para el desayuno. A la hora de al- muerzo nos sirven una apetitosa cazuela a la chi- lena y el postre lo vamos a buscar afuera. Come- mos frutillas silvestres hasta saciamos; crecen en abundancia cn esta región. Después segui- mos el restin con calafates maduros, fruta de la cual se dice que quien la haya comido una Vez, tendrá que regresar siempre de nuevo a la Pata- gonia. iEn buena hora! Creo que los pobladores de esta región no sa- ben apreciar lo que la naturaleza les brinda. por ejemplo, las frutillas que crecen solitas, o tam- bién los calafates. De ambas frutas se podría ob- tener una excelente mermelada siempre que la fruta se ponga a cocer con suficiente azúcar. pa- rece que las mujeres de los colonos no conocen esta posibilidad, o bien. no se quieren dar el tra- bajo. La gente se alimenta aquí casi exclusiva- mente de carne y mate. Sólo los colonos que es- tán radicados desde hace tiempo, cuentan con leche fresca y quesos que fabrican durante cl pe• riodo de abundante producción lechera y que les alcanza para todo el año. Se come relativamente poco pan. Los que tienen huerta, también disp- nen de verduras y papas. Un hijito del colono, de unos diez años, no se '''
separa pasamos casi todo el dia conversando en torno al fuego y Balboa nos entretiene con sus relatos. Nos cuenta cómo una vez casi enloqueció con una plaga de nosotros lauchas. Sucedió hace años cuando norecio cl bambú. lo que ocurre cada a 50 años. Apareciemn tantísimas lauchas que no habia cómo deshacerse de ellas. Nada estaba a salvo ante estos roedores. Tuvo que guardar todos los comestibles en el campamentotarros de latas bien tapados. Nuestra llegada debe haberlo impresionado muchoSe comieron todas las cosas hechas de cuero de caballo, dc vaca o de oveja. Su apariencia es No se salvó nada. Como explicación de esta plaga, piensa que se debió a que después de la floración del bambú, cayeron al suelo las frutas maduras a que dio origen y éstas atrajeron a los roedores, pues constituian un precioso bocado para ellos. Durante ese periodo las lauchas vivieron como en el paraisoy se multiplicaron con rápidez increíble; posible. mente la semilla de los frutos tuvo un pequeño gaucho argenti- efecto fertilizador en los animales. pero tan súbitamente como se ori$inó la pla• ga, terminó también. La semilla broto pero ya noconstituia alimento para los roedores que empezaron a pasar hambre. El pelo muy negro Y fue entonces cuando atacaron con furia todo lo que adorna su cabeza apa- rentententc io heredó encontraban en las casas y establos de los pobladores. Se comportaban como verdaderos piratas. En algunos casos hubo que colgar las cunas con las guaguas del techo, sujetándolas con alambres: también los adultos eran atacados en su madresueño. Nadie sabe. cómo, cuya ascen- dencia araucana es obviade pronto las lauchas desaparecieron. El dueño La propia naturaleza se habrá encargado de casa es un chilote res• tablecer el equilibrio biológico. Miles de tomo lauchas se echaron al río como en un suicidio masivo. Más tarde se encontraron sus cadáveres junto a la orilla del lago, llevados ahi por las olas y lomocl viento, que se expuestos al proceso de putrefacción. Torrealba pregunta a Balboa si ha esforzado mu- cho tenido oportunidad de ver al puma, llamado león plateado. Contesta que en la actualidad este animal ya casi no existe por proporcionarle a su familia todo 10 nece- sarioestos lados. Parece ser bastante entendido porque Cuando él re• cién llegó con su propiedad revela amigo, un tesonero trabajo dia mataron dos hembras y está un macho de pelaje claro. como los que se ven en buenas condicionesla pampa. También vieron un puma dc color café rojizo que es muy temido por. que ataca a las ovejas y vive en los bosques. Una vez mató a uno de estos pumas. el cual tenia la particularidad de que una de sus patas y orejas eran de color blanco. Asi pasa el dia lleno de relatos y recuerdos junto al fuego, Al atardecer. el tiempo mejora y el cielo estrellado de la noche presagia un dia sin lluvias. "
'''Llegada al Valle Balboa. '''
|Con un sol esplendoroso iniciamos muy temprano nuestras actividades. Como tendremos que pasar por un desfiladero muy empinado, los caballos transportarán solamente la mitad de la carga usual, lo que significa que habrá que hacer dos vcccs el mismo recorrido. Nuestros hornbres y Balboa conducen los animales hacia arriba; Torrealba y yo cargamos las pesadas mochilas. La sombra cubre todavia la empinada ladera, asi es que no nos podemos quejar de calor. Pero el ascenso que emprendemos se hace sentir en las piernas. Después de algunas horas logramos llegar a una pequeña pampa, a unos mts. de altura. Está rodeada dc árboles de un verde claro (Nothofagus). Mientras los hombres regresan con los animales para buscar el resto de la carga, Torrealba y yo escalamos otra ladera hasta llegara un punto desde el cual obtenemos una buena viSión a la redonda. La atmósfera despejada nos permite ver todo claramente. Podemos reconocer muy bien los valles que van en dirección sur y sureste hacia el Valle Ibáñez. Todos, menos el Balboa, terminan en los nevados pasos. En dirección noreste podemos mirar directamente al interior del cañadón Boca de león; justo delante de nosotros se ve una punta del Lago Paloma. Senderos silvestres revelan que por aquí deben haber pasado huemules, aunque no podemos ver ninguno en la cercanía. Nos apresuramos en regresar y en cuanto llegamos al campamento, aparece también la caravana con nuestros hombres que vienen agotaEl buen tiempo se mantiene. Pasamos una noche tranquila y a la mañana siguiente proseguimos la marcha. Volvemos a descender en forma bastante abrupta, siguiendo un vallecito que terISO mina en el Valle Balboa. Hacia el medio dia llegamos a una choza que Balboa construyó aqui hace seis años. Se encuentra a unos 590 mts. so. bre el nivel del mar y a unos 100 mts. del fondo del valle fluye el rio Balboa, cuyo ruido podemos percibir. Aqui pasa por un valle bastante amplio donde abunda el pasto. Este es un estupendo alimento para nuestros cansados animales y como no sabemos cómo será el terreno más hacia el interior del valle, preferimos acampar aquí. En la tarde, Balboa sale con los hombres a ve. rificarel estado del terreno. Regresan a las 8 PM. y nos cuentan que hasta unos 8 Kms_ más arriba, donde hay que cruzar el rio, todo está bastante bien; pero el alto nivel de sus aguas podrían planteamos algunos problemas. Balboa se despide a la mañana siguiente y no. sotros proseguimos la marcha por el valle que ahora lleva su nombre. Todavía disponemos de seis caballos. Cinco de ellos van cargados y el sexto no transporta nada. Quedamos de acuerdo con su dueño que si ya no los necesitaríamos más, los arrearíamos de vuelta, el cree que serán capaces de encontrar solos su acostumbrado lu. gar de pastoreo. Para la construcción de una futura ruta caminera sólo sería utilizable cl lado izquierdo de este valle. Fuera de algunas rocas sobresalientes que se podrían dinamitar fiEilmente, no hay mayores impedimentos. En cambio, el lado de. recho del valle desciende hasta el rio en forma casi vertical. A este lado también existe el peligro de permanentes rodados. Empinadas que. bradas a las que se precipitan las masas de nieve surgen desde la base del valle hasta las heladas cumbres dc la -Cadena de Montes Castillo". En uno de los puntos de la ruta que seguimos hoy. nos vemos obligados a cruzar por sobre una enorme avalancha de nieve que se extiende has. ta más allá de la orilla izquierda del rio. Gruesos árboles quebrados demuestran la fuerza de este rodado. De pronto una roca nos impide seguir el camino al lado izquierdo del rio. Este es el punto has. ta donde llegaron nuestros hombres ayer. Por el lado derecho no es posible vencer este obstáculo y asi decidimos cruzar el rio. Como la corriente es demasiado fuerte, los animales sólo podrán lograrlo sin la carga. Tratamos de organizar un puente de troncos y después de varios esfuerzos, lo El traslado de la carga por aquí ya no constituye un problema, ahora sólo nos preocupan los caballos. Aunque el rio no es muy ancho, su agua se precipita con tal velocidad entre grandes rocas diseminadas en su lecho, que la maniobra en si encierra cierto peligro. Cuidadosamente hacemos que un caballo se meta al agua primero. La cuerda atada a su cue110 la sujeta uno de los hombres que ya se en• cuentm al otro lado. Con gritos alentamos al ani• mal para que avance, mientras se tira la cuerda desde allá. Aún cuando los animales no puedan pisar el fondo, están tan acostumbrados a estas penurias que todos llegan ilesos a la orilla opuesta. Sólo uno de ellos se suelta. es arrastrado por la corriente y ya pienso que lo hemos perdido, cuando veo que un trecho más abajo logra topar fondo, se incorpora y sale muy campante a la orilla. Asi habríamos terminado este episodio sin ma}ores pérdidas y procedemos a instalar el campamento en el lado derecho del valle. Todavia es temprano y alcanzamos a salir a reconocer el terreno y a iniciar la apertura de una senda, trabajo que deberá continuarse a la mañana siguiente. Como el tiempo no amanece muy favorable, preferimos no trasladarnos a otro campamento por hoy. pero me preocupan los caballos; por estos lados no encuentran suficiente pasto y de vez en cuando tratan de regresar a la otra orilla. Ya en la noche anterior nos dieron que hacer en ese sentido; por suerte, nos dimos cuenta a tiempo dc sus intenciones y alcanzamos a arrearlos hacia los cerros.
'''Subida al paso. '''
 
por fin llega el momento en que podemos partir. Se buscan IOS caballos, cargamos y emprendemos el ascenso hacia el paso cordillerano. El rio a nuestra derecha se precipita como un loco por su lecho. Se abre camino por entre escarpadas rocas; seguramente éstas dificultarían mucho la construcción de un camino. Sería necesario dinamitar en parte algunos trechos. En otras partes seria posible evadir las rocas por medio de puentes que conduzcan al camino por el lado opuesto del rio; así podría proseguir la ruta sin los impedimentos rocosos. La primera dificultad verdadera está a un kilómetro de distancia del último campamento; se trata de una avalancha de nieve cuya blanca carga ha llegado hasta el rio mismo. Tratar de cruzarla seria demasiado arriesgado ya que podría encontrarse horadada por el rio. Evadimos este obstáculo remontándonos algo por una ladera. Uno de los caballos pierde el equilibrio y se da vuelta hacia atrás, cayendo casi al rio. Por suerte, unos troncos derribados que se acumularon en la orilla impiden su caída total. No sólo habriamos perdido el animal sino que con él nuestras carpas y sacos de dormir. Este incidente nos demuestra el peligro que corremos. Preferimos descargar todos los animales y transportar la carga nosotros mismo por la ladera hacia arriba, lo que significa un gran esfuerzo. En general, éste ha sido un mal dia para mí. Ya en la mañana temprano me corté un dedo con el machete. Después resbalé y cai en forma tan desafortunada que el dolor en la pierna me acompaña todo el día. Y para colmo de los males, olvidé mi cámara fotográfica en un lugar que ha quedado muy atrás cuando me percato de ello. pedro Dias y los demás se ofrecen para ir a buscarla, pero nadie mis que yo sabe el lugar exacto donde está; asi no me queda otra que des. hacer todo 10 andado. Bueno, eso me pasa por olvidadizo. La quebrada por donde continuamos la marcha es tan empinada en algunas partes que bastaría que uno de los animales resbalara para precipitarse de inmediato hasta el río abajo. Sin embar", estos caballitos chilotes son verdaderos acrobatas y están tan acostumbrados a estas foradas jornadas, que casi no deberiamos preocupamos. Más abajo de nosotros hay cantidades inmensas de piedras y rodados, como si una mano gigantesca los hubiesc juntado ahí. Tal vez provengan de época prehistórica y hayan sido transportados por enormes desplazamientos glaciares. Balboa ya nos había hablado de este laberinto de rocas, refiriéndose a él como "Casa de Piedras", nombre que conservaremos. Hacia el mediodía tenemos que volver a cruzar el río. El valle se ensancha y la senda mejora. El rio se ha achicado bastante y el vadearlo dos veces más ya no constituye ningún problema. Ahora nos quedamos definitivamente en su orilla izquierda. El valle continúa en la misma di. rección, entre los 2CK) y 210 grados de latitud sur; recién al aproximarnos al paso, su dirección cambia a 220 grados. Súbitamente divisamos el paso entre los troncos que a estas alturas ya están bastante deteriorados. El altimetro indica 900 mts. sobre el nivel del mar y seguimos subiendo. Por fin se termina el bosque y ante nosotros se extiende una verde pradera, por cuyo centro fluye un arroyo bastante correntoso en la dirección de la cual venimos. La planicie que enfrentamos tendrá unos 8CK) mts. de ancho y está rodeada de altos cerros que sólo podemos ver cuando las nubes se disipan un poco. En esto se levanta un fuerte viento y comicnza a llover. Como hay bastante pasto para nuestros animales, decidimos acampar aquí.
 
'''Llegamos al divorcio de las aguas. '''
 
Una vez más el tiempo mejora y aprovechamos el nuevo día para salir a inspeccionar los alrededores. Disponemos de suficientes caballos y podemos cabalgar. Improvisamos sillas de montar con frazadas, lazos y cuerdas, y el resultado es bien pintoresco. El cielo está relativamente despejado y a través del paso cordillerano gozamos de una hermosa visión. Por las laderas orientales del lado oeste, el enano bosque montañoso se arrastra Otros cincuenta metros arriba, hacia los nevados eternos desde los cuales se deslizan glaciares azules. Una cumbre sigue a otra, todas tan empinadas que a veces la nieve no puede sujetarse en las partes altas de las laderas. Estas superficies oscuras contrastan con el cielo azul que las rodea En cambio, las laderas menos escarpadas tienen nieve etema y ventisqueros, desde los cuales se desprenden amplios glaciares. Este lado occidental que impresiona como un paisaje invernal, contrasta con el aspecto estival de las laderas del oeste del lado oriental. Aqui el bosque continúa hasta unos 2(K) mts. más arriba. NO se ve nieve y donde termina el bosque, siguen verdes superficies que terminan en el terreno pedregoso de las cumbres. Designamos toda esta cadena como 'Cerro Quilla" pues se asemeja al contorno de un bote dado vuelta. Su punto más alto queda a unos 1.800 rnts. La cadena montañosa occidental recibe el nombre de "Cordón de la Campana", porque Balboa ya había bautizado su cumbre más austral como "Campa. Ya hemos cabalgado 5 kms. cuando llegamos al divorcio de las aguas. queda a unos mts. dc altura. En pequeñas superficies cenagosas sc forman unos arroyuelos que siguen su curso, algunos hacia el norte y otros hacia el sur. Nos cncontramos en uno de los puntos donde se produce cl divorcio de las aguas que van a alimentar IOS dos sistemas lluviales más grandes de la provincia, los rios Baker y Aisén. I lasta aqui habíamos atravesado praderas montañosas que se elevan en forma gradual, pero ahora el terreno desciende directamente ha. cia el bosque, en dirección sur. Más tarde, una vez que hayamos reconocido mejor el terreno, intentaremos bajar por ese lado. I loy dia nos damos por satisfechos con lo logrado e iniciamos el camino de regreso. durante el cual matamos dos gansos silvestres que nos servirán para una sopa esta noche. El día siguientre es un día totalmente perdido en que no podemos hacer otra cosa que esperar. El viento tironea las carpas como si quisiera arrancarlas. I lace un frio intenso y llueve sin cesar. Tampoco podemos calentarnos junto al fuego por que el viento nos echa el humo a los ojos. Y el barómetro no presagia nada bueno. NO hay, pues, ninguna perspectiva alentadora. Tal vezya nos habíamos habituado al buen tiempo y al avance sin tropiezos mayores en esta expedición. Si la comparamos con la del verano pasado, tenemos que conceder que hemos tenido una suerte increible hasta ahora. Por fin pasan las horas. Antes de dormir, converso con Torrealba sobre cl Valle Exploradores. El menciona un rio llamado Tranquilo que proviene del oeste y que desemboca en el Lago General Carrera. Los colonos radicados ahí le dijeron que es un rio proveniente de escasa altura: además, al interior del valle hay un pantano cuyas a$uas aparentemente nuycn hacia el no. roeste. ',Podria ser ése el lugar dc transición que buscamos hacia el mar? Al Oir esto, se refuerza mi propósito anterior de tratar de seguir en lo posible este verano el Curso superior del Rio Exploradores. Espero que entonces pueda concluir satisfactoriamente mi labor exploradora en ese valle, iniciada tiempo atrás. Aunque persisten algunas llovisnas al día siguiente, el tiempo mejora, lo que nos sorprende, dado el mal estado anterior. Pero tal como 10 comprobamos otras tantas veces, la buena suerNos apresuramos a juntar nuestros caballos, fieles e indispensables acompañantes. Ya cada uno ha recibido su nombre: la "Yegua Madrina" es la que guia a los demás; la —Tuerta" y la "Vieja" Y también la "Media Cara" obedecen Sus nombres a características especiales. La última tiene la mitad de la cara blanca y la otra, negra. Uno de los animales se llama "Mulapor sus orejas grandes y otro, manso como un cordero, es el "Potro". De vez en cuando produce cierto disturbio cuando todos pastan en alguna pradera, pero en general esle potro es muy abúlico. De otra manera no habna llegado a convertirse cn animal de carga. Muy pronto nuestra cavarana se ponc en moVimiento por este valle rodeado dc nevadas cum• y ventisqueros. Si alguna vez. sc logra construir una carretera por aqui, será una ruta privilegiada en cuanto a la increihle belleza natural que brindará al viajero. Nuestro próximo campamento se instala al pie del cerro Campana en un verde bosquecillo, interrumpido por algunas superficies cubiertas de pasto. Una vez que han quedado puestas las carpas. VOY de paseo por la ladera del cerro y disfruto de la vista hacia la zaina de Ibáñez. donde reconozco claramente unos roces y una azulada columna de humo que se elevaba detrás de una colina. La mañana siguiente nos regala un sol esplendoroso. Dian, Aguilar y Delgado se ponen a trabajar desde temprano en una senda para caballos que conduzca al interior del valle. Tal vez podremos usar asi nuestros animales una vez más y liberarnos de tener que transportar nosotros la peSada carga. Sabremos si será posible esta noche, cuando los hombres regresen de su trabajo. Torrealba y Martincz me acompañan a caba(loa sacar unas fotografias y a filmar. El paso cordillerano y los cerros circundantes ofrecen múltiples motivos y espero poder captar algo de su belleza. En la tarde obtenemos una buena visión de los alrededores del cerro Quilla. Vemos la región a nuestros pies como en un mapa. I lacia las alturas vemos el origen del rio Ibáñez. Parece que allá hay otro paso cordillerano que conduce al valle del Murta, el que desemboca en el Lago General Carrera. No lo podemos reconocer claramente desde donde estamos, pero si mañana escalamos el cerro Campana, podremos solucionar esa y otras dudas. por sobre el horizonte al sur se eleva el gigantesco San Valentín. primero casi no podemos creer que sea él, pero luego de verificar nuestros cálculos nos convencemos que no puede ser otro que este gigante de 4.(m mts. En parte también podemos seguir el curso del río Ibáñez. Serpentea como una enorme culebra formando bancos de arena y pantanos. Y ahi donde ayer vimos elevarse la columna azulado de humo, podemos reconocer ahora una población al otro lado del inmenso río. El riachuelo cuyo curso seguimos hacia abajo por cl valle parece pasar por profundas quebradas y es posible que eso nos acarree problemas. Los abridores de sendas confirman esta impreSión cuando regresan al campamento en la noche; según ellos, se podría continuar todavía un buen trecho por el valle. Mañana trataremos de seguir ese camino, creemos poder llegar más rápido atravesando el paso cordillerano. Sin embargo, ese no es el sentido de nuestra expedición. Lo que realmente nos interesa es averiguar las posibilidades de construir un camino o una via férrea por la parte más baja que conduce a través de la selva.
 
'''Escalamos el Cerro Campana.'''
 
Temprano a la mañana siguiente y con buen tiempo. despachamos nuestros hombres con dos caballos cargados. Torrealba y yo partimos hacia la cumbre del Campana con compás, anteojos de larga vista, altimetro y máquinas filmadoras. Tratamos en lo posible de aprovechar los campos de nieve porque nos permiten caminar me• jor que sobre terreno plano cubierto de piedras 0 despojos. La subida hasta un canto que precede la cumbre es relativamente fácil, pero luego sc pone muy empinada: llegamos después a una roca muy gastada. las piedras que contiene están bastante sueltas y no son muy confiables. por eso la única posibilidad de seguir ascendiendo conduce por una angosta cresta cuyo lado norte se prolonga hacia abajo en un extenso campo nevado, mientras que su lado sur termina en una inmensa ladera de despojos. A medida que subimos los peñascos están cada vez más sueltos y nos damos cuenta de que al continuar por aquí encierra verdadero peligro. Muy cerca de la cumbre tenemos que desistir de nuestro propósito de llegar hasta ella. En realidad. no nos interesa dominar todas las cimas; además. no tenemos el calzado apropiado para tal empresa. Es preferible no ex. ponernos más al peligro de sufrir alguna fractura en estas soledades y hacer fracasar asi el éxito de nuestra expedición. La altura lograda hasta aqui es de unos 1.9(X) mts. y lo que queríamos comprobar ya se extiende ante nuestra vista hacia abajo. Hay un imponentc conjunto montañoso. entre cuyas cumbres se eleva por sobre todos los demás la inmensa masa helada del San Valentín. Ya señala. mos anteriormente que este es el cerro más alto de los Andes Patagónicos. Un poco más al sur, reconocemos al otro gigante de 3.0 mts.. el Arenales; en el este brilla el empinado Cerro Castillo con sus rojizas paredes rocosas pero lo que más nos interesa hoy, es observar el curso de los rios desde esta altura. Podemos seguir el curso casi completo del rio Ibáñez, desde Su nacimiento hasta su trayecto inferior. Casi con seguridad localizamos dos pasos, uno que conduce del valle del rio Ibáñez al del rio Murta. Es obvio que este último tiene una longitud mucho más larga que la señalada en el mapa. Sus brazos se bifurcan por entre los cerros a una distancia considerable. Pero fuera del Paso Balboa, no podemos distinguir otro que permitiera la construcción de una carretera hacia Puerto Aisén_ podemos registrar como descubrimiento nuestro, la ubicaciónde estos dos pasos hacia la zona del Murta y, por lo tanto, cl Lago General Carrera. Ellos parecen estar a menor altura que el paso Balboa, Cuya parte más alta tendrá unos 1.300 mtS. I lemos tomado muchas fotografias y anotado todo lo necesario, hora de emprender el regreso 'lace calor v no sopla cl vienln de las alturas, comienza de nuevo el suplicio de los insect0S. Nos martirizan rpás de lo que razonable. mente se podría esperar. A Torrealba le encanta comer helado y se le Ocurre satisfacer este antojo. Recoge nieve del trecho que vamos atravesando y llena su mochila con ella. Al llegar al campamento, coloca un poco de nieve cn una taza, Ic agrega azúcar y le. che envasada y lo revuelve bien. A otras porciones de nieve, le agrega harina tostada. Nuestros hombres, se entusiasman con este invento y de. voran tales cantidades que les llega a doler el estómago. Por suerte, son resistentes y se sobreponen a estas extravagancias.
 
'''NOS deshacemos de IOS caballos.'''
 
Martínez y Delgado llegaron de vuelta Con los caballos al mediodía mientras que Díaz y Aguilar regresan recién al anochecer pues estuvieron toda la tarde abriendo la senda. Ahora ya no podremos continuar con caballos y decidimos enviarlos de vuelta a la choza de Balboa, en vez de dejarlos en libertad aquí. No estamos seguros que podrían encontrar solo el úqmino de regreso. Encargamos a Díaz. Martínez y Aguilar que se preocupen de llevarlos pues son los que mejor manejan estos animales. Deberán partir temprano a la 6 AM. si todo resulta bien, podrían llegar al rancho de Balboa al atardecer. Bajo la guía de Delgado que ya conoce esta región, partimos todos los demás hacia el valle. La ruta que seguimos está a unos 7(Y) mts. a lo largo de una ladera bastante empinada. Vemos que desciende abruptamente hacia el rio, cuyo ruido resuena hasta arriba, indudablemente por aquí habria ciertas dificultades para la contrucción dc un camino, aunque seria exagerado hablar de imposibilidad técnica. Todo dependería de lo que cueste y haya disponible para invertir en la obra. Es fácil apreciar que habría que mover mucha tierra, si la ruta pasara por aqul. Después de varias horas subiendo y bajando cerros llegamos a una meseta pantanosa que queda a unos 7 kms. más. Calculo que podríamos llegar a la primera población del valle; pero por la configuración del terreno seguramente nos demoraremos algunos días más, No alcanzamos a llegar al campamento cuando sc desata una tormenta, Hay que reforzar las carpas para asegurarlas contra el fuerte viento, seguido de lluvia torrencial. Entre tanto, Delgado se ha puesto a preparar una sopa de arvejas; el fogón se encuentra bajo una lona colocada oblicuamente para resguardarlo de la lluvia. pero la tormenta lo arranca y lanza contra unos matorrales; también la olla cae al suelo y las arvejas se escabullen, rodando. Sorprendo a Delgado tratando de recogerlas. A pesar de todos los impedimentos, de alguna manera consigue terminar los preparativos y nos sirve sopa de arvejas esa noche. Guardo silencio. La persistente lluvia nos Obliga a permanecer inactivo otro día más; no hay nada que hacer. Los arrieros tampoco pueden regresar con este tiempo infernal, de modo que no queda Otra cosa que seguir esperando. Y la lluvia continúa toda la noche. Recién al amanecer la naturaleza se aquieta afuera; me llama la atención el absoluto silencio que se producc a continuación. En cuanto aclara un poco, abro la carpa y me encuentro con un verdadero paisaje invernal aunque estamos en plena época de verano, La nieve ha caído hasta la altura del Paso cordillerano. Se ha acumulado sobre los árboles y grandes motas blancas siguen cayendo. Para mi todo tiene un aspecto navideño. pero como estamos en el hemisferio sur y en verano, la nieve no perdurará, pronto comienza a desaparecer en forma tan inesperada como se produjo. Una leve y cálida brisa del oeste acelera su derretimiento. A pesar del mal tiempo nuestros arrieros re. gresana las 2 PM.; vicncn empapados. Perdieron el dia de ayer por la lluvia. Aunque continuaba lloviendo esta mañana abajo en el valle. prcfirie. ron regresar, exponiéndose a la lluvia antes de pasar otro dia inactivos en la choza dc Balboa. Pensaron también que si seguían esperando. podrian tener problemas con el aumento del caudal de los rios. Me siento aliviado de comprobar que a pesar de todo han llegado bienyque los caballos fueron entregados_ Al atardecer se reinicia la lluvia, que luego continúa toda la noche y también durante cl día siguiente. El paisaje invernal se ha transformado de nuevo cn estival. pues todos los árboles han perdido la nieve que aún retenían. Lo que nos molesta. es la lluvia que nos obliga a permanecer en el campamento. para pasar el tiempo nos entretenemos con competencias dc tiro al blanco; algunos salen a cazar y otros duermen. A la lluvia siempre sigue el sol. incluso en la es cuestión de tener paciencia. A las 7 de la mañana del dia siguiente estamos listos para partir. La carga se reparte entre todos ya que su peso es considerable. Martinez se extralimita en Su afán por ser servicial e insiste en que le den más cosas para transportarlas. Tendré que observario. Como ya conocemos el bosque por cl cual sc llega al valle, escogemos ahora otra ruta a lo largo dc una cadena montañosa. que Balboa nos mencionó. Lentamente avanzamos a través de la franja boscosa que queda entre el paso y las montañas rocosas. Una vez que llegamos a la parte superior de éstas, nos encontramos con una superficie bastante plana: con el viento que nos empuja desde atrás, podemos caminar más rápido durante algunas horas. en dirección hacia el valle. A nuestra izquierda se elevan las cimas de la Cordillera Castillo y a la derecha se extiende el angosto valle del Arroyo Portezuelo. Hacia las I I AM. llegamosal lugar dondequedaron nuestros bultos transportados por los caballos hasta ahi; a partir de este momento estaremos incursionando en territorio desconocido. El bosque está bastante ralo y asi no cuesta seguir por el. Martínez sufre un pequeño accidente, se resbala y tuerce un pie. Con ello, el ritmo de nuestra marcha se va constreñido, pero ya no falta mucho para llegar al valle. Ilay indicios que así lo indican. En una pequeña colina, vemos las primeras señales de la mano del hombre, pues hay un corral con algunas vacas y terneros. Y sor. presivamcnte, cl valle Ibáñez se extiende ante nuestra vista y aparece más allá una pequeña fin. ca. Parados cn una roca sobresaliente podernos reconocer muy bien el cerco y las casas. El rio que está ahora directamente frente a nosotros, hace grandes recovecos al avanzar hacia su semty»cadura. Son las 6 PM. cuando llegamos al valle. Ladridos de perro anuncian nuestro arribo. Poco después estamos ante la casa del colono Antureo, que sale con su familia, nos miran llenos de asombro. Les explicamos como hemos venido hasta aquí. Nos invita a pasar con Torrealba a servimos un mate. A nuestros acompañantes les ofrece medio cordero para que se preparen un asado. Pronto ubicamos un buen lugar para acampar en la cercania_ Por estas partes hay leña seca para el fuego y asi no Lardamos de sentirnos como en casa. Se podria decir que hemos llegado a la meta de nuestra peregrinación. Lo que todavía nos queda por delante hasta el Lago General Carrera es territorio conocido y que se presta para la futura construcción de un ruta caminera. No tendremos que preocuparnos nuevamente de obtener caballos Algunos de nuestro grurn tendrán que regresara buscar parte de los bultos que dejamos cn un lugar de la senda en el que. Antureo nos facilitará los caballos para esta tarca y con eso todo será más fácil, pues un trecho de la senda es perfectamente para animales de carga. En realidad merecemos un descanso y por no nos provx»nemos nada especial para este día. Es decir, parte del tiempo libre habrá que dedicarlo al lavado y arreglo de la ropa. Comenzamos deleitándonos con varios litros de leche fresca para el desayuno. A la hora de almuerzo nos sirven una apetitosa cazuela a la chilena y el postre lo vamos a buscar afuera. Comemos frutillas silvestres hasta saciamos; crecen en abundancia cn esta región. Después seguimos el restin con calafates maduros, fruta de la cual se dice que quien la haya comido una Vez, tendrá que regresar siempre de nuevo a la Patagonia. iEn buena hora! Creo que los pobladores de esta región no saben apreciar lo que la naturaleza les brinda. por ejemplo, las frutillas que crecen solitas, o también los calafates. De ambas frutas se podría obtener una excelente mermelada siempre que la fruta se ponga a cocer con suficiente azúcar. parece que las mujeres de los colonos no conocen esta posibilidad, o bien. no se quieren dar el trabajo. La gente se alimenta aquí casi exclusivamente de carne y mate. Sólo los colonos que están radicados desde hace tiempo, cuentan con leche fresca y quesos que fabrican durante cl pe• riodo de abundante producción lechera y que les alcanza para todo el año. Se come relativamente poco pan. Los que tienen huerta, también dispnen de verduras y papas. Un hijito del colono, de unos diez años, no se separa de nosotros en el campamento. Nuestra llegada debe haberlo impresionado mucho. Su apariencia es la de un pequeño gaucho argentino. El pelo muy negro que adorna su cabeza aparentententc io heredó de su madre, cuya ascendencia araucana es obvia. El dueño de casa es un chilote de tomo y lomo, que se ha esforzado mucho por proporcionarle a su familia todo 10 necesario. Parece ser bastante entendido porque su propiedad revela un tesonero trabajo y está en buenas condiciones. "
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==Galería de fotos==
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File:paso balboa (8).jpeg|Silla sobreviviente del accidente aéreo.
Archivo:Cascada_Rio_Balboa.jpg|Cascada del Río Balboa.
Archivo:Paso balboa (3).jpeg|Vista de los mallines del Paso Balboa al iniciar travesía sobre el límite de la vegetación.
Archivo:Campotraviesa.jpg|Duras condiciones de campotraviesa a través de la vegetación.
Archivo:Cerro_Campana.jpg| Cerro Campana.
Archivo:Laguna_Campana.jpg| Laguna Campana.
Archivo:Sendero_Valle_Balboa.jpg|Sendero a lo largo del valle Balboa.
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