Nacimiento del Río Resbalón
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Descripción General
El Estero La Huemula es uno de los dos esteros principales que van a formar el Valle del Río Resbalón, cuyo curso es una de las rutas de acceso a las fantásticas Torres del Avellano. Esta caminata remonta su cauce hasta llegar a su nacimiento, alcanzando el portezuelo que lo separa del Valle del Río Sin Nombre.
Como era de esperarse recorriendo esta alucinante zona, las panorámicas son impresionantes: el Valle del Murta, el Valle La Huemula, Las Torres del Avellano, El Cerro San Valentín, el Lago General Carrera, entre otros muchos panoramas estupendos. Innumerables arroyos y cascadas nutriendo los cauces principales, y algunos cóndores sobrevolando las grandes cumbres.
El recorrido transcurre básicamente siguiendo los senderos utilizados por los lugareños para llevar sus animales a las veranadas. No hay ningún tipo de señalización y existen algunos tramos confusos, por lo que se recomienda el uso de GPS o el seguimiento atento del texto.
Época adecuada
Acceso
En vehículo propio
En transporte público y autostop
Descripción de la ruta
La ruta comienza cruzando el corral para tomar una vía de vehículos de doble tracción. Inicialmente el camino va casi plano, pero pronto empieza un empinado ascenso en un amplio zigzag. La subida termina casi dos kilómetros después, en una planicie donde hay una vivienda.Se pasa frente a la casa y casi de inmediato se debe dejar la vía y, cruzando un portón, girar a la izquierda para tomar un sendero que se observa a ese costado. El sendero continúa el ascenso, ingresando rápidamente a un hermoso bosque.
La senda prosigue muy clara y amplia, avanzando por más de un kilómetro bajo grandes árboles; hasta que se observa a mano derecha otro sendero menor pero perfectamente demarcado: debe seguirse por éste, iniciando un empinado ascenso.Tras cerca de trescientos metros con fuerte inclinación, la pendiente disminuye un poco. La senda es bastante amplia, casi como antigua senda de carretas. En algún punto de ella aparece un desvío a la derecha que evita una zona de árboles caídos que se encuentra en el trazado principal; este desvío no figura en el track que avanzó por el camino más amplio pero más incómodo, al final ambos ramales confluyen.
Aproximadamente un kilómetro después de la última bifurcación, se llega a un alambrado que debe cruzarse, saliendo del bosque e ingresando a una pradera. Los siguientes cuatrocientos metros la pradera alterna con la arboleda, hasta volver a salir a terreno abierto. Al salir existen diversos senderos que confunden el rumbo, el más marcado lleva a un refugio de arrieros. Debe buscarse ascender por el borde de la vegetación, ignorando un giro innecesario que existe en el track y buscando el waypoint up donde la senda reapareció al buscarla.
Viene una empinada subida cerca del límite entre la vegetación y los árboles. El sendero es bastante claro, aunque disperso en varios senderitos menores que confluyen posteriormente. Tras aproximadamente trescientos metros se reingresa al bosque donde la senda continúa el empinado ascenso por algo más de un kilómetro. Durante este trayecto se va alcanzando el filo del cerro y desde el último tramo se pueden obtener algunas espectaculares panorámicas de las Torres del Avellano.
Finalmente se sale de la vegetación y aparece una panorámica alucinante del valle del Río Murta, el Lago General Carrera y numerosas cumbres dentro de las que destaca el Cerro San Valentín. El sendero se desdibuja un poco al alcanzar la piedra, pero con atención aún se puede distinguir su trazado.El ascenso va disminuyendo la pendiente convirtiéndose en un suave faldeo de subida, un largo trayecto que recorre algunos pequeños tramos de acarreo con piedras sueltas, bastante incómodas para caminar. Aunque no es muy expuesto, este terreno conviene pasarlo con precaución. Tras el acarreo la senda casi desaparece, pero debe continuarse por la pradera a media altura dirigiéndose al portezuelo que se observa al Norte.
Al avanzar la senda va reapareciendo mientras continúa el faldeo cruzando numerosos arroyos, rodeando el cerro. Las panorámica son estupendas durante todo esta parte del recorrido y es frecuente divisar cóndores. Finalmente. tras algo más de cuatro kilómetros desde que se sale del bosque, se llega al portezuelo donde aparece la hermosa visión del Valle La Huemula. El sendero más o menos claro inicia el descenso y aproximadamente en 1.2 kilómetros se acerca nuevamente al bosque. En ese punto se pierde nuevamente su trazado: hay que buscar descender en una suave diagonal a la izquierda y debe encontrarse una senda no muy clara que inicia un descenso en faldeo con una pendiente moderada.
Pasado el medio kilómetro se intercepta otro sendero mucho más notorio que inicia una bajada mucho más empinada; aunque esta senda es bastante clara, debe tenerse atención para no perderla, pues se abre en varios ramales dispersos. Transcurridos casi dos kilómetros desde que se regresó al bosque, se alcanza finalmente la orilla del Arroyo La Huemula.
La ruta prosigue ahora por una amplia y despejada pradera, siguiendo el curso del cauce aguas arriba. Poco después de medio kilómetro de pasa por un rústico refugio de arrieros detrás del cual un tenue senderito reingresa a la arboleda. Debe buscarse la siguiente bajada a la orilla, después de pasar el refugio: es el primer vado del arroyo, cruce sencillo en una zona donde el río se abre en dos brazos. Se sale a la otra orilla casi frente a unos corrales y se debe continuar nuevamente por la pradera, siguiendo una pequeña senda que prosigue paralela remontando La Huemula. Son poco menos de dos kilómetros de tranquilo avance por el hermoso valle, recreándose en el magnífico panorama que lo enmarca: de los imponentes cerros bajan innumerables arroyos a nutrir la cuenca principal. El sendero es general claro y no existen mayores obstáculos, exceptuando algunas zonas inundadas, según la época de realización de la ruta.
La pradera va terminando y aparece nuevamente bosque. En este punto, al divisar en frente un arroyo más grande que tributa al cauce principal, se debe volver a pasar La Huemula. Nuevamente se trata de un vado sencillo: se recomienda hacerlo un poco antes de la desembocadura del estero mencionado, en un punto donde el caudal también se divide en dos brazos. En la ribera opuesta se debe continuar aguas arriba por el terreno pedregoso vecino al río, durante unos trescientos metros. Transcurrida esa distancia se encuentra una amplia senda que ingresa al bosque, la cual continúa el recorrido. El siguiente trayecto el sendero es un poco difuso, perdiéndose a veces por los tramos inundados o los troncos caídos; pero debe seguirse siempre remontando el estero principal, sin alejarse mucho de la orilla.
Se avanza poco menos de kilómetro y medio por el bosque y se regresa a la pradera. Poco después viene el tercer vado del río: sencillo como los anteriores, ahora en un solo brazo. Nuevamente se sigue cerca a la ribera, a veces por bosque y otras por pradera, con sendas un poco confusas pero sin obstáculos de consideración. Unos setecientos metros más adelante se cruza el cauce por cuarta ocasión.Sigue un tramo por la ribera, para luego alejarse rodeando una pradera y, antes de un kilómetro desde el cuarto vado, se sale definitivamente del bosque, divisándose en frente el glaciar donde nace el curso principal de La Huemula. La senda avanza hacia dicho brazo por terreno pedregoso, desdibujándose un poco, para cruzar por última vez el estero.
Del otro lado debe buscarse la continuación bordeando el pedregal y buscando el valle de un arroyo afluente que viene por la derecha. En cerca de medio kilómetro se llega a orillas del afluente cuyas cristalinas aguas contrastan con el color lechoso de La Huemula. En este punto existe la posibilidad de empezar a subir por la orilla sin cruzar el cauce, en caso de que el caudal esté bajo. De lo contrario se deberá vadear nuevamente y empezar a subir por la orilla opuesta del arroyo. Hay un sendero más o menos claro, y excepto nuevamente las zonas anegadas, no hay ningún obstáculo para avanzar.
Tras algo más de un kilómetro de ascenso paralelo al estero, se deja su orilla para seguir rumbo a un obvio portezuelo, que se alcanza en solo seiscientos metros aproximadamente: desde allí se puede aprendizaje una nueva magnífica panorámica, ahora del Valle del Río Sin Nombre.
Tiempo Esperado
Permisos / Tarifas
Esta ruta es gratis y no se requiere permiso |
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Recomendaciones
- Ejemplo 1
- Ejemplo 2