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Cambios
→Las muy germanas primeras décadas del siglo XX
Krückel y Maass, como la mayoría de los andinistas alemanes de su tiempo, vivían y obraban por y para un círculo puramente alemán. No así Hermann Sattler, quien desde su regreso del Marmolejo comenzó a pensar en términos puramente chilenos. En abril de 1933, cuando habían aparecido ya las primeras comunidades de montaña y de deportes de invierno propiamente nacionales, publicó un aviso en El diario ilustrado llamando a la formación del “Club Andino de Chile”, el club más antiguo que sobrevive. Solo respondieron el catalán Francisco Carrasco y el chileno Oscar Santelices. Sattler no era hombre que se desanimara, y con sus dos socios siguió adelante.
[[Archivo:Primer_refugio_del_Club_Andino_de_Chile_en_Centro_de_Ski_Lagunillas_construido_en_1934_e_incendiado_el_19_de_Septiembre_de_1951.jpg|thumb|Primer refugio del Club Andino de Chile en Centro de Ski Lagunillas construido en 1934 e incendiado el 19 de Septiembre de 1951]]
Cuando se firmó el acta de fundación se registraron ya 37 nombres en la sección santiaguina. Hacían excursiones dominicales a la cancha de las Velas de San José de Maipo y cerros vecinos. Al año siguiente ya habían resuelto la construcción de un pequeño refugio para 30 personas (ampliado a 90 en 1938) y un poco después construyeron otro en la región de Maitenes, que se denominó Piuquencillos, por su cercanía al [[cerro Piquencillo|cerro homónimo]], con capacidad para 22 personas. En 1939 se creó “La Lola”, una competencia ideada por el socio Humberto Espinoza y que se corría para las fiestas patrias. En 1937 se obtuvo del Departamento de Caminos la iniciación de la carretera desde San José a Lagunillas, construyéndose ese año 6 kilómetros de camino, que posteriormente se prolongó hasta las canchas mismas.