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→Descripción de la ruta
==Descripción de la ruta==
Se cruza el portón de alambre por el costado derecho, sin necesidad de abrirlo. Al otro lado se inicia una amplia senda, antiguo camino maderero que llevaba al aserradero de Don Jobito Pinuer.
El sendero es muy bien demarcado, avanzando en medio de potreros de pastoreo. Casi desde que comienza la subida se comienzan a apreciar bellas panorámicas del General Carrera y los imponentes cerros que lo rodean.
El ascenso alterna tramos empinados con pequeños trayectos planos. Aunque la mayoría del trazado es bastante claro, existen algunos puntos donde el potrero enmascara la senda y en los que se debe estar atentos a la continuación: siempre buscar el terreno amplio y sin vegetación, con el ancho correspondiente a una senda carretera.
Antes de un kilómetro se puede observar hacia el Norte la majestuosa confluencia de los ríos El Engaño, Murta y Resbalón, que con sus diversos colores llegan casi juntos al lago en medio de la Bahía Murta. Pasado el kilómetro de subida el camino gira a la izquierda en un potrero donde parece desaparecer: en la continuación aparecen varios árboles caídos en caprichosas formas, que pueden servir como señal para indicar la ruta correcta, (ver foto).
Poco después del kilómetro y medio de recorrido se cruza un alambrado, tras el cual se puede observar los restos de una de las antiguas carretas: amarres con alambre, ruedas de madera recubiertas con neumáticos. Pasado el cerco el sendero continúa entre potreros, comenzando a doblar hacia la derecha.
Antes de llegar a los dos kilómetros de recorrido, la ruta ingresa al bosque que desde el inicio es notoriamente hermoso. Al comienzo la senda continúa amplia y definida, pero antes de medio kilómetro comienza a existir vegetación obstruyendo el paso: se debe buscar esquivarla y volver o mantenerse siempre dentro del trazado demarcado del terraplén. Existen algunas bifurcaciones en las que se prefirió la opción de la izquierda.
Poco después de los tres kilómetros se llega a los restos del antiguo aserradero, del cual poco queda. Desde allí son apenas trescientos metros más para alcanzar el arroyo: un hermoso curso de aguas cristalinas, con pequeños saltos y pozos. Este último tramo es el más confuso pero también el punto donde el bosque, ya casi no intervenido, alcanza su máximo esplendor. Si no se tiene GPS se recomienda buscar el acceso más expedito guiándose por el sonido del agua.
Si se desea emprender el retorno más aventurero se deberá buscar por la orilla del arroyo unas cintas rosadas. La última de las cintas se encuentra sobre una pequeña cascada interrumpida en su caída por un gran tronco justo en la mitad. En ese lugar debe buscarse una senda pequeña pero clara que se aleja del arroyo; hay una cinta unos pocos metros más adelante en el sendero, indicando que es el correcto.
Antes de doscientos metros de tomar la nueva senda se sale a una pequeña turbera donde se pierde el trazado de la ruta. Debe buscarse la senda a mano izquierda, en un rincón de la turbera. Inmediatamente se reingresa al bosque y se inicia un descenso ligeramente pendiente.
Poco después de iniciar el descenso hay una bifurcación donde debe tomarse el ramal izquierdo. La senda es bastante clara en general, pero tiene algunos troncos caídos en los que se debe estar atentos para no perder la ruta correcta. Tras aproximadamente un kilómetro de descenso se vuelve a la orilla del arroyo, donde se perdió el sendero.
Se prosiguió por la parte alta siguiendo senderos de animales no totalmente claros pero que permiten el avance sin mayores dificultades. Tras menos de medio kilómetro desde el arroyo se encontró una pequeña roca a mano derecha por la cual se debió trepar.
Después de una corta y no muy difícil trepada se sale a potrero, por el cual se debe descender y cruzar un alambrado. A continuación se dobló a mano derecha, buscando seguir a ese costado rodeando la pared rocosa, siguiendo una difusa senda que a medida que se avanza se hace más definida.
Se prosigue entre potreros descendiendo suavemente, siempre hacia la derecha buscando el paso más expedito, hasta que finalmente, antes de un kilómetro y medio desde la roca, se reencuentra la amplia senda de carretas por la que se subió: por ella se termina el descenso.
La caminata termina en el cristalino y hermoso Arroyo de la Cascada, en medio de un fantástico bosque paradójicamente muy conservado, tanto así que su propietario, Don Jobito Pinuer, recibió un premio por su labor de conservación, otorgado por el Instituto de Investigaciones de la Patagonia
Desde Puerto Tranquilo se toma rumbo Norte la ruta 7,
===Tiempo Esperado===