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[[Archivo:Crateresmap.jpg|thumb|300px|right|Mapa del recorrido. Imagen:[http://www.travelaid.cl/esp/excursiones/caminatas/crateres.htm TravelAid]]]
[[Archivo:Crateres100.jpg|thumb|300px|right|Vista al [[Volcán Villarrica ]] desde el primer mirador. Imagen:[http://www.travelaid.cl/esp/excursiones/caminatas/crateres.htm TravelAid]]]
[[Archivo:Crateres1.jpg|thumb|300px|right|Los Cerros Calbozos y el Lago Caburgua. Imagen:[http://www.travelaid.cl/esp/excursiones/caminatas/crateres.htm TravelAid]]]
[[Archivo:Crateres3.jpg|thumb|300px|right|Hilera de conos volcánicos parasitarios. Imagen:[http://www.travelaid.cl/esp/excursiones/caminatas/crateres.htm TravelAid]]]
El sendero parte desde el estacionamiento CONAF a unos 300 metros más arriba del área de las Cuevas Volcánicas. Hay un panel informativo. Primero se pasa por antiguos escoriales volcánicos, ya cubiertos en gran parte por vegetación típica, coirón y musgos. Hay aislados bosquecillos de lenga. Después de unos 20 minutos se cruza un ancho cauce de río seco. A la izquierda está el cerco que es el límite con las Cuevas Volcánicas. Inmediatamente después, el sendero entra a un tupido bosque de coigües y comienza a ascender. Luego se interna más en el bosque y cruza varias pequeñas quebradas con mucha vegetación, pero generalmente sin agua. A unos 45 minutos de andar alcanzamos una quebrada un poco más honda. En verano, este pequeño riachuelo trae la única agua que se encuentra en todo el paseo.
El sendero sigue subiendo suavemente, el bosque se torna más chato, predominando la lenga. A una hora de iniciar la caminata se alcanza una lomita con letrero señalizando “Mirador”, desde donde se tiene una linda vista hacia el [[volcán Villarrica ]] y a los valles de Zanjón Seco y Correntoso. A lo lejos se pueden ver los Lagos Caburga y Huilipilún, el [[volcán Llaima ]] y los [[Nevados de Sollipulli]].
Ahora el sendero baja en dirección al volcán. El bosque de lenga se alterna con praderas andinas. Pronto se descubre los primeros vestigios de lava de una erupción más reciente. Ahora es más difícil reconocer el sendero que sigue los flujos de lava hacia arriba. Donde no hay estacas con marcas verdes, sirven de ayuda unos coligües puestos entre los montículos de lava.
Después de una hora y media de caminata se llega a la meta: una fila de cráteres parásitos de unos 5 a 10 metros de diámetro, desde donde fluyó la lava hacia ambos lados. Algunos cráteres están bastante erosionados, mientras que otros son claramente reconocibles. La lava formó interesantes pliegues y se está resquebrajando por la vegetación invasora. En algunas partes se hundió, dando origen a unas cavernas de poca altura, pero de varios metros de profundidad.