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Historia del montañismo en Chile

54 bytes añadidos, 18:48 16 feb 2017
Los primeros atisbos de la joven república
Los primeros montañistas chilenos buscaban, o encontraban por casualidad, reliquias indígenas en el macizo andino. Ellos tenían buenas razones para no dejar relatos escritos. Eran los ''huaqueros'', violadores o profanadores de las tumbas (''bacas'') o buscadores de tesoros. Los incas solían enterrar a sus muertos con ofrendas generosas de objetos de oro y plata.
El viajero y naturalista alemán Karl Vollmer escribió en ''Natur und Sittengemctelde'' (der Tropen-Lander, München, 1828) haber ascendido un volcán chileno en 1819. Vollmer marchó con algunos lugareños mapuches al Volcán Ranco (¿?), pero retrocedió ante los peligros propios de las erupciones. Se decidió después por el volcán "Xinal" (¿?), al que ascendió hasta su cráter activo. De acuerdo a su relato, sus compañeros lo descolgaron, atado a un lazo, hasta el interior. Vollmer anotó que el volcán en cuestión estaba en erupción: "de las grietas de roca emanaba un vapor verdoso que de vez en cuando era acompañado por llamas de fuego […] En el fondo se podía observar la lava ardiente.” Riso Patrón anotó que ''Chinal'' era el antiguo nombre del [[Volcán Llaima]], pero el Llaima no estuvo activo entre los años de 1640 a 1852. Se debe tomar este relato con cierto escepticismo.
[[Archivo:Eduardo_Poeppig.jpg|thumb|Eduardo Poeppig]]
El viajero y naturalista alemán Eduardo Poeppig viajó por Chile entre 1827 y 1829. En el verano de 1829, acompañado de dos chilenos, acometió el [[Volcán Antuco]]. Iban armados de pistolas y carabinas. Antuco era frontera en el sentido histórico: los mapuches eran un riesgo latente.
La pequeña partida acampó en una saliente que le permitía dominar los senderos cercanos y pasó la molesta noche del 18 de febrero con un sueño sobresaltado por el temor a los indígenas, los mosquitos, el frío nocturno, y los nada tranquilizadores ruidos del volcán, activo entonces. En la mañana del 19, el alemán y los dos chilenos partieron a la cumbre sin desayunar. Becerra renunció a mitad de camino y el segundo campesino, cuyo nombre nunca se dio, tras algunas vacilaciones siguió a su patrón. Este campesino es en realidad el primer andinista verdadera y propiamente chileno. Y su nombre se ignora.
En el norte, el padre Sagüez, cura párroco de Vicuña, con un tal Angelino Castro, ascendió a la cumbre del cerro Doña Ana (5690m) en 1870, con fines ''huaqueros''. Es el primer relato escrito de hallazgo arqueológico.
{{cita|En una especie de plazoleta hicieron una excavación de poca profundidad, porque el terreno era muy duro y no les dejaba trabajar. No obstante, alcanzaron a extraer una figura de hueso en forma de guanaco y una escultura de plata, al parecer de mujer, semejante a los ídolos de los quechuas.}}
Seguramente el siglo XIX y los inicios del XX fue la era dorada para los ''huaqueros''. Pero esas ascensiones quedaron en la sombra. Para quienes las realizaban, cuanto menos se supiera de ellas, tanto mejor.  
==Ilustres e instituciones==
{{cita|cada paso había sido un descubrimiento sin dato alguno anterior de qué guiarse, pues donde no existen habitantes, tampoco existen huellas ni tradiciones. Al emprender la espedición solo sabíamos que la cordillera tenía límites i a éstos habíamos llegado|Capitán Enrique Simpson, 1871}}