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Estábamos próximos al medio día y el ascenso seguía marcando la tónica del sendero. Lo gratificante de dicho esfuerzo físico era compensado con la tranquilidad del paisaje, las sonoras aves que se dejaban sentir en medio del bosque y quizás lo más exquisito era voltear y ver en el horizonte en enorme mar de fondo, el esplendor del Océano Pacífico. A las 12 del día en punto llegamos a las antenas de las empresas comunicacionales. Dichas antenas pueden ser observadas desde distintos puntos de Choroy traiguen al borde sur del río Choroy traiguen.
En las antenas, decidimos descansar nuevamente y recuperar energías con alimentos. Realizamos un descanso de 20 minutos. El sol ya estaba en lo alto y aunque en pleno invierno, podíamos sentir su calor. Lumas, canelos, mañíos, coihues y helechos eran los protagonistas del paisaje, aún nos quedaba un largo sendero por subir y disfrutar. A nuestro encuentro llegaron varios pájaros carpinteros, que con su martillar inconfundible nos confirmaban que estábamos en medio de la cordillera de la costa.
En lo más alto del sendero la parte plana no se extiende por mucho, nos encontrábamos en la cúspide el cordón montañoso por el cual íbamos transitando, quizás estábamos a unos 280 a 300 metros sobre el nivel del mar, esperamos más adelante alguien pueda corroborar la altitud exacta. Ya descendiendo, siendo las 12 con 38 minutos, nos encontramos con el letrero que daba la bienvenida al sendero “El alerzal” de Purretrun-Pucatrihue. En dicho lugar hay una reserva de alerces que no visitamos pues no conocíamos la extensión del sendero y se salía de nuestro objetivo en esta oportunidad. Más adelante, nos encontramos con un plano de ubicación de otro sendero denominado “Tripawe Antü”, el lugar se encontraba con trabajos de cercado recientes, lo que nos dejó entre ver que dichos senderos se encuentran expeditos y en permanente mantención por las comunidades responsables. A las 13.00 llegamos a una pampa, hay una construcción de un galpón de latas y una casa que aparentaba estar abandonada, pero la presencia de una gatita nos demostró lo contrario. Cinco minutos más adelante llegamos a otro claro en el bosque, es decir, a otra pampa denominada “pampa casa de Lata”, en el lugar se encontraban apilados muchos ladrillos lo cual era indicio de una futura construcción cuyo propósito desconocemos. Era en este lugar donde debíamos descender por una huella que nos condujera hacia la casa de la familia de la señora Sara Acum, no obstante, nuestro desconocimiento del lugar nos hizo seguir avanzando.
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