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Sierra de Paredones

29 bytes añadidos, 19:02 8 sep 2016
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Saliendo de Las Cayanas ubicado a 1.500 metros de altura se debe cruzar el vecino Río Blanco. El Cruce de este río puede requerir un gran esfuerzo dado que durante el verano una gran cantidad de agua producto de deshielo baja por el río. Una alternativa es cruzar con Mulas o Caballos. En caso de intentarse el cruce a pié, se recomienda bajar levemente por la orilla del río hasta encontrar una huella vehicular que atraviesa sus aguas, y cruzar sin pantalones dado que estos provocan gran arrastre. Una vez en la orilla este del Río Blanco se debe continuar por la huella vehicular que se interna por el valle. En el kilómetro 1,6 el camino termina, y se debe continuar por las huellas bien marcadas que recorren en parte el lecho de arena y piedras del río y en parte la orilla de éste con alguna vegetación. En el kilómetro 4,2 existen entre los árboles de la orilla, así como en una pequeña isla de árboles en el lecho del río mesas y fogones que evidencian antiguos campamentos. En el kilómetro 5,4 el río se aproxima a la orilla del valle, haciendo que el sendero ascienda levemente por la orilla de la ladera. En el kilómetro 6,1 se encuentra la confluencia del Estero Flores con el Río Paredones, pasándose a llamar Río Pangal. Se debe cruzar el Estero Flores en este punto. Luego de cruzar el estero se debe enfilar por el lecho arenoso del río rumbo la loma que se alza en la mitad del valle entre ambos ríos. Al llegar al borde de este lomaje es posible armar campamento junto a antiguos fogones. Desde este punto se observa hacia el norte la Quebrada de Flores, profundo y angosto zanjón excavado por el río entre grandes rocas. Esta Quebrada es la ruta de acceso a una serie de cumbres siendo la más importante el Nevado de Flores de 4.910m.
Desde este punto (altura 1.590m) se debe ascender la loma y buscar el sendero que continúa por el Cajón de Paredones. El sendero al comienzo se muestra confuso, sin embargo en adelante las diferentes huellas confluyen en un único sendero que corre paralelo al río y a unos 50 metros de distancia, siempre por su orilla norte. La pared norte del cajón está formada por una impresionante pared de roca de alrededor de 1.500 metros que corresponde al Cerro Puntilla de Flores. A medida que el sendero se interna en el valle el paisaje sigue sin grandes cambios y la huella se pierde en parte, sin embargo una buena referencia es continuar manteniendo la distancia al río. En el kilómetro 10,5 un sector de grandes rocas productos de un rodado desvían el sendero hacia el río, y tras unos 250 metros cruza un estero tributario y vuelve a separarse del Río Paredones. En el kilómetro 11,5 se pasa bajo impresionantes cascadas que en días de fuerte viento no logran llegar al suelo. En el kilómetro 13,2 se cruza un sector de grandes rocas que exigen algún esfuerzo y cuidado. Posterior a esto y entre algo de vegetación se cruza en el kilómetro 13,7 un pequeño estero que nace a orillas del sendero bajo una gran roca. El lugar invita a una pausa y es un lugar adecuado para cargar agua de la vertiente. En adelante el sendero asciende alejado del río por una antigua morrena glaciar cubierta de rocas y vegetación que genera un cambio de pendiente en el valle. En la parte sueprior de ésta se cruza un sector llano con abundantes arbustos y se alcanza el lecho del río en el kilómetro 14,8. En este lugar ubicado a 2.150m el valle se presenta ancho y llano, cubierto por arena y piedras arrastradas por el río. El sendero se pierde en el lecho del río, volviendo a aparecer 1,5 kilómetros más arriba en donde éste vuelve a subir por la ladera del cerro cuando el valle se estrecha entre grandes farellones rocosos. Sobre la orilla opuesta cae al valle el Cajón de la Mamá, ruta de acceso a esta compleja cumbre de 4.756m. En el kilómetro 17,3 el sendero desciende nuevamente al río para pasar bajo una gran roca en cuya base se encuentra una vertiente y algunos buenos lugares para montar campamento. Pasado este estrechamiento del Cajón de Paredones se cruza en el kilómetro 18,4 una terraza con abundantes esteros y vegas. Hacia el norte se observa el Valle del Diablo, profundo corte entre las grandes montañas en cuyo fondo escurrió hasta hace algunas décadas un gran glaciar. Hoy en día no queda más que una enorme morrena cuyo cruce resulta un gran desafío. Se recomienda cruzar las vegas por la mitad y luego descender diagonalmente hacia el Río Paredones siguiendo las escasas pircas que indican el mejor camino. Una vez cruzada la morrena y el Valle del Diablo el Río Paredones presenta nuevamente un cajón más abierto fluyendo en múltiples brazos. En este lugar (km 19,2, alt 2.420m) y junto a la orilla norte del lecho del río se reconocen antiguos fogones dejados por los arrieros.
[[Archivo:Cruce_de_Río_Paredones.jpg|thumb|300px|Cajón de Paredones desde la morrena del Valle del Diablo. Se observa el lugar apropiado para cruzar el río Paredones.]]