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‘‘Circa''Circa'' 1981, cuatro andinistas del nuevo Club Andino de Coyhaique ascendieron el San Valentín. Al descenso, un accidente y congelamiento causaron la muerte Daniel Vidal. Se intentó rescatar el cuerpo con helicópteros, pero las vibraciones de los aparatos provocaban rodados de nieve.
Texto reemplazado: «‘‘» por «''»
==Montañismo precolombino==
Los indígenas, en especial los incas, son los verdaderos primeros andinistas. Al respecto, se ha encontrado abundante evidencia.
El nombre Andes, ilustra la importancia que los incas daban a las montañas. Deriva de ‘‘anta''anta'' (cobre), pero no alude al metal solamente, el que se encontraba a bastante distancia de la base de la cordillera. Los incas y sus vasallos siempre tuvieron ante los ojos la majestuosa serranía, muy cuando el sol crepuscular broncea sus rocas. ''Antahuara'', los arreboles cobrizos de los aimaras.
El carácter religioso de este montañismo autóctono estuvo claro ya desde los primeros descubrimientos. El italiano Beorchia señala que los Incas consideraban a los cerros nevados como huac;ls esto es, como lugares sagrados. En ellos sacrificaban cuyes y llamas, quemaban prendas, chicha, sancu, objetos valiosos y a veces asperjaban el lugar con sangre, que en ocasiones era de los mismos sacerdotes sacada de entre las cejas, o bien de las víctimas. En muy contadas ocasiones ahorcaban además a un ser humano, enterrándolo en la misma cumbre, rodeado de un abundante ajuar funerario. Evelio Echevarría desenterró a una de esas víctimas en el [[Cerro del Toro]], a 6300m. Se trataban de un joven de veinte años, estrangulado. Aún conserva la marca de la soga alrededor del cuello. Sin embargo, de preferencia enterraban una víctima sustitutiva, es decir: una estatuilla de plata antropomorfa, ricamente ataviada. La función religiosa es corroborada por las abundantes crónicas de los frailes españoles del pasado.
Cabe la posibilidad de que la leña fuera en muchos casos llevada a las cumbres por los ‘‘huaqueros''huaqueros'', para poder así habitar en ellas el tiempo suficiente para ubicar una buena huaca. No se sabe.
Cosa similar ocurre con sus nombres. El Acaramachi, coronado por dos puntas, es el “caracol de piedra” y el Chorolque, el “caracol de plata;” el Coylloriti, la “estrella de nieve” y el Illimani, tan sagrado para los incas de antaño, el “halcón fulgurante.” Algunos nombres pueden ser simplemente gráficos o prácticos: Huallatiri, o “peñas cosidas,” Sarasara o “muchas cosechas” (quizás por ser sus nieves promesa de regadío) y Llullaillaco, “agua caliente.” Pero otros se relacionan con dioses y titanes. Tiquimani, el ciclópeo torreón boliviano, es el “halcón de Tiqui,” el dios del trueno (recordado por Thor Heyerdahl en su balsa Kon Tiki). El volcán Tarapacá rememora al héroe andino Thunupa o Taapac que se rebeló contra un déspota y refugió su torturado cuerpo en las entrañas de un volcán.
Este tipo de nombres sugiere que, además del fin religioso, podría haber existido un fin deportivo o simbólico.
==Los primeros atisbos de la joven república==
{{cita|Era el orgulloso sentimiento de la toma de posesión, que le invadía a uno en forma distinta. Mira: esas montañas, esos valles, esos bosques, esas extensiones crepusculares, todo eso es tuyo. Tú eres el primero que lo ha contemplado conscientemente y serás el primero que dará noticia de ello a los hombres civilizados. Todo eso es tuyo.|Henry Hoek}}
Los primeros montañistas chilenos buscaban, o encontraban por casualidad, reliquias indígenas en el macizo andino. Ellos tenían buenas razones para no dejar relatos escritos. Eran los ‘‘huaqueros''huaqueros'', violadores o profanadores de las tumbas (‘‘bacas''bacas'') o buscadores de tesoros. Los incas solían enterrar a sus muertos con ofrendas generosas de objetos de oro y plata.El viajero y naturalista alemán Karl Vollmer escribió en ‘‘Natur ''Natur und Sittengemctelde'' (der Tropen-Lander, München, 1828) haber ascendido un volcán chileno en 1819. Vollmer marchó con algunos lugareños mapuches al Volcán Ranco (¿?), pero retrocedió ante los peligros propios de las erupciones. Se decidió después por el volcán "Xinal" (¿?), al que ascendió hasta su cráter activo. De acuerdo a su relato, sus compañeros lo descolgaron, atado a un lazo, hasta el interior. Vollmer anotó que el volcán en cuestión estaba en erupción: "de las grietas de roca emanaba un vapor verdoso que de vez en cuando era acompañado por llamas de fuego […] En el fondo se podía observar la lava ardiente.” Riso Patrón anotó que ‘‘Chinal''Chinal'' era el antiguo nombre del [[Volcán Llaima]], pero el Llaima no estuvo activo entre los años de 1640 a 1852. Se debe tomar este relato con cierto escepticismo.
El viajero y naturalista alemán Eduardo Poeppig viajó por Chile entre 1827 y 1829. En el verano de 1829, acompañado de dos chilenos, acometió el [[Volcán Antuco]]. Iban armados de pistolas y carabinas. Antuco era frontera en el sentido histórico: los mapuches eran un riesgo latente.
La pequeña partida acampó en una saliente que le permitía dominar los senderos cercanos y pasó la molesta noche del 18 de febrero con un sueño sobresaltado por el temor a los indígenas, los mosquitos, el frío nocturno, y los nada tranquilizadores ruidos del volcán, activo entonces. En la mañana del 19, el alemán y los dos chilenos partieron a la cumbre sin desayunar. Becerra renunció a mitad de camino y el segundo campesino, cuyo nombre nunca se dio, tras algunas vacilaciones siguió a su patrón. Este campesino es en realidad el primer andinista verdadera y propiamente chileno. Y su nombre se ignora.
El Cerro del Azufre era un volcán cercano de 2700 rn, que había entrado en erupción poco antes. Añade Domeyko:
{{cita|Miles de quintales se pueden recoger en la superficie de este mineral de azufre, que solo necesita una refinación para ser empleado en las artes; Chile posee en este cerro una preciosa mina de azufre que podría esplotarse con ventaja|Ignacio Domeyko}}
Otros viajes de Domeyko comprenden los volcanes de Colchagua y de Talca, una vez más. El último en 1861. Luego, envió varias expediciones científicas y topográficas a la Araucanía y su libro, ‘‘Jeología''Jeología'' es uno de los primeros textos chilenos sobre ascensiones.
Poeppig, mientras tanto, intercambiaba correspondencia con un osornino llamado Juan Renous, hijo de padre francés y madre alemana. Renous remitía al alemán muestras recogidas en su región. En 1848 Renous logró solo la cima del [[volcán Osorno]] (2.660m), aunque no se conocen más que notas escuetas. En 1859, realizó la primera ascensión del volcán Calbuco (2015m), de nuevo con muy pocos detalles.
Sumado al polaco, dos franceses, Claude Gay y Amadée Pissis establecieron un incipiente levantamiento geológico del país. Y una familia de alemanes, los Philippi, hizo sus propios aportes.
{{cita|Uno de nuestros distinguidos injenieros e infatigable explorador de los Andes ha escalado el Tupungato, siguiendo el río de su nombre i por la parte nordeste hasta 5631m. Según esto, nuestro viajero es el que más ha trepado en las montañas de Chile; pues no tenemos noticias de que otros hayan alcanzado altitudes barométricas como la que citamos. Solo en el Ecuador i en el Chimborazo, donde M. Boussingault... alcanzó... a 6004m i A. de Humboldt a 5909 metros sobre el mismo Chimborazo. De consiguiente, éste subió 278 metros más i aquél 373, que la alcanzada por nuestro viajero en el monte Tupungato. El valiente escalador de los Andes es el conocido injeniero José Manuel Figueroa i nos permitimos denunciarlo como medio de conseguir dé a la publicidad sus valiosas observaciones; porque sería sensible se perdiesen para la jeografía trabajos conquistados a trueque de los sacrificios que imponen las ascensiones de las grandes montañas.|Benjamín Vicuña Mackenna}}
Esto es todo cuando sabemos de esta tentativa de Figueroa (autor de un texto de geografía de Chile). Se cree que debe haber tenido lugar en el decenio de 1860 o poco después, cuando aún se ignoraba de los vestigios incas en el Llullaillaco.
En el norte, el padre Sagüez, cura párroco de Vicuña, con un tal Angelino Castro, ascendió a la cumbre del cerro Doña Ana (5690m) en 1870, con fines ‘‘huaqueros''huaqueros''. Es el primer relato escrito de hallazgo arqueológico.
{{cita|En una especie de plazoleta hicieron una excavación de poca profundidad, porque el terreno era muy duro y no les dejaba trabajar. No obstante, alcanzaron a extraer una figura de hueso en forma de guanaco y una escultura de plata, al parecer de mujer, semejante a los ídolos de los quechuas.}}
Seguramente el siglo XIX y los inicios del XX fue la era dorada para los ‘‘huaqueros''huaqueros''. Pero esas ascensiones quedaron en la sombra. Para quienes las realizaban, cuanto menos se supiera de ellas, tanto mejor.
==Ilustres e instituciones==
{{cita|cada paso había sido un descubrimiento sin dato alguno anterior de qué guiarse, pues donde no existen habitantes, tampoco existen huellas ni tradiciones. Al emprender la espedición solo sabíamos que la cordillera tenía límites i a éstos habíamos llegado|Capitán Enrique Simpson, 1871}}
En 1886, el pastor indígena Severo Titichoca notó que en la cumbre del [[Volcán Licancabur]] (5921m), la “montaña del pueblo” de los atacameños, había vestigios del paso de indígenas, y así lo informó a José Santelices, autoridad local. Ambos visitaron la cumbre, y Santelices recogió estatuillas y objetos de manufactura indígena. Además, hizo una fogata con la leña que encontró en la cima, probando su ascensión a los lugareños del bajío.
Más tarde, un observador escribió a este respecto:
{{cita|En el lado este del cráter se encontraron murallas de piedras que eran los restos de tres casas o refugios; la más grande tenía unos 5m de largo por 2 de ancho. Cada construcción se abría plenamente en dirección este. Las murallas eran de 1,20m de altura, aunque ya derrumbadas en partes. Las construcciones eran del tipo de las ‘‘pircas''pircas'', en la cual los espacios vacíos entre las piedras se rellenan de barro. Junto a una de las ruinas había un montón de leña de unos 3m de diámetro, pero muy fragmentada y deshecha. Una viga, recta, de 2,40m de largo, en buenas condiciones, estaba a un lado de la leña... Una lagunita de agua sin helar; de unos 2 a 3m de profundidad, con unos 80m de diámetro, se mostraba en el fondo del cráter.|Ingeniero norteamericano de Chuquicamata}}
En posteriores ascensiones, el misionero belga de San Pedro de Atacama, padre Gustavo le Paige, confirmó tales descubrimientos, y puso también en evidencia el carácter de santuario de la cumbre.
Sir William Martin Conway, lord de Allington, era un rico y culto escritor de tratados de porcelana antigua y de guías alpinas, viajero y explorador. En Bolivia ascendió el Illimani. Solo contaba como compañeros el guía suizo Antoine Maquignaz (quien había padecido principios de congelamiento a los pies en el [[Aconcagua]]) y algunos chilotes. A fines de 1898 intentaron el [[Monte Sarmiento]] (2184m) y realizaron marchas por el hielo para alcanzar a la cumbre. El tiempo era bueno, pero, dijo Conway, un día fueguino convierte “un día de pleno verano en una buena imitación del invierno de los Alpes.”
De las Polleras 6235 5910 5947
Se publicaron siete tomos que cubren metódicamente toda la frontera andina desde el Tacora hasta Tierra del Fuego. Además de los quehaceres de la comisión, se incluye topografía, orografía, accesos, recursos, leyendas y tradiciones, historia de exploraciones y de ascensiones. Aparecen mapas y planchas fotográficas. Buena parte de lo que se sabe de la cordillera se llenó en los 14 años en que la comisión estuvo activa. Los mapas, hasta entonces con sendos espacios en blanco, se llenaron en ese periodo.
Riso Patrón nunca abandonó su labor científica relacionada con la cordillera. Escribió sobre el naciente ferrocarril trasandino, sobre el futuro embalse del Yeso, y sobre la Antártica, por entonces solo preocupación de unos pocos balleneros. En 1928 publicó el monumental ‘‘Diccionario ''Diccionario Jeográfico de Chile'', un compendio de más de 28.000 topónimos georreferenciados. El [[Cerro Riso Patrón]] (5750m), en el río Olivares, así como el cordón patagónico Riso Patrón, honran a este explorador.
==Inicio de siglo con acento alemán==
{{cita|Y en los momentos en que el viento se abatía, volvían a mi memoria las palabras de la simpática dueña de la pensión: “Gringo loco; tiene casa, tiene familia, tiene chiquilla, tiene de todo y se va a la cordillera a sufrir.|Jürgen Biders en 1931}}
El Club Gimnástico Alemán de Valparaíso fue fundado en 1887 por deportistas que eran más que nada andinistas, Emilio Conrads, sobretodo. Sus socios contaban con dos accesos a la cordillera. Uno, por el [[valle del Aconcagua]] y otro, desde Santiago, por el [[valle del Mapocho]] y el [[valle del Maipo]]. Fueron estos alemanes los primeros “excursionistas de la nieve” que conociera el público chileno. Contaban con un arriero excepcional, José Alvarado, de Las Condes, lugar que entonces se alcanzaba desde Santiago rodando en carruajes de tiro.
El Club Gimnástico Alemán de Santiago fue fundado en 1889 por Emilio Conrads, Adolfo Meyer y Otto Rodiger. Era una sección del Deutscher Turnverein, organizado algunos años antes en Valparaíso para practicar gimnasia en la escuela de jahn. El 7 de agosto de 1924, tomó el nombre de Club Alemán de Excursionismo.
Tras ‘‘trekkear''trekkear'', se pensó en escalar. Una cima de 4713m, vecina al macizo del [[Cerro Plomo]] la denominaron [[Cerro Bismarck]], en homenaje al cumpleaños del Canciller (1/4/1893). Ese mismo año, fueron reforzados por el entusiasta Gustavo Brant, nacido en Limache y recién llegado de realizar sus estudios en Alemania. Brant y compañeros, más ambiciosos ahora, siguieron la ruta abierta por Güssfeldt hasta el cráter del [[volcán Maipo]]. Tan buenos servicios rindió el arriero Alvarado en esta ocasión que los deportistas bautizaron un paso al norte del volcán mismo con su nombre.
Desde 1893, los socios del Gimnástico se estrellaron con la cúpula de hielo del Cerro Plomo y solo en el otoño de 1896, Brant y Rodolfo Lück llegaron a la cumbre. Creían naturalmente pisar terreno inviolado, pero:
{{cita|tuvieron que admitir, para su desengaño, que no eran los primeros. Con asombro, descubrieron unos pocos metros más abajo de la cumbre una sólida muralla de piedra, en forma de media luna y en ella, un nicho con algunas imágenes, sin que se encontrara ninguna otra clave sobre la identidad de aquellos extraños visitantes. Esa muralla de piedra todavía está allí, desafiando las tormentas de nieve. Las figuritas de plata vendidas por lo que valían en peso. Y el mortal que se esforzó montaña arriba para elevarse a sus dioses, ¿quién sería? ¿Y cuándo sucedió todo ello? Solamente sabemos una cosa: que él era un verdadero montañista, uno de los grandes desconocidos|Heinz Koch}}
Con todo, en palabras de Riso Patrón los gimnastas “colocaron en la cima el estandarte de las cuatro F (que significan en alemán ‘‘frisch''frisch'', ‘‘frolich''frolich'', ‘‘frontil''frontil'' i ‘‘frei''frei'' i, en español firme, fresco, fuerte, i feliz).}}
Más preciso, en todo caso, es la traducción “vigoroso, alegre, devoto y libre”.
En 1892 el colono Oscar de Fischer ascendió al picacho rocoso Cuernos del Diablo (1920m), vecino al lago Todos los Santos. Por los servicios que De Fischer presentara a la Comisión Chilena de Límites, Riso Patrón bautizó un Paso Fischer en su memoria.
En 1897, se armó una cordada para intentar el [[monte Aconcagua]], compuesta por Emilio y Roberto Conrads, Gustavo Brant, Carlos Griebel, Harald Wulf y Adolf Moser. Los acompañaban los arrieros José Alvarado, Clodomiro Alvarado y Felipe Muñoz, y dos mineros, Prudencio y Albino. Se enteraron en plena aproximación que la cumbre había sido conquistada dos días antes, por primera vez, por Stuart Vines y Matthias Zürbriggen. Pese a ello, siguieron adelante. Llevaban carbón para calentar y calentarse, charqui y mala ropa de abrigo. Los porteadores cargaron a la espalda los sacos de carbón hasta el campamento más elevado, a 5800m. Llegaron a 6500 - 6600m.
Vines y Zürbriggen, mientras tanto, se dirigieron luego al [[volcán Tupungato]].
{{cita|Había ascendido el tercero de esos picos engañosos y aun dudaba de si estaba o no en la meta. Una mirada desesperada me probó que no se alzaba ante mi otro pico más alto. Todo estaba a mis pies y por fin me hallaba en el punto más elevado el Tupungato, a 6567m. […] En el lado chileno, veintenas de picachos rocosos alzaban la cabeza: un siniestro conjunto de abismos imposibles, ante los cuales cualquier escalador renunciaría con desesperación […] Pronto llegó Zürbriggen, que se había recobrado de su fatiga y ayudé en la construcción del ‘‘''[[Glosario#C|cairn]]'' el cual, una vez terminado, resultó ser un trabajo sólido que podía desafiar por muchos años las furiosas tempestades del Tupungato.|Stuart Vines}}
En la tarjeta escribió en la nota cumbrera:
{{cita|Stuart Vines, con Matías Zürbriggen, guía suizo, hicieron la ascensión de esta montaña el 12 de abril de 1897, después de tres tentativas interrumpidas por las tempestades […] José Pollinger vino con nosotros desde nuestro vivac, situado a unos 5700m. en el costado norte de la montaña, pero se enfermó a unos 400m. de distancia de la cumbre. Temperatura: 13 gr. Zürbriggen y yo alcanzamos la cima a las 15,45 horas|Stuart Vines}}
==Más ascensos==
En 1913, un geólogo llamado Walther Penck salió a la puna argentina, contratado por el gobierno de ese país. Llevaba una mula blanca, botellas de vino y carabina a la espalda, para combinar geografía, caza y el alpinismo. El 16 de diciembre, Penck ascendió en solitario al [[Nevado San Francisco]] (6016m), y cuatro días después trepó el [[Nevado Incahuasi]] (6601m), encontrando en la cumbre una varilla de origen desconocido.
Volviendo a Valparaíso los socios del Deutscher Ausflug Verein comenzaron la publicación de ‘‘D''D.A.V. Mitteilungen'' (1919), la primera revista de deportes de montaña de Sudamérica. En 1924, adoptó el nombre de ‘‘Andina''Andina'', que se mantiene hasta hoy.
El Club Cordillera fue fundado en septiembre 1920 por grupo de artistas, fotógrafos, ingenieros y deportistas de montaña. Dirigía el profesor de la Universidad de Chile Ernesto C. Bonnencontre, que recorría la cordillera desde hacía 12 años para pintar paisajes. Fue un pintor famoso, con muchas exposiciones en Santiago. El Club Cordillera comenzó con [[Cerro La Paloma|La Paloma]], [[Cerro El Plomo|Plomo]] y [[Cerro Altar|Altar]]. Este último, conseguida en torno a 1920 por el socio canadiense R. M. Barrington.
El Club Cordillera acometió dos veces el Volcán San José. La primera, en 1920, con R. Lutz, E. Lauchli, E. Bonnecontre, E D. Cox y R. M. Barrington, falló porque armaron el campo alto a solo 3400m, y llegaron a 180m del cráter. Ese año, el alemán porteño Hans Owinner consiguió la cumbre norte del San José, de 5740m.
El mismo año, Maass, Krückel y Hermann Sattier acometieron la meta más ambiciosa hasta entonces: el [[Cerro Marmolejo]] (6108m). Contaban ellos con un arriero al cual Krückel nunca ha dejado de alabar, José María Castillo. Rodearon al [[volcán San José]] por el sur, cruzaron un portillo fronterizo y descendieron al lado argentino de la cordillera, hasta enfrentarse al gran glaciar noreste del Marmolejo, cerca del cual emplazaron el campamento alto a 4400m. Debido a la mala calidad de los implementos de camping, en esa época se prefería evitar los horrores de las noches en la alturas, y se acampaba bajo El arriero apuntó con su dedo a la cumbre y dijo “El hombre que suba ahí no nació todavía.”
Partieron a 6 a.m, pero no llegaron ese día a la cumbre. Retardados por los penitentes y las grietas a franquear, vivaquearon a medio camino. Sí alcanzaron la cúspide el día siguiente. Fue el mayor triunfo del club hasta entonces.
Un año después Maas, junto a H. Conrads, un Wolf y el suizo Otto Pfenninger se anotaron con la primera ascensión del [[cerro Mesón Alto]] (5257m). Y ese mismo 1929, Federico Fickenscher y Wilhelm Klatt, dos amante de la cordillera, que cazaban y ‘‘trekkeaban''trekkeaban'', y ocasionalmente escalaban, publicaron su ‘‘Carta ''Carta de Excursionismo de la Cordillera Central'', escala 1:100.000, basada en los levantamientos de Riso Patrón y Reichert. Las exploraciones realizadas en el Ventisquero Olivares, de Santiago, por el ingeniero Ruperto Bahamonde y el profesor Humberto Barrera, motivaron una segunda versión mejorada de esta carta (1935). Fue el mapa obligado de los andinistas chilenos.
Dos años más tarde, Maass alcanzó en solitario la cumbre del [[Cerro San Francisco]] (4345m). La reconoció como “primera ascensión deportiva”, implicando que mineros o indígenas lo habían precedido. Escogiendo cumbres inescaladas, mientras sus contemporáneos repetían ascensos a otras que ya comenzaban a hacerse populares, Maass ascendió en 1932 el [[Cerro Cortaderas]] (5220m), con Brüning, iederer y el fuerte y experimentado austríaco Erwm H cm.
Para coronar su carrera, Maass fue invitado al [[monte Aconcagua]]. En julio de 1932, la expedición austro-alemana de Philips Borchers había cosechado numerosas cumbres de la hasta entonces casi desconocida [[Huaraz|Cordillera Blanca del Perú]]. Se consiguió así la quinta ascensión, en el temprano mes de noviembre. De Maass, se supo que exploró la base del [[Cerro Mercedario]], y luego no se supo más de él.
Sebastián Krückel tiene a su haber una carrera larga y honrosa. Miembro del Deutscher Ausflug Verein, también emergió del casi anonimato después de la gesta del Marmolejo. Se ejercitó en senderismo, esquí, andinismo, fotografía, estudio de la historia de la alta montaña e historia natural montañesa. En 1931, junto al suizo Pfenniger, ganó la cumbre del [[volcán San José]], el que había sido objeto de repetidos intentos infructuosos, exactamente un siglo después de la tentativa de prusiano Ferdinand von Meyen.
En 1932, el Club Alemán echó los cimientos de su refugio de Lo Valdés, convirtiendo a la zona alta del [[Cajón del Maipo]] en el epicentro de la actividad andina. Si bien en 1933 los socios del D.A.V de Valparaíso Skerra y Weinreich ascendieron por primera vez el [[Cerro Gloria]] (4479m), que se convertiría en el principal objetivo de los porteños, la prioridad pasó al [[valle del Maipo]]. Además, en 1932 Kurt Klemm publicó ‘‘El ''El baqueano del alpinista chileno'', la primera guía de montaña de Chile y Sudamérica, concentrada en la zona central accesible desde Santiago. En Lo Valdés se esquiaba, se caminaba y desde allí partían grupos ocasionales a buscar cumbres. La joya era el [[Cerro Morado]], que por su pared sur fue llamado “el Matterhorn chileno.” En 1934 arribó al país la ‘‘Crociera ''Crociera alle Ande'', del Club Alpino Italiano, quienes ambicionaban embolsarse la primera ascensión del Morado. Antes que ello ocurriera, Krückel y Pfenniger lograron escalarla:
{{cita|Ninguna montaña de la cordillera atrajo tanta competencia, debido a su belleza y a su fácil acceso. Ya en 1926, Eschenburg, Fetzahn y yo ubicamos la ruta de acercamiento y lanzamos el primer intento. Todavía con Albrecht Maas y otros hice tentativas en varias ocasiones. Siempre fuimos rechazados. Para este cerro hubo veinte tentativas antes de fines de 1933
En diciembre de aquel año Otto Pfenniger me persuadió de que deberíamos hacer una última tentativa. Y alcanzamos la cumbre en cinco horas desde el campo alto en Loma Amarilla, sobre la quebrada de Cortaderas. Hicimos progreso rápido debido a que los tramos difíciles nos eran conocidos por las muchas tentativas nuestras. Nos detuvimos ante los últimos 100m que nos quedaban. Habíamos llegado temprano a ese punto, lo mismo que otras cordadas. Pfenniger, de ordinario tan tenaz, tuvo ese día muy malos ratos. Y yo también rae había anticipado algo así. Primero hubo que descender una parte por el flanco oeste y luego, una travesía peligrosa que ejecutar. En silencio, con preocupación, ocupamos la cumbre, pensando en nuestras esposas y niños en casa. Era el 23 de diciembre.
Pero el Cerro del Morado no fue más que uno de los muchos galardones ganados por Krückel. Quiso su mala estrella que no pudiera participar en un último intento, después de varios que él, Pfenniger y Karl Walz hicieron al trapecio de hielo del [[Nevado de los Piuquenes]] (6019m). A la tercera tentativa el nevado cedió ante sus amigos, cuando Krückel ya había regresado a Santiago.
En 1935, con la misma cordada, ascendió el monte innominado de 5750m, vecino al glaciar Juncal Sur. Krikkel lo bautizó [[Cerro Riso Patrón]], en homenaje al distinguido geógrafo por quien sentía gran admiración. En 1937, pero sin Pfenniger, el pequeño grupo ascendió el [[Cerro Pirámide]] (5484m).
Después de 1937 Krückel parece haber abandonado el andinismo de grandes alturas, pero siguió realizando ‘‘trekking''trekking'' y travesías de esquí de primavera. Como fotógrafo de montaña, Krückel no tuvo par en su tiempo. Fue el primero en el país que atrajo la atención hacia la flora de altura.
Krückel y Maass, como la mayoría de los andinistas alemanes de su tiempo, vivían y obraban por y para un círculo puramente alemán. No así Hermann Sattler, quien desde su regreso del Marmolejo comenzó a pensar en términos puramente chilenos. En abril de 1933, cuando habían aparecido ya las primeras comunidades de montaña y de deportes de invierno propiamente nacionales, publicó un aviso en El diario ilustrado llamando a la formación del “Club Andino de Chile”, el club más antiguo que sobrevive. Solo respondieron el catalán Francisco Carrasco y el chileno Oscar Santelices. Sattler no era hombre que se desanimara, y con sus dos socios siguió adelante.
Cuando se firmó el acta de fundación se registraron ya 37 nombres en la sección santiaguina. Hacían excursiones dominicales a la cancha de las Velas de San José de Maipo y cerros vecinos. Al año siguiente ya habían resuelto la construcción de un pequeño refugio para 30 personas (ampliado a 90 en 1938) y un poco después construyeron otro en la región de Maitenes, que se denominó Piuquencillos, por su cercanía al [[cerro Piquencillo|cerro homónimo]], con capacidad para 22 personas. En 1939 se creó “La Lola”, una competencia ideada por el socio Humberto Espinoza y que se corría para las fiestas patrias. En 1937 se obtuvo del Departamento de Caminos la iniciación de la carretera desde San José a Lagunillas, construyéndose ese año 6 kilómetros de camino, que posteriormente se prolongó hasta las canchas mismas.
En abril de 1935, el alemán Juan Schuckert, Sattler mismo y otros fundaron una sección en Valparaíso del Club Andino de Chile. Seguirían secciones en Osorno (1935), San Felipe (1937), Los Andes (1937), El Teniente (1937), Cautín (1937), Punta Arenas (1938), Curicó (1938), Los Ángeles (1938), Talca (1940), Los Bronces (20940), Chillán (1940), Antártica Chilena (1947), Puerto Natales (1948) y Puerto Montt (1950).
La numerosa sección de Punta Arenas, era dirigida por Henning Willumsen, hijo de daneses. Willumsen desarrolló el esquí y el patinaje de hielo, y junto a J. Floegel se anotó la primera ascensión de la cumbre más alta del Cordón Barros Arana, de 2200m.
En mayo de 1937 el club creó su Boletín informativo, que en 1941 se transformó en la ‘‘Revista ''Revista Andina'', con Humberto Barrera como director. En 1945, el Club Andino de Chile absorbió al Club Gaurisankar, que había sorprendido con repeticiones del [[Cerro Morado]] y del Alto de los Leones.
==Las asociaciones==
El 30 de Abril y 19 de Mayo de 1939, concurrieron muchos andinistas a la inauguración del refugio del Club Excursionista Gastón Saavedra en Farellones. Decidieron instaurar la Asociación de Excursionistas y Andinistas de Santiago. Menos de dos meses después, en junio, apareció la revista ‘‘El ''El Andinista'', órgano oficial de la naciente Asociación.
Esta organización parece haberse disuelto el mismo 1939, pues el 13 de noviembre se reunieron en el local del Cuerpo Andinista Chileno, los representantes de los clubes Andinistas Chileno, Gastón Saavedra, Deuma, Caupolicán, Magallanes y Andino de Chile, en la que acordaron nombrar una comissión para que estudiara la formación de una Asociación en Santiago y otra en Valparaíso y constituir más adelante la Federación de Excursionismo y Esquí de Chile.
Se publicó un aviso en la prensa pidiendo la adhesión de todos los clubes, y citando a reunión el 21 de Noviembre. Se discutió si formar asociaciones de esquí y andinismo por separado, pero al final se resolvió crear un solo ente, que operara con ramas. Cada rama elegiría tres directores, los que a su vez elegirían un presidente entre los delegados de los clubes, el que no tendría derecho a voto. El 28 de Noviembre se reunieron de nuevo, y se fundó oficialmente la Asociación de Ski y Andinismo de Santiago. El primer directorio fue:
#'Dar especial importancia a las producciones literarias sobre la montaña, donando un premio anual al mejor trabajo, y crear la Biblioteca Andina.
La Asociación realizaba campamentos anuales en conmemoración de su fundación y organizaba excursiones populares. Formó la Escuela de Escaladores, que estuvo a cargo de Carlos Píderit, Gustavo Lange y Alex Alig, en la que se enseñaba el uso de la cuerda y técnicas de roca. En 1940, a instancias del Club Andino de Chile, se realizó el primer concurso fotográfico andinista, con cuyas mejores piezas se inició el ‘‘Libro ''Libro de Oro de la Montaña Chilena'', concurso que posteriormente se repitió durante varios años con gran éxito con el nombre de Salón Foto-Andinista. Fue cedido después por el club organizador a la Asociación Santiago de Andinismo y Excursionismo.
Siguiendo los pasos de la asociación santiaguina, se configuró en regiones un gran número de nuevas asociaciones:
*Asociación Santiago de Andinismo y Excursionismo (en adelante, “Asociación Santiago”) 1939
Mientras ello ocurría, el auge del esquí había contribuido con miembros. Junto con ello, con fondos, favoreciendo la supervivencia de los a los clubes de montaña. El Ski Club Chile fue fundado el 11 de Julio de 1931, en una época en la que su actividad estaba más íntimamente ligada al andinismo. A fines de 1939, se formó la Asociación de Ski y Andinismo de Santiago. Dos años más tarde, se constituyó la Asociación de Ski y Andinismo de Valparaíso y Aconcagua. Los clubes de esquí buscaban pistas, lo que para el andinista significaba caminos y refugios. El esquí ayudó además a atraer a la cordillera un público más amplio.
Sin embargo, el ‘‘boom''boom'' del esquí creó problemas en la Asociación Santiago, cuyo directorio estaba integrado mayoritariamente por esquiadores. En abril o mayo empezaba la programación y preparación de las competencias oficiales. Desde septiembre, cuando concluían, los directores concurrían muy poco a las reuniones, por lo que fracasaban por falta de quórum. Esto se agudizaba en las asociaciones de Chillán al sur. Se consideraba que por el clima el excursionismo no era apropiado.
En respuesta al aumento de andinistas, esquiadores e instituciones, se resolvió crear una organización que las reuniera a nivel nacional. El 20 de Mayo de 1942 fue fundada la Federación de Ski y Andinismo de Chile. Como resultado de la negociación, su presidente era esquiador y su vicepresidente andinista:
*Presidente: Arturo Podestá
#Señalización de las rutas y comunicaciones.
#Presentación de este plan al gobierno para obtener aprobación y financiamiento.
El Reglamento de Guías y Ascensiones fue aprobado por el Consejo de la Asociación en el mes de Julio de 1943 y fue publicado en la ‘‘Revista ''Revista Andina''.
En 1946 la Asociación Santiago estableció un examen médico y la ficha respectiva, por gestión de Julio Villalobos y con apoyo del Instituto de Educación Física.
A indicación del Vicepresidente de Andinismo de la Asociación, Héctor Tapia, se acordó colocar Libros y Cajas de Cumbre en los cerros de mayor importancia. La primera se colocó en el [[cerro El Plomo]] en 1947.
===Bonacossa y los polacos===
En los años 30, el nombre del conde Aldo Bonacossa entra tres veces en el presente historial, debido a otras tantas expediciones: 1934, 1937 y 1939.
Bonacossa dirigió la “Crociera alle Ande” de 1934 con el patrocinio del Club Alpino Italiano, poderosa institución representativa del país. Esta ‘‘crociera''crociera'' era reflejo del intenso nacionalismo despertado en Europa después de la primera Guerra Mundial. Figuraban en ella alpinistas fuertes y hábiles, entre los cuales descollaba Giusto Gervasutti, uno de los ases del alpinismo europeo de los decenios de ‘30 al ‘50. Los objetivos estaban bien elegidos: cumbres vírgenes, primeramente, como el [[monte Tronador]], en el sur, y los cerros [[cerro Morado|Morado]] y [[cerro Alto los Leones|Alto de los Leones]] (5445m). Para finalizar, el Aconcagua.La ‘‘crociera''crociera'' tuvo un horrendo comienzo. En una tempestad perecieron en el [[monte Tronador]] Matteoda y Durando. La búsqueda y el rescate consumieron mucho tiempo y energía. Luego se dividieron: un grupo operó en Argentina, donde realizó la séptima ascensión del [[Aconcagua]] y la primera del Cerro Cuerno (5486m), en la que participó el arriero chileno Mario Pastén.
{{cita| Me había dicho que tenía gana de subir con nosotros alguna cumbre y como Ghiglione, a quien no le gusta llevar mochila, buscaba un porteador, Pastén se nos agregó, después de habérsele premunido de un par de crampones y una picota, lo que lo dejó muy satisfecho.|Renato Chabod }}
Con el tiempo, Pastén en su rol de arriero se volvería una figura capital en las expediciones al Aconcagua.
El segundo grupo al mando de Bonacossa operó en Chile. Intentaron el Alto de los Leones, que los lugareños apodan “Casco de Bombero”. Los italianos lo consideraban ‘‘como ''como alle pitt bella vittoria'' por ganarse en Sudamérica. Reichert lo había descrito así:
{{cita| En forma de paredes lisas e inaccesibles se levanta esta magnífica montaña, dominando como obelisco gigantesco todo el valle Juncal chileno.
Acorazado por todas partes por paredones casi verticales de más de 1100m de altura, el cerro Los Leones, que puede figurar como símbolo de las llanuras chilenas precordilleranas, nunca perderá su virginidad, pues la accesibilidad de su cumbre nos parece quedar fuera del límite de lo posible.| Friedrich Reichert}}
El campamento siguiente se levantó sobre otra cuchilla transversal y, por segunda vez, empezó a nevar a la caída de la tarde. Desde este campamento los expedicionarios que habían pasado dos días subiendo y bajando cadenas sucesivas llegaron a la cumbre principal del [[Ojos del Salado]], atravesando de paso una de las cumbres occidentales del macizo (6700m). Favorecidos por el buen tiempo pudieron efectuarse varias observaciones y levantamientos topográficos. También se observó que, a unos 200m más abajo de la cumbre, se producía un intenso escape de vapor, lo que parecería indicar la existencia de fuentes calientes o de grietas volcánicas.
El regreso al campamento auxiliar de 5800m tuvo lugar el 27 de febrero y para realizarlo se pudo utilizar una ruta distinta que se observara desde la cumbre del cerro. De allí, a lomo de mula, la comisión regresó a Tres Quebradas.| Sefan Osiecki }}
Exagerando el mérito, ‘‘La ''La Nación'' de Argentina publicó el 20 de abril “El segundo pico en altura de América no está registrado. Fue descubierto por la comisión de exploradores polacos a Catamarca”. De manera similar, el ‘‘Diario ''Diario da Noite'' de Río de Janeiro escribió el 3 de abril “Una expedición del Club Alpino de Polonia descubrió once nuevas montañas de más de seis mil metros en la Cordillera de los Andes”. En realidad, las cartas de Riso Patrón de 1905 nombran estas montañas y sus altitudes.
En 1956, una expedición militar chilena dirigida por René Gajardo le dio 7084m el Ojos, y declaró no haber encontrado señales de la expedición polaca. Ambas afirmaciones causaron gran revuelo. Los 7084 se alejaban de la cifra de Riso Patrón y de todas las otras mediciones llevadas a cabo. Sin embargo, en 1991 el mismo ejército chileno entregó la altitud de 6893m. Respecto al primer ascenso, Szczepanski y Wojsznis no pisaron realmente el punto más alto, pero el que alcanzaron se encontraba a corta distancia horizontal y a cuatro metros de diferencia vertical y era una plataforma rocosa más del borde un cráter. No había obstáculos de ninguna clase y para ambos polacos fue cuestión de escoger una elevación u otra. La polémica, debilitada con el tiempo, fue terminada por Claudio Lucero quien, en 1980 destruyó las pircas erigidas en diversos promontorios y alzó una única en el punto culminante.
El último logro de los polacos fue el [[Volcán Copiapó]] o Azufre (6072m), en cuya cumbre se localizaron amplias construcciones indígenas. Muros de piedra, varias estatuillas, leña, huesos carbonizados y una plataforma artificial de varios metros de altura y anchura, rellenada de ripio traído trabajosamente desde los bajíos.
Mientras ocurría esta actividad deportiva, el Instituto Geográfico Militar llevaba a cabo una silenciosa campaña de mediciones que involucraba el ascenso de muchas cumbres. Los nombres se han perdido, pero Evelio Echevarría recuperó algunos ascensos. En el verano de 1945-6, fueron ascendidos el Cerro Chacabuco en Magallanes (1650m), y en Aysén el Cordón Guisoca, el Cerro Katterfeld (1855m) y el Cerro Steffen, 2108m. En Temuco, el Cerro Pantojo Chico, 1906m, que sirvió de señal trigométrica. En fecha desconocida, se coronó en el norte los Cerros Espíritus (5300m), Patalani (4409m), Carbiri (4880m) y Piga, 5038m, Copa (5203m) y Curutu (5398m).
Percy Dauelberg realizó en 1947 la primera ascensión del Alto del Potrero Escondido (5010m)
En el verano de 1952, ocho ‘‘grimpeurs''grimpeurs'' franceses se lanzaron al FitzRoy. Entre ellos, Lionel Terray la primera persona en ascender un ochomil junto a Maurice Herzog. Al inicio, un escalador pereció ahogado en un torrente y el mal tiempo desgarró algunas de sus carpas para el Himalaya. Se estableció un vivac en La Silla (2750m), en una cueva de hielo:
El 29 de enero mejoró el tiempo. Terray y Magnone se lanzaron al último tramo. Treparon 120m por una pequeña fisura, y descendieron para una nueva etapa. El 30, subieron 300m más, y decidieron pernoctar colgados en un saliente. El 31 arreciaban las dificultades. El 1 de febrero iniciaron un ascenso completo. Portaban sólo un litro de agua y algo de turrón, 100 clavos de roca y mosquetones. Para evitar excesivo peso no llevaban piolets ni cámaras fotográficas.
En medio de inquietante neblina, a las 16:30 posaron los pies en la cumbre, en la frontera con Chile. Terray explicó en ‘‘Revista ''Revista Andina'':
{{cita|Considero a esta ascensión comparable a la más difícil de los Alpes, donde existirían sólo dos escaladas de semejante dificultad. Por lo tanto, el Fitzroy debe ser calificado con grado sexto, el máximo, para los alpinistas. Pero a este grado sexto de dificultades deben agregarse todos los problemas patagónicos que no se encuentran en los Alpes, como las inclemencias del tiempo con vientos de 200 kilómetros por hora, constantes lluvias y nevadas y el lejano acceso. El Fitzroy es entonces una de las montañas más difíciles del mundo para escalar.|Lionel Terray}}
En 1952 siete miembros del Club Andino Bariloche acometieron el San Valentín: Otto Meiling e lan Neumeyer, fundadores del club, y D. Bertoncelj, G. Ezquerra, E. Hernández, B. I..,.:ántschner, T. Pangerc y C. Sonntag. El 8 de diciembre llegaron al hotel construido en la laguna San Rafael. Establecieron y aprovisionaron campamentos, y a esperar la cooperación del clima. El 18, partieron todos, excepto Hernández, divididos en tres cordadas, cada una por una ruta ligeramente diferente: filo sureste, filo suroeste y otra directa, entre las otras dos. A las 11 de la mañana se reunieron todos en el punto culminante donde los altímetros marcaron 4060m. El regreso costó tanto, por problemas burocráticos, que ya se preparaba una flotilla de tres aviones argentinos para buscarlo.
===Descubrimientos arqueológicos en el Tórtolas y Llullaillaco===
En 1952, los porteños Edgardo Kaussel y Heinz Koch alcanzaron la cumbre del [[Cerro Tórtolas]] (6140m) bajo el intenso calor de un día de enero y confrontaron maravillados una plataforma de piedra y sobre ésta, restos de leña. A su regreso al valle vecino oyeron de boca de mineros la leyenda de que en la cumbre “se aparecían indígenas, que venían a bailar en un plato de oro.”
Con el tiempo, el Tórtolas se exploró más en detalle. Se halló un terreno señalado con piedras y a 1,3m de profundidad una estatuilla tallada en concha ‘‘spondilus''spondilus'' que los Incas traían de Ecuador; una estatuilla de plata; las plumas que cubren la cabeza de estos ídolos son de color rosado y muy finas, posiblemente de flamencos; las vestimentas son de finísimas telas de color, tejidas a telar y demuestran una acabada técnica y firmes conceptos artísticos; hay también alfileres de plata y dos roedores, posiblemente pequeñas chinchillas momificadas con su hermoso pelaje bien conservado; además, gran profusión de cerámicas de variados dibujos y colores acompañaba a este tesoro mantenido en las alturas con fines religiosos. En la cumbre se halló un muro de contención o pirca de forma elíptica con ejes de 8 por 4m y paredes de 80 centímetros de alto, integrado por piedras de hasta 25 kilogramos que transportaron desde más abajo, a unos 100m. El conjunto es de 30 m3 con el ripio completando unas 90 toneladas, que los hombres debieron transportar esforzadamente en unas 4500 subidas a más de seis mil metros.
También en 1952, en diciembre, Ernesto Hoffmann y Eduardo Meyer subieron por vez primera, la Punta Zanzi (3250m), una enhiesta estribación del Cerro Catedral. Descendieron desde el [[Cerro Valdés]] y luego tomaron el filo sur que lo conecta con la Punta Zanzi. Sin embargo, su itinerario más estrepitoso y desafiante es la Pared Norte,
Ese mismo año 1952, Bión González y Juan Harseim realizaron la primera ascensión moderna al [[volcán Llullaillaco]]
{{cita|El día 1/12/1952 salimos desde este campamento alto [5500m] muy temprano, 5:30 horas, y cruzando un acarreo tomamos por un lugar de piedras grandes que bajaban desde casi el ventisquero. Así, en forma más cómoda, nos fuimos alzando hasta las partes superiores. El ascenso fue muy lento y una vez que pasamos el ventisquero, tomamos una loma que nos llevó a lo que calculamos sería finalmente la cumbre. Con gran entusiasmo logramos alzarnos sobre los bloques que formaban la cima. La cúspide es un bloque de 6 a 7m de largo por 2 a 2,5 de ancho, inclinado de tal Manera que la parte más alta tenía una grieta donde dejamos los testimonios de esta “primera ascensión deportiva,” como la calificamos, ya que en el extremo más bajo de la cima había un atado de leña. También en la parte más alta del bloque habían dispuestas piedras como formando una pirca precaria, pero estaba la mano del hombre. Mis conocimientos arqueológicos de montaña eran por entonces nulos; alguna idea tenía del encuentro de atados de leña, por el relato de la ascensión del cerro Tórtolas, pero nada más; así, muy simplemente miramos los leños sin darles importancia alguna. Lo mismo sucedió, con la pirca a medio hacer del otro extremo de la cumbre. Días más tarde, cuando volvíamos a Antofagasta y conversamos detalles de la ascensión y en especial los instantes vividos en la cima, Harseim me dijo que al colocar la caja metálica con los testimonios en la grieta de la cumbre, le había parecido ver en el fondo un trozo de cuero, pero que no lo comentó hasta ese momento. Grande fue nuestra sorpresa ante este relato de nuestro amigo, pues evidentemente estuvimos frente a elementos arqueológicos sin saberlo.|Bión González}}
De regreso en el bajío, oyeron una leyenda relacionada con su cumbre: los indígenas habían dejado en ella un ‘‘cogote''cogote'' de oro
El Lullaillaco sigue siendo el punto más alto que sabemos que hayan conquistada los incas. Batieron por cientos de años las marcas de altitud de los montañistas occidentales. Esos 6739m no fueron alcanzada los occidentales hasta 1855, cuando los hermanos Schlagintweit la alcanzaron en Asia central.
Este volcán ha entregado más reliquias que ninguna otra montaña, aunque no una momia. Su nombre autóctono lo describe gráficamente como volcán: ‘‘liddia''liddia'', caliente, y ‘‘yacu''yacu'', agua.
Después de esta experiencia y por inquietud del Museo de Historia Natural de Santiago, en 1952 un pequeño grupo de andinistas de alta montaña del Club Andino de Chile, recibió un cursillo de parte de Grete Mostny, y con esos conocimientos realizaron varios trabajos para el Museo.
En los siguientes 15 años continuó la búsqueda:
*1955: Jossin y Ravizza encontraron a 6300m vigas de quiscos (‘‘cordones''cordones''), como también una habitación derruida a 6650m.
*1956: a unos 6600m Rebitsch desenterró cerámica y restos de choclos, como también observó un sendero orillado por piedras de apoyo; en la cumbre misma, restos de habitaciones de piedra.
*1961: Rebitsch y Díaz excavaron restos de otras habitaciones a 6650m. Habían dormitorios, antesala, un corral para llamas y aun una bodega para leña; en el cuarto principal, semillas de frutas, corontas de choclos, un fogón con madera a medio quemar, una ojota o calzado indígena, pedazos de alfarería, un trozo de tela rústica y una litera entrelazada. Se halló un muro nuevo, de un depósito de leña a 5750m. La cumbre misma tenía, bajo una lápida, un pedazo de tejido fino.
Para la década de los ’50, los antecedentes de vestigios indígenas en el [[Cerro El Plomo]] eran abundantes. En el verano de 1896, dos miembros del Club Gimnástico Alemán de Valparaíso hollaban por “primera vez” la cima del Cerro Plomo cuando descubrieron a 5000m grandes pircas de piedras o especies de altares, que creyeron construidas por antiguos indígenas. Pero luego hallaron en plena cumbre una lata vacía de conservas, que asignaron a algún minero cateador.
Ahora sabemos que tales cateadores eran en realidad ''huaqueros’’, en busca de oro indígena. Pero era costumbre entonces atribuir tales construcciones y objetos a mineros. El coronel patriota Picarte hablaba a inicios del siglo XIX de mineros que buscaban “un mineral de plata tapado con tierra en un cerro plomo”.
En 1910, el coronel agregado al ejército chileno Hans von Kiesling encontró en la cima del mismo Plomo objetos de plata. Cuatro años después, el ingeniero Ridley Temperley, halló a 5200m, un recinto semicircular de evidente construcción indígena. Este sitio pasó a llamarse “Pirca de Indio,” donde aún se amparan los montañistas en ruta a la cumbre. En 1919 el campesino Guillermo Chacón allí estatuillas de plata. El persistente Chacón llegó en 1921 a la cumbre y desenterró de otras pircas idolitos en forma de guanacos. ‘‘Circa''Circa'' 1929 Chacón obtuvo cuatro medallones de oro.
Una tarde de febrero de 1954, dos amigos ascendían el Cerro Plomo cuando se encontraron con un tipo que bajaba, portando en sus espaldas un voluminoso bulto. El hombre daba respuestas evasivas.
{{cita|nos cruzarnos con él en el [[Glosario#A|acarreo]]... Aquí lo interrogamos acerca de lo que había encontrado, a lo que nos respondió que no había encontrado nada. Nuevamente le preguntarnos: “Bueno, ¿y qué lleva dentro del saco?” recibiendo corno única respuesta: “Nada; es comida.” Y aquí terminó la conversación, pues se lanzó acarreo abajo. Sorprendidos Y ahora más intrigados por la actitud de éste hombre continuamos hasta el campamento. Bebimos algo, levantamos el campamento e iniciarnos el regreso. Habíamos salido unos cuantos metros de la morrena cuando nos encontrarnos con un hombre de avanzada edad, que subía a caballo tirando otro animal de silla. Al pasar junto a él, le dije: “Buenas tardes, ¿Va a encontrar a sus amigos? Vienen bien arriba xxxxx. ¿Cómo se llaman?” A lo cual me respondió con una sonrisa, “Hasta luego, patrón,” y continuó su marcha. Preocupados por este extraño personaje y sin poder esclarecer nada, tuve que apurar mi cabalgadura pues la noche se acercaba.|Oscar González }}
==Patagonia vertical==
Respecto al sur, el explorador británico Harold Tilman, himalayista, fue continuador de De Agostini.
En el yate ‘‘Mischief''Mischief'' (“Travesura”) navegó desde el Reino Unido al Estrecho de Magallanes. Solo uno de sus tripulantes era también montañista, por lo que contactó a la Federación de Andinismo de Chile. Le recomendaron el estudiante universitario Jorge Quinteros. Junto a él realizó la primera travesía transversal de los hielos patagónicos. Tomaron 40 días, desde el fiordo Peel hasta el Lago Argentino. Quinteros relató así lo sucedido el día decisivo, el 18 de enero de 1956:
{{cita|A las 5:45 partí con Tilman en demanda de la meta anhelada, siguiendo la orilla sur del. ventisquero. Debimos recorrer este día ida y vuelta una gran distancia sobre hielo en el glaciar mismo para atravesar más tarde zonas de rocas, morrenas así como también debió vencerse una espesa vegetación ya en lugares más bajos […] Siendo las 12 vimos finalmente coronados por el éxito nuestros esfuerzos al alcanzar la orilla del Canal de los Témpanos del lado argentino, completando así el cruce del hielo continental de agua a agua.|Jorge Quinteros }}
En 1980, el yate en Tilman que navegaba hacia la Antártica desapareció sin que se haya sabido jamás de su suerte.
Desde el fiordo Falcón, arrastraron su trineo de 600 kilos y con 29 campamentos llegaron al fiordo Europa, por un altiplano de 100 kms en línea recta. Ya casi sin comida, llegó una lancha de carabineros a recogerlos.
Otros nipones treparon también al Paine Norte, que calificaron de “salvajemente difícil” y Cerro Olguín, 2250m (enero 1969). Otro grupo anunció su triunfo en el Cerro Cubo (2920m).
Aunque Conway exploró primero el monte Sarmiento, De Agostini lo fotografió e hizo famoso. Saint Loup lo llamó “la montaña más hermosa del mudo”. El mismo Padre Patagonia, ya de 73 años, dirigió la exitosa expedición italiana de 1956, que con infinita paciencia dejó pasar temporal tras temporal, hasta que Carlo Mauri y Clemente Maffei ascendieron la cumbre el 6 de marzo. Sus compañeros, con el jefe Giuseppe Morandini, esperaban abajo, invisibles bajo la espesa niebla fuegina. Maffei describió la cúspide como la ‘‘”piu ''”piu tremenda e la piu fantástica cima della mía carriera alpina”‘‘alpina”''.
Hubo muchas otras expediciones al monte. Los japoneses de T. Tuji tuvieron que contentarse con los picos 1480, 1840, y 1860, del extremo oeste del Cordón Navarro. Los norteamericanos de Jack Miller en 1966 ascendieron a los picos Ona (2200m), La Vela, Escondido, Diente de Tiburón y Filo Helado (1800m) y también en el Cordón Navarro, el Ahnikin (1800m), así bautizado por un famoso jefe yagán.
Los italianos (Agnolotti) consiguieron al cuarto asedio la cima occidental inescalada del Sarmiento, y se anotaron a su favor el Monte Buckland (o Monte Parva hasta la llegada de FitzRoy).
La ‘‘Spedizione ''Spedizione Tierra del Fuego 1966'' dirigida por Casimiro Ferrari contaba con los expertos O. Alippi, G. Machetto, O. Pirovano, C. Giudici y sobretodo Carlo Mauri. En el campo base en Bahía Encanto, los temporales y el viento “podían pulverizar el agua” según Mauri. El 6 de febrero comenzaron la escalada en tres cordadas y turnándose en los muros. Con ‘‘provata ''provata técnica del sesto grado'', lograron aferrarse al filo sur, que era la clave de la ascensión. De él escribió Mauri:
{{cita|Esta difícil y peligrosa travesía será la clave del triunfo. Bajo nosotros, un salto de 1500m. Afortunadamente todo lo expuesto de este pasaje lo ocultaba la niebla que llenaba el vacío.
La nieve del filo es inconsistente y frágil. Nos movemos uno a uno con cuidado. El fuerte viento no permite sentarse. Ferrari y Citad ya están en la cima y después todos gozamos de esa inmensa alegría... nos abrazamos... fijarnos las banderas de Italia y de Chile en una picota y por turno levantamos este símbolo de la victoria.
La última gran expedición neozelandesa fue la de la Tierra del Fuego dirigida por S. McAndrews. Sus ocho miembros repitieron el ascenso al monte Darwin y llevaron a cabo las primeras de nueve cumbres sin nombre, bautizando a varias.
La primera ascensión chilena del Fitzroy tuvo lugar cuando Gino Cassasa, de 21 años, y el austríaco Walter Bertsch, de 20, treparon la ruta norteamericana en 1980. Cassasa repitió una primera con la Aleta de Tiburón (1800m) y tres compañeros. El Cerro Castillo del Paine (2400m) fue rematado por andinistas de Rengo. En febrero de 1984, Cassasa otra vez y tres compañeros efectuaron dos escalamientos de la Torre Norte del Paine, además de un intento a la torre Central.
==La Federación en los tiempos modernos==
En 1971 se realizó un reordenamiento administrativo de la Federación, que se había relajado. Ello favoreció la formación de nuevos clubes y asociaciones.
{{cita|Pasamos todo el día 14 descansando, y cerca de la medianoche constatamos que las condiciones eran propicias. Diez minutos antes de la medianoche exacta, ya estábamos en camino, por lo que debimos esperar sólo un día a los ocho mil. […] Desde donde estábamos al amanecer, a 8350m de altitud podías ver en torno a ti todo el Himalaya y ni una sombra de nube que pudiera venir a echar a perder las cosas. Era casi un hecho que haríamos cumbre.|Rodrigo Jordán}}
Mientras ello ocurría, una expedición del Club Alpino Italiano seguía la ruta normal. La conformaban L. García, F. Luchsinger, M. Purto, J. Quinteros e I. Valle. El 12 de mayo instalaron el campo cuatro en el mismo Collado Sur donde llegaría la UC. En espera de buenas condiciones, esperaron casi sesenta horas hasta las tres de la madrugada del mismo día 15.
{{cita|Las horas pasan en una semivigilia. Los pasos del inglés Jonathan Pratt me sacan del ensueño. ‘‘The ''The mountain is quie''. Entiendo también que el cielo está claro. Me asomo. La luna casi llena ilumina por fin las heladas pendientes de la madre de las montañas y comienzan los preparativos en pos de la cima|Mauricio Purto}}
Tres escaladores de la UC y cuatro del Alpino Italiano (Ang Fumé, Ang Rita, Jonathan Pratt y Purto) se encontraron en la cima.
{{cita|Nuestro sueño se había cumplido. Camino los últimos metros profundamente emocionado. Pero también claramente consiente de que teníamos que descender, consciente de que el trabajo no estaba terminado con sólo llegar a la cumbre. Hace diez años que estamos comprometidos con este trabajo y en estos minutos todos esos años se vienen encima.|Rodrigo Jordán}}