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{{indexada}}
[[Categoría:Parche Trapananda]]
{{RutaForm2
|Actividad=Trekking
|Imágen Principal=Mallin_Balboa2.jpg
|ComentariosImagen=Los hermosos mallines en el nacimiento del Río Balboa. Fotografías de [[Usuario:Hellwigtobi|Tobias Hellwig]].
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|KMLZ=Paso Balboa.kmz
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[[File:paso balboa (7).jpeg|thumb|400px|Último desafío de la ruta, el carrito por el río Ibañez.]]
===HistoriaAdvertencia de dificultad de ruta===En los años 40' Augusto Grosse, explorador La ruta se compone de la Patagonia3 tramos radicalmente distintos en dificultad: el ascenso por el Valle Balboa, buscando un cruce de la Cordillera Castillo para un futuro camino vehicular descubrió el paso por el [[Glosario#M|mallín]] y abrió esta rutaaltas cumbres y el descenso hacia el Valle Ibañez.Mientras que el [[Glosario#M|mallín]] y las altas cumbres no poseen dificultad técnica, nombrándola con el nombre ascenso del último vecino Valle Balboa cruza al menos 5 veces el río del valle quien dió las pistas para su mismo nombre, requiriendo conocimiento en crucede ríos.Por otra parte, el tramo para descender al Valle Ibañez tiene largos tramos de campo traviesa por laderas pronunciadas, descenso por maleza paredes de roca, realizándose tramos de descenso con cuerdas a rapel.
==Época adecuada==
==Acceso==
==Descripción de la ruta==
Para claridad de la ruta se separa en sus 3 tramos mas claros y ya mencionados: El ascenso por el valle Balboa hasta el [[Glosario#M|mallín]], terminando en una hermosa laguna de deshielo (bautizada como Laguna Campana en honor al cerro que alimenta sus aguas), la ruta por las altas cumbres del Parque Nacional Cerro Castillo, con la (casi certera) posibilidad de encontrarse con huemules, y finalmente el descenso hacia el Valle Ibañez. Dependiendo del nivel de los senderistas y del tiempo disponible se debe programar debidamente hasta que punto se va a llegar en el viaje.
===Ascenso a Laguna Campana===
==Recomendaciones==
{{Checklist|Checklist de equipo tipo 4: ruta de baja altitud, sin nieve ni frío, con acampe}}
*Bajar toda la basura ya que nadie lo hará por ti. Recomendamos leer los [[Principios NDR]] para más información.
*Todo el ascenso de la ruta hasta el paso va siguiendo el río Balboa, por lo que no se necesita llevar agua. Pasado este punto el agua escacea por lo que es necesario ser cauteloso. Se marcan en el mapa los arroyos disponibles.
*Para minimizar el riesgo de incendios forestales evita hacer fogatas.
*Esta ruta pasa por zona de huemules, ser respetuoso con ellos.
==Galería Anexo: Extracto crónica de fotosGrossen==Extracto del libro ''Visión Histórica y colonización de la patagonia occidental'', de Augusto Grosse, páginas 143-155, del cual se obtuvo la idea de esta aventura. Escaneado con reconocimiento óptico de caracteres, por lo que hay errores en la adaptación y se presenta de la mejor forma posible.
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File:ruta grosse paso balboa (8).jpeg|Silla sobreviviente del accidente aéreo.Archivo:Cascada_Rio_Balboa.jpg|Cascada del Río BalboaRuta estimada que tomo Grosse desde Valle Simpson hacia Cerro Castillo.ArchivoKMZ descargable aquí:Paso balboa (3).jpeg|Vista de los mallines del Paso Balboa al iniciar travesía sobre el límite de la vegetación.Archivo[[:Campotraviesa.jpg|Duras condiciones de campotraviesa a través de la vegetación.ArchivoFile:Cerro_Campana.jpg| Cerro Campana.Archivo:Laguna_Campana.jpg| Laguna Campana.Archivo:Sendero_Valle_Balboa.jpg|Sendero a lo largo del valle Grosse - Paso Balboa.kmz]]
File:libro balboa.jpg|Extracto de libro de Grosee, pag. 153 libro. En rojo mención de la meseta pantanosa que es parte de la ruta. Para leer historia completa ver el anexo.
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Por fin han terminado los meses de invierno con sus dias cortos y noches interminables. Los pasé en parte en el Istmo de Ofqui, en Puyuhuapi con mis amigos y en Santiago, donde debia ocuparme de nuestra próxima expedición y la compra de todo 10 necesario para ella. Ahora estamos en condiciones de poder iniciar esta nueva empresa. La primavera ha llegado y ya nada me retiene en las ciudades. Hay tantísimo que hacer en la Provincia de Aisén y quiero aprovechar al máximo el período de tiempo favorable.
El 20 de noviembre 1942 tenemos todo preparado y estoy en condiciones de partir con mis hombres. El ingeniero provincial, un joven de ascendencia suizo-alcmana, llamado Oscar Spichiger, me ofrece un camión para trasladarnos a Coihaique. Torrealba, yo y otros acompañantes nos subimos al vehículo. Uno de los hombres es Vicente Delgado y lo traje del norte; uno de sus ex•patro• nes me lo recomendó mucho. Mi buen compañero Pedro Díaz es el segundo; lo conozco bien, es capaz y confiable. El tercero es Aguilar, que me acompañó hace años en otra expedición y a quien recuerdo como persona muy decente. El último es Martínez, un pequeño chilote regordete, de quien Torrealba se ha hecho cargo. El camino que conduce a Coihaique está ahora en estado impecable. Puede ser que ésto se debaala influencia del nuevo ingeniero rovincial. A la I P.M. ya estamos en la ciudad. n la tarde compramos las provisiones que faltaban, conseguimos los caballos y una carreta de bueyes para transportar nuestros bultos hasta el Lago Elizalde.
'''Nuevamente con Valdés. '''
El fuerte viento norte y el cielo nublado prevalecen al amanecer, Y en vez de bajar su nivel, el río lo ha aumentado aún más, quizás cuánto tendríamos que continuar esperando. En este período de deshielo no se puede saber exactamente cómo se comportan los ríos; será preferible intentar el cruce ahora. Toda la carga se coloca adecuadamente en la carreta, sobre cuyo piso hemos extendido dos lonas; después doblamos los bultos, doblando las lonas hacia arriba y amarrándolas bien. Así quedan las cosas como en una bolsa cerrada. Estamos a punto de terminar esta maniobra cuando aparece un jinete que se presenta como Martínez, un colono del valle Paloma. Supo de nuestra expedición y como pasamos cerca:dé su terreno. nos siguió para ofrecer su ayuda. El coguia. No. dice la por se eruta el novmalmente y que nosotros iba• a tomar, es demasiado profunda una carn•ta_ Nos otro lugar un roco más lejos. cl divide en hacia allá indica pasar. Sin logramos la Otra orilla. mediodia estamos en la propiedad del viejo Valdes junto al [ ago Elizalde. la estado arreando ganado y viene nueS• tro encuentro Representa al patagom• un verdadero en su reino. Nos sa• luda cordialmente sc alegra pot las fotografias que Ic entieso. tomadas en mi visita anterior Al ha superado cieno prejuicio que tenia a mi cn un comicnto, Crcia que todos rubios ingleses y éstos. a su VCt, agentes dc argentinas. Como éstos 10 hablan hostili.'ado tiempo atrás. seguramente que yo tanto. Ahora nos cuenta al instalarse en lados. no sc tomaba muy en serio el de los limites fronteri'Os Vn mas de una ocasión ocurrió que IOS duc• de grandes estancias argentinas. muchos de los cuales eran ingleses. llegaban a territorio chiIcno sin cuenta dc ello molestaban a IOS colonos que se habian radicado en IOS bosques. Valdcs dicc que durante los primeros años tu• vo que defender permanentemente. rinc cn mano. su propiedad, Muchos de esos estancieros alegaban que sus terrenos cn la zona limitrofc cantaban ntucho al oeste de lo que en realidad 10 hacian. Ahora Iodo eso ha cambiado, Salso unas pocas la linea limitrofe esti claramente y a los colonos se les recola propiedad de sus tierras. una Vez que se hicieron las tncdiciones correspondientes. Instalamos las carpas junto al lago y esperamos cl momento para iniciar su travesia. El tiempo está esplendoroso de nuevo. El sol pero un fuerte viento suroeste levanta olas tan altas quc seria arnesgado partir en bote. En todo caso. las embarcaciones necesarias. una más grande para la carga y Otra más pequeña pa• ra los pasajeros. se encuentran listas en la orilla. El colono Martina nos acompañará dias Guaquil. en cambio. desgraciadamente no M}-drá hacerlo. Su campo está en cl Valle Paloma. pero él vive aqui Á.nto al lago. En todo caso. nos promyr• ciona algunos dalos interesantes. por ejemplo. di• cc que a largo dc la orilla del Paloma hay un sendero transitable para caballos que sc remonta un largo trecho valle hacia el interior. Durante varios dias continúa brillando el *'l, pero cl fuerte viento y las olas nos nuntienen en la orilla oriental del lago; parece paradojal no podersc alegrar por el buen tiempo. pero en estas circunstancias Obliga a permanecer inactivos aqui. Pot lo menos. aprovechamos de escalar un cerro para poder apreciar el paisaje desde arritú. La cima dc unos mts. de altura nos proporciona una visión magnifica. Ilacia el norte se extiende el fértil valle Simpen el we vemos roces en diferentes partes. En los últimos días, la acción del viento y del sol han a secar «Hnpletamente la superficie ganada por los roces. En este senti. do. los colonos dc esta zona de los parques no tienen que batallar tanto como los que se han ra. dicado en la tona costera. donde la selva siempre verde casi nunca sc seca debido a las lluvias per. manentcs. Valdés nos cuenta de que él también inició un roce pero que cl fuerte viento imperante hizo cundir el fuego más de lo previsto, destruyendo alredcdor de un kilómetro de sus cercos. Dcsdc estas alturas el lago parece estar tranquilo. Apenas sc perciben las olas, aunque en realidad está muy agitado de costa a costaEn todas partes las escarpadas y peladas paredes desciendcn easi verticalmente hasta el lago. lla desaparecido cl magnifico bosque de hayas que solía cubrirlas. pero aún con su superficie destruida, el bosque trata dc vengarse de la acción del hornbrc_ Suele suceder que los altos troncos carbonilados que aún se manticnen en pie en las laderas, se convierten en temibles enemigos de hombres y animales cuando caen derribados por uru fuerte tormenta, Al atardecer salgo a dar una vuelta para tomar algunas fotografias. No llevo la escopeta porque todavía tenemos bastante carne de cordero. Tropiezo con gansos silvestres y sus polluelos que me alegran con su inocente actividad. De pron. lo. una hembra sc percata de mi presencia. Lia. ma perentoriamente a sus crias y los cubre atodos con sus alas, Más allá, el pelaje café rojizo de un pato real brilla por entre los matorrales. sin que el ave sospeche que lo estoy observando. En realidad, no tiene nada que temer. pues en la primavera no se debe cazar. ni siquiera en lugares donde nas existen disposiciones quc lo prohíben. El viento cambia un poco hacia el oeste y trae algo de lluvia. El lago se ha tranquilizado y eso decide nuestra partida. Salimos hacia las 9 de la mañana, pero ya después de bogar algunos kilómetros debemos buscar un refugio. El oleaje se ha intensificado de nuevo tanto, que ni siquera Cuatro remadores pueden dominarlo. Espera. mos un rato que el lago se apacigue y volvemos a partir. Vamos zigzagueando para tratar de evadir el golpe de las olas. Asi y todo, pronto nos damos cuenta de que debemos desistir. Acampamos entonces en la orilla norte del lago, junto a la desembocadura de un pequeño rio que desagua el vecino lago Atravesado. Durante todo el dia siguiente azota un fuerte viento acompañado de chubascos, que nos Obli• gan a permanecer en el campamento. Recién al cabo de otras 24 horas podemos abandonado. Apenas logramos cruzar el lago, pero por fin. ha• cia el mcdiodia del 27 de noviembre, llegamosa la orilla opuesta. Esta vez instalamos el campamento diez me. tros más arriba del lago, en el bosque. Desde aqui proseguiremos a pie hasta el rio paloma, donde trataremos de conseguir algunos caballos de carga. Todavía tenemos provisiones en abundancia. Nos deleitamos con la carne pues contamos con un cordero muerto y otro vivo; además, uno de los colonos nos regaló un pato gordo que nos acompaña y sc convertirá en una buena sopa a su debido tiempo. Habíamos pensado que un paseo a la desembocadura del lago nos proporcionaría unas cuantas truchas, pero la lluvia nos impide salir; sólo alcanzamos a recoger un par de tallos frescos de nalca, de agradable sabor ácido. Para mañana, haremos a pie el primer transporte de la carga.
'''por fin en el 'alle Paloma. '''
Ahora debemos preocuparnos de trasladar el resto de la carga que dejamos en el campamento anterior. Como hay un sendero para caballos, preguntamos a Millado si nos cedería algunos animales por un par de días, El no parece tener mayor apuro; además, es un hombre solo que puede dislx.ner de su tiempo como mejor le parezca. Dice que no tiene inconvenientes en proporcionarnos lo solicitado. Nos apresuramos en comer el asado al palo recién preparado, y partimos con cuatro caballos. Un chispeante viento del oeste en el lugar donde dejamos anclados los botes me induce a ordenar a Díaz y Martinez que vayan a devolver el bote más grande a Bahamondes; tendrán que llevar el más chico también, ya que ellos deben regresar. Después dejaremos esa embarcación aquí, como medida de seguridad en caso de que nuestra misión fracase. El colono Martínez nos ha acompañado hasta ahora y aprovecha esa oportunidad para regresar a su casa. Muy temprano a la mañana siguiente comienza la actividad en el campamento. Casi podría decirse que estamos en una finca. Nos es familiar y evoca recuerdos el bahido de la yegua que está pastando con los demás animales en la cercania; el balar del cordero también se oye en ror• ma casi ininterrumpida; chucaos y gallaretas que buscan asiduamente su alimento escarbando con las patas, me hacen pensar en gallinas. Disponemos de cuatro caballos para el transporte. Nos cuesta un poco cargarlos; hacen falta cuerdas y correas para amarrar los diferentes bultos sobre el lomo de cada animal. Sin embargO, salimos del apuro. Un cuero de caballo que habíamos traído para hacer mocasines para nuestra gente, se transforma ahora en un lazo que nos soluciona el problema. Partimos a las 9 AM. con los caballos. Como dos de nuestros hombres no participan en la ex. cursión, Torrealba y yo nos hacemos cargo de un caballo cada uno. El camino que ayer parecía algo transitable, hoy nos decepciona mucho. El terreno es muy disparejo y hay que subir o bajar cerros constantemente; a menudo, los animales quedan atascados en la ciénaga. Entonces hay que descargarlos y tirar de las bridas para obligarlo a salir adelante. Apenas hemos avanzado un poco en el transcurso de una hora cuando uno de los animales sufre un percance. Al subir una ladera, tropieza contra la raíz de un árbol, se cae y estira las patas, sepultando la carga bajo él. Aparentemente está acostumbrado a estos intermezzos, pues se queda tranquilo hasta que lo liberamos de la carga; entonces se incorpora, quebrando ramas y matorrales; pero ahi esta, otra vez de pie. Le volvemos a acomodar el bulto sobre el lomo y continuamos. Pasa una hora tras otra y apenas hemos avanzado. Ya nos estamos acostumbrando ala eterna caída de los caballos, su descarga y carga. En una subida especialmente dificil de unos 80 metros, con una pendiente de 20 grados, trato de captar algunas escenas de este angustioso proceso de traslado. Torrealba se hace cargo de mi caballo para que yo pueda manejar mejor la cámara filmadora. Aguilar va adelante y Díaz al final de la caravana, conduciendo el animal que transporta las carpas y sacos de dormir. Aproximadamente a la mitad de la subida, ese caballo tropieza, se da vuelta y queda inmóvil, apoyado contra unos matorrales. Aguilar ha observado el accidente desde más arriba y se apresura a venir en ayuda. En esto, el caballo se mueve un poco, los matorrales ceden y va rodando ladera abajo, arrastrandoa Aguilar. Porsuerte el animal queda atrapado entre dos troncos, pero Aguilar aterriza a unos metros entre los matorrales; menos mal. ileso. Tendremos que esperar para ver qué es lo que logré captar en la pelicula de todo este proceso. Sólo sé que dc puro susto, me olvidé momentáneamente de la filmadora. Ahora hay que preocuparse del caballo. Con ayuda de un lazo y un hacha podemos hacer que el animal se incorpore. Por suerte no se quebró ninguna pata, como yo ya lo temía. Después de innumerables repeticiones de este tipo de accidentes llegamos por último a la choza de Guaquil, meta que nos habíamos propuesto para hoy. Estamos cansados y adoloridos, lo mismo que los caballos. En cuanto los descargamos. se revuelcan en el pasto blando y fresco, trotan un trecho como para despavilarse y luego se ponen a pastar. En cl campamento NO I hay 180 kgs. de carga, pero no lo iremos a buscar hasta pasado mañana; tanto los animales como nosotros necesitamos de un día de descanso. Millado nos esperaba en la choza; nos cuenta que encontró un animal muerto en un hoyo juntoal rio. Nos pide que le ayudemosa sacarloporque cree que se podría aprovechar su cuero y, a lo mejor, parte de su carne. No podemos menos que acceder, más cuando fue él quien nos facilitó los caballos. por eso, y a pesar de haber decretado feriado y nos duelen todos los músculos, debemos levan. tamos temprano. Hay un par de vacas curiosas que olfatean nuestras carpas en forma peligrosa; podría ocurrírseles querer averiguar lo que se encuentra en su interior. Para ello bastaría que incrustaran sus cachos en la lona y entonces tendriamos la desgracia de tenerlas carpas dañadas. Eso no debe ocurrir. Asi es que salimos corriendo a espantarlas, al mismo tiempo que ya acude para lo mismo el perro de Millado. Ingerimos un desayuno frugal y vamosa ver al animal muerto, que se encuentra a un kilómetro de distancia de la choza. Se trata de un novillo gordo de dos años. Es una pérdida considerable para el colono, si se toma en cuenta lo que cuesta traer el ganado hasta estos parajes. Primero sacamos a pala la tierra que rodea el cuerpo por ambos lados; luego organizamos una palanca y con el lazo logramos sacar el cadáver. Un desagradable olor indica que el animal debe haber muerto hace unos cuantos días; la cabeza ya ha sido comida por pájaros y otros animalitos. Millano cree que podrá aprovechar algunos trozos de la Carne, transformándola en charqui. Le doy mi bendición. Mientras los hombres descueran al animal, con Torrealba tratamos de formarnos una idea de este valle. Parados en un banco de arena del rio, podemos ver un buen trecho alrededor. El valle sigue el mismo curso central del Rio Blanco, por lo menos desde la desembocadura del Rio paloma hasta unos 10 kms. más arriba. El paso que conduce desde la desembocadura del Paloma hacia el valle del Rio Blanco se ve claramente en dirección norte. La base rio Paloma parece ofrecer las condiciones más adecuadas para la construcción de una carretera futura. Si continuamos así, podremos damos por satisfechos Temprano a la mañam siguiente y bien des. cansados vamos una vez más al campamento NO I a buscar el resto de la carga. Torrealba parte con los hombres a caballo; yo los sigo a pie, pro. visto de hacha y cámara fotográfica. Quiero sacar algunas fotos y arreglar las partes del camino que están en muy mal estado. A las I I A.M. veo que la caravana ya viene de regreso; Diaz y Martínez los acompañan. A pesar del mal tiempo. se arriesgaron anoche a par. tir en el tx»te más chico. Me alegro de que estemos todos reunidos de nuevo y podamos proseguir juntos ahora. En el campamento NO 2, es decir, la choza de Guaquil, encontramos a un hombre llamado Villarroel que llegó durante nuestra ausencia. Dice que se quiere radicar en el Valle Balto. Justo cuando voy a preguntar de dónde viene en forma tan inesperada, nos cuenta que ha venido caminando desde el Lago Elizalde por el valle Boca de León hasta el Paloma, con un matrimonio Medina. Estos viven a unos 10 kms_ más arriba en un terreno del valle; alli se instalaron hace algunos años. Dice que Medina nos espera. pues ya todo el mundo ha oido acerca de esta expedición y que estamos buscando la mejor ubicación para una posible via carretera entre el Lago Ge• neral Carrera y Puerto Aisén. Una ruta de este ti. po es muy importante para los pobladores de Valle Paloma y por eso cada cual desea aportar algo a esta tarea, en la medida de sus posibilidades. Por eso, Villarroel ha venido a ofrecer su ayuda. Mañana podría señalarnos el lugar más adecuado para cruzar el rio Paloma y, al otro lado, una senda para caballos que conduce hacia el sur. El tiempo nos es propicio desde hace varios días y debemos aprovechar esta circunstancia favorable. pero desgraciadamente, perdemos mu. cho tiempo en la mañana buscando los caballos que vadearon el rio durante la noche, sin que nos percatáramos de ello. A las 8 AM. estamos por fin en condiciones de partir. Villarroel nos cede amablemente su alazán para cruzar el rio. Los otros cuatro caballos transportan la carga. Aguilar demuestra su gran habilidad para guiar a los animales; sentado en el alazán va a la cabeza y hace que los caballos cargados lo sigan. Presenta una linda imágenSu aspecto de indio se diferencia del tipico indio regional y recuerda más bien al indio pielrroja de los Estados Unidos. Sus rasgos faciales con nariz aguileña contribuyen a esta semejanza. Nosotros llegamos a pie y sin tropiezos a la Otra orilla, en donde atravesamos el campo que pertenece al colono Alegría. El no está en su Choza porque ha ido a buscar a su familia radicada hasta ahora en Puerto Ibañez, a orillas del Lago General Carrera. Posee ganado con un buen corral y una huerta con abundantes verduras.
Asi, todo parece estar bien preparado para la llegalla de la familia. Nos sentamos a disfrutar un asado al palo y re. confortados proseguimos luego la marcha a través del valle. Cabalgando su alazán. Villarroel lleva ahora la delantera. Durante horas nos guia en medio de un bosque quemado. A ambos lados del valle y entre los troncos quemados y blanqueados por el efecto de la lluvia y cl sol. divisamos la nevada cordillera. En todas partes el suelo del bosque está tapizado por los altos matorrales de la zarzaparrilla silvestre (ribes magallanicum Poir) que proviene de estas latitudes. Una cantidad increible de sus frutas cuelgan de las ramas, pero están demasiado verdes por deleitarnos ahora; tal vez podamos hacerlo más adelante.
Martínez y Delgado llegaron de vuelta Con los caballos al mediodía mientras que Díaz y Aguilar regresan recién al anochecer pues estuvieron toda la tarde abriendo la senda. Ahora ya no podremos continuar con caballos y decidimos enviarlos de vuelta a la choza de Balboa, en vez de dejarlos en libertad aquí. No estamos seguros que podrían encontrar solo el úqmino de regreso. Encargamos a Díaz. Martínez y Aguilar que se preocupen de llevarlos pues son los que mejor manejan estos animales. Deberán partir temprano a la 6 AM. si todo resulta bien, podrían llegar al rancho de Balboa al atardecer. Bajo la guía de Delgado que ya conoce esta región, partimos todos los demás hacia el valle. La ruta que seguimos está a unos 7(Y) mts. a lo largo de una ladera bastante empinada. Vemos que desciende abruptamente hacia el rio, cuyo ruido resuena hasta arriba, indudablemente por aquí habria ciertas dificultades para la contrucción dc un camino, aunque seria exagerado hablar de imposibilidad técnica. Todo dependería de lo que cueste y haya disponible para invertir en la obra. Es fácil apreciar que habría que mover mucha tierra, si la ruta pasara por aqul. Después de varias horas subiendo y bajando cerros llegamos a una meseta pantanosa que queda a unos 7 kms. más. Calculo que podríamos llegar a la primera población del valle; pero por la configuración del terreno seguramente nos demoraremos algunos días más, No alcanzamos a llegar al campamento cuando sc desata una tormenta, Hay que reforzar las carpas para asegurarlas contra el fuerte viento, seguido de lluvia torrencial. Entre tanto, Delgado se ha puesto a preparar una sopa de arvejas; el fogón se encuentra bajo una lona colocada oblicuamente para resguardarlo de la lluvia. pero la tormenta lo arranca y lanza contra unos matorrales; también la olla cae al suelo y las arvejas se escabullen, rodando. Sorprendo a Delgado tratando de recogerlas. A pesar de todos los impedimentos, de alguna manera consigue terminar los preparativos y nos sirve sopa de arvejas esa noche. Guardo silencio. La persistente lluvia nos Obliga a permanecer inactivo otro día más; no hay nada que hacer. Los arrieros tampoco pueden regresar con este tiempo infernal, de modo que no queda Otra cosa que seguir esperando. Y la lluvia continúa toda la noche. Recién al amanecer la naturaleza se aquieta afuera; me llama la atención el absoluto silencio que se producc a continuación. En cuanto aclara un poco, abro la carpa y me encuentro con un verdadero paisaje invernal aunque estamos en plena época de verano, La nieve ha caído hasta la altura del Paso cordillerano. Se ha acumulado sobre los árboles y grandes motas blancas siguen cayendo. Para mi todo tiene un aspecto navideño. pero como estamos en el hemisferio sur y en verano, la nieve no perdurará, pronto comienza a desaparecer en forma tan inesperada como se produjo. Una leve y cálida brisa del oeste acelera su derretimiento. A pesar del mal tiempo nuestros arrieros re. gresana las 2 PM.; vicncn empapados. Perdieron el dia de ayer por la lluvia. Aunque continuaba lloviendo esta mañana abajo en el valle. prcfirie. ron regresar, exponiéndose a la lluvia antes de pasar otro dia inactivos en la choza dc Balboa. Pensaron también que si seguían esperando. podrian tener problemas con el aumento del caudal de los rios. Me siento aliviado de comprobar que a pesar de todo han llegado bienyque los caballos fueron entregados_ Al atardecer se reinicia la lluvia, que luego continúa toda la noche y también durante cl día siguiente. El paisaje invernal se ha transformado de nuevo cn estival. pues todos los árboles han perdido la nieve que aún retenían. Lo que nos molesta. es la lluvia que nos obliga a permanecer en el campamento. para pasar el tiempo nos entretenemos con competencias dc tiro al blanco; algunos salen a cazar y otros duermen. A la lluvia siempre sigue el sol. incluso en la es cuestión de tener paciencia. A las 7 de la mañana del dia siguiente estamos listos para partir. La carga se reparte entre todos ya que su peso es considerable. Martinez se extralimita en Su afán por ser servicial e insiste en que le den más cosas para transportarlas. Tendré que observario. Como ya conocemos el bosque por cl cual sc llega al valle, escogemos ahora otra ruta a lo largo dc una cadena montañosa. que Balboa nos mencionó. Lentamente avanzamos a través de la franja boscosa que queda entre el paso y las montañas rocosas. Una vez que llegamos a la parte superior de éstas, nos encontramos con una superficie bastante plana: con el viento que nos empuja desde atrás, podemos caminar más rápido durante algunas horas. en dirección hacia el valle. A nuestra izquierda se elevan las cimas de la Cordillera Castillo y a la derecha se extiende el angosto valle del Arroyo Portezuelo. Hacia las I I AM. llegamosal lugar dondequedaron nuestros bultos transportados por los caballos hasta ahi; a partir de este momento estaremos incursionando en territorio desconocido. El bosque está bastante ralo y asi no cuesta seguir por el. Martínez sufre un pequeño accidente, se resbala y tuerce un pie. Con ello, el ritmo de nuestra marcha se va constreñido, pero ya no falta mucho para llegar al valle. Ilay indicios que así lo indican. En una pequeña colina, vemos las primeras señales de la mano del hombre, pues hay un corral con algunas vacas y terneros. Y sor. presivamcnte, cl valle Ibáñez se extiende ante nuestra vista y aparece más allá una pequeña fin. ca. Parados cn una roca sobresaliente podernos reconocer muy bien el cerco y las casas. El rio que está ahora directamente frente a nosotros, hace grandes recovecos al avanzar hacia su semty»cadura. Son las 6 PM. cuando llegamos al valle. Ladridos de perro anuncian nuestro arribo. Poco después estamos ante la casa del colono Antureo, que sale con su familia, nos miran llenos de asombro. Les explicamos como hemos venido hasta aquí. Nos invita a pasar con Torrealba a servimos un mate. A nuestros acompañantes les ofrece medio cordero para que se preparen un asado. Pronto ubicamos un buen lugar para acampar en la cercania_ Por estas partes hay leña seca para el fuego y asi no Lardamos de sentirnos como en casa. Se podria decir que hemos llegado a la meta de nuestra peregrinación. Lo que todavía nos queda por delante hasta el Lago General Carrera es territorio conocido y que se presta para la futura construcción de un ruta caminera. No tendremos que preocuparnos nuevamente de obtener caballos Algunos de nuestro grurn tendrán que regresara buscar parte de los bultos que dejamos cn un lugar de la senda en el que. Antureo nos facilitará los caballos para esta tarca y con eso todo será más fácil, pues un trecho de la senda es perfectamente para animales de carga. En realidad merecemos un descanso y por no nos provx»nemos nada especial para este día. Es decir, parte del tiempo libre habrá que dedicarlo al lavado y arreglo de la ropa. Comenzamos deleitándonos con varios litros de leche fresca para el desayuno. A la hora de almuerzo nos sirven una apetitosa cazuela a la chilena y el postre lo vamos a buscar afuera. Comemos frutillas silvestres hasta saciamos; crecen en abundancia cn esta región. Después seguimos el restin con calafates maduros, fruta de la cual se dice que quien la haya comido una Vez, tendrá que regresar siempre de nuevo a la Patagonia. iEn buena hora! Creo que los pobladores de esta región no saben apreciar lo que la naturaleza les brinda. por ejemplo, las frutillas que crecen solitas, o también los calafates. De ambas frutas se podría obtener una excelente mermelada siempre que la fruta se ponga a cocer con suficiente azúcar. parece que las mujeres de los colonos no conocen esta posibilidad, o bien. no se quieren dar el trabajo. La gente se alimenta aquí casi exclusivamente de carne y mate. Sólo los colonos que están radicados desde hace tiempo, cuentan con leche fresca y quesos que fabrican durante cl pe• riodo de abundante producción lechera y que les alcanza para todo el año. Se come relativamente poco pan. Los que tienen huerta, también dispnen de verduras y papas. Un hijito del colono, de unos diez años, no se separa de nosotros en el campamento. Nuestra llegada debe haberlo impresionado mucho. Su apariencia es la de un pequeño gaucho argentino. El pelo muy negro que adorna su cabeza aparentententc io heredó de su madre, cuya ascendencia araucana es obvia. El dueño de casa es un chilote de tomo y lomo, que se ha esforzado mucho por proporcionarle a su familia todo 10 necesario. Parece ser bastante entendido porque su propiedad revela un tesonero trabajo y está en buenas condiciones. "
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==Galería de fotos==<gallery>File:paso balboa (8).jpeg|Silla sobreviviente del accidente aéreo.Archivo:Cascada_Rio_Balboa.jpg|Cascada del Río Balboa.Archivo:Paso balboa (3).jpeg|Vista de los mallines del Paso Balboa al iniciar travesía sobre el límite de la vegetación.Archivo:Campotraviesa.jpg|Duras condiciones de campotraviesa a través de la vegetación.Archivo:Cerro_Campana.jpg| Cerro Campana.Archivo:Laguna_Campana.jpg| Laguna Campana.Archivo:Sendero_Valle_Balboa.jpg|Sendero a lo largo del valle Balboa.</gallery>
{{Trekkings Chile}}