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Diferencia entre revisiones de «Reserva Nacional Altos de Pemehue»

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Esta Ruta representa una breve síntesis de la capacidad transformadora del hombre en ambientes cordilleranos de Chile Centro-Sur y una oportunidad para el avistamiento de fauna emblemática, como el Cóndor, Puma y Zorro. También, procesos geomorfológicos en amparticularly bientes de montaña podrán ser detenidamente observados.<br>
 
Esta Ruta representa una breve síntesis de la capacidad transformadora del hombre en ambientes cordilleranos de Chile Centro-Sur y una oportunidad para el avistamiento de fauna emblemática, como el Cóndor, Puma y Zorro. También, procesos geomorfológicos en amparticularly bientes de montaña podrán ser detenidamente observados.<br>
  
El recorrido completo de la Ruta debe considerar, como mínimo, cuatro jornadas de cabalgata pausada, a través de anchas huellas de piedra y de tierra bien demarcadas. En el trayecto será posible un reparador descanso y pernoctación en puestos cordilleranos situados en la laguna Santa Rosa y el río Butaco,
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El recorrido completo de la Ruta debe considerar, como mínimo, cuatro jornadas de cabalgata pausada, a través de anchas huellas de piedra y de tierra bien demarcadas. En el trayecto será posible un reparador descanso y pernoctación en puestos cordilleranos situados en la laguna Santa Rosa y el río Butaco,como en otros lugares situados a orillas de ríos y esteros.<br>
como en otros lugares situados a orillas de ríos y esteros.<br>
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==Época adecuada==
 
==Época adecuada==
  
==Acceso==
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==Acceso== [[File:Cordillera-de-Pemehue-g2.jpg|thumb|right]] Para acceder a la Ruta Patrimonial desde la ciudad de Los Ángeles, ubicada en el valle central a 132 kilómetros de la ciudad de Concepción y 116 kilómetros de la ciudad de Chillán, usted deberá desviarse de la antigua Ruta 5 Sur a la izquierda o sur-este en el cruce con el camino Q-61-R, que une Los Ángeles con Santa Bárbara. Luego de avanzar 40 kilómetros, por un camino pavimentado, llegará a Santa Bárbara, pequeño pueblo situado en la ribera norte del río Biobío y que dispone de servicios y equipamiento para el viajero. En esta localidad, de marcada impronta rural, podrá abastecerse de los insumos básicos requeridos para su aventura, como también conocer un antiguo fuerte español, de frontera, ubicado en las cercanías de la plaza principal y a unos 200 metros del río Biobío. Nuevamente en marcha y siempre por la Ruta Q-61-R, avanzará 19 kilómetros, en dirección sureste, hasta el puente El Piulo que atraviesa el río Biobío, en su parte más angosta y profunda, y une las comunas de Santa Bárbara y Quilaco.
[[File:Cordillera-de-Pemehue-g2.jpg|thumb|right]]
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Antes de cruzar el puente y a la derecha del camino, podrá observar un letrero vial que le indicará, la distancia al inicio de la Ruta Patrimonial (33,2 kilómetros). En el lugar, el río Biobío se presenta en una profunda y angosta garganta, de no más de 25 metros de ancho y 30 metros de altura, labrada sobre rocas por la acción de las correntosas aguas de este emblemático río. Luego de cruzar el puente deberá avanzar 1,7 kilómetros hasta la intersección de esta vía con el camino de ripio Q-75, que une las localidades de Quilaco y Loncopanguey girar hacia la izquierda en dirección a Loncopangue, pequeña entidad rural distante 6,5 kilómetros desde este último punto. En dicho trayecto podrá observar hermosas vistas panorámicas hacia el valle del río Biobío y los contrafuertes cordilleranos que lo rodean. Desde Loncopangue y siempre por el camino Q-75, deberá proseguir 12, 7 kilómetros hasta el Balseadero de Callaqui, ubicado frente a la primera comunidad indígena pehuenche del Alto Biobío; Callaqui. A partir de este lugar, y siempre por la ribera sur del Biobío, continuará su marcha por la Ruta Q-151, camino de tierra en mal estado que une el balseadero de Callaqui con el Fundo Porvenir y continúa hasta el muro de la central hidroeléctrica Pangue, hasta el acceso al Fundo, distante 5,9 kilómetros del balseadero antes mencionado. En la puerta de entrada al predio fiscal, un letrero metálico le dará la bienvenida a esta importante zona de protección y conservación de recursos naturales, entregándole, además, información acerca de la Ruta Patrimonial. Una vez que cruce el acceso podrá observar las viviendas de las familias pehuenche que habitan en la parte baja del predio y los restos, aún en pie, de las antiguas casas del Fundo Porvenir. Continuando con la marcha y a 2,7 kilómetros de la entrada al Fundo, se encontrará con la vivienda del Sr. Lizardo Urrea, baqueano y residente del sector por más de 40 años.
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En este lugar podrá descansar, estacionar su vehículo y efectuar los arreglos necesarios para la cabalgata de la Ruta, siendo posible, además, pernoctar. Desde la vivienda del Sr. Urrea, localizada frente al poblado de Ralco o Alto Biobío en la ribera sur del río Biobío, iniciará la cabalgata hasta el inicio de la Ruta, ubicada en el Hito N°1 o estero Cuyaqui, más o menos a 2 kilómetros de la vivienda antes mencionada. En dicho trayecto y bajo las grandes torres metálicas de las líneas de transmisión de las centrales hidroeléctricas Pangue y Ralco, podrá apreciar, en toda su magnitud, los efectos de la modificación del paisaje del valle del río Biobío provocadas por estos megaproyectos: gigantes de acero en ordenadas filas atravesando bosques, ríos y esteros; laderas montañosas sangrantes y profundamente heridas por los designios de la modernidad y, hacia el sur, la interrupción de la vida, la magia y de los ciclos básicos del formidable río Biobío; central y embalse Pangue. Luego de avanzar unos 600 metros desde la vivienda del Sr. Urrea y en un desvío del camino debidamente señalizado, deberá tomar la huella de la derecha, bordeando el estero Cuyaqui en dirección al Hito N°1. En este lugar y a un costado del Hito, encontrará una mesa interpretativa que le aportará valiosa información de la ruta: mapa de ubicación; tramos y distancias; atractivos y sitios de interés.
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===En auto=== ===En transporte público=== ==Señalización== [[File:Cordillera-Pemehue-condor.jpg|thumb|400px|right]] Esta guía es un complemento indispensable para todos aquellos que deseen recorrer la Ruta Patrimonial Alto Biobío: Circuito Las Araucarias de la Cordillera de Pemehue, permitiendo al viajero relacionar las indicaciones y señalética de la ruta con el material escrito, cartografía e imágenes asociadas para cada tramo del recorrido. La ruta esta compuesta por 20 Hitos de interés patrimonial, debidamente señalizados y ubicados generalmente, a la izquierda de la huella. Para una mejor orientación, estimación de los tiempos de desplazamiento y comprensión de la ruta y de su entorno, ésta ha sido dividida en 5 tramos, cada uno de los cuales posee características específicas asociadas a cada uno de los Hitos, sitios de interés y tramos definidos. De este modo, la señalética implementada en esta ruta se divide en cuatro tipos según su función:
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1. Baliza indicativa de Hito de interés patrimonial; poste de madera de 1,5 metros de altura sobre el cual descansa una placa metálica que indica el número del Hito, nombre y altitud. Con flechas blancas y negras, se registran las distancias hasta dicho punto y la distancia al Hito siguiente.
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2. Baliza de continuidad de ruta; estaca de madera de, aproximadamente, 2 metros de altura que permite, en algunos sectores, una mejor orientación y señalización de la huella que debe seguir el viajero. Sobre la parte más alta se encuentra pintada de color rojo bermellón.
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3. Letrero de bienvenida; ubicado en el acceso al Fundo Porvenir, entrega información general de la ruta; mapa de ubicación, tramos, distancias e Hitos de interés patrimonial.
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4. Mesa interpretativa; se localiza a un costado del Hito N°1 o Vado del Estero Cuyaqui, presentando información detallada de la ruta y de sus principales atractivos.
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==Descripción de la ruta== ===Tramo 1: Vado Estero Cuyaqui - Segundo Banco Aserradero=== *Distancia: 6,2 km.
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*Tiempo: 2 horas 30 min.
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*Temporada: Noviembre a marzo
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<span style="color:red">Cabalgata sobre huella de piedra ancha y bien demarcada, en ascenso y bordeando el estero Cuyaqui, observación de bosque nativo, paisaje y antiguos aserraderos. [[File:Cordillera-Pemehue-tramo1-a.jpg|thumb|400px|right]] [[File:Cordillera-Pemehue-tramo1-b.jpg|thumb|400px|right]] Al inicio de la ruta, en el vado del estero Cuyaqui, la huella sigue el antiguo camino de penetración forestal abandonado el año 1981, bordeando el cajón del estero Cuyaqui y los faldeos del cerro San Pablo. El estero Cuyaqui, en el punto de su cruce, posee un ancho de unos veinte metros con un lecho pedregoso y correntosas aguas que, bondadosamente, entrega al río Biobío unos quinientos metros aguas abajo, justo antes del muro de la central hidroeléctrica Pangue. Sus nacientes se encuentran en los filos de la cordillera de Pemehue, a más de 1000 metros de altitud y, a lo largo de un zigzagueante y encajonado trayecto de más de 7 kilómetros, sostiene y permite la vida de numerosas especies y ecosistemas de gran valor ecológico. En la primera parte del recorrido, de unos 1700 metros desde el vado del estero Cuyaqui, la topografía es abrupta, con fuertes pendientes, profundos barrancos y algunos derrumbes. La vegetación dominante es el bosque de roble (Nothofagus obliqua), raulí (Nothofagus alpina) y coihue (Nothofagus dombeyi) con importante presencia de quila (Chusquea quila). La huella, en esta parte, se encuentra en buen estado, debiendo el viajero cabalgar con precaución en los sectores que presentan deslizamiento de terrenos y en los cuales la senda es más angosta. A partir de los 650 m.s.n.m el paisaje cambia, apareciendo ante los ojos del observador, en ambos costados de la huella, una vegetación más densa, conformada principalmente, por renovales de coihue y raulí.
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Luego y siempre en ascenso, el viajero podrá apreciar un gran deslizamiento de terreno que atraviesa la ruta en el Hito N°2. En este lugar será posible observar los efectos de las perturbaciones naturales sobre el paisaje y la capacidad de recuperación del ecosistema, representada básicamente, por la colonización y re-vegetación, de una extensa área afectada por un derrumbe. En el lugar del deslizamiento, de unos 50 metros de ancho y 500 metros de longitud, desde la cabecera del cerro San Pablo hasta el río Cuyaqui, observará, sobre suelos pedregosos y desprovistos de vegetación, especies colonizadoras como quila y especies del género Nothofagus tales como coihue y roble. De acuerdo a información proporcionada por antiguos residentes del Fundo Porvenir, el derrumbe ocurrió a inicios de la década de los 80 y posiblemente, la construcción de la senda de penetración forestal, el tránsito de maquinaria pesada y fuertes precipitaciones habrían sido los detonantes de este proceso geomorfológico.
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'''Los antiguos ingenios madereros y sus impactos ecológicos'''
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A partir del Hito N°2, la ruta prosigue por el bosque de coihue, roble y raulí en dirección al Hito Nº3 ó Primer Banco Aserradero, ubicado a unos 300 metros de distancia. Ya en el lugar, sector descampado de, aproximadamente, una hectárea y que es atravesado por un pequeño estero rodeado de vegetación nativa, aparecerán ante sus ojos los vestigios de uno de los aserraderos que operó en la zona a partir del año 1972, mudo testigo de la intensa explotación maderera de las décadas del 70 y del 80. Entre los restos que el viajero podrá observar se encuentran dos máquinas locomóvil, de 8 y 12 caballos de fuerza, semi-enterradas y oxidadas por el paso del tiempo. Una de estas máquinas, con piezas metálicas y de madera incrustadas entre sus fierros, se ubica a un costado de la huella, completamente abandonada y cubierta de vegetación, expresión de la voluntad humana colonizadora y de las fuerzas naturales que limitaron sus deseos y anhelos. Epopeyas de antaño, hombres y máquinas en un desafío común: la conquista de Pemehue. También, será posible apreciar antiguas construcciones y los restos de una cabaña utilizada como puesto por los trabajadores de la época. El Primer Banco Aserradero fue uno de los primeros ingenios madereros de la Cordillera de Pemehue, iniciando sus operaciones, principalmente el aserrío de coihue, el año 1972 y cerrando faenas el año 1981. En aquellos tiempos, el aserradero tenía una producción de, aproximadamente, 4000 mil pulgadas diarias de madera aserrada y los locomóviles abandonados proporcionaban la fuerza motriz para una máquina aserradora y una canteadora. Luego del proceso de aserrío, la madera se encastillaba para, posteriormente, ser transportada en camiones, cuando las condiciones del clima y del camino lo permitían, hacia las casas patronales del Fundo Porvenir.
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El destino final de la madera eran canchas de acopio localizadas en la ciudad de Santa Bárbara, de propiedad de la empresa del mismo nombre y del antiguo dueño del Fundo Porvenir, Sr. José Ángel Ciappa. En períodos de plena explotación, es decir, entre diciembre y marzo, salían desde este sector, diariamente, entre 7 y 10 camiones, con 400 pulgadas de madera cada uno, principalmente coihue y raulí. A inicios de la década del 80 y debido a problemas económicos del propietario del Fundo Porvenir, el Primer Banco Aserradero paraliza definitivamente sus faenas, quedando en el sector y en el paisaje del área la impronta irrefutable de la acción depredadora del hombre: máquinas, sendas de penetración y los restos encastillados de más de 2000 mil pulgadas de coihue aserrado, en la actualidad en casi completa descomposición.
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Desde el Hito N°3 ó Primer Banco Aserradero continua el ascenso por la antigua senda forestal, con un paisaje caracterizado por bosques de coihue, avellano (Gevuina avellana) y matorral de quila (Chusquea quila). En este trayecto, la topografía es escarpada y el cauce del estero Cuyaqui lentamente, comienza a ser visible desde la huella. La pendiente del río ha aumentado bruscamente y el valle del Cuyaqui se hace mucho más angosto y encajonado, con enormes ejemplares de coihue adulto en sus riberas. En este sector, la ruta va próxima al estero y otras especies vegetales, asociadas a ambientes de mayor humedad o uliginosos, podrán ser observadas, como laurel (Laurelia sempervirens), chilco (Fuchsia magellanica) nalcas (Gunnera tinctoria) y copihues (Lapageria rosea). Un entorno ecológico de inigualable belleza y dura cabalgata a orillas del estero Cuyaqui.
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Luego de haber avanzado cerca de un kilómetro desde el Hito N°3, se aproxima al Hito Nº4 o Inicio del Camino Algodones, sector en el cual un antiguo cerco de madera le dará la bienvenida a una zona con características ecológicas y morfológicas claramente diferentes a los tramos anteriores. La denominación Camino Algodones es un irónico apelativo, otorgado por los antiguos trabajadores del Fundo Porvenir, a una parte de la antigua huella, de unos 700 metros de longitud, de naturaleza extremadamente dura y agreste. En este sitio y sobre el cauce del estero Cuyaqui, podrá observar enormes troncos arrastrados por las correntosas aguas del estero y, aguas arriba, magnificas vistas panorámicas hacia los bosques de araucaria de la cordillera Las Placetas. A partir del Hito N°4 la ruta va junto al estero Cuyaqui, mayoritariamente por su ribera izquierda. Se trata de una huella ancha con abundantes rocas y piedras de gran tamaño, situación que dificulta la cabalgata, siendo necesario en algunos sectores, avanzar caminando. Las características de esta parte del trazado, evoca la magnifica empresa, ingenio y esfuerzo humano desplegados en la construcción y habilitación de la senda, iniciada el año 1970 y finalizada el año 1974.
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En el inicio del Camino Algodones, la densa vegetación se abre en un claro que permite al observador una hermosa panorámica desde el cauce del estero Cuyaqui hacia los cordones montañosos circundantes. Continuando su cabalgata el viajero podrá observar, junto a las riberas del estero Cuyaqui, bosques de coihue, avellano, quila y matorral de maqui (Aristotelia chilensis), con presencia ocasional de tineo o palo santo (Weinmannia trichosperma), chilco, laurel, nalcas y especies, la mayoría de ellas, asociadas a ambientes uliginosos. También, podrá escuchar las líricas manifestaciones del choroy (Enicognathus ferrugineus), del chucao (Scelorchilus rubecula rubecula) y del pitio (Colaptes pitius pitius); inspiración de la naturaleza en las alturas de Pemehue. Luego de avanzar unos 400 metros desde el Hito N°4 y siempre en ascenso, la huella cruza hacia la ribera derecha o norte del estero Cuyaqui, manteniendo características similares a las del tramo anterior, es decir, una densa y húmeda vegetación, rocas y piedras de gran tamaño y una rica biodiversidad asociada al lecho del estero. En la última parte del Camino Algodones, en un sector donde la huella atraviesa nuevamente el estero Cuyaqui (Hito N°5), enormes troncos caídos y arrastrados por la fuerza del torrentoso lecho, lo invitarán a una merecida pausa y descanso. Lugar ideal para una detenida observación de la flora y fauna, con una importante diversidad arbórea y arbustiva, helechos, nalcas y plantas medicinales, como poleo (Mentha pulegium) y menta (Mentha rotundifolia). No obstante ser estas especies introducidas, a lo largo del viaje y en diferentes ambientes ecológicos, podrá observar una gran variedad de plantas nativas de uso medicinal, usadas, históricamente, por pehuenche y colonos y asociadas, principalmente, al sotobosque. Especies de helechos, como el Llushu lawen (Hymenophyllum dentatum), para curar el ombligo de los recién nacidos; Llanca lawen (Lycopodium paniculatum), para sanar úlceras y tumores y Lafquen lawen (Euphorbia portulacoides) o remedio del agua. Una de las más afamadas es el Cachan lawen o cachanlagua (Erythraea chilensis), cuya infusión sirve para múltiples usos terapéuticos, entre ellos: fiebre, hipertensión arterial, depurador de la sangre en afecciones reumáticas, desórdenes circulatorios y hepáticos, como también estimula el apetito y favorece la digestión.
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Para los indígenas pehuenche 5 el uso mágico de las plantas era frecuente: así, el Huentru lawen (Ophioglossum vulgatum) era usado por las mujeres para engendrar hijos varones; el Huilel lawen (Hypolepis rugosula) ayudaba a los machi o chamanes a pronosticar males causados por Huekufu o demonios (1). También, se preparaban filtros de amor para provocar la separación de los amantes con plantas como el Huedahue (Gleichenia litorales) y el Latue (Latuapubzjlora), que era una de las más temidas y podía llegar a causar la muerte por envenenamiento pero que, usado en pequeñas dosis, tiene propiedades alucinógenas. Muy apreciados, aún en la actualidad, por sus propiedades medicinales y alimenticias, eran el apio del campo o Panul (Apium panul), el Panke o Nalka (Gunnera tinctoria) y el Chupón (Greigea sphacelata).
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Indudablemente, el uso del recurso forestal o Lelfunmapu era fundamental en la forma de vida de pehuenche y colonos, definiendo algunos de los rasgos principales de su identidad y particular cosmovisión. No sólo las plantas eran utilizadas, sino que, además, una enorme cantidad de hongos eran o son recolectados, dentro de los cuales cabe destacar más de diez especies del genero Cyttaria, asociadas al bosque de Nothofagus) especialmente a1 roble o pellín (N. obliqua) y a1 coigue (N. dombeyi), llamados changles y digüeñes. Luego de este breve repaso de nuestra flora nativa y de su enorme valor ecológico y cultural, se encuentra en el Hito N°5, a mil metros sobre el nivel del mar, dejando atrás 5,1 kilómetros de magnifica cabalgata.
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'''Un primer encuentro con las araucarias y su trágica historia en Pemehue'''
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Luego de un reparador descanso en el Hito N°5 y de una revisión cuidadosa de los aperos de montar, el visitante deberá proseguir la cabalgata a lo largo de una huella que se aleja del estero Cuyaqui en dirección al Hito N°6 o Segundo Banco Aserradero. En este tramo, la ruta es de mediana dificultad, con un substrato de tierra o trumao muy suave en algunos sectores y con piedras y rocas de mayor tamaño en otros, especialmente antes de llegar al Hito N°6 o Segundo Banco Aserradero. La pendiente de la huella también aumenta, siendo posible observar los efectos erosivos de la acción del agua. La vegetación predominante es el coihue y la quila, presentándose ésta de menor altura y más achaparrada, en un ambiente más árido y de menor humedad. La huella se encuentra a más de 1000 metros de altitud, en un paisaje caracterizado, entre otros aspectos, por el predominio de bosques de araucaria (Araucaria araucana) y de magníficos promontorios rocosos que delimitan los filos más altos de las cordilleras de Pemehue y de Las Placetas. Nuevamente, podrá escuchar el melódico canto del choroy, ave nativa que se alimenta del piñón, fruto de la araucaria y quién dispersa las semillas de este árbol centenario. Antiguamente, se esperaba que wawilma, un pequeño loro de los Andes meridionales (Enicognathus leptorhynchus), derribara los frutos, los que eran recogidos desde el suelo.
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La importancia de la araucaria, conocida en lengua mapuche como Pewen, no sólo radica en su valor ecológico, sino que además, en la capacidad sustentadora que esta conífera tuvo para el desarrollo sociocultural del pueblo pehuenche, desde épocas prehispánicas. Lo anterior, inclusive, los llevó a autodenominarse pehuenche o gente de las araucarias, denominando a los territorios donde crece este árbol Pewenmapu o Pewenento: tierra o zona del Pewen (2). Crónicas muy tempranas dan testimonio de la importancia de este recurso en la subsistencia de los antiguos cazadores que habitaban esta región cordillerana, la que se ha mantenido hasta el día de hoy, a pesar de los profundos cambios culturales sufridos por los pehuenche. Al respecto, Mariño de Lobera, en 1760, señalaba:
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“El mantenimiento de esta gente casi de ordinario es piñones sacados de unas piñas de diferente hechura y calidad así ellas como sus árboles ... y es tan grande el número que hai de estos árboles en todos aquellos sotos y bosques que bastan a dar suficiente provisión a toda aquella gente, que es innumerable, tanto que de ellos hacen el pan, el vino y los guisados. Y por ser la principal cosecha a cierto tiempo del año, tienen grandes silos hechos debajo de tierra, donde guardan los piñones haciendo encima de la tierra en que están escondidos mui muchas acequias de agua ... porque a no haber agua encima luego brotaran haciendo nueva sementera y quedando ellos corrompios... También se destila dellos abundancia de resina blanca mui medicinal para diversas enfermedades ...” (3).
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Ya en el sector del Segundo Banco Aserradero, a unos 200 metros hacia el noroeste del antiguo emplazamiento maderero, se localiza la vertiente cuyas aguas dan vida y vigor al estero Cuyaqui, sitio al cual podrá acceder caminando, por entre los matorrales de quila y un sendero apenas visible. En el lugar, el visitante podrá apreciar una poza donde se acumulan las aguas en la boca de la vertiente, de unos cinco metros de diámetro y una caída de agua de tres metros de altura. Luego, un pequeño curso de agua, con un caudal estimado de uno a dos litros por segundo, da origen a las nacientes del estero Cuyaqui. El viajero podrá observar en este sitio, vegetación nativa como: helechos, nalcas y otras especies de flora, en un ambiente natural poco intervenido y rico en biodiversidad.
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En el área de emplazamiento del antiguo Segundo Banco Aserradero o Hito N°6 y diseminados sobre un área con escasa cobertura vegetal, podrán ser observados los restos abandonados y en descomposición de innumerables troncos de coihues y araucarias, algunos de más de un metro de diámetro. En el lugar, habrían sido depositadas unas 10000 pulgadas de madera sin aserrar, mayoritariamente coihue. Las instalaciones y equipos de aserrío, operativas en aquella época, eran capaces de generar unas 1500 pulgadas diarias de madera, principalmente de araucaria. El coihue era procesado en el Primer Banco Aserradero, de acuerdo a la organización del trabajo de aquel entonces, debiendo ser trasladada la madera, desde los sectores más altos, en camiones o con la ayuda de bueyes. El esfuerzo de los trabajadores de la época era notable, no sólo en función de la rigurosidad de las faenas forestales en ambientes tan aislados y agrestes, sino también, por los largos desplazamientos que debían realizar diariamente desde sus hogares, localizados en las antiguas casas del Fundo Porvenir y en el poblado de Ralco, hacia los frentes de explotación localizados en la montaña. Un trabajador, en aquella época, realizaba el trayecto al Segundo Banco Aserradero en algo más de tres horas de difícil y extenuante caminata.
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===Tramo 2 : Segundo Banco Aserradero - Mirador El Cóndor=== *Distancia: 6 km.
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*Tiempo: 2 horas 30 min.
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*Temporada: Noviembre a marzo
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<span style="color:red">Cabalgata sobre huella de piedra bien demarcada, en ascenso y descenso, vistas panorámicas al cajón del estero Cuyaqui, filos de Pemehue y cajón las Venenosas, observación de bosques de araucaria, antigua explotación forestal y avistamiento de fauna. [[File:Cordillera-Pemehue-tramo2-a.jpg|thumb|400px|right]] [[File:Cordillera-Pemehue-tramo2-b.jpg|thumb|400px|right]] [[File:Cordillera-Pemehue-tramo2-c.jpg|thumb|400px|right]] Luego de observar detenidamente los vestigios del antiguo Segundo Banco Aserradero, el visitante proseguirá la cabalgata a lo largo de la antigua senda que lo conducirá, lenta y pausadamente, hacia las altas cumbres de la Cordillera Las Placetas y las primeras estribaciones de la Cordillera de Pemehue. A unos quinientos metros del Hito N°6, podrá descansar y reponer fuerzas en un área desprovista de vegetación y que ofrece al observador interesantes y bellas panorámicas hacia el cajón del estero Cuyaqui y los filos y promontorios de roca volcánica y granítica de las formaciones cordilleranas circundantes. Se encuentra en el Hito N°7 de la ruta donde los bosques de araucaria, con estratos arbustivos de quila, predominan en el paisaje. Luego, iniciará el ascenso final a los filos cordilleranos de Las Placetas y Pemehue.
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  '''Los majestuosos filos cordilleranos de Pemehue y Las Placetas''' Sobre las nacientes del estero Cuyaqui la cabalgata continúa en dirección al Hito N°8 o Mirador Cordillera Las Placetas y Pemehue. Luego de avanzar unos ochocientos metros, a través de una huella zigzagueante y algo pedregosa, la senda de penetración forestal es más rectilínea y bordea, a la derecha, los filos de la Cordillera Las Placetas y a la izquierda, el magnifico cajón del estero Cuyaqui. Desde este sector, de unos quinientos metros de longitud, el campo visual es amplio y de gran belleza, con una posición inmejorable para la observación de la quebrada del estero Cuyaqui y los enormes promontorios rocosos, coronados por bosques de araucaria, de la Cordillera Las Placetas. Durante este trayecto, también podrá apreciar los efectos de los elementos naturales sobre la conformación y fisonomía del paisaje. Un talud labrado sobre material granítico y cornisas con abundante material pétreo en sus laderas, evocan no sólo la fuerza transformadora del ser humano, sino también de los elementos en ambientes ecológicos de montaña. Procesos asociados a cambios bruscos de temperatura y a la importante presencia de nieve sobre los mil metros de altitud, podrán ser observados en esta zona.
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Ante los ojos del viajero, aparecerán grandes y elevados peñones de roca granítica, expuestos a la acción del viento, del agua y de las temperaturas. Ya en lo más alto de la Cordillera Las Placetas y, coronando su anhelo de alcanzar el firmamento, bellos ejemplares de araucaria resisten, en las alturas, la fuerza de los elementos, recordando al viajero tiempos, ambientes y paisajes del pasado. A unos cien metros del Hito N°8 y a la derecha de la ruta, deberá estar atento a una baliza de continuidad que le indicará la ubicación de un excelente punto de observación o mirador hacia el Cajón de Las Venenosas y al estero Cuyano. Desde este punto la cabalgata continúa, por unos cien metros y sobre los filos de la cordillera de Pemehue, en dirección al Hito N°8. En este lugar podrá contemplar un magnífico y amplio escenario con hermosas vistas panorámicas hacia las Cordilleras Las Placetas y de Pemehue, el volcán Callaqui, las altas e irregulares cumbres de la Sierra Velluda y los valles cordilleranos de los esteros Cuyaqui y Cuyano. Se encuentra a 1439 m.s.n.m y ha recorrido 8,5 kilómetros de la Ruta Patrimonial.
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'''Araucaria, cultura y ambientes ecológicos de montaña''' Ha dejado atrás el Hito N°8 y comenzará un lento descenso hacia el suroeste, en dirección al Hito N°9. La huella continúa por la ladera norte del cajón del estero Cuyano y a unos doscientos metros de la divisoria de altas cumbres de la cordillera de Pemehue, predominando, en esta parte del trazado, los bosques de araucaria y lenga (Nothofagus pumilio), siempre asociados con quila en el estrato arbustivo. Interesantes afloramientos rocosos podrán ser observados, tanto hacia el norte como hacia el sur de la ruta. A la derecha, el cajón del estero Cuyano y las veranadas de Las Venenosas, rodeadas de extensos bosques de araucaria sometidos, antaño, a una intensa y desmedida explotación forestal. La denominación Las Venenosas se debe a la presencia en estas zonas de pastoreo de malezas o especies arbustivas venenosas para el ganado, principalmente vacuno.
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Unos cuatrocientos metros antes de llegar al Hito N°9 o Tercer Banco Aserradero, la ruta se desvía hacia la izquierda, continuando el recorrido a través de una angosta huella que atraviesa bosque nativo hasta empalmar, nuevamente, con la antigua senda de penetración forestal, ya en el sector del Tercer Banco Aserradero. Para acceder a la zona de emplazamiento del aserradero, deberá, a partir de la baliza del Hito Patrimonial N°9, desviarse a la derecha de la huella y bajar unos ochenta metros hasta el lugar en que se ubica, a la izquierda, una baliza de continuidad que le indicará la dirección hacia el área del antiguo aserradero.
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En el Tercer Banco Aserradero se encontrará con numerosos castillos de madera aserrada de Araucaria, en forma de tablas de 7x1 y basas de 10x10 pulgadas. En el lugar, desde el año 1978, cerca de 40000 pulgadas de araucaria, en progresivo deterioro, yacen abandonadas. Diseminados entre la vegetación, también podrá observar montículos de aserrín ennegrecidos, perfectamente humificados por el paso del tiempo. Árboles y arbustos, creciendo en medio de lo que alguna vez fue una intensiva área de trabajo, hacen patente la antigüedad del abandono. Luego de dejar atrás el sector del Tercer Banco Aserradero, retornando hacia el sur a la antigua senda de penetración forestal, se inicia un tramo de la huella más sombreado, rodeado siempre, de bosques con araucaria, lenga, coihue, ñirre y quila. Restos de grandes árboles sobre la ruta serán un elemento característico de esta parte del trazado, como también los extensos bosques de araucaria del valle del estero Cuyano.
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Luego de avanzar algo más de un kilómetro desde el Hito N°9, a través de una huella ancha y de fácil tránsito, se encontrará en el Hito N°10 de la ruta o Mirador Las Venenosas, lugar ubicado a 1424 m.s.n.m y con una inmejorable posición para la observación del cajón del estero Cuyano y las veranadas de Las Venenosas. En este Hito, el cambio de la vegetación y del paisaje se hace más notorio, con suelos desprovistos de cobertura vegetal y el predominio de quila y coirón, característicos de la estepa andina y de los ambientes de veranadas cordilleranas situadas sobre los 1200 m.s.n.m. El coirón, especie vegetal dominante en esta zona y voz probablemente mapuche, alude al sentido enrollado de la hoja y designa gramíneas de varias secciones (Andropogon argenteum, Festúceas) más que a la especie. Se refiere, básicamente, a las hojas con volutas o envueltas, duras y punzantes de las plantas. Si en el día de su viaje la suerte esta de su lado, también podrá avistar, desde este lugar, cóndores (Vultur gryphus), majestuosas y simbólicas aves carroñeras de la cordillera andina.
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Unos doscientos metros al sur de este Hito y, siempre por los faldeos de la Cordillera de Pemehue, la ancha senda de penetración forestal llega a su fin, luego de once kilómetros de interesante y espectacular recorrido, iniciándose, a la izquierda de una bifurcación de la huella, el ascenso al Cordón El Peñón y a la derecha, un desvío que conduce a la laguna La Frutilla, localizada unos dos kilómetros al suroeste. La bifurcación se encuentra señalizada por una baliza de continuidad.
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'''Cordón El Peñón y mirador El Cóndor''' A partir de la bifurcación antes mencionada se inicia el ascenso a los filos del Cordón El Peñón, por una ladera de exposición norte, carente de vegetación arbórea, cubierta de matorral ralo de quila y coirón. En este sector, las balizas de continuidad deberán ser cuidadosamente observadas para no extraviar la ruta. Luego de avanzar un kilómetro se encontrará con el Hito N°11 o Mirador El Cóndor, punto final de este tramo, ubicado a 1467 metros de altitud. Desde este lugar dispondrá de una excelente panorámica al cajón del estero Cuyano y podrá captar el sorprendente e inigualable vuelo de cóndores que, habitualmente, sobrevuelan la zona. Balizas de continuidad le indicarán la huella a seguir, en un lento y pausado ascenso al filo del Cordón El Peñón.
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===Tramo 3: Mirador El Cóndor - Laguna Santa Rosa=== *Distancia: 1,8 km.
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*Tiempo: 1 hora 30 min.
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*Temporada: Noviembre a marzo
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<span style="color:red">Cabalgata sobre huella de tierra o trumao, en descenso a Laguna Santa Rosa y Ascenso a Mirador Portezuelo Trinidad, observación paisajes de veranadas, cajón del estero Santa Rosa, volcán Callaqui, Sierra Velluda y cuerpos lacustres, avistamiento de fauna. [[File:Cordillera-Pemehue-tramo3-a.jpg|thumb|400px|right]] [[File:Cordillera-Pemehue-tramo3-b.jpg|thumb|400px|right]] [[File:Cordillera-Pemehue-tramo3-c.jpg|thumb|400px|right]] '''El descenso hacia la laguna y cajón del estero Santa Rosa'''
  
Para acceder a la Ruta Patrimonial desde la ciudad de Los Ángeles, ubicada en el valle central a 132 kilómetros de la ciudad de Concepción
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Ya en la cima del Cordón El Peñón, a 1507 metros de altitud, se encontrará con el Hito N°12 o Descenso a Laguna Santa Rosa, desde el cual podrá observar, hacia el este, los hermosos paisajes cordilleranos del cajón del estero Santa Rosa y el volcán Callaqui y, hacia el sur el Portezuelo Trinidad. Se recomienda, en este hito, revisar los aperos de montar, ya que se inicia un lento y pronunciado descenso. Ya en su cabalgadura y a medida que avanza hacia las lagunas Las Parrillas, Las Totoras y La Tasa, aparecerán ante su atenta mirada innumerables troncos blanquecinos distribuidos sobre los faldeos de los cerros que delimitan el cajón del estero Santa Rosa. Una evidencia más de la acción humana y del fuego utilizado para la habilitación de terrenos de uso ganadero, práctica habitual de los antiguos colonos, utilizada para asegurar la regeneración de pastos para la temporada siguiente. Lo anterior ha impedido una recuperación normal del bosque nativo intervenido y ha intensificado la erosión y pérdida de suelo en los sectores, principalmente, de veranadas. La corteza ennegrecida de algunas araucarias indican que el fuego estuvo presente en aquellos parajes. Su gruesa piel, sería el reflejo de un proceso adaptativo, milenario, de esta formidable conífera, frente a las vicisitudes propias de la naturaleza, como el volcanismo y la acción más irracional y depredadora del hombre.
y 116 kilómetros de la ciudad de Chillán, usted deberá desviarse de la antigua Ruta 5 Sur a la izquierda o sur-este en el cruce con el camino
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Q-61-R, que une Los Ángeles con Santa Bárbara. Luego de avanzar 40 kilómetros, por un camino pavimentado, llegará a Santa Bárbara, pequeño pueblo situado en la ribera norte del río Biobío y que dispone de servicios y equipamiento para el viajero. En esta localidad, de marcada impronta rural, podrá
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abastecerse de los insumos básicos requeridos para su aventura, como también conocer un antiguo fuerte español, de frontera, ubicado en las cercanías de la plaza principal y a unos 200 metros del río Biobío. Nuevamente en marcha y siempre por la Ruta Q-61-R, avanzará 19 kilómetros, en dirección sureste, hasta
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el puente El Piulo que atraviesa el río Biobío, en su parte más angosta y profunda, y une las comunas de Santa Bárbara y Quilaco.<br>
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Antes de cruzar el puente y a la derecha del camino, podrá observar un letrero vial que le indicará, la distancia al inicio de la Ruta Patrimonial (33,2 kilómetros). En el lugar, el río Biobío se presenta en una profunda y angosta garganta, de no más de 25 metros de ancho
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La actividad forestal, junto con la ganadería, han sido las actividades más importantes en esta zona cordillerana. La explotación, muchas veces indiscriminada de los recursos forestales, ha causado graves daños a los bosques y recursos naturales asociados a estos ecosistemas. La necesidad de las comunidades locales de habilitar áreas de cultivo y zonas de pastoreo, ha significado una progresiva disminución de la cobertura vegetal, como también las quemas no controladas y la tala de bosque, prácticas habituales de colonos e indígenas. Adicionalmente, la explotación maderera a gran escala, realizada por la empresa Ralco S.A. entre los años 1940 y 1970 y por los antiguos propietarios del Fundo Porvenir, junto con la fuerte demanda de astillas para la industria de la celulosa, contribuyó fuertemente a la disminución de la cobertura vegetal, con una pérdida de la capacidad productiva y de regeneración del bosque nativo, especialmente de especies como la araucaria, lenga, coihue, roble y raulí.  
y 30 metros de altura, labrada sobre rocas por la acción de las correntosas aguas de este emblemático río. Luego de cruzar el puente deberá avanzar 1,7 kilómetros hasta la intersección de esta vía con el camino de ripio Q-75, que une las localidades de Quilaco y Loncopanguey girar hacia la izquierda en dirección a Loncopangue, pequeña entidad rural distante 6,5 kilómetros desde este último punto. En dicho trayecto podrá observar hermosas
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vistas panorámicas hacia el valle del río Biobío y los contrafuertes cordilleranos que lo rodean. Desde Loncopangue y siempre por el camino
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Q-75, deberá proseguir 12, 7 kilómetros hasta el Balseadero de Callaqui, ubicado frente a la primera comunidad indígena pehuenche del Alto Biobío; Callaqui. A partir de este lugar, y siempre por la ribera sur del Biobío, continuará su marcha por la Ruta Q-151, camino de tierra en mal estado que une el balseadero
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de Callaqui con el Fundo Porvenir y continúa hasta el muro de la central hidroeléctrica Pangue, hasta el acceso al Fundo, distante 5,9 kilómetros
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del balseadero antes mencionado.
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En la puerta de entrada al predio fiscal, un letrero metálico le dará la bienvenida a esta importante zona de protección y conservación de
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A lo anterior, se debe agregar la extracción de madera para leña, carbón y material de construcción, especialmente cercos, en sectores adyacente a las invernadas. Podemos afirmar, razonablemente, que la intervención del bosque no ha estado regulada, la mayoría de las veces, por planes de manejo y por lo tanto, con métodos silvícolas que garanticen un uso adecuado del recurso. Por el contrario, el floreo del bosque, o selección de los mejores individuos sin este tipo de consideraciones, es la técnica que comúnmente ha sido empleada para explotar la madera de la zona, afectando seriamente su capacidad de regeneración y por lo tanto, bosques de incalculable valor ecológico y patrimonial.
recursos naturales, entregándole, además, información acerca de la Ruta Patrimonial. Una vez que cruce el acceso podrá observar las viviendas
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  '''Las evidencias ancestrales de la cultura pehuenche en la cordillera de Pemehue'''
de las familias pehuenche que habitan en la parte baja del predio y los restos, aún en pie, de las antiguas casas del Fundo Porvenir.
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A unos trescientos metros del Hito N°12, a la derecha de la ruta, podrá observar un magnifico promontorio o peñón de granito blanco, que derrama fragmentos pétreos sobre sus laderas, formando un cono de derrubios de pequeñas dimensiones. Sobre sus partes más altas, ejemplares de araucaria testimonian su inquebrantable voluntad colonizadora, en ambientes ecológicos extremadamente rigurosos. En este mismo sector deberá estar muy atento a la huella, para observar restos de utensilios de origen pehuenche utilizados por los indígenas en sus históricos desplazamientos a las pinalerías o bosques de araucaria. Fragmentos de un mortero de piedra, usado para moler piñones, le harán evocar viajes del pasado y ampliar el conocimiento acerca de la distribución geográfica y territorial de esta cultura en el macizo andino del Alto Biobío.  
Continuando con la marcha y a 2,7 kilómetros de la entrada al Fundo, se encontrará con la vivienda del Sr. Lizardo Urrea, baqueano y residente
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'''Restos de mortero pehuenche en cercanías de la laguna Las Parrillas'''
del sector por más de 40 años.<br>
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En este lugar podrá descansar, estacionar su vehículo y efectuar los arreglos necesarios para la cabalgata de la Ruta, siendo posible, además,
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Los pehuenche o gente de las araucarias, ancestralmente, ocuparon los valles de la vertiente occidental de la Cordillera de Los Andes, desde el volcán Antuco por el norte, hasta el volcán Villarrica por el sur, según la distribución geográfica de los bosques de araucaria o pinalerías. En la actualidad, la presencia de población y comunidades pehuenche esta limitada, geográficamente en Chile, al sector de la Cordillera de Los Andes denominado Alto Biobío, el cual, administrativamente, comprende las comunas de Alto Biobío y Quilaco en la región del Biobío y de Lonquimay en la región de La Araucanía. Los pehuenche de Alto Biobío se agrupan en once comunidades, localizadas en las riberas de los ríos Queuco y Biobío, con una población estimada de siete mil personas. En esta área, que forma parte del Área de Desarrollo Indígena del Alto Biobío (ADI), las tierras que ocupan los pehuenche, y que han sido reconocidas por el Estado de Chile como parte de sus antiguos territorios de ocupación, alcanzan, aproximadamente, a noventa mil hectáreas (4).  
pernoctar. Desde la vivienda del Sr. Urrea, localizada frente al poblado de Ralco o Alto Biobío en la ribera sur del río Biobío, iniciará la cabalgata
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hasta el inicio de la Ruta, ubicada en el Hito N°1 o estero Cuyaqui, más o menos a 2 kilómetros de la vivienda antes mencionada. En dicho trayecto y bajo las grandes torres metálicas de las líneas de transmisión de las centrales hidroeléctricas Pangue y Ralco, podrá apreciar, en toda su magnitud, los efectos de la modificación del paisaje del valle del río Biobío provocadas por estos megaproyectos: gigantes de acero en ordenadas filas atravesando bosques, ríos y esteros; laderas montañosas sangrantes y profundamente heridas por los designios de la modernidad y, hacia el sur, la interrupción de la vida, la magia y de los ciclos básicos del formidable río Biobío; central y embalse Pangue.
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Luego de avanzar unos 600 metros desde la vivienda del Sr. Urrea y en un desvío del camino debidamente señalizado, deberá tomar la huella de la derecha, bordeando el estero Cuyaqui en dirección al Hito N°1. En este lugar y a un costado del Hito, encontrará una mesa interpretativa que le aportará valiosa información de la ruta: mapa de ubicación; tramos y distancias; atractivos y sitios de interés.<br>
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En Alto Biobío, los factores geográficos, ecológicos y ambientales han sido determinantes en la forma de vida y organización sociocultural de las comunidades pehuenche, como también en las relaciones de uso y simbólicas que han establecido con estos territorios y sus recursos naturales. Lo anterior, permite distinguir diferentes espacios de ocupación, los cuales forman parte de un ciclo productivo que sostiene un sistema de vida tradicional, compartido tanto por comunidades pehuenche como por los colonos que habitan el área, incluida la Cordillera de Pemehue y el Fundo Porvenir. Estos espacios incluyen veranadas, invernadas, pinalerías, bosque nativo, ríos y lagunas. Para los pehuenche gran parte del territorio tiene un uso común y se utiliza en función de un ciclo anual de actividades y de la disponibilidad de recursos naturales. En este sentido, cada familia es dueña de los bienes que logra reunir, pero, aún en algunas comunidades, no se reconoce la propiedad exclusiva individual sobre tierras o territorios que, ancestralmente, fueron comunitarios, como es el caso de las pinalerías o bosques de araucaria y las veranadas. Antiguamente, cualquier indígena podía cultivar tanta tierra como le parecía y los productos eran de su pecunio, pero no podía disponer de la tierra misma como propiedad, ni venderla ni arrendarla. Pertenecía, en último término, a la comunidad pero el usufructo era individual.
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Las invernadas y las veranadas están asociadas al régimen climático anual y dependen de la existencia o ausencia de nieve, siendo la primera el hábitat donde se encuentra la vivienda, corrales, cultivos y parte del bosque nativo. Una vez que, en primavera, comienza el derretimiento de la nieve los pehuenche y colonos inician el ascenso a las veranadas, llevando consigo sus animales a los pastos nuevos e iniciando la cosecha del piñón. Existe una continuidad territorial entre éstos ambientes ecológicos, es decir un libre desplazamiento de personas y de recursos, aspecto fundamental para el desarrollo económico y cultural de este pueblo, como también para el manejo de recursos naturales. Esta forma de relación con la tierra, basada fundamentalmente en la ganadería trashumante y la recolección de frutos silvestres, como piñones, avellanas y digüeñes, es común en toda el área cordillerana del Alto Biobío, como también en la cordillera de Pemehue. Nombres de montañas, ríos y esteros recordarán al viajero que la ruta por la cual se desplaza formo parte, alguna vez, del área de distribución geográfica e histórica del pueblo pehuenche y que, en último término, fue una zona de refugio frente a la brutal embestida y persecución a la cual fueron sometidos los indígenas por parte de las repúblicas de Chile y Argentina a mediados del Siglo XIX.
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En el ámbito cognitivo, los pehuenche comprenden las formaciones boscosas de araucaria del mismo modo como su propia sociedad. Se distinguen claramente las especies femeninas que dan frutos, de las masculinas, y se les asignan las correspondientes denominaciones de domopewen o araucaria mujer y wentrupewen o araucaria macho. Aquellos ejemplares con conos masculinos y femeninos son tenidos por bisexuados. La fecundación anemófila o a través del viento, es también entendida como un proceso sexual, en que pinos de ambos sexos se ponen en contacto subterráneo a través de sus raíces o aéreo por medio de los loros cordilleranos.
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De esta forma, cada bosque de araucaria es una agrupación familiar extensa llamada lobpewen, equivalente al lobche o familia pehuenche. Respecto de las creencias indígenas, estos bosques están protegidos por seres sobrenaturales masculinos y femeninos: el anciano del pewen, que cuida de los árboles masculinos y la anciana del pewen, que protege a los femeninos. A ellos se hacen rogativas familiares antes de la cosecha o comunitarias terminada ésta, en los mismos bosques, con el fin de asegurar la conservación de los árboles, su protección y fertilidad (5).
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Ya sobrepasado el peñón de granito blanco el paisaje es más bien seco y árido, con escasa vegetación arbórea y matorral bajo de quila y coirón. La laguna Santa Rosa aparecerá ante su vista, rodeada de bosques de araucaria y matorral de quila y, en planos más lejanos, un enorme peñón de basalto, de unos cien metros de altura y el portezuelo Trinidad le darán la bienvenida. Buenas noticias, está arribando al Hito N°13, lugar de descanso y alojamiento luego del primer día de cabalgata.
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La laguna Santa Rosa es un cuerpo lacustre de, aproximadamente 5,2 hectáreas de superficie, doscientos ochenta metros de ancho, trescientos ochenta metros de largo y 9,5 metros de profundidad, en su parte más central. Rodeada de bosques de araucaria y matorral de quila, presenta en sus riberas, desprovistas de terrenos de playa, vegetación de junquillos y, sus aguas, más bien calidas, lo invitarán a un merecido descanso, esparcimiento y recreación. En este lugar podrá acampar, preparar sus alimentos y obtener agua de una vertiente ubicada a unos veinte metros de la baliza que señala el Hito N°13. Una recomendación necesaria, recuerde que, con ayuda de su guía, debe retirar los aperos de su cabalgadura y liberar los caballos para que aprovechen el talaje.
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También es un buen momento para buscar leña seca y encender el fuego, junto al puesto de madera utilizado por los colonos en sus habituales viajes a la zona. Estas construcciones son características de las veranadas cordilleranas y sirven, comúnmente, como lugar de refugio en los períodos del año en que los arrieros llevan sus animales a los pastos de altura. El puesto de Santa Rosa fue construido por Lizardo Urrea, antiguo trabajador del Fundo Porvenir, el año 1993.
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===Tramo 4: Laguna Santa Rosa - Veranada Mallín Largo=== *Distancia: 7 km.
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*Tiempo: 3 horas.
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*Temporada: Noviembre a marzo
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<span style="color:red">Cabalgata sobre huella de tierra o trumao medianamente demarcada sobre filo de Cordillera de Pemehue, en descenso a veranada Mallín Largo, observación de bosques de araucaria, lenga y ñirre no intervenidos, vistas panorámicas a cajón del estero Prados de Maitenes y Cordón de Huida. [[File:Cordillera-Pemehue-tramo4-a.jpg|thumb|400px|right]] [[File:Cordillera-Pemehue-tramo4-b.jpg|thumb|400px|right]] [[File:Cordillera-Pemehue-tramo4-c.jpg|thumb|400px|right]] '''En camino al Portezuelo Trinidad y al cajón del estero Prados de Maitenes'''
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Al día siguiente, con nuevos bríos y mucho ánimo comenzará la segunda jornada de cabalgata, en dirección al sur, al Hito N°14 o Mirador Portezuelo Trinidad, ya en el cuarto tramo de la ruta. Luego de abandonar la Laguna Santa Rosa, continuará el viaje por una huella que, lentamente, comienza a descender hasta el estero El Peñón en un paisaje caracterizado por la presencia de quila, coirón y hacia el sur, el Portezuelo Trinidad, cordón montañoso rodeado de vegetación arbustiva baja y rala. A la derecha del estero El Peñón, cuyo cauce pedregoso no supera los tres metros de ancho, podrá apreciar una formación rocosa de cerca de cien metros de altura, con algunos ejemplares de araucaria colonizando su pedregosa base. Después de avanzar unos trescientos metros y hacia la derecha de la ruta, observará dos grandes rocas pulidas por la acción de la nieve y denominadas por los lugareños como Las Lápidas. Dicho nombre recordaría un antiguo entierro pehuenche. Observe detenidamente el lugar, como también las hermosas vistas a la laguna Santa Rosa y cajón homónimo. Nuevamente en ruta, se acerca a uno de los lugares de mayor altitud de todo el trayecto, el Mirador Portezuelo Trinidad con 1528 metros sobre el nivel del mar.
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Desde este punto dispondrá de espectaculares vistas panorámicas, prácticamente, en todas direcciones. El lente de su cámara fotográfica podrá captar imágenes y paisajes cordilleranos de inigualable belleza: hacia el noreste y, en un plano lejano, los blanquecinos e irregulares picos de la sierra velluda; hacia el este, el magnífico volcán Callaqui o Callaquen y sus fumarolas y los faldeos de la veranada de Colluco cubiertos de bosques de araucaria; hacia el sur, el cerro Quilapehuén y las divisorias de altas cumbres de la Cordillera de Pemehue y, hacia el oeste, los filos del Cordón El Peñón y el cajón del estero homónimo.
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Luego de dejar atrás el Mirador Portezuelo Trinidad, la huella continúa por los filos del Cordón El Peñón en dirección hacia el sur, al Hito N°15 o Mirador Cerro Quilapehuén ubicado a 1716 metros de altitud, punto de inicio de un bosque de araucaria no intervenido y del cajón del estero Prados de Maitenes. Entre los Hitos 14 y 15 la ruta se caracteriza por la escasa presencia de especies arbóreas, con algunos ejemplares de araucaria en las partes bajas del estero El Peñón y en las partes más altas de los filos cordilleranos.
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A la derecha de la ruta, podrá ser observado, un promontorio rocoso, de unos cuarenta a cincuenta metros de altura, con paredes casi verticales y en su parte más alta o cornisa, un pequeño bosquete de araucaria. En este sector la huella es bastante dura, con abundante material pétreo desprendido o desgajado de la roca, por efecto de la gravedad, de la lluvia y de los cambios bruscos de temperatura, desde las partes más elevadas de la cornisa volcánica. También, la laguna Trinidad será parte de un paisaje caracterizado por las variadas formas y procesos geomorfológicos de ambientes ecológicos de montaña situados a más de 1500 metros de altitud. Una inmejorable vista hacia el cerro Quilapehuén y las evidencias de antiguas quemas o incendios también podrán ser apreciadas. Ha llegado al Hito N°15 y dos ejemplares de araucaria, ubicados al lado derecho de la huella y una excelente panorámica hacia el cerro Quilapehuén y el cajón del estero El Peñón, afluente del estero Santa Rosa, le darán la más cordial bienvenida.  
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'''Las araucarias del cajón del estero Prados de Maitenes y el cordón El Peñón'''
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A su izquierda y luego de cruzar los restos de un antiguo cerco, se internará, lentamente, por un sombrío bosque de araucaria, hasta arribar, unos mil metros hacia el sur, al Hito N°16 o filo del Cordón El Peñón. En este trayecto, que bordea por los filos de Pemehue el cajón del estero El Diablo y la parte norte del cajón del estero Prados de Maitenes, podrá apreciar en toda su magnitud un hermoso anfiteatro de araucaria. La presencia de la llamada barba o musgo del pino, le indicará que estos bosques, asociados con lenga y quila, no han sufrido los efectos del fuego o de explotaciones madereras del pasado, manteniendo el área, todavía, una integridad ecológica adecuada para un manejo conservacionista de sus recursos.
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Desde esta perspectiva, la Cordillera de Pemehue aún posee importantes características ecológicas que ameritan un especial cuidado para la conservación, protección y fomento de la biodiversidad. Entre estos aspectos podemos mencionar la presencia de parte del bosque Caducifolio Andino del Biobío, la existencia de seis especies en la categoría de inadecuadamente conocidas y treinta y cuatro en precario estado de conservación, tales como guiña (Felix guigna), cóndor, lagarto llorón (Liolaemus chiliensis), sapo venusto (Telmatobufo venustus) y percatrucha (Percichthys trucha) y de especies endémicas como el anfibio Alsodes vittatus. A su vez, los cursos de agua, ubicados en las quebradas, ofrecen un ambiente propicio para el desarrollo de los ciclos vitales de numerosos invertebrados, anfibios y peces.
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Sin embargo, una de las principales amenazas para la conservación de estos ecosistemas y biodiversidad asociada es la vulnerabilidad de los suelos ante procesos de erosión hídrica, aspecto derivado, principalmente, del uso tradicional e histórico a que han sido sometidos los recursos naturales del área. Pese a lo anterior, la vegetación nativa que puede ser observada a lo largo de la ruta, ha ido, lentamente, recuperándose a través de un proceso de sucesión ecológica de los renovales boscosos.
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Ya en el Hito N°16 y bajo el alero de hermosos ejemplares de araucaria, podrá recuperar fuerzas y observar las veranadas del cajón del estero Prado de Maitenes hacia el este y al sur el enorme promontorio rocoso del cerro Los Caciques, adornado de araucaria en sus faldeos y partes más altas. Desde este mismo lugar, excelente será la panorámica hacia el cajón del río El Diablo, ubicado a su derecha, es decir, al poniente. Es recomendable realizar un breve descanso en este sector, revisar los aperos de su cabalgadura y prepararse para el descenso hacia el Hito N°17 o veranada Mallín Largo. De especial cuidado será, en la bajada, la observación de las balizas de continuidad de la ruta que le indicarán, en dirección hacia el este, el camino a seguir. Ya en ruta hacia el Hito N°17 la vegetación predominante es el matorral bajo de quila, junto al coirón y un bosque achaparrado de ñirre (Nothofagus antartica), siendo posible observar, en un plano más lejano, el Cordón de Huida y, a menor distancia, la veranada Mallín Largo.
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'''La veranada de Mallín Largo'''
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Felicitaciones, está llegando al Hito N°17 o veranada Mallín Largo, en el cajón del estero Prados de Maitenes, luego de 20 kilómetros de recorrido y casi diez horas de cabalgata acumulada. Su cuerpo y el de su cabalgadura, nuevamente le pedirán un descanso. Ya en el lugar podrá observar, en un sector más o menos plano cubierto de pastos de uso ganadero y en un ambiente bastante húmedo, un interesante bosquete de ñirre de unas tres hectáreas de superficie, junto a las nacientes del estero Prados de Maitenes. En el lugar, los restos de un antiguo corral y la presencia de animales vacunos le indicarán que el sector es una de las veranadas más importantes del Fundo Porvenir. Ocupada, antiguamente, por Genaro Sotomayor y su familia, antiguos inquilinos del Fundo, como también por otros colonos de más al sur. En este sitio, al igual que en el puesto Prados de Butaco, se producía queso para la subsistencia de las familias y para su venta, principalmente, en la ciudad de Mulchén. Es interesante destacar que la ocupación más intensiva de estas cordilleras data, aproximadamente, de la década del 50, época en la cual los colonos del Fundo Porvenir realizan las primeras quemas para habilitar terrenos de uso ganadero. Dicha práctica, reñida tal vez con el proceso de conservación pero muy útil para la subsistencia familiar, era habitual en primavera o entrando el invierno y permitía la regeneración de nuevos pastos como el coirón, arvejilla, liuto (Alstroemeria aurea), hierba del chancho (Hypochoeris radicata) y de la quila, fundamentales para la alimentación y manutención de la masa ganadera; preciado capital de los sistemas productivos campesinos de la cordillera andina. Se encuentra en el punto final del cuarto tramo de la ruta y pronto iniciará el descenso hacia el este, hacia la confluencia del estero Prado de Maitenes y el río Butaco. A partir de este punto la huella comienza, lentamente, a acercarse al estero Prado de Maitenes, siendo posible la observación del cerro Los Caciques, hacia el norte, y en un plano más lejano el Cordón de Huida hacia el este.
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===Tramo 5: Veranada Mallín Largo - Prados del Butaco=== *Distancia: 7 km.
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*Tiempo: 3 horas.
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*Temporada: Noviembre a marzo
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<span style="color:red">Cabalgata sobre huella de tierra que bordea el estero Prados de Maitenes y cascadas del sector observación de cajón estero Prados de Maitenes, río Butaco y araucarias en filo de Cordón de Huida, vegetación de quila y bosques de raulí en cajón del río Butaco. Finalización de la ruta en puesto Prados del Butaco. [[File:Cordillera-Pemehue-tramo5-a.jpg|thumb|400px|right]] [[File:Cordillera-Pemehue-tramo5-b.jpg|thumb|400px|right]] [[File:Cordillera-Pemehue-tramo5-c.jpg|thumb|right]] '''El descenso por el estero Prados de Maitenes''' Luego de avanzar unos 25 minutos desde el Hito N°17, la cabalgata prosigue por un sector más o menos seco y con abundante presencia de quila y coirón, bordeando ya el estero Prados de Maitenes en dirección al Hito N°18 o Cascada del estero Prados de Maitenes. Habiendo recorrido unos quinientos metros el viajero deberá cruzar el estero, desde la ribera sur a la ribera norte, en un sector en el cual el cauce es bastante pedregoso y de un ancho, aproximado, de cinco metros. A unos 15 o 20 minutos de este lugar, en un sector de la huella bastante alto, podrá observar en casi toda su extensión, hacia el sureste, el cajón del estero Prados de Maitenes, el volcán Callaqui y, a la izquierda de la ruta, un promontorio rocoso de paredes muy escarpadas, adornado en sus partes más altas con araucaria. En la base de esta formación rocosa, un hermoso bosque de lenga, de color rojizo pálido.
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A 20 minutos de este lugar, cruzará nuevamente el estero Prados de Maitenes, en un sitio en que podrá apreciar la confluencia del estero con otro curso de agua, de mayor caudal, proveniente de más al norte. En esta parte de la ruta la huella sigue bordeando el estero, el cual se sitúa a unos ochenta o cien metros más abajo. Las vistas panorámicas son muy hermosas, especialmente en la ladera de exposición sur, es decir a la izquierda de la ruta, predominando los bosques de roble y de raulí. Unos doscientos metros más adelante varios saltos de agua, que escurren sobre roca volcánica, dan origen a una espectacular cascada de unos cuarenta a cincuenta metros de altura. Continuando con la marcha, lentamente se acercará al cauce del estero Prados de Maitenes, atravesando interesantes bosques de lenga, ñirre y raulí, en un sector en que el estero tiene un ancho de, aproximadamente, treinta metros y un lecho pedregoso con grandes bloques de roca y de troncos arrastrados por sus correntosas aguas.
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Ha llegado al Hito N°18 o Cascada Prados de Maitenes, situada al costado izquierdo de la huella y a 1063 metros de altitud. A su derecha, un bosque de raulí muestra los efectos de antiguos incendios. La cascada, ubicada en un lugar del estero con grandes piedras y rocas, posee una altura aproximada, de siete metros y da origen, en su base, a una poza de unos veinte metros de largo y siete metros de ancho. Lugar ideal para realizar un alto en el camino, tomar un merecido baño y dar de beber a su cabalgadura. Desde este sitio podrá observar, aguas abajo, la húmeda vegetación que se desarrolla en ambas riberas del estero, como nalcas y otras especies, e innumerables troncos sobre su lecho, arrastrados por las aguas.
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Ya en dirección al Hito N°19 o Mirador de la confluencia del río Butaco con el estero Prados de Maitenes, continuará descendiendo y alejándose, lentamente, del estero. En dicho trayecto, con algunos descampados de uso ganadero, predomina un tipo de vegetación arbustiva rala y baja, con importante presencia de quila y coirón. En el sector podrá observar, eventualmente, vacunos entusiasmados con el talaje. El viajero se aproxima al Hito N°19 y, progresivamente, la vegetación se hace más densa y renovales de roble y raulí comienzan a predominar en el paisaje. Al llegar al Hito N°19, podrá apreciar el cajón del río Butaco y la confluencia con el estero Prados de Maitenes, como también el imponente cordón de Huida, coronado en sus filos más altos por araucaria. A partir de este punto, la huella se interna a través de un bosque denso de raulí, coihue y roble, a media falda de la ladera que cae hacia la ribera oeste del río Butaco. Luego, iniciará la bajada final al río Butaco y la última parte de su cabalgata hasta el Hito N°20 o Puesto Prados de Maitenes.
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'''En contacto con el cajón del río Butaco y el cordón de Huida'''
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A partir del Hito N°19 predominan en el paisaje renovales puros de raulí, asociados en el estrato arbustivo con quila y la huella, angosta y rodeada de vegetación, se encuentra claramente demarcada. Luego de unos 25 minutos de cabalgata a través de este tipo de bosque y ambiente ecológico, llegará a un sector descampado con evidencias de haber sido intervenido en el pasado; escasa vegetación y restos de troncos ennegrecidos dan cuenta de antiguas quemas. Seguirá avanzando por formaciones de raulí hasta un pequeño curso de agua o estero, para luego entrar a un segundo descampado de menor dimensión, prácticamente, en la parte final del descenso al río Butaco.
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'''Disfrutando del río Butaco'''
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Unos 400 metros más adelante el río Butaco, importante afluente del río Biobío en la parte alta de su cuenca, se presentará ante sus ojos con tranquilas y plácidas aguas, rodeado en su cauce, de unos diez metros de ancho y no más de dos metros de profundidad, de abundante y húmeda vegetación, como también de una pequeña playa de arena y de grava que lo invitará a un merecido y reparador baño. Sin embargo, antes de lanzarse a las gélidas aguas del río, consulte su registro histórico de vida o carnet de identidad, aún cuando sus maltrechos huesos tengan una opinión algo diferente.
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'''El punto final de la Ruta'''
 +
Luego de su aventura acuática, la cabalgata continúa por unos cuatrocientos metros hasta el puesto Prados del Butaco, construido a orillas del mismo río por el Sr. Lizardo Urrea el año 1995. La huella atraviesa un hermoso paraje de terrazas más o menos planas, con el río a la izquierda y densos bosques de roble, coihue y ñirre a la derecha del viajero. Ya en el Hito N°20, podrá observar las antiguas construcciones y cercos de madera del puesto cordillerano. Pastos de verano y vacunos en el sector, le indicarán que la zona es una veranada de uso ganadero. Desde este lugar, podrá observar hermosas vistas al cerro La Moñuda (1783 m.s.n.m), ubicado a unos 3 kilómetros hacia el sur y al cordón de Huida hacia el este. Ha llegado a su fin el segundo día de cabalgata y deberá prepararse para acampar, recoger leña seca y brindar descanso a su caballo y a su maltrecho cuerpo. Se encuentra en el kilómetro 27 de la ruta Alto Biobío: Circuito Las Araucarias de la Cordillera de Pemehue, a 1063 m.s.n.m y con dos días de interesante y magnífica aventura.  
  
===En auto===
 
===En transporte público===
 
 
==Señalización==
 
[[File:Cordillera-Pemehue-condor.jpg|thumb|400px|right]]
 
 
Esta guía es un complemento indispensable para todos aquellos que deseen recorrer la Ruta Patrimonial Alto Biobío: Circuito Las Araucarias de la Cordillera de Pemehue, permitiendo al viajero relacionar las indicaciones y señalética de la ruta con el material escrito, cartografía e imágenes asociadas
 
para cada tramo del recorrido. La ruta esta compuesta por 20 Hitos de interés patrimonial, debidamente señalizados y ubicados generalmente, a la izquierda
 
de la huella. Para una  mejor orientación, estimación de los tiempos de desplazamiento y comprensión de la ruta y de su entorno, ésta ha
 
sido dividida en 5 tramos, cada uno de los cuales posee características específicas asociadas a cada uno de los Hitos, sitios de interés
 
y tramos definidos. De este modo, la señalética implementada en esta ruta se divide en cuatro tipos según su función:<br>
 
 
1. Baliza indicativa de Hito de interés
 
patrimonial; poste de madera
 
de 1,5 metros de altura sobre el
 
cual descansa una placa metálica
 
que indica el número del Hito,
 
nombre y altitud. Con flechas
 
blancas y negras, se registran las
 
distancias hasta dicho punto y la
 
distancia al Hito siguiente.<br>
 
 
2. Baliza de continuidad de ruta;
 
estaca de madera de, aproximadamente,
 
2 metros de altura que
 
permite, en algunos sectores, una
 
mejor orientación y señalización
 
de la huella que debe seguir el
 
viajero. Sobre la parte más alta se
 
encuentra pintada de color rojo
 
bermellón.<br>
 
 
3. Letrero de bienvenida; ubicado
 
en el acceso al Fundo Porvenir,
 
entrega información general de
 
la ruta; mapa de ubicación, tramos,
 
distancias e Hitos de interés
 
patrimonial.<br>
 
 
4. Mesa interpretativa; se localiza
 
a un costado del Hito N°1 o Vado
 
del Estero Cuyaqui, presentando
 
información detallada de la ruta y
 
de sus principales atractivos.<br>
 
 
==Descripción de la ruta==
 
 
===Tramo 1: Vado Estero Cuyaqui - Segundo Banco Aserradero===
 
 
*Distancia: 6,2 km.<br>
 
*Tiempo: 2 horas 30 min.<br>
 
*Temporada: Noviembre a marzo<br>
 
 
<span style="color:red">Cabalgata sobre
 
huella de piedra
 
ancha y bien
 
demarcada,
 
en ascenso y
 
bordeando el
 
estero Cuyaqui,
 
observación de
 
bosque nativo,
 
paisaje y antiguos
 
aserraderos.
 
 
[[File:Cordillera-Pemehue-tramo1-a.jpg|thumb|400px|right]]
 
[[File:Cordillera-Pemehue-tramo1-b.jpg|thumb|400px|right]]
 
 
Al inicio de la ruta, en el vado
 
del estero Cuyaqui, la huella sigue
 
el antiguo camino de penetración
 
forestal abandonado el año 1981,
 
bordeando el cajón del estero
 
Cuyaqui y los faldeos del cerro San
 
Pablo. El estero Cuyaqui, en el punto
 
de su cruce, posee un ancho de
 
unos veinte metros con un lecho
 
pedregoso y correntosas aguas
 
que, bondadosamente, entrega al
 
río Biobío unos quinientos metros
 
aguas abajo, justo antes del muro
 
de la central hidroeléctrica Pangue.
 
Sus nacientes se encuentran en los
 
filos de la cordillera de Pemehue,
 
a más de 1000 metros de altitud
 
y, a lo largo de un zigzagueante y
 
encajonado trayecto de más de 7
 
kilómetros, sostiene y permite la
 
vida de numerosas especies y ecosistemas
 
de gran valor ecológico.
 
En la primera parte del recorrido,
 
de unos 1700 metros desde el vado
 
del estero Cuyaqui, la topografía es
 
abrupta, con fuertes pendientes,
 
profundos barrancos y algunos derrumbes.
 
La vegetación dominante
 
es el bosque de roble (Nothofagus
 
obliqua), raulí (Nothofagus alpina)
 
y coihue (Nothofagus dombeyi) con importante presencia de quila
 
(Chusquea quila). La huella, en esta
 
parte, se encuentra en buen estado,
 
debiendo el viajero cabalgar
 
con precaución en los sectores que
 
presentan deslizamiento de terrenos
 
y en los cuales la senda es más
 
angosta. A partir de los 650 m.s.n.m
 
el paisaje cambia, apareciendo ante
 
los ojos del observador, en ambos
 
costados de la huella, una vegetación
 
más densa, conformada principalmente,
 
por renovales de coihue
 
y raulí.<br>
 
 
Luego y siempre en ascenso, el
 
viajero podrá apreciar un gran deslizamiento
 
de terreno que atraviesa
 
la ruta en el Hito N°2. En este lugar
 
será posible observar los efectos de
 
las perturbaciones naturales sobre
 
el paisaje y la capacidad de recuperación
 
del ecosistema, representada
 
básicamente, por la colonización y
 
re-vegetación, de una extensa área afectada por un derrumbe. En el lugar
 
del deslizamiento, de unos 50
 
metros de ancho y 500 metros de
 
longitud, desde la cabecera del cerro
 
San Pablo hasta el río Cuyaqui,
 
observará, sobre suelos pedregosos
 
y desprovistos de vegetación, especies
 
colonizadoras como quila y especies
 
del género Nothofagus tales
 
como coihue y roble. De acuerdo a
 
información proporcionada por antiguos
 
residentes del Fundo Porvenir,
 
el derrumbe ocurrió a inicios de la
 
década de los 80 y posiblemente, la
 
construcción de la senda de penetración
 
forestal, el tránsito de maquinaria
 
pesada y fuertes precipitaciones
 
habrían sido los detonantes de
 
este proceso geomorfológico.<br>
 
 
'''Los antiguos ingenios madereros y
 
sus impactos ecológicos'''<br>
 
 
A partir del Hito N°2, la ruta prosigue
 
por el bosque de coihue, roble
 
y raulí en dirección al Hito Nº3
 
ó Primer Banco Aserradero, ubicado
 
a unos 300 metros de distancia. Ya
 
en el lugar, sector descampado de,
 
aproximadamente, una hectárea y
 
que es atravesado por un pequeño
 
estero rodeado de vegetación nativa,
 
aparecerán ante sus ojos los vestigios de uno de los aserraderos
 
que operó en la zona a partir del año
 
1972, mudo testigo de la intensa explotación
 
maderera de las décadas
 
del 70 y del 80. Entre los restos que
 
el viajero podrá observar se encuentran
 
dos máquinas locomóvil, de 8
 
y 12 caballos de fuerza, semi-enterradas
 
y oxidadas por el paso del
 
tiempo. Una de estas máquinas, con
 
piezas metálicas y de madera incrustadas
 
entre sus fierros, se ubica a un
 
costado de la huella, completamente
 
abandonada y cubierta de vegetación,
 
expresión de la voluntad humana
 
colonizadora y de las fuerzas
 
naturales que limitaron sus deseos
 
y anhelos. Epopeyas de antaño,
 
hombres y máquinas en un desafío
 
común: la conquista de Pemehue.
 
También, será posible apreciar antiguas
 
construcciones y los restos de
 
una cabaña utilizada como puesto
 
por los trabajadores de la época. El
 
Primer Banco Aserradero fue uno de
 
los primeros ingenios madereros de
 
la Cordillera de Pemehue, iniciando
 
sus operaciones, principalmente el
 
aserrío de coihue, el año 1972 y cerrando
 
faenas el año 1981. En aquellos
 
tiempos, el aserradero tenía una
 
producción de, aproximadamente,
 
4000 mil pulgadas diarias de madera
 
aserrada y los locomóviles abandonados
 
proporcionaban la fuerza
 
motriz para una máquina aserradora
 
y una canteadora. Luego del
 
proceso de aserrío, la madera se encastillaba
 
para, posteriormente, ser
 
transportada en camiones, cuando
 
las condiciones del clima y del camino
 
lo permitían, hacia las casas patronales
 
del Fundo Porvenir.<br>
 
 
El destino final de la madera eran
 
canchas de acopio localizadas en la
 
ciudad de Santa Bárbara, de propiedad
 
de la empresa del mismo nombre
 
y del antiguo dueño del Fundo
 
Porvenir, Sr. José Ángel Ciappa. En
 
períodos de plena explotación, es
 
decir, entre diciembre y marzo, salían
 
desde este sector, diariamente,
 
entre 7 y 10 camiones, con 400 pulgadas
 
de madera cada uno, principalmente
 
coihue y raulí. A inicios
 
de la década del 80 y debido a problemas
 
económicos del propietario
 
del Fundo Porvenir, el Primer Banco Aserradero paraliza definitivamente
 
sus faenas, quedando en el sector
 
y en el paisaje del área la impronta
 
irrefutable de la acción depredadora
 
del hombre: máquinas, sendas de
 
penetración y los restos encastillados
 
de más de 2000 mil pulgadas de
 
coihue aserrado, en la actualidad en
 
casi completa descomposición.<br>
 
 
Desde el Hito N°3 ó Primer Banco
 
Aserradero continua el ascenso por
 
la antigua senda forestal, con un
 
paisaje caracterizado por bosques
 
de coihue, avellano (Gevuina avellana)
 
y matorral de quila (Chusquea
 
quila). En este trayecto, la topografía
 
es escarpada y el cauce del estero
 
Cuyaqui lentamente, comienza a
 
ser visible desde la huella. La pendiente
 
del río ha aumentado bruscamente
 
y el valle del Cuyaqui se
 
hace mucho más angosto y encajonado,
 
con enormes ejemplares de
 
coihue adulto en sus riberas. En este
 
sector, la ruta va próxima al estero y
 
otras especies vegetales, asociadas
 
a ambientes de mayor humedad o
 
uliginosos, podrán ser observadas,
 
como laurel (Laurelia sempervirens),
 
chilco (Fuchsia magellanica) nalcas (Gunnera tinctoria) y copihues
 
(Lapageria rosea). Un entorno
 
ecológico de inigualable belleza y
 
dura cabalgata a orillas del estero
 
Cuyaqui.<br>
 
 
Luego de haber avanzado cerca
 
de un kilómetro desde el Hito N°3,
 
se aproxima al Hito Nº4 o Inicio del
 
Camino Algodones, sector en el
 
cual un antiguo cerco de madera le
 
dará la bienvenida a una zona con
 
características ecológicas y morfológicas
 
claramente diferentes a
 
los tramos anteriores. La denominación
 
Camino Algodones es un
 
irónico apelativo, otorgado por los
 
antiguos trabajadores del Fundo
 
Porvenir, a una parte de la antigua
 
huella, de unos 700 metros de longitud,
 
de naturaleza extremadamente
 
dura y agreste. En este sitio y sobre
 
el cauce del estero Cuyaqui, podrá
 
observar enormes troncos arrastrados
 
por las correntosas aguas del
 
estero y, aguas arriba, magnificas
 
vistas panorámicas hacia los bosques
 
de araucaria de la cordillera
 
Las Placetas. A partir del Hito N°4 la
 
ruta va junto al estero Cuyaqui, mayoritariamente
 
por su ribera izquierda.
 
Se trata de una huella ancha con
 
abundantes rocas y piedras de gran
 
tamaño, situación que dificulta la
 
cabalgata, siendo necesario en algunos
 
sectores, avanzar caminando.
 
Las características de esta parte
 
del trazado, evoca la magnifica empresa,
 
ingenio y esfuerzo humano
 
desplegados en la construcción y
 
habilitación de la senda, iniciada el
 
año 1970 y finalizada el año 1974.<br>
 
 
En el inicio del Camino Algodones,
 
la densa vegetación se abre en un
 
claro que permite al observador
 
una hermosa panorámica desde el
 
cauce del estero Cuyaqui hacia los
 
cordones montañosos circundantes.
 
Continuando su cabalgata el viajero
 
podrá observar, junto a las riberas del
 
estero Cuyaqui, bosques de coihue,
 
avellano, quila y matorral de maqui
 
(Aristotelia chilensis), con presencia
 
ocasional de tineo o palo santo
 
(Weinmannia trichosperma), chilco,
 
laurel, nalcas y especies, la mayoría
 
de ellas, asociadas a ambientes
 
uliginosos. También, podrá escuchar
 
las líricas manifestaciones del
 
choroy (Enicognathus ferrugineus),
 
del chucao (Scelorchilus rubecula
 
rubecula) y del pitio (Colaptes pitius
 
pitius); inspiración de la naturaleza
 
en las alturas de Pemehue. Luego
 
de avanzar unos 400 metros desde
 
el Hito N°4 y siempre en ascenso,
 
la huella cruza hacia la ribera
 
derecha o norte del estero Cuyaqui,
 
manteniendo características
 
similares a las del tramo anterior,
 
es decir, una densa y húmeda
 
vegetación, rocas y piedras de gran
 
tamaño y una rica biodiversidad
 
asociada al lecho del estero. En la
 
última parte del Camino Algodones,
 
en un sector donde la huella
 
atraviesa nuevamente el estero
 
Cuyaqui (Hito N°5), enormes troncos
 
caídos y arrastrados por la fuerza
 
del torrentoso lecho, lo invitarán
 
a una merecida pausa y descanso.
 
Lugar ideal para una detenida
 
observación de la flora y fauna,
 
con una importante diversidad
 
arbórea y arbustiva, helechos,
 
nalcas y plantas medicinales, como
 
poleo (Mentha pulegium) y menta
 
(Mentha rotundifolia). No obstante
 
ser estas especies introducidas, a
 
lo largo del viaje y en diferentes
 
ambientes ecológicos, podrá
 
observar una gran variedad de
 
plantas nativas de uso medicinal,
 
usadas, históricamente, por
 
pehuenche y colonos y asociadas,
 
principalmente, al sotobosque.
 
Especies de helechos, como el
 
Llushu lawen (Hymenophyllum
 
dentatum), para curar el ombligo
 
de los recién nacidos; Llanca lawen
 
(Lycopodium paniculatum), para
 
sanar úlceras y tumores y Lafquen
 
lawen (Euphorbia portulacoides) o
 
remedio del agua. Una de las más
 
afamadas es el Cachan lawen o
 
cachanlagua (Erythraea chilensis),
 
cuya infusión sirve para múltiples
 
usos terapéuticos, entre ellos: fiebre,
 
hipertensión arterial, depurador de
 
la sangre en afecciones reumáticas,
 
desórdenes circulatorios y hepáticos,
 
como también estimula el apetito y
 
favorece la digestión.<br>
 
 
Para los indígenas pehuenche 5
 
el uso mágico de las plantas era
 
frecuente: así, el Huentru lawen
 
(Ophioglossum vulgatum) era usado
 
por las mujeres para engendrar hijos
 
varones; el Huilel lawen (Hypolepis
 
rugosula) ayudaba a los machi o
 
chamanes a pronosticar males causados
 
por Huekufu o demonios (1).
 
También, se preparaban filtros de
 
amor para provocar la separación
 
de los amantes con plantas como el
 
Huedahue (Gleichenia litorales) y el
 
Latue (Latuapubzjlora), que era una
 
de las más temidas y podía llegar
 
a causar la muerte por envenenamiento
 
pero que, usado en pequeñas
 
dosis, tiene propiedades alucinógenas.
 
Muy apreciados, aún en la
 
actualidad, por sus propiedades medicinales
 
y alimenticias, eran el apio
 
del campo o Panul (Apium panul), el
 
Panke o Nalka (Gunnera tinctoria) y
 
el Chupón (Greigea sphacelata).<br>
 
 
Indudablemente, el uso del recurso
 
forestal o Lelfunmapu era
 
fundamental en la forma de vida de
 
pehuenche y colonos, definiendo
 
algunos de los rasgos principales
 
de su identidad y particular cosmovisión.
 
No sólo las plantas eran utilizadas,
 
sino que, además, una enorme
 
cantidad de hongos eran o son
 
recolectados, dentro de los cuales
 
cabe destacar más de diez especies
 
del genero Cyttaria, asociadas
 
al bosque de Nothofagus) especialmente
 
a1 roble o pellín (N. obliqua)
 
y a1 coigue (N. dombeyi), llamados
 
changles y digüeñes. Luego de este
 
breve repaso de nuestra flora nativa
 
y de su enorme valor ecológico
 
y cultural, se encuentra en el Hito
 
N°5, a mil metros sobre el nivel del
 
mar, dejando atrás 5,1 kilómetros de
 
magnifica cabalgata.<br>
 
 
'''Un primer encuentro con las
 
araucarias y su trágica historia en
 
Pemehue'''<br>
 
 
Luego de un reparador descanso
 
en el Hito N°5 y de una revisión
 
cuidadosa de los aperos de montar,
 
el visitante deberá proseguir la
 
cabalgata a lo largo de una huella
 
que se aleja del estero Cuyaqui en
 
dirección al Hito N°6 o Segundo
 
Banco Aserradero. En este
 
tramo, la ruta es de mediana
 
dificultad, con
 
un substrato de
 
tierra o trumao
 
muy suave
 
en algunos
 
sectores y
 
con piedras
 
y rocas de
 
mayor tamaño
 
en otros, especialmente
 
antes de llegar al Hito
 
N°6 o Segundo Banco Aserradero.
 
La pendiente de la huella también
 
aumenta, siendo posible observar
 
los efectos erosivos de la acción del
 
agua. La vegetación predominante
 
es el coihue y la quila, presentándose
 
ésta de menor altura y más achaparrada,
 
en un ambiente más árido
 
y de menor humedad. La huella se
 
encuentra a más de 1000 metros de
 
altitud, en un paisaje caracterizado,
 
entre otros aspectos,
 
por el
 
predominio
 
de bosques
 
de araucaria
 
(Araucaria
 
araucana) y de
 
magníficos promontorios
 
rocosos
 
que delimitan
 
los filos más
 
altos de las cordilleras de Pemehue
 
y de Las Placetas. Nuevamente, podrá
 
escuchar el melódico canto del
 
choroy, ave nativa que se alimenta
 
del piñón, fruto de la araucaria y
 
quién dispersa las semillas de este
 
árbol centenario. Antiguamente, se
 
esperaba que wawilma, un pequeño
 
loro de los Andes meridionales
 
(Enicognathus leptorhynchus), derribara
 
los frutos, los que eran recogidos
 
desde el suelo.<br>
 
 
La importancia de la araucaria,
 
conocida en lengua mapuche
 
como Pewen, no sólo radica en su
 
valor ecológico, sino que además,
 
en la capacidad sustentadora que
 
esta conífera tuvo para el desarrollo
 
sociocultural del pueblo pehuenche,
 
desde épocas prehispánicas.
 
Lo anterior, inclusive, los llevó a autodenominarse
 
pehuenche o gente
 
de las araucarias, denominando a
 
los territorios donde crece este árbol
 
Pewenmapu o Pewenento: tierra
 
o zona del Pewen (2). Crónicas muy
 
tempranas dan testimonio de la importancia
 
de este recurso en la subsistencia
 
de los antiguos cazadores
 
que habitaban esta región cordillerana,
 
la que se ha mantenido hasta
 
el día de hoy, a pesar de los profundos
 
cambios culturales sufridos por
 
los pehuenche. Al respecto, Mariño
 
de Lobera, en 1760, señalaba:<br>
 
 
“El mantenimiento de esta gente
 
casi de ordinario es piñones
 
sacados de unas piñas de diferente
 
hechura y calidad así
 
ellas como sus árboles ... y
 
es tan grande el número
 
que hai de estos árboles
 
en todos aquellos
 
sotos y bosques que bastan a dar
 
suficiente provisión a toda aquella
 
gente, que es innumerable, tanto
 
que de ellos hacen el pan, el vino
 
y los guisados. Y por ser la principal
 
cosecha a cierto tiempo del año,
 
tienen grandes silos hechos debajo
 
de tierra, donde guardan los piñones
 
haciendo encima de la tierra en
 
que están escondidos mui muchas
 
acequias de agua ... porque a no haber
 
agua encima luego brotaran haciendo
 
nueva sementera y quedando
 
ellos corrompios... También se
 
destila dellos abundancia de resina
 
blanca mui medicinal para diversas
 
enfermedades ...” (3).<br>
 
 
Ya en el sector del Segundo
 
Banco Aserradero, a unos 200 metros
 
hacia el noroeste del antiguo
 
emplazamiento maderero, se localiza
 
la vertiente cuyas aguas dan
 
vida y vigor al estero Cuyaqui, sitio
 
al cual podrá acceder caminando,
 
por entre los matorrales de quila y
 
un sendero apenas visible. En el lugar,
 
el visitante podrá apreciar una
 
poza donde se acumulan las aguas
 
en la boca de la vertiente, de unos
 
cinco metros de diámetro y una caída
 
de agua de tres metros de altura.
 
Luego, un pequeño curso de agua,
 
con un caudal estimado de uno a
 
dos litros por segundo, da origen a
 
las nacientes del estero Cuyaqui. El
 
viajero podrá observar en este sitio,
 
vegetación nativa como: helechos,
 
nalcas y otras especies de flora, en
 
un ambiente natural poco intervenido
 
y rico en biodiversidad.<br>
 
 
En el área de emplazamiento del
 
antiguo Segundo Banco Aserradero
 
o Hito N°6 y diseminados sobre un
 
área con escasa cobertura vegetal,
 
podrán ser observados los restos
 
abandonados y en descomposición
 
de innumerables troncos de coihues
 
y araucarias, algunos de más de un
 
metro de diámetro. En el lugar, habrían
 
sido depositadas unas 10000
 
pulgadas de madera sin aserrar, mayoritariamente
 
coihue. Las instalaciones
 
y equipos de aserrío, operativas
 
en aquella época, eran capaces
 
de generar unas 1500 pulgadas diarias
 
de madera, principalmente de
 
araucaria. El coihue era procesado
 
en el Primer Banco Aserradero, de
 
acuerdo a la organización del trabajo
 
de aquel entonces, debiendo
 
ser trasladada la madera, desde los
 
sectores más altos, en camiones o
 
con la ayuda de bueyes. El esfuerzo
 
de los trabajadores de la época era
 
notable, no sólo en función de la
 
rigurosidad de las faenas forestales
 
en ambientes tan aislados y agrestes,
 
sino también, por los largos
 
desplazamientos que debían realizar
 
diariamente desde sus hogares,
 
localizados en las antiguas casas del
 
Fundo Porvenir y en el poblado de
 
Ralco, hacia los frentes de explotación
 
localizados en la montaña. Un
 
trabajador, en aquella época, realizaba
 
el trayecto al Segundo Banco
 
Aserradero en algo más de tres horas
 
de difícil y extenuante caminata.<br>
 
 
===Tramo 2 : Segundo Banco Aserradero - Mirador El Cóndor===
 
 
*Distancia: 6 km.<br>
 
*Tiempo: 2 horas 30 min.<br>
 
*Temporada: Noviembre a marzo<br>
 
 
<span style="color:red">Cabalgata sobre huella de piedra bien demarcada, en ascenso y descenso, vistas panorámicas al cajón del estero Cuyaqui, filos de Pemehue y cajón las Venenosas, observación de bosques de araucaria, antigua explotación forestal y avistamiento de fauna.
 
 
[[File:Cordillera-Pemehue-tramo2-a.jpg|thumb|400px|right]]
 
[[File:Cordillera-Pemehue-tramo2-b.jpg|thumb|400px|right]]
 
[[File:Cordillera-Pemehue-tramo2-c.jpg|thumb|400px|right]]
 
 
Luego de observar detenidamente
 
los vestigios del antiguo Segundo
 
Banco Aserradero, el visitante proseguirá
 
la cabalgata a lo largo de
 
la antigua senda que lo conducirá,
 
lenta y pausadamente, hacia las
 
altas cumbres de la Cordillera Las
 
Placetas y las primeras estribaciones
 
de la Cordillera de Pemehue. A unos
 
quinientos metros del Hito N°6, podrá
 
descansar y reponer fuerzas en
 
un área desprovista de vegetación
 
y que ofrece al observador interesantes
 
y bellas panorámicas hacia el
 
cajón del estero Cuyaqui y los filos
 
y promontorios de roca volcánica y
 
granítica de las formaciones cordilleranas
 
circundantes. Se encuentra
 
en el Hito N°7 de la ruta donde los
 
bosques de araucaria, con estratos
 
arbustivos de quila, predominan en
 
el paisaje. Luego, iniciará el ascenso
 
final a los filos cordilleranos de Las
 
Placetas y Pemehue.<br>
 
 
 
'''Los majestuosos filos cordilleranos de Pemehue y Las Placetas'''
 
 
Sobre las nacientes del estero
 
Cuyaqui la cabalgata continúa
 
en dirección al Hito N°8 o Mirador
 
Cordillera Las Placetas y Pemehue.
 
Luego de avanzar unos ochocientos
 
metros, a través de una huella zigzagueante
 
y algo pedregosa, la senda
 
de penetración forestal es más rectilínea
 
y bordea, a la derecha, los filos
 
de la Cordillera Las Placetas y a
 
la izquierda, el magnifico cajón del
 
estero Cuyaqui. Desde este sector,
 
de unos quinientos metros de longitud,
 
el campo visual es amplio y
 
de gran belleza, con una posición
 
inmejorable para la observación de
 
la quebrada del estero Cuyaqui y los
 
enormes promontorios rocosos, coronados
 
por bosques de araucaria,
 
de la Cordillera Las Placetas. Durante
 
este trayecto, también podrá apreciar
 
los efectos de los elementos naturales
 
sobre la conformación y fisonomía
 
del paisaje. Un talud labrado
 
sobre material granítico y cornisas
 
con abundante material pétreo en
 
sus laderas, evocan no sólo la fuerza
 
transformadora del ser humano,
 
sino también de los elementos en
 
ambientes ecológicos de montaña.
 
Procesos asociados a cambios bruscos
 
de temperatura y a la importante
 
presencia de nieve sobre los mil
 
metros de altitud, podrán ser observados
 
en esta zona.<br>
 
 
Ante los ojos del viajero, aparecerán
 
grandes y elevados peñones
 
de roca granítica, expuestos a la
 
acción del viento, del agua y de las
 
temperaturas. Ya en lo más alto de
 
la Cordillera Las Placetas y, coronando
 
su anhelo de alcanzar el firmamento,
 
bellos ejemplares de
 
araucaria resisten, en las
 
alturas, la fuerza de los elementos,
 
recordando al viajero tiempos, ambientes
 
y paisajes del pasado. A unos
 
cien metros del Hito N°8 y a la derecha
 
de la ruta, deberá estar atento
 
a una baliza de continuidad que le
 
indicará la ubicación de un excelente
 
punto de observación o mirador
 
hacia el Cajón de Las Venenosas y al
 
estero Cuyano. Desde este punto la
 
cabalgata continúa, por unos cien
 
metros y sobre los filos de la cordillera
 
de Pemehue, en dirección al Hito
 
N°8. En este lugar podrá contemplar
 
un magnífico y amplio escenario
 
con hermosas vistas panorámicas
 
hacia las Cordilleras Las Placetas y de
 
Pemehue, el volcán Callaqui, las altas
 
e irregulares cumbres de la Sierra
 
Velluda y los valles cordilleranos de
 
los esteros Cuyaqui y Cuyano. Se
 
encuentra a 1439 m.s.n.m y ha recorrido
 
8,5 kilómetros de la Ruta
 
Patrimonial.<br>
 
 
'''Araucaria, cultura y ambientes ecológicos de montaña'''
 
 
Ha dejado atrás el Hito N°8 y comenzará
 
un lento descenso hacia el
 
suroeste, en dirección al Hito N°9. La
 
huella continúa por la ladera norte
 
del cajón del estero Cuyano y a unos
 
doscientos metros de la divisoria de
 
altas cumbres de la cordillera de
 
Pemehue, predominando, en esta
 
parte del trazado, los bosques de
 
araucaria y lenga (Nothofagus pumilio),
 
siempre asociados con quila
 
en el estrato arbustivo. Interesantes
 
afloramientos rocosos podrán ser
 
observados, tanto hacia el norte
 
como hacia el sur de la ruta. A la
 
derecha, el cajón del estero Cuyano
 
y las veranadas de Las Venenosas,
 
rodeadas de extensos bosques
 
de araucaria sometidos, antaño, a
 
una intensa y desmedida explotación
 
forestal. La denominación Las
 
Venenosas se debe a la presencia
 
en estas zonas de pastoreo de malezas
 
o especies arbustivas venenosas
 
para el ganado, principalmente
 
vacuno.<br>
 
 
Unos cuatrocientos metros antes
 
de llegar al Hito N°9 o Tercer Banco
 
Aserradero, la ruta se desvía hacia
 
la izquierda, continuando el recorrido
 
a través de una angosta huella
 
que atraviesa bosque nativo hasta
 
empalmar, nuevamente, con la antigua
 
senda de penetración forestal,
 
ya en el sector del Tercer Banco
 
Aserradero. Para acceder a la zona
 
de emplazamiento del aserradero,
 
deberá, a partir de la baliza del Hito
 
Patrimonial N°9, desviarse a la derecha
 
de la huella y bajar unos ochenta
 
metros hasta el lugar en que se ubica,
 
a la izquierda, una baliza de continuidad
 
que le indicará la dirección
 
hacia el área del antiguo aserradero.<br>
 
 
En el Tercer Banco Aserradero se
 
encontrará con numerosos castillos
 
de madera aserrada de Araucaria,
 
en forma de tablas de 7x1 y basas
 
de 10x10 pulgadas. En el lugar,
 
desde el año 1978, cerca de 40000
 
pulgadas de araucaria, en progresivo
 
deterioro, yacen abandonadas.
 
Diseminados entre la vegetación,
 
también podrá observar montículos
 
de aserrín ennegrecidos, perfectamente
 
humificados por el paso
 
del tiempo. Árboles y arbustos,
 
creciendo en medio de lo que alguna
 
vez fue una intensiva área de
 
trabajo, hacen patente la antigüedad
 
del abandono. Luego de dejar
 
atrás el sector del Tercer Banco
 
Aserradero, retornando hacia el sur
 
a la antigua senda de penetración
 
forestal, se inicia un tramo de la huella
 
más sombreado, rodeado siempre,
 
de bosques con araucaria, lenga,
 
coihue, ñirre y quila. Restos de
 
grandes árboles sobre la ruta serán
 
un elemento característico de esta
 
parte del trazado, como también los
 
extensos bosques de araucaria del
 
valle del estero Cuyano.<br>
 
 
Luego de avanzar algo más de
 
un kilómetro desde el Hito N°9, a
 
través de una huella ancha y de
 
fácil tránsito, se encontrará en el
 
Hito N°10 de la ruta o Mirador Las
 
Venenosas, lugar ubicado a 1424
 
m.s.n.m y con una inmejorable
 
posición para la observación del
 
cajón del estero Cuyano y las veranadas
 
de Las Venenosas. En este
 
Hito, el cambio de la vegetación y
 
del paisaje se hace más notorio, con
 
suelos desprovistos de cobertura
 
vegetal y el predominio de quila y
 
coirón, característicos de la estepa
 
andina y de los ambientes de veranadas
 
cordilleranas situadas sobre
 
los 1200 m.s.n.m. El coirón, especie
 
vegetal dominante en esta zona y
 
voz probablemente mapuche, alude
 
al sentido enrollado de la hoja
 
y designa gramíneas de varias secciones
 
(Andropogon argenteum,
 
Festúceas) más que a la especie. Se
 
refiere, básicamente, a las hojas con
 
volutas o envueltas, duras y punzantes
 
de las plantas. Si en el día de su
 
viaje la suerte esta de su lado, también
 
podrá avistar, desde este lugar,
 
cóndores (Vultur gryphus), majestuosas
 
y simbólicas aves carroñeras
 
de la cordillera andina.<br>
 
 
Unos doscientos metros al sur de
 
este Hito y, siempre por los faldeos
 
de la Cordillera de Pemehue, la ancha
 
senda de penetración forestal
 
llega a su fin, luego de once kilómetros
 
de interesante y espectacular
 
recorrido, iniciándose, a la izquierda
 
de una bifurcación de la huella,
 
el ascenso al Cordón El Peñón y a la
 
derecha, un desvío que conduce a
 
la laguna La Frutilla, localizada unos
 
dos kilómetros al suroeste. La bifurcación
 
se encuentra señalizada por
 
una baliza de continuidad.<br>
 
 
'''Cordón El Peñón y mirador El Cóndor'''
 
 
A partir de la bifurcación antes
 
mencionada se inicia el ascenso a
 
los filos del Cordón El Peñón, por
 
una ladera de exposición norte,
 
carente de vegetación arbórea, cubierta
 
de matorral ralo de quila y
 
coirón. En este sector, las balizas de
 
continuidad deberán ser cuidadosamente
 
observadas para no extraviar
 
la ruta. Luego de avanzar un kilómetro
 
se encontrará con el Hito N°11 o
 
Mirador El Cóndor, punto final de
 
este tramo, ubicado a 1467 metros
 
de altitud. Desde este lugar dispondrá
 
de una excelente panorámica
 
al cajón del estero Cuyano y podrá
 
captar el sorprendente e inigualable
 
vuelo de cóndores que, habitualmente,
 
sobrevuelan la zona. Balizas
 
de continuidad le indicarán la huella
 
a seguir, en un lento y pausado ascenso
 
al filo del Cordón El Peñón.<br>
 
 
===Tramo 3: Mirador El Cóndor - Laguna Santa Rosa===
 
*Distancia: 1,8 km.<br>
 
*Tiempo: 1 hora 30 min.<br>
 
*Temporada: Noviembre a marzo<br>
 
 
<span style="color:red">Cabalgata sobre huella de tierra o trumao, en descenso a Laguna Santa Rosa y Ascenso a Mirador Portezuelo Trinidad, observación paisajes de veranadas, cajón del estero Santa Rosa, volcán Callaqui, Sierra Velluda y cuerpos lacustres, avistamiento de fauna.
 
 
[[File:Cordillera-Pemehue-tramo3-a.jpg|thumb|400px|right]]
 
[[File:Cordillera-Pemehue-tramo3-b.jpg|thumb|400px|right]]
 
[[File:Cordillera-Pemehue-tramo3-c.jpg|thumb|400px|right]]
 
 
'''El descenso hacia la laguna y cajón del estero Santa Rosa'''<br>
 
 
Ya en la cima del Cordón El Peñón,
 
a 1507 metros de altitud, se encontrará
 
con el Hito N°12 o Descenso
 
a Laguna Santa Rosa, desde el cual
 
podrá observar, hacia el este, los
 
hermosos paisajes cordilleranos
 
del cajón del estero Santa Rosa y
 
el volcán Callaqui y, hacia el sur el
 
Portezuelo Trinidad. Se recomienda,
 
en este hito, revisar los aperos de
 
montar, ya que se inicia un lento y
 
pronunciado descenso. Ya en su
 
cabalgadura y a medida que avanza
 
hacia las lagunas Las Parrillas, Las
 
Totoras y La Tasa, aparecerán ante su
 
atenta mirada innumerables troncos
 
blanquecinos distribuidos sobre los
 
faldeos de los cerros que delimitan
 
el cajón del estero Santa Rosa. Una
 
evidencia más de la acción humana
 
y del fuego utilizado para la habilitación
 
de terrenos de uso ganadero,
 
práctica habitual de los antiguos
 
colonos, utilizada para asegurar
 
la regeneración de pastos para la
 
temporada siguiente. Lo anterior ha
 
impedido una recuperación normal
 
del bosque nativo intervenido y ha
 
intensificado la erosión y pérdida
 
de suelo en los sectores, principalmente,
 
de veranadas. La corteza ennegrecida
 
de algunas araucarias indican
 
que el fuego estuvo presente
 
en aquellos parajes. Su gruesa piel,
 
sería el reflejo de un proceso adaptativo,
 
milenario, de esta formidable
 
conífera, frente a las vicisitudes propias
 
de la naturaleza, como el volcanismo
 
y la acción más irracional y
 
depredadora del hombre.<br>
 
 
La actividad forestal, junto con la
 
ganadería, han sido las actividades
 
más importantes en esta zona cordillerana.
 
La explotación, muchas
 
veces indiscriminada de los recursos
 
forestales, ha causado graves daños
 
a los bosques y recursos naturales
 
asociados a estos ecosistemas.
 
La necesidad de las comunidades
 
locales de habilitar áreas de cultivo
 
y zonas de pastoreo, ha significado
 
una progresiva disminución de la
 
cobertura vegetal, como también las
 
quemas no controladas y la tala de
 
bosque, prácticas habituales de colonos
 
e indígenas. Adicionalmente,
 
la explotación maderera a gran escala,
 
realizada por la empresa Ralco
 
S.A. entre los años 1940 y 1970 y por
 
los antiguos propietarios del Fundo
 
Porvenir, junto con la fuerte demanda
 
de astillas para la industria de la
 
celulosa, contribuyó fuertemente a
 
la disminución de la cobertura vegetal,
 
con una pérdida de la capacidad
 
productiva y de regeneración
 
del bosque nativo, especialmente
 
de especies como la araucaria, lenga,
 
coihue, roble y raulí.<br>
 
 
A lo anterior, se debe agregar la
 
extracción de madera para leña, carbón
 
y material de construcción, especialmente
 
cercos, en sectores adyacente
 
a las invernadas. Podemos
 
afirmar, razonablemente, que la intervención
 
del bosque no ha estado
 
regulada, la mayoría de las veces, por
 
planes de manejo y por lo tanto, con
 
métodos silvícolas que garanticen
 
un uso adecuado del recurso. Por
 
el contrario, el floreo del bosque, o
 
selección de los mejores individuos
 
sin este tipo de consideraciones, es
 
la técnica que comúnmente ha sido
 
empleada para explotar la madera
 
de la zona, afectando seriamente su
 
capacidad de regeneración y por lo
 
tanto, bosques de incalculable valor
 
ecológico y patrimonial.<br>
 
 
 
'''Las evidencias ancestrales de la cultura pehuenche en la cordillera de Pemehue'''<br>
 
 
A unos trescientos metros del
 
Hito N°12, a la derecha de la ruta,
 
podrá observar un magnifico promontorio
 
o peñón de granito blanco,
 
que derrama fragmentos pétreos
 
sobre sus laderas, formando
 
un cono de derrubios de pequeñas
 
dimensiones. Sobre sus partes
 
más altas, ejemplares de araucaria
 
testimonian su inquebrantable voluntad
 
colonizadora, en ambientes
 
ecológicos extremadamente rigurosos.
 
En este mismo sector deberá
 
estar muy atento a la huella, para
 
observar restos de utensilios de origen
 
pehuenche utilizados por los
 
indígenas en sus históricos desplazamientos
 
a las pinalerías o bosques
 
de araucaria. Fragmentos de un
 
mortero de piedra, usado para moler
 
piñones, le harán evocar viajes
 
del pasado y ampliar el conocimiento
 
acerca de la distribución geográfica
 
y territorial de esta cultura en el
 
macizo andino del Alto Biobío.<br>
 
 
'''Restos de mortero pehuenche en cercanías de la laguna Las Parrillas'''<br>
 
 
Los pehuenche o gente de las
 
araucarias, ancestralmente, ocuparon
 
los valles de la vertiente occidental
 
de la Cordillera de Los Andes,
 
desde el volcán Antuco por el norte,
 
hasta el volcán Villarrica por el sur,
 
según la distribución geográfica de
 
los bosques de araucaria o pinalerías.
 
En la actualidad, la presencia de
 
población y comunidades pehuenche
 
esta limitada, geográficamente
 
en Chile, al sector de la Cordillera de
 
Los Andes denominado Alto Biobío,
 
el cual, administrativamente, comprende
 
las comunas de Alto Biobío
 
y Quilaco en la región del Biobío y
 
de Lonquimay en la región de La
 
Araucanía. Los pehuenche de Alto
 
Biobío se agrupan en once comunidades,
 
localizadas en las riberas de
 
los ríos Queuco y Biobío, con una
 
población estimada de siete mil personas.
 
En esta área, que forma parte
 
del Área de Desarrollo Indígena
 
del Alto Biobío (ADI), las tierras que
 
ocupan los pehuenche, y que han
 
sido reconocidas por el Estado de
 
Chile como parte de sus antiguos
 
territorios de ocupación, alcanzan,
 
aproximadamente, a noventa
 
mil hectáreas (4).<br>
 
 
En Alto Biobío, los factores
 
geográficos, ecológicos
 
y ambientales
 
han sido determinantes
 
en la forma de vida y
 
organización sociocultural
 
de las comunidades
 
pehuenche, como
 
también en las relaciones
 
de uso y simbólicas
 
que han establecido con
 
estos territorios y sus recursos
 
naturales. Lo anterior,
 
permite distinguir diferentes espacios
 
de ocupación, los cuales forman
 
parte de un ciclo productivo
 
que sostiene un sistema de vida
 
tradicional, compartido tanto por
 
comunidades pehuenche como
 
por los colonos que habitan el área,
 
incluida la Cordillera de Pemehue
 
y el Fundo Porvenir. Estos espacios
 
incluyen veranadas, invernadas, pinalerías,
 
bosque nativo, ríos y lagunas.
 
Para los pehuenche gran parte
 
del territorio tiene un uso común
 
y se utiliza en función de un ciclo
 
anual de actividades y de la disponibilidad
 
de recursos naturales. En
 
este sentido, cada familia es dueña
 
de los bienes que logra reunir, pero,
 
aún en algunas comunidades, no
 
se reconoce la propiedad exclusiva
 
individual sobre tierras o territorios
 
que, ancestralmente, fueron comunitarios,
 
como es el caso de las pinalerías
 
o bosques de araucaria y las
 
veranadas. Antiguamente, cualquier
 
indígena podía cultivar tanta tierra
 
como le parecía y los productos
 
eran de su pecunio, pero no podía
 
disponer de la tierra misma como
 
propiedad, ni venderla ni arrendarla.
 
Pertenecía, en último término, a
 
la comunidad pero el usufructo era
 
individual.<br>
 
 
Las invernadas y las veranadas están
 
asociadas al régimen climático
 
anual y dependen de la existencia o
 
ausencia de nieve, siendo la primera
 
el hábitat donde se encuentra la vivienda,
 
corrales, cultivos y parte del
 
bosque nativo. Una vez que, en primavera,
 
comienza el derretimiento
 
de la nieve los pehuenche y colonos
 
inician el ascenso a las veranadas,
 
llevando consigo sus animales a los
 
pastos nuevos e iniciando la cosecha
 
del piñón. Existe una continuidad
 
territorial entre éstos ambientes
 
ecológicos, es decir un libre desplazamiento
 
de personas y de recursos,
 
aspecto fundamental para el desarrollo
 
económico y cultural de este
 
pueblo, como también para el manejo
 
de recursos naturales. Esta forma
 
de relación con la tierra, basada
 
fundamentalmente en la ganadería
 
trashumante y la recolección de frutos
 
silvestres, como piñones, avellanas
 
y digüeñes, es común en toda
 
el área cordillerana del Alto Biobío,
 
como también en la cordillera de
 
Pemehue. Nombres de montañas,
 
ríos y esteros recordarán al viajero
 
que la ruta por la cual se desplaza
 
formo parte, alguna vez, del área
 
de distribución geográfica e histórica
 
del pueblo pehuenche y que,
 
en último término, fue una zona de
 
refugio frente a la brutal embestida
 
y persecución a la cual fueron sometidos
 
los indígenas por parte de
 
las repúblicas de Chile y Argentina a
 
mediados del Siglo XIX.<br>
 
 
En el ámbito cognitivo, los pehuenche
 
comprenden las formaciones
 
boscosas de araucaria del mismo
 
modo como su propia sociedad.
 
Se distinguen claramente las especies
 
femeninas que dan frutos, de
 
las masculinas, y se les asignan las
 
correspondientes denominaciones
 
de domopewen o araucaria mujer
 
y wentrupewen o araucaria macho.
 
Aquellos ejemplares con conos masculinos
 
y femeninos son tenidos por
 
bisexuados. La fecundación anemófila
 
o a través del viento, es también
 
entendida como un proceso sexual,
 
en que pinos de ambos sexos se
 
ponen en contacto subterráneo a
 
través de sus raíces o aéreo por medio
 
de los loros cordilleranos.<br>
 
 
De esta forma, cada bosque de
 
araucaria es una agrupación familiar
 
extensa llamada lobpewen, equivalente
 
al lobche o familia pehuenche.
 
Respecto de las creencias indígenas,
 
estos bosques están protegidos por
 
seres sobrenaturales masculinos y
 
femeninos: el anciano del pewen,
 
que cuida de los árboles masculinos
 
y la anciana del pewen, que protege
 
a los femeninos. A ellos se hacen
 
rogativas familiares antes de la cosecha
 
o comunitarias terminada ésta,
 
en los mismos bosques, con el fin de
 
asegurar la conservación de los árboles,
 
su protección y fertilidad (5).<br>
 
 
Ya sobrepasado el peñón de granito
 
blanco el paisaje es más bien
 
seco y árido, con escasa vegetación
 
arbórea y matorral bajo de quila y
 
coirón. La laguna Santa Rosa aparecerá
 
ante su vista, rodeada de
 
bosques de araucaria y matorral de
 
quila y, en planos más lejanos, un
 
enorme peñón de basalto, de unos
 
cien metros de altura y el portezuelo
 
Trinidad le darán la bienvenida.
 
Buenas noticias, está arribando al
 
Hito N°13, lugar de descanso y alojamiento
 
luego del primer día de
 
cabalgata.<br>
 
 
La laguna Santa Rosa es un cuerpo
 
lacustre de, aproximadamente
 
5,2 hectáreas de superficie, doscientos
 
ochenta metros de ancho,
 
trescientos ochenta metros de largo
 
y 9,5 metros de profundidad, en
 
su parte más central. Rodeada de
 
bosques de araucaria y matorral de
 
quila, presenta en sus riberas, desprovistas
 
de terrenos de playa, vegetación
 
de junquillos y, sus aguas,
 
más bien calidas, lo invitarán a un
 
merecido descanso, esparcimiento
 
y recreación. En este lugar podrá
 
acampar, preparar sus alimentos y
 
obtener agua de una vertiente ubicada
 
a unos veinte
 
metros de la baliza
 
que señala
 
el Hito N°13. Una recomendación
 
necesaria, recuerde que, con ayuda
 
de su guía, debe retirar los aperos de
 
su cabalgadura y liberar los caballos
 
para que aprovechen el talaje.<br>
 
 
También es un buen momento
 
para buscar leña seca y encender
 
el fuego, junto al puesto de madera
 
utilizado por los colonos en sus habituales
 
viajes a la zona. Estas construcciones
 
son características de
 
las veranadas cordilleranas y sirven,
 
comúnmente, como lugar de refugio
 
en los períodos del año en que
 
los arrieros llevan sus animales a los
 
pastos de altura. El puesto de Santa
 
Rosa fue construido por Lizardo
 
Urrea, antiguo trabajador del Fundo
 
Porvenir, el año 1993.<br>
 
 
===Tramo 4: Laguna Santa Rosa - Veranada Mallín Largo===
 
 
*Distancia: 7 km.<br>
 
*Tiempo: 3 horas.<br>
 
*Temporada: Noviembre a marzo<br>
 
 
<span style="color:red">Cabalgata
 
sobre huella de
 
tierra o trumao
 
medianamente
 
demarcada
 
sobre filo de
 
Cordillera de
 
Pemehue,
 
en descenso
 
a veranada
 
Mallín Largo,
 
observación
 
de bosques
 
de araucaria,
 
lenga y ñirre no
 
intervenidos,
 
vistas
 
panorámicas
 
a cajón del
 
estero Prados
 
de Maitenes
 
y Cordón
 
de Huida.
 
 
[[File:Cordillera-Pemehue-tramo4-a.jpg|thumb|400px|right]]
 
[[File:Cordillera-Pemehue-tramo4-b.jpg|thumb|400px|right]]
 
[[File:Cordillera-Pemehue-tramo4-c.jpg|thumb|400px|right]]
 
 
'''En camino al Portezuelo Trinidad y al cajón del estero Prados de Maitenes'''<br>
 
 
Al día siguiente, con nuevos bríos
 
y mucho ánimo comenzará la segunda
 
jornada de cabalgata, en dirección
 
al sur, al Hito N°14 o Mirador
 
Portezuelo Trinidad, ya en el cuarto
 
tramo de la ruta. Luego de abandonar
 
la Laguna Santa Rosa, continuará
 
el viaje por una huella que,
 
lentamente, comienza a descender
 
hasta el estero El Peñón en un paisaje
 
caracterizado por la presencia
 
de quila, coirón y hacia el sur, el
 
Portezuelo Trinidad, cordón montañoso
 
rodeado de vegetación arbustiva
 
baja y rala. A la derecha del estero
 
El Peñón, cuyo cauce pedregoso
 
no supera los tres metros de ancho,
 
podrá apreciar una formación rocosa
 
de cerca de cien metros de altura,
 
con algunos ejemplares de araucaria
 
colonizando su pedregosa base.
 
Después de avanzar unos trescientos
 
metros y hacia la derecha de la
 
ruta, observará dos grandes rocas
 
pulidas por la acción de la nieve
 
y denominadas por los lugareños
 
como Las Lápidas. Dicho nombre
 
recordaría un antiguo entierro pehuenche.
 
Observe detenidamente
 
el lugar, como también las hermosas
 
vistas a la laguna Santa Rosa y
 
cajón homónimo. Nuevamente en
 
ruta, se acerca a uno de los lugares
 
de mayor altitud de todo el trayecto,
 
el Mirador Portezuelo Trinidad con
 
1528 metros sobre el nivel del mar.<br>
 
 
Desde este punto dispondrá de
 
espectaculares vistas panorámicas,
 
prácticamente, en todas direcciones.
 
El lente de su cámara fotográfica
 
podrá captar imágenes y paisajes
 
cordilleranos de inigualable belleza:
 
hacia el noreste y, en un plano lejano,
 
los blanquecinos e irregulares
 
picos de la sierra velluda; hacia el
 
este, el magnífico volcán Callaqui
 
o Callaquen y sus fumarolas y los
 
faldeos de la veranada de Colluco
 
cubiertos de bosques de araucaria;
 
hacia el sur, el cerro Quilapehuén y
 
las divisorias de altas cumbres de
 
la Cordillera de Pemehue y, hacia el
 
oeste, los filos del Cordón El Peñón y
 
el cajón del estero homónimo.<br>
 
 
Luego de dejar atrás el Mirador
 
Portezuelo Trinidad, la huella continúa
 
por los filos del Cordón El Peñón
 
en dirección hacia el sur, al Hito N°15
 
o Mirador Cerro Quilapehuén ubicado
 
a 1716 metros de altitud, punto
 
de inicio de un bosque de araucaria
 
no intervenido y del cajón del estero
 
Prados de Maitenes. Entre los
 
Hitos 14 y 15 la ruta
 
se caracteriza por la escasa presencia
 
de especies arbóreas, con algunos
 
ejemplares de araucaria en las
 
partes bajas del estero El Peñón y
 
en las partes más altas de los filos
 
cordilleranos.<br>
 
 
A la derecha de la ruta, podrá ser
 
observado, un promontorio rocoso,
 
de unos cuarenta a cincuenta metros
 
de altura, con paredes casi verticales
 
y en su parte más alta o cornisa,
 
un pequeño bosquete de araucaria.
 
En este sector la huella es bastante
 
dura, con abundante material pétreo
 
desprendido o desgajado de
 
la roca, por efecto de la gravedad,
 
de la lluvia y de los cambios bruscos
 
de temperatura, desde las partes
 
más elevadas de la cornisa volcánica.
 
También, la laguna Trinidad será
 
parte de un paisaje caracterizado
 
por las variadas formas y procesos
 
geomorfológicos de ambientes
 
ecológicos de montaña situados
 
a más de 1500 metros de altitud.
 
Una inmejorable vista hacia el cerro
 
Quilapehuén y las evidencias de antiguas
 
quemas o incendios también
 
podrán ser apreciadas. Ha llegado al
 
Hito N°15 y dos ejemplares de araucaria,
 
ubicados al lado derecho de la
 
huella y una excelente panorámica
 
hacia el cerro Quilapehuén y el cajón
 
del estero El Peñón, afluente del
 
estero Santa Rosa, le darán la más
 
cordial bienvenida.<br>
 
 
'''Las araucarias del cajón del estero Prados de Maitenes y el cordón El Peñón'''<br>
 
 
A su izquierda y luego de cruzar
 
los restos de un antiguo cerco, se internará,
 
lentamente, por un sombrío
 
bosque de araucaria, hasta arribar,
 
unos mil metros hacia el sur, al Hito
 
N°16 o filo del Cordón El Peñón. En
 
este trayecto, que bordea por los filos
 
de Pemehue el cajón del estero
 
El Diablo y la parte norte del cajón
 
del estero Prados de Maitenes, podrá
 
apreciar en toda su magnitud
 
un hermoso anfiteatro de araucaria.
 
La presencia de la llamada barba o
 
musgo del pino, le indicará que estos
 
bosques, asociados con lenga y
 
quila, no han sufrido los efectos del
 
fuego o de explotaciones madereras
 
del pasado, manteniendo el área,
 
todavía, una integridad ecológica
 
adecuada para un manejo conservacionista
 
de sus recursos.<br>
 
 
Desde esta perspectiva, la
 
Cordillera de Pemehue aún posee
 
importantes características ecológicas
 
que ameritan un especial cuidado
 
para la conservación, protección
 
y fomento de la biodiversidad. Entre
 
estos aspectos podemos mencionar
 
la presencia de parte del bosque
 
Caducifolio Andino del Biobío,
 
la existencia de seis especies en la
 
categoría de inadecuadamente conocidas
 
y treinta y cuatro en precario
 
estado de conservación, tales
 
como guiña (Felix guigna), cóndor,
 
lagarto llorón (Liolaemus chiliensis),
 
sapo venusto (Telmatobufo venustus)
 
y percatrucha (Percichthys trucha)
 
y de especies endémicas como
 
el anfibio Alsodes vittatus. A su vez,
 
los cursos de agua, ubicados en las
 
quebradas, ofrecen un ambiente
 
propicio para el desarrollo de los
 
ciclos vitales de numerosos invertebrados,
 
anfibios y peces.<br>
 
 
Sin embargo, una de las principales
 
amenazas para la conservación
 
de estos ecosistemas y biodiversidad
 
asociada es la vulnerabilidad de
 
los suelos ante procesos de erosión
 
hídrica, aspecto derivado, principalmente,
 
del uso tradicional e histórico
 
a que han sido sometidos los
 
recursos naturales del área. Pese a
 
lo anterior, la vegetación nativa que
 
puede ser observada a lo largo de
 
la ruta, ha ido, lentamente, recuperándose
 
a través de un proceso de
 
sucesión ecológica de los renovales
 
boscosos.<br>
 
 
Ya en el Hito N°16 y bajo el alero
 
de hermosos ejemplares de araucaria,
 
podrá recuperar fuerzas y observar
 
las veranadas del cajón del estero
 
Prado de Maitenes hacia el este y
 
al sur el enorme promontorio rocoso
 
del cerro Los Caciques, adornado
 
de araucaria en sus faldeos y partes
 
más altas. Desde este mismo lugar,
 
excelente será la panorámica hacia
 
el cajón del río El Diablo, ubicado
 
a su derecha, es decir, al poniente.
 
Es recomendable realizar un breve
 
descanso en este sector, revisar los
 
aperos de su cabalgadura y prepararse
 
para el descenso hacia el Hito
 
N°17 o veranada Mallín Largo. De
 
especial cuidado será, en la bajada,
 
la observación de las balizas de continuidad
 
de la ruta que le indicarán,
 
en dirección hacia el este, el camino
 
a seguir. Ya en ruta hacia el Hito
 
N°17 la vegetación predominante
 
es el matorral bajo de quila, junto al
 
coirón y un bosque achaparrado de
 
ñirre (Nothofagus antartica), siendo
 
posible observar, en un plano
 
más lejano, el Cordón de Huida y, a
 
menor distancia, la veranada Mallín
 
Largo.<br>
 
 
'''La veranada de Mallín Largo'''<br>
 
 
Felicitaciones, está llegando al
 
Hito N°17 o veranada Mallín Largo,
 
en el cajón del estero Prados de
 
Maitenes, luego de 20 kilómetros
 
de recorrido y casi diez horas de
 
cabalgata acumulada. Su cuerpo y
 
el de su cabalgadura, nuevamente
 
le pedirán un descanso. Ya en el
 
lugar podrá observar, en un sector
 
más o menos plano cubierto de
 
pastos de uso ganadero y en un
 
ambiente bastante húmedo, un interesante
 
bosquete de ñirre de unas
 
tres hectáreas de superficie, junto
 
a las nacientes del estero Prados
 
de Maitenes. En el lugar, los restos
 
de un antiguo corral y la presencia
 
de animales vacunos le indicarán
 
que el sector es una de las veranadas
 
más importantes del Fundo
 
Porvenir. Ocupada, antiguamente,
 
por Genaro Sotomayor y su familia,
 
antiguos inquilinos del Fundo,
 
como también por otros colonos de
 
más al sur. En este sitio, al igual que
 
en el puesto Prados de Butaco, se
 
producía queso para la subsistencia
 
de las familias y para su venta, principalmente,
 
en la ciudad de Mulchén.
 
Es interesante destacar que la ocupación
 
más intensiva de estas cordilleras
 
data, aproximadamente, de
 
la década del 50, época en la cual
 
los colonos del Fundo Porvenir
 
realizan las primeras quemas para
 
habilitar terrenos de uso ganadero.
 
Dicha práctica, reñida tal vez con el
 
proceso de conservación pero muy
 
útil para la subsistencia familiar, era
 
habitual en primavera o entrando el
 
invierno y permitía la regeneración
 
de nuevos pastos como el coirón,
 
arvejilla, liuto (Alstroemeria aurea),
 
hierba del chancho (Hypochoeris
 
radicata) y de la quila, fundamentales
 
para la alimentación y manutención
 
de la masa ganadera; preciado
 
capital de los sistemas productivos
 
campesinos de la cordillera andina.
 
Se encuentra en el punto final del
 
cuarto tramo de la ruta y pronto iniciará
 
el descenso hacia el este, hacia
 
la confluencia del estero Prado de
 
Maitenes y el río Butaco. A partir de
 
este punto la huella comienza, lentamente,
 
a acercarse al estero Prado
 
de Maitenes, siendo posible la observación
 
del cerro Los Caciques,
 
hacia el norte, y en un plano más
 
lejano el Cordón de Huida hacia el
 
este.<br>
 
 
===Tramo 5: Veranada Mallín Largo - Prados del Butaco===
 
 
*Distancia: 7 km.<br>
 
*Tiempo: 3 horas.<br>
 
*Temporada: Noviembre a marzo<br>
 
 
<span style="color:red">Cabalgata sobre huella de tierra que bordea el estero Prados de Maitenes y cascadas del sector observación de cajón estero Prados de Maitenes, río Butaco y araucarias en filo de Cordón de Huida, vegetación de quila y bosques de raulí en cajón
 
del río Butaco. Finalización de la ruta en puesto Prados del Butaco.
 
 
[[File:Cordillera-Pemehue-tramo5-a.jpg|thumb|400px|right]]
 
[[File:Cordillera-Pemehue-tramo5-b.jpg|thumb|400px|right]]
 
[[File:Cordillera-Pemehue-tramo5-c.jpg|thumb|right]]
 
 
'''El descenso por el estero Prados de Maitenes'''
 
 
Luego de avanzar unos 25 minutos
 
desde el Hito N°17, la cabalgata
 
prosigue por un sector más o menos
 
seco y con abundante presencia
 
de quila y coirón, bordeando ya el
 
estero Prados de Maitenes en dirección
 
al Hito N°18 o Cascada del estero
 
Prados de Maitenes. Habiendo
 
recorrido unos quinientos metros
 
el viajero deberá cruzar el estero,
 
desde la ribera sur a la ribera norte,
 
en un sector en el cual el cauce
 
es bastante pedregoso y de un ancho,
 
aproximado, de cinco metros. A
 
unos 15 o 20 minutos de este lugar,
 
en un sector de la huella bastante
 
alto, podrá observar en casi toda su
 
extensión, hacia el sureste, el cajón
 
del estero Prados de Maitenes, el
 
volcán Callaqui y, a la izquierda de la
 
ruta, un promontorio rocoso de paredes
 
muy escarpadas, adornado en
 
sus partes más altas con araucaria.
 
En la base de esta formación rocosa,
 
un hermoso bosque de lenga, de
 
color rojizo pálido.<br>
 
 
A 20 minutos de este lugar, cruzará
 
nuevamente el estero Prados de
 
Maitenes, en un sitio en que podrá
 
apreciar la confluencia del estero
 
con otro curso de agua, de mayor
 
caudal, proveniente de más al norte.
 
En esta parte de la ruta la huella
 
sigue bordeando el estero, el cual se
 
sitúa a unos ochenta o cien metros
 
más abajo. Las vistas panorámicas
 
son muy hermosas, especialmente
 
en la ladera de exposición sur, es
 
decir a la izquierda de la ruta, predominando
 
los bosques de roble
 
y de raulí. Unos doscientos metros
 
más adelante varios saltos de agua,
 
que escurren sobre roca volcánica,
 
dan origen a una espectacular cascada
 
de unos cuarenta a cincuenta
 
metros de altura. Continuando con
 
la marcha, lentamente se acercará
 
al cauce del estero Prados de
 
Maitenes, atravesando interesantes
 
bosques de lenga, ñirre y raulí, en
 
un sector en que el estero tiene un
 
ancho de, aproximadamente, treinta
 
metros y un lecho pedregoso con
 
grandes bloques de roca y de troncos
 
arrastrados por sus correntosas
 
aguas.<br>
 
 
Ha llegado al Hito N°18 o Cascada
 
Prados de Maitenes, situada al costado
 
izquierdo de la huella y a 1063
 
metros de altitud. A su derecha, un
 
bosque de raulí muestra los efectos
 
de antiguos incendios. La cascada,
 
ubicada en un lugar del estero con
 
grandes piedras y rocas, posee una
 
altura aproximada, de siete metros y
 
da origen, en su base, a una poza de
 
unos veinte metros de largo y siete
 
metros de ancho. Lugar ideal para
 
realizar un alto en el camino, tomar
 
un merecido baño y dar de beber
 
a su cabalgadura. Desde este sitio
 
podrá observar, aguas abajo, la húmeda
 
vegetación que se desarrolla
 
en ambas riberas del estero, como
 
nalcas y otras especies, e innumerables
 
troncos sobre su lecho, arrastrados
 
por las aguas.<br>
 
 
Ya en dirección al Hito N°19 o
 
Mirador de la confluencia del río
 
Butaco con el estero Prados de
 
Maitenes, continuará descendiendo
 
y alejándose, lentamente, del estero.
 
En dicho trayecto, con algunos
 
descampados de uso ganadero,
 
predomina un tipo de vegetación
 
arbustiva rala y baja, con importante
 
presencia de quila y coirón.
 
En el sector podrá observar, eventualmente,
 
vacunos entusiasmados
 
con el talaje. El viajero se aproxima
 
al Hito N°19 y, progresivamente, la
 
vegetación se hace más densa y renovales
 
de roble y raulí comienzan
 
a predominar en el paisaje. Al llegar
 
al Hito N°19, podrá apreciar el cajón
 
del río Butaco y la confluencia con
 
el estero Prados de Maitenes, como
 
también el imponente cordón de
 
Huida, coronado en sus filos más
 
altos por araucaria. A partir de este
 
punto, la huella se interna a través
 
de un bosque denso de raulí, coihue
 
y roble, a media falda de la ladera
 
que cae hacia la ribera oeste del
 
río Butaco. Luego, iniciará la bajada
 
final al río Butaco y la última parte
 
de su cabalgata hasta el Hito N°20 o
 
Puesto Prados de Maitenes.<br>
 
 
'''En contacto con el cajón del río Butaco y el cordón de Huida'''<br>
 
 
A partir del Hito N°19 predominan
 
en el paisaje renovales puros de
 
raulí, asociados en el estrato arbustivo
 
con quila y la huella, angosta y rodeada
 
de vegetación, se encuentra
 
claramente demarcada. Luego de
 
unos 25 minutos de cabalgata a
 
través de este tipo de bosque y ambiente
 
ecológico, llegará a un sector
 
descampado con evidencias de haber
 
sido intervenido en el pasado;
 
escasa vegetación y restos de troncos
 
ennegrecidos dan cuenta de
 
antiguas quemas. Seguirá avanzando
 
por formaciones de raulí hasta
 
un pequeño curso de agua o estero,
 
para luego entrar a un segundo
 
descampado de menor dimensión,
 
prácticamente, en la parte final del
 
descenso al río Butaco.<br>
 
 
'''Disfrutando del río Butaco'''<br>
 
 
Unos 400 metros más adelante
 
el río Butaco, importante afluente
 
del río Biobío en la parte alta de su
 
cuenca, se presentará ante sus ojos
 
con tranquilas y plácidas aguas, rodeado
 
en su cauce, de unos diez
 
metros de ancho y no más de dos
 
metros de profundidad, de abundante
 
y húmeda vegetación, como
 
también de una pequeña playa de
 
arena y de grava que lo invitará a
 
un merecido y reparador baño. Sin
 
embargo, antes de lanzarse a las
 
gélidas aguas del río, consulte su
 
registro histórico de vida o carnet
 
de identidad, aún cuando sus maltrechos
 
huesos tengan una opinión
 
algo diferente.<br>
 
 
'''El punto final de la Ruta'''<br>
 
 
Luego de su aventura acuática,
 
la cabalgata continúa por unos cuatrocientos
 
metros hasta el puesto
 
Prados del Butaco, construido a orillas
 
del mismo río por el Sr. Lizardo
 
Urrea el año 1995. La huella atraviesa
 
un hermoso paraje de terrazas
 
más o menos planas, con el río a la
 
izquierda y densos bosques de roble,
 
coihue y ñirre a la derecha del
 
viajero. Ya en el Hito N°20, podrá observar
 
las antiguas construcciones y
 
cercos de madera del puesto cordillerano.
 
Pastos de verano y vacunos
 
en el sector, le indicarán que la zona
 
es una veranada de uso ganadero.
 
Desde este lugar, podrá observar
 
hermosas vistas al cerro La Moñuda
 
(1783 m.s.n.m), ubicado a unos 3
 
kilómetros hacia el sur y al cordón
 
de Huida hacia el este. Ha llegado a
 
su fin el segundo día de cabalgata
 
y deberá prepararse para acampar,
 
recoger leña seca y brindar descanso
 
a su caballo y a su maltrecho
 
cuerpo. Se encuentra en el kilómetro
 
27 de la ruta Alto Biobío: Circuito
 
Las Araucarias de la Cordillera de
 
Pemehue, a 1063 m.s.n.m y con
 
dos días de interesante y magnífica
 
aventura.<br>
 
  
 
==Recomendaciones==
 
==Recomendaciones==

Revisión del 15:55 6 abr 2017

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Cordillera-de-Pemehue-g3.jpg



Mapa de la ruta

Logo Patagonia.png

Cuadro Resumen (editar)
Actividad Trekking
Ubicación Chile, Los Ángeles
Belleza Atractiva
Atractivos Vistas panorámicas, Bosque, Flora atractiva, Fauna atractiva, Río
Exigencia física 19.6 dopihoras
Sendero Tramos sin sendero
Señalización Suficiente
Infraestructura Inexistente
Topología Ida y Retorno por la misma ruta
Desniveles +1882, -1381 (±3263)
Distancia (k) 48.6 (ida y vuelta)
Altitud media 1214
Primer autor Rutas Patrimoniales
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Descripción General

La Reserva Nacional Altos de Pemehue fue creada el año 2009 a partir de una medida compensatoria por la construcción de la represa ralco, formandose desde el antiguo Fundo maderero Porvenir.

En este artículo se describe una Ruta Patrimonial creada por Bienes Nacionales, recorriendo la Reserva desde su entrada norte hacia su limite sur. Los tiempos y descripción de la ruta están diseñados para realizarla a caballo.

Es importante notar que la información de rutas patrimoniales fue escrita antes que el fundo de convirtiera en la Reserva que es hoy día. Es por ello que es posible encontrar información contradictoria a la realidad actual. No obstante se presenta sin modificaciones mayores, corrigiendo al 2017 la información de camino de acercamiento y la información de la reserva misma.

En caso que quiera hacerse a caballo contactar directamente a CONAF para mas información (ver links externos).

Una buena alternativa para conocer la reserva a pie consiste en ir solo hasta la Laguna Santa Rosa, ubicada ya en alta cordillera rodeada de cerros de Araucarias. Para ello se debe caminar los primeros 14.5km de ida, en 1 día, y dejar el 2º día para volver.

Perfil de Ruta a travez de la reserva.
Rutas patrimoniales ministerio de bienes nacionales.png
Contenido original de Rutas Patrimoniales
del Ministerio de Bienes Nacionales

Descripción Ruta Patrimonial

La Ruta Patrimonial Alto Biobío: Circuito Las Araucarias de la Cordillera de Pemehue, representa una oportunidad y un gran desafío para los amantes de la cabalgata y observadores de la naturaleza. A través de su recorrido podrá observar extensos bosques de araucaria, raulí, roble, ñirre y lenga, como también las huellas recientes de la intervención humana de ecosistemas andinos. El complemento ideal para el visitante serán las hermosas vistas y panorámicas que podrá observar desde los filos de las cordilleras de Pemehue y de Las Placetas, junto a rápidos e impetuosos esteros y ríos, que dan vida, forma y color a una exuberante vegetación nativa. Antiguas huellas de penetración forestal, labradas a pulso sobre roca volcánica, hermosas lagunas situadas sobre los mil metros de altura, veranadas y cajones cordilleranos, magníficos promontorios de roca granítica y columnas de basalto, dan vida a una espectacular geografía a través de la ruta, uno de los últimos refugios de los bosques de araucaria del Alto Biobío.

La Ruta Patrimonial, se encuentra ubicada en una zona de transición florística y faunística que concentra la mayor diversidad de especies vegetales y animales del país, constituyendo la Cordillera de Pemehue una unidad biogeográfica mixta, en donde se mezclan elementos asociados a formaciones vegetales esclerófilas y xerófitas, como son los bosques de Nothofagus y Araucaria. Desde un punto de vista ecológico, incluye a las ecorregiones denominadas Matorral Chileno y Bosque Templado Valdiviano y biogeográficamente a las regiones bióticas denominadas Chile Central y Región Subantártica. La zona presenta una biota extraordinariamente rica en endemismos, particularmente en géneros y familias monoespecíficas de plantas y animales y, a la vez, muestra un alto grado de deterioro de las comunidades vegetales y animales debido a la intervención antrópica a la cual fue sometida. Botánicamente, se caracteriza por la presencia de los soberbios bosques de araucaria (Araucaria araucana), una conífera chilena que crece sobre los 900 metros sobre el nivel del mar y que recibe el nombre vernáculo de Pewen. Sus semillas, que contienen abundante almidón, fueron y son la base de la alimentación de los indígenas pehuenche o gente de los pinares.

Esta Ruta representa una breve síntesis de la capacidad transformadora del hombre en ambientes cordilleranos de Chile Centro-Sur y una oportunidad para el avistamiento de fauna emblemática, como el Cóndor, Puma y Zorro. También, procesos geomorfológicos en amparticularly bientes de montaña podrán ser detenidamente observados.

El recorrido completo de la Ruta debe considerar, como mínimo, cuatro jornadas de cabalgata pausada, a través de anchas huellas de piedra y de tierra bien demarcadas. En el trayecto será posible un reparador descanso y pernoctación en puestos cordilleranos situados en la laguna Santa Rosa y el río Butaco,como en otros lugares situados a orillas de ríos y esteros.

Época adecuada

==Acceso==
Cordillera-de-Pemehue-g2.jpg
Para acceder a la Ruta Patrimonial desde la ciudad de Los Ángeles, ubicada en el valle central a 132 kilómetros de la ciudad de Concepción y 116 kilómetros de la ciudad de Chillán, usted deberá desviarse de la antigua Ruta 5 Sur a la izquierda o sur-este en el cruce con el camino Q-61-R, que une Los Ángeles con Santa Bárbara. Luego de avanzar 40 kilómetros, por un camino pavimentado, llegará a Santa Bárbara, pequeño pueblo situado en la ribera norte del río Biobío y que dispone de servicios y equipamiento para el viajero. En esta localidad, de marcada impronta rural, podrá abastecerse de los insumos básicos requeridos para su aventura, como también conocer un antiguo fuerte español, de frontera, ubicado en las cercanías de la plaza principal y a unos 200 metros del río Biobío. Nuevamente en marcha y siempre por la Ruta Q-61-R, avanzará 19 kilómetros, en dirección sureste, hasta el puente El Piulo que atraviesa el río Biobío, en su parte más angosta y profunda, y une las comunas de Santa Bárbara y Quilaco.
Antes de cruzar el puente y a la derecha del camino, podrá observar un letrero vial que le indicará, la distancia al inicio de la Ruta Patrimonial (33,2 kilómetros). En el lugar, el río Biobío se presenta en una profunda y angosta garganta, de no más de 25 metros de ancho y 30 metros de altura, labrada sobre rocas por la acción de las correntosas aguas de este emblemático río. Luego de cruzar el puente deberá avanzar 1,7 kilómetros hasta la intersección de esta vía con el camino de ripio Q-75, que une las localidades de Quilaco y Loncopanguey girar hacia la izquierda en dirección a Loncopangue, pequeña entidad rural distante 6,5 kilómetros desde este último punto. En dicho trayecto podrá observar hermosas vistas panorámicas hacia el valle del río Biobío y los contrafuertes cordilleranos que lo rodean. Desde Loncopangue y siempre por el camino Q-75, deberá proseguir 12, 7 kilómetros hasta el Balseadero de Callaqui, ubicado frente a la primera comunidad indígena pehuenche del Alto Biobío; Callaqui. A partir de este lugar, y siempre por la ribera sur del Biobío, continuará su marcha por la Ruta Q-151, camino de tierra en mal estado que une el balseadero de Callaqui con el Fundo Porvenir y continúa hasta el muro de la central hidroeléctrica Pangue, hasta el acceso al Fundo, distante 5,9 kilómetros del balseadero antes mencionado. En la puerta de entrada al predio fiscal, un letrero metálico le dará la bienvenida a esta importante zona de protección y conservación de recursos naturales, entregándole, además, información acerca de la Ruta Patrimonial. Una vez que cruce el acceso podrá observar las viviendas de las familias pehuenche que habitan en la parte baja del predio y los restos, aún en pie, de las antiguas casas del Fundo Porvenir. Continuando con la marcha y a 2,7 kilómetros de la entrada al Fundo, se encontrará con la vivienda del Sr. Lizardo Urrea, baqueano y residente del sector por más de 40 años. 
En este lugar podrá descansar, estacionar su vehículo y efectuar los arreglos necesarios para la cabalgata de la Ruta, siendo posible, además, pernoctar. Desde la vivienda del Sr. Urrea, localizada frente al poblado de Ralco o Alto Biobío en la ribera sur del río Biobío, iniciará la cabalgata hasta el inicio de la Ruta, ubicada en el Hito N°1 o estero Cuyaqui, más o menos a 2 kilómetros de la vivienda antes mencionada. En dicho trayecto y bajo las grandes torres metálicas de las líneas de transmisión de las centrales hidroeléctricas Pangue y Ralco, podrá apreciar, en toda su magnitud, los efectos de la modificación del paisaje del valle del río Biobío provocadas por estos megaproyectos: gigantes de acero en ordenadas filas atravesando bosques, ríos y esteros; laderas montañosas sangrantes y profundamente heridas por los designios de la modernidad y, hacia el sur, la interrupción de la vida, la magia y de los ciclos básicos del formidable río Biobío; central y embalse Pangue. Luego de avanzar unos 600 metros desde la vivienda del Sr. Urrea y en un desvío del camino debidamente señalizado, deberá tomar la huella de la derecha, bordeando el estero Cuyaqui en dirección al Hito N°1. En este lugar y a un costado del Hito, encontrará una mesa interpretativa que le aportará valiosa información de la ruta: mapa de ubicación; tramos y distancias; atractivos y sitios de interés. 
===En auto=== ===En transporte público=== ==Señalización==
Cordillera-Pemehue-condor.jpg
Esta guía es un complemento indispensable para todos aquellos que deseen recorrer la Ruta Patrimonial Alto Biobío: Circuito Las Araucarias de la Cordillera de Pemehue, permitiendo al viajero relacionar las indicaciones y señalética de la ruta con el material escrito, cartografía e imágenes asociadas para cada tramo del recorrido. La ruta esta compuesta por 20 Hitos de interés patrimonial, debidamente señalizados y ubicados generalmente, a la izquierda de la huella. Para una mejor orientación, estimación de los tiempos de desplazamiento y comprensión de la ruta y de su entorno, ésta ha sido dividida en 5 tramos, cada uno de los cuales posee características específicas asociadas a cada uno de los Hitos, sitios de interés y tramos definidos. De este modo, la señalética implementada en esta ruta se divide en cuatro tipos según su función:
1. Baliza indicativa de Hito de interés patrimonial; poste de madera de 1,5 metros de altura sobre el cual descansa una placa metálica que indica el número del Hito, nombre y altitud. Con flechas blancas y negras, se registran las distancias hasta dicho punto y la distancia al Hito siguiente. 
2. Baliza de continuidad de ruta; estaca de madera de, aproximadamente, 2 metros de altura que permite, en algunos sectores, una mejor orientación y señalización de la huella que debe seguir el viajero. Sobre la parte más alta se encuentra pintada de color rojo bermellón. 
3. Letrero de bienvenida; ubicado en el acceso al Fundo Porvenir, entrega información general de la ruta; mapa de ubicación, tramos, distancias e Hitos de interés patrimonial. 
4. Mesa interpretativa; se localiza a un costado del Hito N°1 o Vado del Estero Cuyaqui, presentando información detallada de la ruta y de sus principales atractivos. 
==Descripción de la ruta== ===Tramo 1: Vado Estero Cuyaqui - Segundo Banco Aserradero=== *Distancia: 6,2 km. 
*Tiempo: 2 horas 30 min. 
*Temporada: Noviembre a marzo 
Cabalgata sobre huella de piedra ancha y bien demarcada, en ascenso y bordeando el estero Cuyaqui, observación de bosque nativo, paisaje y antiguos aserraderos.
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Al inicio de la ruta, en el vado del estero Cuyaqui, la huella sigue el antiguo camino de penetración forestal abandonado el año 1981, bordeando el cajón del estero Cuyaqui y los faldeos del cerro San Pablo. El estero Cuyaqui, en el punto de su cruce, posee un ancho de unos veinte metros con un lecho pedregoso y correntosas aguas que, bondadosamente, entrega al río Biobío unos quinientos metros aguas abajo, justo antes del muro de la central hidroeléctrica Pangue. Sus nacientes se encuentran en los filos de la cordillera de Pemehue, a más de 1000 metros de altitud y, a lo largo de un zigzagueante y encajonado trayecto de más de 7 kilómetros, sostiene y permite la vida de numerosas especies y ecosistemas de gran valor ecológico. En la primera parte del recorrido, de unos 1700 metros desde el vado del estero Cuyaqui, la topografía es abrupta, con fuertes pendientes, profundos barrancos y algunos derrumbes. La vegetación dominante es el bosque de roble (Nothofagus obliqua), raulí (Nothofagus alpina) y coihue (Nothofagus dombeyi) con importante presencia de quila (Chusquea quila). La huella, en esta parte, se encuentra en buen estado, debiendo el viajero cabalgar con precaución en los sectores que presentan deslizamiento de terrenos y en los cuales la senda es más angosta. A partir de los 650 m.s.n.m el paisaje cambia, apareciendo ante los ojos del observador, en ambos costados de la huella, una vegetación más densa, conformada principalmente, por renovales de coihue y raulí.
Luego y siempre en ascenso, el viajero podrá apreciar un gran deslizamiento de terreno que atraviesa la ruta en el Hito N°2. En este lugar será posible observar los efectos de las perturbaciones naturales sobre el paisaje y la capacidad de recuperación del ecosistema, representada básicamente, por la colonización y re-vegetación, de una extensa área afectada por un derrumbe. En el lugar del deslizamiento, de unos 50 metros de ancho y 500 metros de longitud, desde la cabecera del cerro San Pablo hasta el río Cuyaqui, observará, sobre suelos pedregosos y desprovistos de vegetación, especies colonizadoras como quila y especies del género Nothofagus tales como coihue y roble. De acuerdo a información proporcionada por antiguos residentes del Fundo Porvenir, el derrumbe ocurrió a inicios de la década de los 80 y posiblemente, la construcción de la senda de penetración forestal, el tránsito de maquinaria pesada y fuertes precipitaciones habrían sido los detonantes de este proceso geomorfológico. 
Los antiguos ingenios madereros y sus impactos ecológicos 
A partir del Hito N°2, la ruta prosigue por el bosque de coihue, roble y raulí en dirección al Hito Nº3 ó Primer Banco Aserradero, ubicado a unos 300 metros de distancia. Ya en el lugar, sector descampado de, aproximadamente, una hectárea y que es atravesado por un pequeño estero rodeado de vegetación nativa, aparecerán ante sus ojos los vestigios de uno de los aserraderos que operó en la zona a partir del año 1972, mudo testigo de la intensa explotación maderera de las décadas del 70 y del 80. Entre los restos que el viajero podrá observar se encuentran dos máquinas locomóvil, de 8 y 12 caballos de fuerza, semi-enterradas y oxidadas por el paso del tiempo. Una de estas máquinas, con piezas metálicas y de madera incrustadas entre sus fierros, se ubica a un costado de la huella, completamente abandonada y cubierta de vegetación, expresión de la voluntad humana colonizadora y de las fuerzas naturales que limitaron sus deseos y anhelos. Epopeyas de antaño, hombres y máquinas en un desafío común: la conquista de Pemehue. También, será posible apreciar antiguas construcciones y los restos de una cabaña utilizada como puesto por los trabajadores de la época. El Primer Banco Aserradero fue uno de los primeros ingenios madereros de la Cordillera de Pemehue, iniciando sus operaciones, principalmente el aserrío de coihue, el año 1972 y cerrando faenas el año 1981. En aquellos tiempos, el aserradero tenía una producción de, aproximadamente, 4000 mil pulgadas diarias de madera aserrada y los locomóviles abandonados proporcionaban la fuerza motriz para una máquina aserradora y una canteadora. Luego del proceso de aserrío, la madera se encastillaba para, posteriormente, ser transportada en camiones, cuando las condiciones del clima y del camino lo permitían, hacia las casas patronales del Fundo Porvenir. 
El destino final de la madera eran canchas de acopio localizadas en la ciudad de Santa Bárbara, de propiedad de la empresa del mismo nombre y del antiguo dueño del Fundo Porvenir, Sr. José Ángel Ciappa. En períodos de plena explotación, es decir, entre diciembre y marzo, salían desde este sector, diariamente, entre 7 y 10 camiones, con 400 pulgadas de madera cada uno, principalmente coihue y raulí. A inicios de la década del 80 y debido a problemas económicos del propietario del Fundo Porvenir, el Primer Banco Aserradero paraliza definitivamente sus faenas, quedando en el sector y en el paisaje del área la impronta irrefutable de la acción depredadora del hombre: máquinas, sendas de penetración y los restos encastillados de más de 2000 mil pulgadas de coihue aserrado, en la actualidad en casi completa descomposición. 
Desde el Hito N°3 ó Primer Banco Aserradero continua el ascenso por la antigua senda forestal, con un paisaje caracterizado por bosques de coihue, avellano (Gevuina avellana) y matorral de quila (Chusquea quila). En este trayecto, la topografía es escarpada y el cauce del estero Cuyaqui lentamente, comienza a ser visible desde la huella. La pendiente del río ha aumentado bruscamente y el valle del Cuyaqui se hace mucho más angosto y encajonado, con enormes ejemplares de coihue adulto en sus riberas. En este sector, la ruta va próxima al estero y otras especies vegetales, asociadas a ambientes de mayor humedad o uliginosos, podrán ser observadas, como laurel (Laurelia sempervirens), chilco (Fuchsia magellanica) nalcas (Gunnera tinctoria) y copihues (Lapageria rosea). Un entorno ecológico de inigualable belleza y dura cabalgata a orillas del estero Cuyaqui. 
Luego de haber avanzado cerca de un kilómetro desde el Hito N°3, se aproxima al Hito Nº4 o Inicio del Camino Algodones, sector en el cual un antiguo cerco de madera le dará la bienvenida a una zona con características ecológicas y morfológicas claramente diferentes a los tramos anteriores. La denominación Camino Algodones es un irónico apelativo, otorgado por los antiguos trabajadores del Fundo Porvenir, a una parte de la antigua huella, de unos 700 metros de longitud, de naturaleza extremadamente dura y agreste. En este sitio y sobre el cauce del estero Cuyaqui, podrá observar enormes troncos arrastrados por las correntosas aguas del estero y, aguas arriba, magnificas vistas panorámicas hacia los bosques de araucaria de la cordillera Las Placetas. A partir del Hito N°4 la ruta va junto al estero Cuyaqui, mayoritariamente por su ribera izquierda. Se trata de una huella ancha con abundantes rocas y piedras de gran tamaño, situación que dificulta la cabalgata, siendo necesario en algunos sectores, avanzar caminando. Las características de esta parte del trazado, evoca la magnifica empresa, ingenio y esfuerzo humano desplegados en la construcción y habilitación de la senda, iniciada el año 1970 y finalizada el año 1974. 
En el inicio del Camino Algodones, la densa vegetación se abre en un claro que permite al observador una hermosa panorámica desde el cauce del estero Cuyaqui hacia los cordones montañosos circundantes. Continuando su cabalgata el viajero podrá observar, junto a las riberas del estero Cuyaqui, bosques de coihue, avellano, quila y matorral de maqui (Aristotelia chilensis), con presencia ocasional de tineo o palo santo (Weinmannia trichosperma), chilco, laurel, nalcas y especies, la mayoría de ellas, asociadas a ambientes uliginosos. También, podrá escuchar las líricas manifestaciones del choroy (Enicognathus ferrugineus), del chucao (Scelorchilus rubecula rubecula) y del pitio (Colaptes pitius pitius); inspiración de la naturaleza en las alturas de Pemehue. Luego de avanzar unos 400 metros desde el Hito N°4 y siempre en ascenso, la huella cruza hacia la ribera derecha o norte del estero Cuyaqui, manteniendo características similares a las del tramo anterior, es decir, una densa y húmeda vegetación, rocas y piedras de gran tamaño y una rica biodiversidad asociada al lecho del estero. En la última parte del Camino Algodones, en un sector donde la huella atraviesa nuevamente el estero Cuyaqui (Hito N°5), enormes troncos caídos y arrastrados por la fuerza del torrentoso lecho, lo invitarán a una merecida pausa y descanso. Lugar ideal para una detenida observación de la flora y fauna, con una importante diversidad arbórea y arbustiva, helechos, nalcas y plantas medicinales, como poleo (Mentha pulegium) y menta (Mentha rotundifolia). No obstante ser estas especies introducidas, a lo largo del viaje y en diferentes ambientes ecológicos, podrá observar una gran variedad de plantas nativas de uso medicinal, usadas, históricamente, por pehuenche y colonos y asociadas, principalmente, al sotobosque. Especies de helechos, como el Llushu lawen (Hymenophyllum dentatum), para curar el ombligo de los recién nacidos; Llanca lawen (Lycopodium paniculatum), para sanar úlceras y tumores y Lafquen lawen (Euphorbia portulacoides) o remedio del agua. Una de las más afamadas es el Cachan lawen o cachanlagua (Erythraea chilensis), cuya infusión sirve para múltiples usos terapéuticos, entre ellos: fiebre, hipertensión arterial, depurador de la sangre en afecciones reumáticas, desórdenes circulatorios y hepáticos, como también estimula el apetito y favorece la digestión. 
Para los indígenas pehuenche 5 el uso mágico de las plantas era frecuente: así, el Huentru lawen (Ophioglossum vulgatum) era usado por las mujeres para engendrar hijos varones; el Huilel lawen (Hypolepis rugosula) ayudaba a los machi o chamanes a pronosticar males causados por Huekufu o demonios (1). También, se preparaban filtros de amor para provocar la separación de los amantes con plantas como el Huedahue (Gleichenia litorales) y el Latue (Latuapubzjlora), que era una de las más temidas y podía llegar a causar la muerte por envenenamiento pero que, usado en pequeñas dosis, tiene propiedades alucinógenas. Muy apreciados, aún en la actualidad, por sus propiedades medicinales y alimenticias, eran el apio del campo o Panul (Apium panul), el Panke o Nalka (Gunnera tinctoria) y el Chupón (Greigea sphacelata). 
Indudablemente, el uso del recurso forestal o Lelfunmapu era fundamental en la forma de vida de pehuenche y colonos, definiendo algunos de los rasgos principales de su identidad y particular cosmovisión. No sólo las plantas eran utilizadas, sino que, además, una enorme cantidad de hongos eran o son recolectados, dentro de los cuales cabe destacar más de diez especies del genero Cyttaria, asociadas al bosque de Nothofagus) especialmente a1 roble o pellín (N. obliqua) y a1 coigue (N. dombeyi), llamados changles y digüeñes. Luego de este breve repaso de nuestra flora nativa y de su enorme valor ecológico y cultural, se encuentra en el Hito N°5, a mil metros sobre el nivel del mar, dejando atrás 5,1 kilómetros de magnifica cabalgata. 
Un primer encuentro con las araucarias y su trágica historia en Pemehue 
Luego de un reparador descanso en el Hito N°5 y de una revisión cuidadosa de los aperos de montar, el visitante deberá proseguir la cabalgata a lo largo de una huella que se aleja del estero Cuyaqui en dirección al Hito N°6 o Segundo Banco Aserradero. En este tramo, la ruta es de mediana dificultad, con un substrato de tierra o trumao muy suave en algunos sectores y con piedras y rocas de mayor tamaño en otros, especialmente antes de llegar al Hito N°6 o Segundo Banco Aserradero. La pendiente de la huella también aumenta, siendo posible observar los efectos erosivos de la acción del agua. La vegetación predominante es el coihue y la quila, presentándose ésta de menor altura y más achaparrada, en un ambiente más árido y de menor humedad. La huella se encuentra a más de 1000 metros de altitud, en un paisaje caracterizado, entre otros aspectos, por el predominio de bosques de araucaria (Araucaria araucana) y de magníficos promontorios rocosos que delimitan los filos más altos de las cordilleras de Pemehue y de Las Placetas. Nuevamente, podrá escuchar el melódico canto del choroy, ave nativa que se alimenta del piñón, fruto de la araucaria y quién dispersa las semillas de este árbol centenario. Antiguamente, se esperaba que wawilma, un pequeño loro de los Andes meridionales (Enicognathus leptorhynchus), derribara los frutos, los que eran recogidos desde el suelo. 
La importancia de la araucaria, conocida en lengua mapuche como Pewen, no sólo radica en su valor ecológico, sino que además, en la capacidad sustentadora que esta conífera tuvo para el desarrollo sociocultural del pueblo pehuenche, desde épocas prehispánicas. Lo anterior, inclusive, los llevó a autodenominarse pehuenche o gente de las araucarias, denominando a los territorios donde crece este árbol Pewenmapu o Pewenento: tierra o zona del Pewen (2). Crónicas muy tempranas dan testimonio de la importancia de este recurso en la subsistencia de los antiguos cazadores que habitaban esta región cordillerana, la que se ha mantenido hasta el día de hoy, a pesar de los profundos cambios culturales sufridos por los pehuenche. Al respecto, Mariño de Lobera, en 1760, señalaba: 
“El mantenimiento de esta gente casi de ordinario es piñones sacados de unas piñas de diferente hechura y calidad así ellas como sus árboles ... y es tan grande el número que hai de estos árboles en todos aquellos sotos y bosques que bastan a dar suficiente provisión a toda aquella gente, que es innumerable, tanto que de ellos hacen el pan, el vino y los guisados. Y por ser la principal cosecha a cierto tiempo del año, tienen grandes silos hechos debajo de tierra, donde guardan los piñones haciendo encima de la tierra en que están escondidos mui muchas acequias de agua ... porque a no haber agua encima luego brotaran haciendo nueva sementera y quedando ellos corrompios... También se destila dellos abundancia de resina blanca mui medicinal para diversas enfermedades ...” (3). 
Ya en el sector del Segundo Banco Aserradero, a unos 200 metros hacia el noroeste del antiguo emplazamiento maderero, se localiza la vertiente cuyas aguas dan vida y vigor al estero Cuyaqui, sitio al cual podrá acceder caminando, por entre los matorrales de quila y un sendero apenas visible. En el lugar, el visitante podrá apreciar una poza donde se acumulan las aguas en la boca de la vertiente, de unos cinco metros de diámetro y una caída de agua de tres metros de altura. Luego, un pequeño curso de agua, con un caudal estimado de uno a dos litros por segundo, da origen a las nacientes del estero Cuyaqui. El viajero podrá observar en este sitio, vegetación nativa como: helechos, nalcas y otras especies de flora, en un ambiente natural poco intervenido y rico en biodiversidad. 
En el área de emplazamiento del antiguo Segundo Banco Aserradero o Hito N°6 y diseminados sobre un área con escasa cobertura vegetal, podrán ser observados los restos abandonados y en descomposición de innumerables troncos de coihues y araucarias, algunos de más de un metro de diámetro. En el lugar, habrían sido depositadas unas 10000 pulgadas de madera sin aserrar, mayoritariamente coihue. Las instalaciones y equipos de aserrío, operativas en aquella época, eran capaces de generar unas 1500 pulgadas diarias de madera, principalmente de araucaria. El coihue era procesado en el Primer Banco Aserradero, de acuerdo a la organización del trabajo de aquel entonces, debiendo ser trasladada la madera, desde los sectores más altos, en camiones o con la ayuda de bueyes. El esfuerzo de los trabajadores de la época era notable, no sólo en función de la rigurosidad de las faenas forestales en ambientes tan aislados y agrestes, sino también, por los largos desplazamientos que debían realizar diariamente desde sus hogares, localizados en las antiguas casas del Fundo Porvenir y en el poblado de Ralco, hacia los frentes de explotación localizados en la montaña. Un trabajador, en aquella época, realizaba el trayecto al Segundo Banco Aserradero en algo más de tres horas de difícil y extenuante caminata. 
===Tramo 2 : Segundo Banco Aserradero - Mirador El Cóndor=== *Distancia: 6 km. 
*Tiempo: 2 horas 30 min. 
*Temporada: Noviembre a marzo 
Cabalgata sobre huella de piedra bien demarcada, en ascenso y descenso, vistas panorámicas al cajón del estero Cuyaqui, filos de Pemehue y cajón las Venenosas, observación de bosques de araucaria, antigua explotación forestal y avistamiento de fauna.
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Luego de observar detenidamente los vestigios del antiguo Segundo Banco Aserradero, el visitante proseguirá la cabalgata a lo largo de la antigua senda que lo conducirá, lenta y pausadamente, hacia las altas cumbres de la Cordillera Las Placetas y las primeras estribaciones de la Cordillera de Pemehue. A unos quinientos metros del Hito N°6, podrá descansar y reponer fuerzas en un área desprovista de vegetación y que ofrece al observador interesantes y bellas panorámicas hacia el cajón del estero Cuyaqui y los filos y promontorios de roca volcánica y granítica de las formaciones cordilleranas circundantes. Se encuentra en el Hito N°7 de la ruta donde los bosques de araucaria, con estratos arbustivos de quila, predominan en el paisaje. Luego, iniciará el ascenso final a los filos cordilleranos de Las Placetas y Pemehue.
 Los majestuosos filos cordilleranos de Pemehue y Las Placetas Sobre las nacientes del estero Cuyaqui la cabalgata continúa en dirección al Hito N°8 o Mirador Cordillera Las Placetas y Pemehue. Luego de avanzar unos ochocientos metros, a través de una huella zigzagueante y algo pedregosa, la senda de penetración forestal es más rectilínea y bordea, a la derecha, los filos de la Cordillera Las Placetas y a la izquierda, el magnifico cajón del estero Cuyaqui. Desde este sector, de unos quinientos metros de longitud, el campo visual es amplio y de gran belleza, con una posición inmejorable para la observación de la quebrada del estero Cuyaqui y los enormes promontorios rocosos, coronados por bosques de araucaria, de la Cordillera Las Placetas. Durante este trayecto, también podrá apreciar los efectos de los elementos naturales sobre la conformación y fisonomía del paisaje. Un talud labrado sobre material granítico y cornisas con abundante material pétreo en sus laderas, evocan no sólo la fuerza transformadora del ser humano, sino también de los elementos en ambientes ecológicos de montaña. Procesos asociados a cambios bruscos de temperatura y a la importante presencia de nieve sobre los mil metros de altitud, podrán ser observados en esta zona. 
Ante los ojos del viajero, aparecerán grandes y elevados peñones de roca granítica, expuestos a la acción del viento, del agua y de las temperaturas. Ya en lo más alto de la Cordillera Las Placetas y, coronando su anhelo de alcanzar el firmamento, bellos ejemplares de araucaria resisten, en las alturas, la fuerza de los elementos, recordando al viajero tiempos, ambientes y paisajes del pasado. A unos cien metros del Hito N°8 y a la derecha de la ruta, deberá estar atento a una baliza de continuidad que le indicará la ubicación de un excelente punto de observación o mirador hacia el Cajón de Las Venenosas y al estero Cuyano. Desde este punto la cabalgata continúa, por unos cien metros y sobre los filos de la cordillera de Pemehue, en dirección al Hito N°8. En este lugar podrá contemplar un magnífico y amplio escenario con hermosas vistas panorámicas hacia las Cordilleras Las Placetas y de Pemehue, el volcán Callaqui, las altas e irregulares cumbres de la Sierra Velluda y los valles cordilleranos de los esteros Cuyaqui y Cuyano. Se encuentra a 1439 m.s.n.m y ha recorrido 8,5 kilómetros de la Ruta Patrimonial. 
Araucaria, cultura y ambientes ecológicos de montaña Ha dejado atrás el Hito N°8 y comenzará un lento descenso hacia el suroeste, en dirección al Hito N°9. La huella continúa por la ladera norte del cajón del estero Cuyano y a unos doscientos metros de la divisoria de altas cumbres de la cordillera de Pemehue, predominando, en esta parte del trazado, los bosques de araucaria y lenga (Nothofagus pumilio), siempre asociados con quila en el estrato arbustivo. Interesantes afloramientos rocosos podrán ser observados, tanto hacia el norte como hacia el sur de la ruta. A la derecha, el cajón del estero Cuyano y las veranadas de Las Venenosas, rodeadas de extensos bosques de araucaria sometidos, antaño, a una intensa y desmedida explotación forestal. La denominación Las Venenosas se debe a la presencia en estas zonas de pastoreo de malezas o especies arbustivas venenosas para el ganado, principalmente vacuno. 
Unos cuatrocientos metros antes de llegar al Hito N°9 o Tercer Banco Aserradero, la ruta se desvía hacia la izquierda, continuando el recorrido a través de una angosta huella que atraviesa bosque nativo hasta empalmar, nuevamente, con la antigua senda de penetración forestal, ya en el sector del Tercer Banco Aserradero. Para acceder a la zona de emplazamiento del aserradero, deberá, a partir de la baliza del Hito Patrimonial N°9, desviarse a la derecha de la huella y bajar unos ochenta metros hasta el lugar en que se ubica, a la izquierda, una baliza de continuidad que le indicará la dirección hacia el área del antiguo aserradero. 
En el Tercer Banco Aserradero se encontrará con numerosos castillos de madera aserrada de Araucaria, en forma de tablas de 7x1 y basas de 10x10 pulgadas. En el lugar, desde el año 1978, cerca de 40000 pulgadas de araucaria, en progresivo deterioro, yacen abandonadas. Diseminados entre la vegetación, también podrá observar montículos de aserrín ennegrecidos, perfectamente humificados por el paso del tiempo. Árboles y arbustos, creciendo en medio de lo que alguna vez fue una intensiva área de trabajo, hacen patente la antigüedad del abandono. Luego de dejar atrás el sector del Tercer Banco Aserradero, retornando hacia el sur a la antigua senda de penetración forestal, se inicia un tramo de la huella más sombreado, rodeado siempre, de bosques con araucaria, lenga, coihue, ñirre y quila. Restos de grandes árboles sobre la ruta serán un elemento característico de esta parte del trazado, como también los extensos bosques de araucaria del valle del estero Cuyano. 
Luego de avanzar algo más de un kilómetro desde el Hito N°9, a través de una huella ancha y de fácil tránsito, se encontrará en el Hito N°10 de la ruta o Mirador Las Venenosas, lugar ubicado a 1424 m.s.n.m y con una inmejorable posición para la observación del cajón del estero Cuyano y las veranadas de Las Venenosas. En este Hito, el cambio de la vegetación y del paisaje se hace más notorio, con suelos desprovistos de cobertura vegetal y el predominio de quila y coirón, característicos de la estepa andina y de los ambientes de veranadas cordilleranas situadas sobre los 1200 m.s.n.m. El coirón, especie vegetal dominante en esta zona y voz probablemente mapuche, alude al sentido enrollado de la hoja y designa gramíneas de varias secciones (Andropogon argenteum, Festúceas) más que a la especie. Se refiere, básicamente, a las hojas con volutas o envueltas, duras y punzantes de las plantas. Si en el día de su viaje la suerte esta de su lado, también podrá avistar, desde este lugar, cóndores (Vultur gryphus), majestuosas y simbólicas aves carroñeras de la cordillera andina. 
Unos doscientos metros al sur de este Hito y, siempre por los faldeos de la Cordillera de Pemehue, la ancha senda de penetración forestal llega a su fin, luego de once kilómetros de interesante y espectacular recorrido, iniciándose, a la izquierda de una bifurcación de la huella, el ascenso al Cordón El Peñón y a la derecha, un desvío que conduce a la laguna La Frutilla, localizada unos dos kilómetros al suroeste. La bifurcación se encuentra señalizada por una baliza de continuidad. 
Cordón El Peñón y mirador El Cóndor A partir de la bifurcación antes mencionada se inicia el ascenso a los filos del Cordón El Peñón, por una ladera de exposición norte, carente de vegetación arbórea, cubierta de matorral ralo de quila y coirón. En este sector, las balizas de continuidad deberán ser cuidadosamente observadas para no extraviar la ruta. Luego de avanzar un kilómetro se encontrará con el Hito N°11 o Mirador El Cóndor, punto final de este tramo, ubicado a 1467 metros de altitud. Desde este lugar dispondrá de una excelente panorámica al cajón del estero Cuyano y podrá captar el sorprendente e inigualable vuelo de cóndores que, habitualmente, sobrevuelan la zona. Balizas de continuidad le indicarán la huella a seguir, en un lento y pausado ascenso al filo del Cordón El Peñón. 

===Tramo 3: Mirador El Cóndor - Laguna Santa Rosa=== *Distancia: 1,8 km.

*Tiempo: 1 hora 30 min. 
*Temporada: Noviembre a marzo 
Cabalgata sobre huella de tierra o trumao, en descenso a Laguna Santa Rosa y Ascenso a Mirador Portezuelo Trinidad, observación paisajes de veranadas, cajón del estero Santa Rosa, volcán Callaqui, Sierra Velluda y cuerpos lacustres, avistamiento de fauna.
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El descenso hacia la laguna y cajón del estero Santa Rosa

Ya en la cima del Cordón El Peñón, a 1507 metros de altitud, se encontrará con el Hito N°12 o Descenso a Laguna Santa Rosa, desde el cual podrá observar, hacia el este, los hermosos paisajes cordilleranos del cajón del estero Santa Rosa y el volcán Callaqui y, hacia el sur el Portezuelo Trinidad. Se recomienda, en este hito, revisar los aperos de montar, ya que se inicia un lento y pronunciado descenso. Ya en su cabalgadura y a medida que avanza hacia las lagunas Las Parrillas, Las Totoras y La Tasa, aparecerán ante su atenta mirada innumerables troncos blanquecinos distribuidos sobre los faldeos de los cerros que delimitan el cajón del estero Santa Rosa. Una evidencia más de la acción humana y del fuego utilizado para la habilitación de terrenos de uso ganadero, práctica habitual de los antiguos colonos, utilizada para asegurar la regeneración de pastos para la temporada siguiente. Lo anterior ha impedido una recuperación normal del bosque nativo intervenido y ha intensificado la erosión y pérdida de suelo en los sectores, principalmente, de veranadas. La corteza ennegrecida de algunas araucarias indican que el fuego estuvo presente en aquellos parajes. Su gruesa piel, sería el reflejo de un proceso adaptativo, milenario, de esta formidable conífera, frente a las vicisitudes propias de la naturaleza, como el volcanismo y la acción más irracional y depredadora del hombre.

La actividad forestal, junto con la ganadería, han sido las actividades más importantes en esta zona cordillerana. La explotación, muchas veces indiscriminada de los recursos forestales, ha causado graves daños a los bosques y recursos naturales asociados a estos ecosistemas. La necesidad de las comunidades locales de habilitar áreas de cultivo y zonas de pastoreo, ha significado una progresiva disminución de la cobertura vegetal, como también las quemas no controladas y la tala de bosque, prácticas habituales de colonos e indígenas. Adicionalmente, la explotación maderera a gran escala, realizada por la empresa Ralco S.A. entre los años 1940 y 1970 y por los antiguos propietarios del Fundo Porvenir, junto con la fuerte demanda de astillas para la industria de la celulosa, contribuyó fuertemente a la disminución de la cobertura vegetal, con una pérdida de la capacidad productiva y de regeneración del bosque nativo, especialmente de especies como la araucaria, lenga, coihue, roble y raulí.

A lo anterior, se debe agregar la extracción de madera para leña, carbón y material de construcción, especialmente cercos, en sectores adyacente a las invernadas. Podemos afirmar, razonablemente, que la intervención del bosque no ha estado regulada, la mayoría de las veces, por planes de manejo y por lo tanto, con métodos silvícolas que garanticen un uso adecuado del recurso. Por el contrario, el floreo del bosque, o selección de los mejores individuos sin este tipo de consideraciones, es la técnica que comúnmente ha sido empleada para explotar la madera de la zona, afectando seriamente su capacidad de regeneración y por lo tanto, bosques de incalculable valor ecológico y patrimonial.

 Las evidencias ancestrales de la cultura pehuenche en la cordillera de Pemehue 

A unos trescientos metros del Hito N°12, a la derecha de la ruta, podrá observar un magnifico promontorio o peñón de granito blanco, que derrama fragmentos pétreos sobre sus laderas, formando un cono de derrubios de pequeñas dimensiones. Sobre sus partes más altas, ejemplares de araucaria testimonian su inquebrantable voluntad colonizadora, en ambientes ecológicos extremadamente rigurosos. En este mismo sector deberá estar muy atento a la huella, para observar restos de utensilios de origen pehuenche utilizados por los indígenas en sus históricos desplazamientos a las pinalerías o bosques de araucaria. Fragmentos de un mortero de piedra, usado para moler piñones, le harán evocar viajes del pasado y ampliar el conocimiento acerca de la distribución geográfica y territorial de esta cultura en el macizo andino del Alto Biobío.

Restos de mortero pehuenche en cercanías de la laguna Las Parrillas 

Los pehuenche o gente de las araucarias, ancestralmente, ocuparon los valles de la vertiente occidental de la Cordillera de Los Andes, desde el volcán Antuco por el norte, hasta el volcán Villarrica por el sur, según la distribución geográfica de los bosques de araucaria o pinalerías. En la actualidad, la presencia de población y comunidades pehuenche esta limitada, geográficamente en Chile, al sector de la Cordillera de Los Andes denominado Alto Biobío, el cual, administrativamente, comprende las comunas de Alto Biobío y Quilaco en la región del Biobío y de Lonquimay en la región de La Araucanía. Los pehuenche de Alto Biobío se agrupan en once comunidades, localizadas en las riberas de los ríos Queuco y Biobío, con una población estimada de siete mil personas. En esta área, que forma parte del Área de Desarrollo Indígena del Alto Biobío (ADI), las tierras que ocupan los pehuenche, y que han sido reconocidas por el Estado de Chile como parte de sus antiguos territorios de ocupación, alcanzan, aproximadamente, a noventa mil hectáreas (4).

En Alto Biobío, los factores geográficos, ecológicos y ambientales han sido determinantes en la forma de vida y organización sociocultural de las comunidades pehuenche, como también en las relaciones de uso y simbólicas que han establecido con estos territorios y sus recursos naturales. Lo anterior, permite distinguir diferentes espacios de ocupación, los cuales forman parte de un ciclo productivo que sostiene un sistema de vida tradicional, compartido tanto por comunidades pehuenche como por los colonos que habitan el área, incluida la Cordillera de Pemehue y el Fundo Porvenir. Estos espacios incluyen veranadas, invernadas, pinalerías, bosque nativo, ríos y lagunas. Para los pehuenche gran parte del territorio tiene un uso común y se utiliza en función de un ciclo anual de actividades y de la disponibilidad de recursos naturales. En este sentido, cada familia es dueña de los bienes que logra reunir, pero, aún en algunas comunidades, no se reconoce la propiedad exclusiva individual sobre tierras o territorios que, ancestralmente, fueron comunitarios, como es el caso de las pinalerías o bosques de araucaria y las veranadas. Antiguamente, cualquier indígena podía cultivar tanta tierra como le parecía y los productos eran de su pecunio, pero no podía disponer de la tierra misma como propiedad, ni venderla ni arrendarla. Pertenecía, en último término, a la comunidad pero el usufructo era individual. Las invernadas y las veranadas están asociadas al régimen climático anual y dependen de la existencia o ausencia de nieve, siendo la primera el hábitat donde se encuentra la vivienda, corrales, cultivos y parte del bosque nativo. Una vez que, en primavera, comienza el derretimiento de la nieve los pehuenche y colonos inician el ascenso a las veranadas, llevando consigo sus animales a los pastos nuevos e iniciando la cosecha del piñón. Existe una continuidad territorial entre éstos ambientes ecológicos, es decir un libre desplazamiento de personas y de recursos, aspecto fundamental para el desarrollo económico y cultural de este pueblo, como también para el manejo de recursos naturales. Esta forma de relación con la tierra, basada fundamentalmente en la ganadería trashumante y la recolección de frutos silvestres, como piñones, avellanas y digüeñes, es común en toda el área cordillerana del Alto Biobío, como también en la cordillera de Pemehue. Nombres de montañas, ríos y esteros recordarán al viajero que la ruta por la cual se desplaza formo parte, alguna vez, del área de distribución geográfica e histórica del pueblo pehuenche y que, en último término, fue una zona de refugio frente a la brutal embestida y persecución a la cual fueron sometidos los indígenas por parte de las repúblicas de Chile y Argentina a mediados del Siglo XIX. En el ámbito cognitivo, los pehuenche comprenden las formaciones boscosas de araucaria del mismo modo como su propia sociedad. Se distinguen claramente las especies femeninas que dan frutos, de las masculinas, y se les asignan las correspondientes denominaciones de domopewen o araucaria mujer y wentrupewen o araucaria macho. Aquellos ejemplares con conos masculinos y femeninos son tenidos por bisexuados. La fecundación anemófila o a través del viento, es también entendida como un proceso sexual, en que pinos de ambos sexos se ponen en contacto subterráneo a través de sus raíces o aéreo por medio de los loros cordilleranos. De esta forma, cada bosque de araucaria es una agrupación familiar extensa llamada lobpewen, equivalente al lobche o familia pehuenche. Respecto de las creencias indígenas, estos bosques están protegidos por seres sobrenaturales masculinos y femeninos: el anciano del pewen, que cuida de los árboles masculinos y la anciana del pewen, que protege a los femeninos. A ellos se hacen rogativas familiares antes de la cosecha o comunitarias terminada ésta, en los mismos bosques, con el fin de asegurar la conservación de los árboles, su protección y fertilidad (5). Ya sobrepasado el peñón de granito blanco el paisaje es más bien seco y árido, con escasa vegetación arbórea y matorral bajo de quila y coirón. La laguna Santa Rosa aparecerá ante su vista, rodeada de bosques de araucaria y matorral de quila y, en planos más lejanos, un enorme peñón de basalto, de unos cien metros de altura y el portezuelo Trinidad le darán la bienvenida. Buenas noticias, está arribando al Hito N°13, lugar de descanso y alojamiento luego del primer día de cabalgata. La laguna Santa Rosa es un cuerpo lacustre de, aproximadamente 5,2 hectáreas de superficie, doscientos ochenta metros de ancho, trescientos ochenta metros de largo y 9,5 metros de profundidad, en su parte más central. Rodeada de bosques de araucaria y matorral de quila, presenta en sus riberas, desprovistas de terrenos de playa, vegetación de junquillos y, sus aguas, más bien calidas, lo invitarán a un merecido descanso, esparcimiento y recreación. En este lugar podrá acampar, preparar sus alimentos y obtener agua de una vertiente ubicada a unos veinte metros de la baliza que señala el Hito N°13. Una recomendación necesaria, recuerde que, con ayuda de su guía, debe retirar los aperos de su cabalgadura y liberar los caballos para que aprovechen el talaje.

También es un buen momento para buscar leña seca y encender el fuego, junto al puesto de madera utilizado por los colonos en sus habituales viajes a la zona. Estas construcciones son características de las veranadas cordilleranas y sirven, comúnmente, como lugar de refugio en los períodos del año en que los arrieros llevan sus animales a los pastos de altura. El puesto de Santa Rosa fue construido por Lizardo Urrea, antiguo trabajador del Fundo Porvenir, el año 1993. 
===Tramo 4: Laguna Santa Rosa - Veranada Mallín Largo=== *Distancia: 7 km. 
*Tiempo: 3 horas. 
*Temporada: Noviembre a marzo 
Cabalgata sobre huella de tierra o trumao medianamente demarcada sobre filo de Cordillera de Pemehue, en descenso a veranada Mallín Largo, observación de bosques de araucaria, lenga y ñirre no intervenidos, vistas panorámicas a cajón del estero Prados de Maitenes y Cordón de Huida.
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En camino al Portezuelo Trinidad y al cajón del estero Prados de Maitenes
Al día siguiente, con nuevos bríos y mucho ánimo comenzará la segunda jornada de cabalgata, en dirección al sur, al Hito N°14 o Mirador Portezuelo Trinidad, ya en el cuarto tramo de la ruta. Luego de abandonar la Laguna Santa Rosa, continuará el viaje por una huella que, lentamente, comienza a descender hasta el estero El Peñón en un paisaje caracterizado por la presencia de quila, coirón y hacia el sur, el Portezuelo Trinidad, cordón montañoso rodeado de vegetación arbustiva baja y rala. A la derecha del estero El Peñón, cuyo cauce pedregoso no supera los tres metros de ancho, podrá apreciar una formación rocosa de cerca de cien metros de altura, con algunos ejemplares de araucaria colonizando su pedregosa base. Después de avanzar unos trescientos metros y hacia la derecha de la ruta, observará dos grandes rocas pulidas por la acción de la nieve y denominadas por los lugareños como Las Lápidas. Dicho nombre recordaría un antiguo entierro pehuenche. Observe detenidamente el lugar, como también las hermosas vistas a la laguna Santa Rosa y cajón homónimo. Nuevamente en ruta, se acerca a uno de los lugares de mayor altitud de todo el trayecto, el Mirador Portezuelo Trinidad con 1528 metros sobre el nivel del mar. 
Desde este punto dispondrá de espectaculares vistas panorámicas, prácticamente, en todas direcciones. El lente de su cámara fotográfica podrá captar imágenes y paisajes cordilleranos de inigualable belleza: hacia el noreste y, en un plano lejano, los blanquecinos e irregulares picos de la sierra velluda; hacia el este, el magnífico volcán Callaqui o Callaquen y sus fumarolas y los faldeos de la veranada de Colluco cubiertos de bosques de araucaria; hacia el sur, el cerro Quilapehuén y las divisorias de altas cumbres de la Cordillera de Pemehue y, hacia el oeste, los filos del Cordón El Peñón y el cajón del estero homónimo. 
Luego de dejar atrás el Mirador Portezuelo Trinidad, la huella continúa por los filos del Cordón El Peñón en dirección hacia el sur, al Hito N°15 o Mirador Cerro Quilapehuén ubicado a 1716 metros de altitud, punto de inicio de un bosque de araucaria no intervenido y del cajón del estero Prados de Maitenes. Entre los Hitos 14 y 15 la ruta se caracteriza por la escasa presencia de especies arbóreas, con algunos ejemplares de araucaria en las partes bajas del estero El Peñón y en las partes más altas de los filos cordilleranos. 
A la derecha de la ruta, podrá ser observado, un promontorio rocoso, de unos cuarenta a cincuenta metros de altura, con paredes casi verticales y en su parte más alta o cornisa, un pequeño bosquete de araucaria. En este sector la huella es bastante dura, con abundante material pétreo desprendido o desgajado de la roca, por efecto de la gravedad, de la lluvia y de los cambios bruscos de temperatura, desde las partes más elevadas de la cornisa volcánica. También, la laguna Trinidad será parte de un paisaje caracterizado por las variadas formas y procesos geomorfológicos de ambientes ecológicos de montaña situados a más de 1500 metros de altitud. Una inmejorable vista hacia el cerro Quilapehuén y las evidencias de antiguas quemas o incendios también podrán ser apreciadas. Ha llegado al Hito N°15 y dos ejemplares de araucaria, ubicados al lado derecho de la huella y una excelente panorámica hacia el cerro Quilapehuén y el cajón del estero El Peñón, afluente del estero Santa Rosa, le darán la más cordial bienvenida. 
Las araucarias del cajón del estero Prados de Maitenes y el cordón El Peñón 
A su izquierda y luego de cruzar los restos de un antiguo cerco, se internará, lentamente, por un sombrío bosque de araucaria, hasta arribar, unos mil metros hacia el sur, al Hito N°16 o filo del Cordón El Peñón. En este trayecto, que bordea por los filos de Pemehue el cajón del estero El Diablo y la parte norte del cajón del estero Prados de Maitenes, podrá apreciar en toda su magnitud un hermoso anfiteatro de araucaria. La presencia de la llamada barba o musgo del pino, le indicará que estos bosques, asociados con lenga y quila, no han sufrido los efectos del fuego o de explotaciones madereras del pasado, manteniendo el área, todavía, una integridad ecológica adecuada para un manejo conservacionista de sus recursos. 
Desde esta perspectiva, la Cordillera de Pemehue aún posee importantes características ecológicas que ameritan un especial cuidado para la conservación, protección y fomento de la biodiversidad. Entre estos aspectos podemos mencionar la presencia de parte del bosque Caducifolio Andino del Biobío, la existencia de seis especies en la categoría de inadecuadamente conocidas y treinta y cuatro en precario estado de conservación, tales como guiña (Felix guigna), cóndor, lagarto llorón (Liolaemus chiliensis), sapo venusto (Telmatobufo venustus) y percatrucha (Percichthys trucha) y de especies endémicas como el anfibio Alsodes vittatus. A su vez, los cursos de agua, ubicados en las quebradas, ofrecen un ambiente propicio para el desarrollo de los ciclos vitales de numerosos invertebrados, anfibios y peces. 
Sin embargo, una de las principales amenazas para la conservación de estos ecosistemas y biodiversidad asociada es la vulnerabilidad de los suelos ante procesos de erosión hídrica, aspecto derivado, principalmente, del uso tradicional e histórico a que han sido sometidos los recursos naturales del área. Pese a lo anterior, la vegetación nativa que puede ser observada a lo largo de la ruta, ha ido, lentamente, recuperándose a través de un proceso de sucesión ecológica de los renovales boscosos. 
Ya en el Hito N°16 y bajo el alero de hermosos ejemplares de araucaria, podrá recuperar fuerzas y observar las veranadas del cajón del estero Prado de Maitenes hacia el este y al sur el enorme promontorio rocoso del cerro Los Caciques, adornado de araucaria en sus faldeos y partes más altas. Desde este mismo lugar, excelente será la panorámica hacia el cajón del río El Diablo, ubicado a su derecha, es decir, al poniente. Es recomendable realizar un breve descanso en este sector, revisar los aperos de su cabalgadura y prepararse para el descenso hacia el Hito N°17 o veranada Mallín Largo. De especial cuidado será, en la bajada, la observación de las balizas de continuidad de la ruta que le indicarán, en dirección hacia el este, el camino a seguir. Ya en ruta hacia el Hito N°17 la vegetación predominante es el matorral bajo de quila, junto al coirón y un bosque achaparrado de ñirre (Nothofagus antartica), siendo posible observar, en un plano más lejano, el Cordón de Huida y, a menor distancia, la veranada Mallín Largo. 
La veranada de Mallín Largo 
Felicitaciones, está llegando al Hito N°17 o veranada Mallín Largo, en el cajón del estero Prados de Maitenes, luego de 20 kilómetros de recorrido y casi diez horas de cabalgata acumulada. Su cuerpo y el de su cabalgadura, nuevamente le pedirán un descanso. Ya en el lugar podrá observar, en un sector más o menos plano cubierto de pastos de uso ganadero y en un ambiente bastante húmedo, un interesante bosquete de ñirre de unas tres hectáreas de superficie, junto a las nacientes del estero Prados de Maitenes. En el lugar, los restos de un antiguo corral y la presencia de animales vacunos le indicarán que el sector es una de las veranadas más importantes del Fundo Porvenir. Ocupada, antiguamente, por Genaro Sotomayor y su familia, antiguos inquilinos del Fundo, como también por otros colonos de más al sur. En este sitio, al igual que en el puesto Prados de Butaco, se producía queso para la subsistencia de las familias y para su venta, principalmente, en la ciudad de Mulchén. Es interesante destacar que la ocupación más intensiva de estas cordilleras data, aproximadamente, de la década del 50, época en la cual los colonos del Fundo Porvenir realizan las primeras quemas para habilitar terrenos de uso ganadero. Dicha práctica, reñida tal vez con el proceso de conservación pero muy útil para la subsistencia familiar, era habitual en primavera o entrando el invierno y permitía la regeneración de nuevos pastos como el coirón, arvejilla, liuto (Alstroemeria aurea), hierba del chancho (Hypochoeris radicata) y de la quila, fundamentales para la alimentación y manutención de la masa ganadera; preciado capital de los sistemas productivos campesinos de la cordillera andina. Se encuentra en el punto final del cuarto tramo de la ruta y pronto iniciará el descenso hacia el este, hacia la confluencia del estero Prado de Maitenes y el río Butaco. A partir de este punto la huella comienza, lentamente, a acercarse al estero Prado de Maitenes, siendo posible la observación del cerro Los Caciques, hacia el norte, y en un plano más lejano el Cordón de Huida hacia el este. 
===Tramo 5: Veranada Mallín Largo - Prados del Butaco=== *Distancia: 7 km. 
*Tiempo: 3 horas. 
*Temporada: Noviembre a marzo 
Cabalgata sobre huella de tierra que bordea el estero Prados de Maitenes y cascadas del sector observación de cajón estero Prados de Maitenes, río Butaco y araucarias en filo de Cordón de Huida, vegetación de quila y bosques de raulí en cajón del río Butaco. Finalización de la ruta en puesto Prados del Butaco.
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El descenso por el estero Prados de Maitenes Luego de avanzar unos 25 minutos desde el Hito N°17, la cabalgata prosigue por un sector más o menos seco y con abundante presencia de quila y coirón, bordeando ya el estero Prados de Maitenes en dirección al Hito N°18 o Cascada del estero Prados de Maitenes. Habiendo recorrido unos quinientos metros el viajero deberá cruzar el estero, desde la ribera sur a la ribera norte, en un sector en el cual el cauce es bastante pedregoso y de un ancho, aproximado, de cinco metros. A unos 15 o 20 minutos de este lugar, en un sector de la huella bastante alto, podrá observar en casi toda su extensión, hacia el sureste, el cajón del estero Prados de Maitenes, el volcán Callaqui y, a la izquierda de la ruta, un promontorio rocoso de paredes muy escarpadas, adornado en sus partes más altas con araucaria. En la base de esta formación rocosa, un hermoso bosque de lenga, de color rojizo pálido.
A 20 minutos de este lugar, cruzará nuevamente el estero Prados de Maitenes, en un sitio en que podrá apreciar la confluencia del estero con otro curso de agua, de mayor caudal, proveniente de más al norte. En esta parte de la ruta la huella sigue bordeando el estero, el cual se sitúa a unos ochenta o cien metros más abajo. Las vistas panorámicas son muy hermosas, especialmente en la ladera de exposición sur, es decir a la izquierda de la ruta, predominando los bosques de roble y de raulí. Unos doscientos metros más adelante varios saltos de agua, que escurren sobre roca volcánica, dan origen a una espectacular cascada de unos cuarenta a cincuenta metros de altura. Continuando con la marcha, lentamente se acercará al cauce del estero Prados de Maitenes, atravesando interesantes bosques de lenga, ñirre y raulí, en un sector en que el estero tiene un ancho de, aproximadamente, treinta metros y un lecho pedregoso con grandes bloques de roca y de troncos arrastrados por sus correntosas aguas. 
Ha llegado al Hito N°18 o Cascada Prados de Maitenes, situada al costado izquierdo de la huella y a 1063 metros de altitud. A su derecha, un bosque de raulí muestra los efectos de antiguos incendios. La cascada, ubicada en un lugar del estero con grandes piedras y rocas, posee una altura aproximada, de siete metros y da origen, en su base, a una poza de unos veinte metros de largo y siete metros de ancho. Lugar ideal para realizar un alto en el camino, tomar un merecido baño y dar de beber a su cabalgadura. Desde este sitio podrá observar, aguas abajo, la húmeda vegetación que se desarrolla en ambas riberas del estero, como nalcas y otras especies, e innumerables troncos sobre su lecho, arrastrados por las aguas. 
Ya en dirección al Hito N°19 o Mirador de la confluencia del río Butaco con el estero Prados de Maitenes, continuará descendiendo y alejándose, lentamente, del estero. En dicho trayecto, con algunos descampados de uso ganadero, predomina un tipo de vegetación arbustiva rala y baja, con importante presencia de quila y coirón. En el sector podrá observar, eventualmente, vacunos entusiasmados con el talaje. El viajero se aproxima al Hito N°19 y, progresivamente, la vegetación se hace más densa y renovales de roble y raulí comienzan a predominar en el paisaje. Al llegar al Hito N°19, podrá apreciar el cajón del río Butaco y la confluencia con el estero Prados de Maitenes, como también el imponente cordón de Huida, coronado en sus filos más altos por araucaria. A partir de este punto, la huella se interna a través de un bosque denso de raulí, coihue y roble, a media falda de la ladera que cae hacia la ribera oeste del río Butaco. Luego, iniciará la bajada final al río Butaco y la última parte de su cabalgata hasta el Hito N°20 o Puesto Prados de Maitenes. 
En contacto con el cajón del río Butaco y el cordón de Huida 
A partir del Hito N°19 predominan en el paisaje renovales puros de raulí, asociados en el estrato arbustivo con quila y la huella, angosta y rodeada de vegetación, se encuentra claramente demarcada. Luego de unos 25 minutos de cabalgata a través de este tipo de bosque y ambiente ecológico, llegará a un sector descampado con evidencias de haber sido intervenido en el pasado; escasa vegetación y restos de troncos ennegrecidos dan cuenta de antiguas quemas. Seguirá avanzando por formaciones de raulí hasta un pequeño curso de agua o estero, para luego entrar a un segundo descampado de menor dimensión, prácticamente, en la parte final del descenso al río Butaco. 
Disfrutando del río Butaco 

Unos 400 metros más adelante el río Butaco, importante afluente del río Biobío en la parte alta de su cuenca, se presentará ante sus ojos con tranquilas y plácidas aguas, rodeado en su cauce, de unos diez metros de ancho y no más de dos metros de profundidad, de abundante y húmeda vegetación, como también de una pequeña playa de arena y de grava que lo invitará a un merecido y reparador baño. Sin embargo, antes de lanzarse a las gélidas aguas del río, consulte su registro histórico de vida o carnet de identidad, aún cuando sus maltrechos huesos tengan una opinión algo diferente.

El punto final de la Ruta 

Luego de su aventura acuática, la cabalgata continúa por unos cuatrocientos metros hasta el puesto Prados del Butaco, construido a orillas del mismo río por el Sr. Lizardo Urrea el año 1995. La huella atraviesa un hermoso paraje de terrazas más o menos planas, con el río a la izquierda y densos bosques de roble, coihue y ñirre a la derecha del viajero. Ya en el Hito N°20, podrá observar las antiguas construcciones y cercos de madera del puesto cordillerano. Pastos de verano y vacunos en el sector, le indicarán que la zona es una veranada de uso ganadero. Desde este lugar, podrá observar hermosas vistas al cerro La Moñuda (1783 m.s.n.m), ubicado a unos 3 kilómetros hacia el sur y al cordón de Huida hacia el este. Ha llegado a su fin el segundo día de cabalgata y deberá prepararse para acampar, recoger leña seca y brindar descanso a su caballo y a su maltrecho cuerpo. Se encuentra en el kilómetro 27 de la ruta Alto Biobío: Circuito Las Araucarias de la Cordillera de Pemehue, a 1063 m.s.n.m y con dos días de interesante y magnífica aventura.


Recomendaciones

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  • Este trekking está descrito con lujo de detalles en la siguiente topoguía de las Rutas Patrimoniales del Ministerio de Bienes Nacionales. Se puede pedir una versión impresa en el Ministerio: 23512100, anexo 2325. Es muy recomendable llevarla al trekking, pues enriquece la experiencia con descripciones de flora, fauna, geografía y geología.
  • Una vez finalizado el trayecto a través de la antigua senda o camino de penetración forestal, deberá estar atento a las balizas de continuidad que le indicarán la huella a seguir, especialmente si el viaje lo realiza sin guía.
  • El tiempo total estimado para recorrer la Ruta Patrimonial, desde el Hito N°1 al Hito N°20, es de cerca de 12 horas y 30 minutos de cabalgata para los 27 kilómetros del trayecto. Sin embargo, se recomienda avanzar el primer día de viaje hasta el Hito N°13 o Laguna Santa Rosa (7 horas aproximadas) y, el segundo día, desde este lugar al Hito N°20 o Prados del Butaco (5 horas y 30 minutos). En ambos sitios, encontrará condiciones apropiadas para establecer un campamento: agua fresca y leña seca permitirán un reparador descanso. También, una alternativa adecuada para alojar es el Hito N°17 o Veranada Mallín Largo-Cajón Los Maitenes. No obstante lo anterior y dependiendo de la disponibilidad de tiempo del viajero, como también de las condiciones climáticas imperantes al momento de la visita, se sugiere visitar sólo algunos sectores, siendo los Tramos 1, 2 y 3 zonas de gran interés ecológico y paisajístico.
  • Gran parte del recorrido de la ruta es por terrenos pedregosos, con grava o bien rocas, situación que hará más exigente la cabalgata, especialmente en el camino Algodones. Lo anterior implicará, progresivamente, un mayor gasto energético y, por lo tanto, una alta exigencia física. En este sentido, se recomienda una adecuada preparación para el viaje y llevar el equipo necesario para los cuatro días sugeridos para el recorrido completo. Eventualmente y para aquellas personas que no posean mucha experiencia en cabalgatas, se recomienda realizar el trayecto sólo hasta la laguna Santa Rosa o Hito N°13, con un

tiempo estimado, ida y regreso, de dos días.

  • Llevar ropa y equipos adecuados para acampar, ya que es posible, aún durante los meses de enero y febrero, la ocurrencia de lluvias como también de temperaturas algo más bajas durante la noche (carpa, sacos de dormir sintéticos, parkas impermeables, guantes, botas apropiadas y artefactos de camping). A lo anterior, agregue a su mochila una brújula y un GPS que le permitirán generar su propia información de la ruta. Indispensable será una buena máquina fotográfica.
  • Previo al viaje, se recomienda dar aviso en el retén de Carabineros del poblado de Loncopangue, su itinerario, destino final y tiempo de estadía en la zona.
  • También, deberá ser sumamente cuidadoso con las fogatas que realice en los puestos de alojamiento y retornar con los restos de comida, plásticos y otros elementos que utilice durante el viaje, preservando con esta actitud, el lugar para otros aventureros como usted.
  • Finalmente, para la preparación y coordinación de su viaje se sugiere tomar contacto con el Sr. Lizardo Urrea (Fundo Porvenir, Fono: 984682590).

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