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A fines de la década de 1950, casi todas las montañas de más de ocho mil metros habían sido ascendidas (solo faltaba el Dhaulagiri, que se coronó en 1960, y el Shishapangma, en 1964). Los grandes montañistas comenzaron a buscar nuevos desafíos, y el ascenso del Cerro Torre apareció como una de las alternativas más desafiantes. | A fines de la década de 1950, casi todas las montañas de más de ocho mil metros habían sido ascendidas (solo faltaba el Dhaulagiri, que se coronó en 1960, y el Shishapangma, en 1964). Los grandes montañistas comenzaron a buscar nuevos desafíos, y el ascenso del Cerro Torre apareció como una de las alternativas más desafiantes. | ||
− | En 1959 , el italiano Cesare Maestri sostuvo que, en compañía de Toni Egger, había alcanzado la cima del Torre. De acuerdo a su versión, Egger había fallecido como producto de por un alud en el descenso (la aguja a la derecha del Torre fue nombrada en su honor). Las inconsistencias en el relato de Maestri, y la falta de clavos, pitones o cuerdas fijas en la ruta, ha llevado a la mayor parte de los escaladores a dudar de la veracidad de la afirmación. En 2005, Ermanno Salvaterra, Rolando Garibotti y Alessandro Beltrami, después de muchos intentos por montañistas de primer nivel, ascendieron una ruta en la cara que Maestri declaraba haber conquistada, y concluyeron que Maestri y Egger nunca llegaron a la cima. | + | En 1959 , el italiano Cesare Maestri sostuvo que, en compañía de Toni Egger, había alcanzado la cima del Torre. De acuerdo a su versión, Egger había fallecido como producto de por un alud en el descenso (la aguja a la derecha del Torre fue nombrada en su honor). |
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+ | {{cita|Y llega la mañana del 31. El primer trecho que superamos de cerca de 60 metros es rapidísimo, casi vertical. Subimos sin detenernos y por una canaleta tortuosa pero empinada y todavía por un pequeño extraplomo de hielo, desembocamos al trecho final. Asciendo con algo así como un sabor de fatiga en la garganta; a cerca de 50 metros de nosotros está la cima. Seguimos trepando mientras el viento continúa soplando con violencia. | ||
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+ | Esto no parece posible. No estoy contento; esta cima no es corno otras. Tanta fatiga, tanto riesgo, tantos factores extraños, ajenos al alpinismo, y que me dieron la fuerza para subir. No, no estoy contento. | ||
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+ | Comemos algo, fotografiamos las banderas que no podemos atar a las picotas que necesitamos para anclamos contra la potencia del viento y luego descendemos lo más rápidamente posible [...] | ||
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+ | Y luego la tragedia final: | ||
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+ | [...] Continuamos bajando de esta manera y llegamos a medianoche del 2 de febrero a unos 1000 metros de la cuerda fija. | ||
+ | Decidimos pasar la noche en el borde de un pequeño nevero pendiente. Planto el clavo de expansión y comienzo a excavar un hueco donde pasar la noche. A Toni esto no le parece muy seguro; quiere examinar un lugar algo más abajo a la derecha, donde puede hallar un sitio más cómodo. | ||
+ | Mientras lo observo, a una veintena de metros de mí, un ruido sordo me hace alzar la cabeza: una enorme masa de nieve y hielo se desliza desde la cima. Aúllo: "¡Cuidado, Toni!" y me aplasto contra la pared. | ||
+ | Un golpe sordo, la cuerda se pone tensa, Toni recibe un golpe en la cabeza cuando cae el hielo, desaparece bajo el alud. La avalancha continúa cayendo, perdiendo fuerza [... | ||
+ | Llamo a Toni; nadie me responde. No queda ninguna esperanza. Me acurruco en el hueco de nieve y espero a que pase esta noche tremenda. Quizás al día siguiente sea mi turno. Al alba del 3 de febrero salgo del hueco de nieve como un condenado a muerte... De la cima siguen cayendo las avalanchas... La pared es un infierno.., a pocos metros del cono de deyección de la base, resbalo, pierdo pie, no consigo detenerme con las manos... pero la nieve caída la noche anterior me recoge, me detiene y aminora el golpe. El espíritu de conservación me lleva a través del quebrado glaciar a unos 300 metros del campamento III donde Cesare Faya se ha quedado seis días solo esperándonos y agito la mano a Cesare, y le hablo desde el otro lado de una grieta, en un estado de semi inconsciencia, balbuceando, "Toni ha muerto".|Cesare Maestri}} | ||
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+ | Las inconsistencias en el relato de Maestri, y la falta de clavos, pitones o cuerdas fijas en la ruta, ha llevado a la mayor parte de los escaladores a dudar de la veracidad de la afirmación. En 2005, Ermanno Salvaterra, Rolando Garibotti y Alessandro Beltrami, después de muchos intentos por montañistas de primer nivel, ascendieron una ruta en la cara que Maestri declaraba haber conquistada, y concluyeron que Maestri y Egger nunca llegaron a la cima. | ||
Maestri regresó en 1970 para zanjar las dudas intentando una nueva ruta en la cara Sudeste. Con la ayuda de un voluminoso compresor a gas, Maestri equipó 350 metros de roca con clavos de expansión y llegó al final del granito, justo debajo del hongo de hielo. Maestri decía que "el hongo no forma parte de la montaña" y no siguió hasta la verdadera cumbre. Abandonó allí el compresor, unos cien metros bajo la cima. Esa ruta es hoy conocida como la ruta del compresor y fue repetida en 1979 por Jim Bridwell. La mayor parte de los escaladores no consideran el ascenso completo a menos que lleguen se supere el hongo. | Maestri regresó en 1970 para zanjar las dudas intentando una nueva ruta en la cara Sudeste. Con la ayuda de un voluminoso compresor a gas, Maestri equipó 350 metros de roca con clavos de expansión y llegó al final del granito, justo debajo del hongo de hielo. Maestri decía que "el hongo no forma parte de la montaña" y no siguió hasta la verdadera cumbre. Abandonó allí el compresor, unos cien metros bajo la cima. Esa ruta es hoy conocida como la ruta del compresor y fue repetida en 1979 por Jim Bridwell. La mayor parte de los escaladores no consideran el ascenso completo a menos que lleguen se supere el hongo. | ||
El primer ascenso no cuestionado al Cerro Torre, incluyendo su hongo somital, fue ejecutado por Casimiro Ferrari, Daniele Chiappa, Mario Conti y Pino Negri en 1974. | El primer ascenso no cuestionado al Cerro Torre, incluyendo su hongo somital, fue ejecutado por Casimiro Ferrari, Daniele Chiappa, Mario Conti y Pino Negri en 1974. |
Revisión actual del 10:45 15 feb 2017
¿Quién fue Cesare Maestri?
A fines de la década de 1950, casi todas las montañas de más de ocho mil metros habían sido ascendidas (solo faltaba el Dhaulagiri, que se coronó en 1960, y el Shishapangma, en 1964). Los grandes montañistas comenzaron a buscar nuevos desafíos, y el ascenso del Cerro Torre apareció como una de las alternativas más desafiantes.
En 1959 , el italiano Cesare Maestri sostuvo que, en compañía de Toni Egger, había alcanzado la cima del Torre. De acuerdo a su versión, Egger había fallecido como producto de por un alud en el descenso (la aguja a la derecha del Torre fue nombrada en su honor).
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Las inconsistencias en el relato de Maestri, y la falta de clavos, pitones o cuerdas fijas en la ruta, ha llevado a la mayor parte de los escaladores a dudar de la veracidad de la afirmación. En 2005, Ermanno Salvaterra, Rolando Garibotti y Alessandro Beltrami, después de muchos intentos por montañistas de primer nivel, ascendieron una ruta en la cara que Maestri declaraba haber conquistada, y concluyeron que Maestri y Egger nunca llegaron a la cima.
Maestri regresó en 1970 para zanjar las dudas intentando una nueva ruta en la cara Sudeste. Con la ayuda de un voluminoso compresor a gas, Maestri equipó 350 metros de roca con clavos de expansión y llegó al final del granito, justo debajo del hongo de hielo. Maestri decía que "el hongo no forma parte de la montaña" y no siguió hasta la verdadera cumbre. Abandonó allí el compresor, unos cien metros bajo la cima. Esa ruta es hoy conocida como la ruta del compresor y fue repetida en 1979 por Jim Bridwell. La mayor parte de los escaladores no consideran el ascenso completo a menos que lleguen se supere el hongo.
El primer ascenso no cuestionado al Cerro Torre, incluyendo su hongo somital, fue ejecutado por Casimiro Ferrari, Daniele Chiappa, Mario Conti y Pino Negri en 1974.