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comenzando el último descenso hacia La Laja. El sendero es amplio y bien demarcado, rodeado de musgos y helechos, siguiendo un surco labrado muchos años atrás. Se descienden alrededor de ochocientos metros hasta encontrar un mirador: si está despejado se puede observar una magnífica panorámica de los poblados de Fómeque y Ubaque, y muy al fondo los grandes páramos de Sumapaz.
Apenas pasado el mirador se observa claramente un desvío a mano derecha: el sendero principal sigue bajando y en cien metros más llega a la entrada de la Reserva La Laja. Si prefiere seguir el desvío de la derecha también se llega a La Laja, pero siempre girando a la izquierda. Esta segunda opción es ligeramente más larga, pero el sendero es mucho más cómodo de transitar.
Segunda jornada: La Laja - El Encenillo
Saliendo de la Reserva se toma el amplio camino antiguo y comienza un descenso bastante suave, intercalado con algunos tramos planos, e incluso pequeños ascensos. El sendero transcurre casi siempre bajo el bosque; es una senda amplia y bien demarcada, con tramos pedregosos y casi todo el año abunda el barro y las zonas inundadas. En algunas partes aún se conserva el viejo empedrado ancestral.
Tras un poco más de kilómetro y medio de avance, la bajada comienza a empinarse al terminar de rodearse el circo glacial de La Laja. Hay una estaca de madera a mano derecha que indica un pequeño atajo, bastante abrupto, el cual no figura en el track. Poco más adelante se observa, también al costado derecho, una clara entrada: es un segundo atajo, mucho mejor que el anterior, y que evita un incómodo descenso pedregoso. Comenzando a seguirlo, se observa una magnífica panorámica del pueblo de Fómeque.
Son aproximadamente cuatrocientos metros bajo el bosque, por un pequeño sendero totalmente claro. Transcurrida esa distancia se regresa a la senda principal, por la que aproximadamente cien metros después se cruza una quebrada con un cómodo puente; muy poco después del puente hay un cruce del alambrado a mano izquierda.
Si se desea es posible continuar por la senda grande, pero resulta más cómodo caminar por el potrero: de este modo está descrita la actual ruta y así figura en el track. Se sigue paralelo al cerco, por un sendero bastante demarcado que la mayor parte del año puede estar un poco embarrado. Al cabo de aproximadamente medio kilómetro de haber entrado al potrero, debe volver a pasarse otro alambre.
Se sigue bajando cerca de doscientos metros más hasta un punto dónde toda una sucesión vegetal crece sobre una roca, (ver foto, waypoint der). Allí conviene regresar al sendero eje, por el cual se avanza menos de cien metros, buscando ahora cruzar a los potreros de la derecha.
Una vez se cruza se avanza paralelo al alambrado un corto trecho, mientras un esbozo de senda se va definiendo en el pasto. Hay que cruzar un pequeño cauce de agua y volver a pasar otro cerco de alambre. Viene más de un kilómetro y medio de descenso por los porteros, alejados de la senda principal, cruzando varios cercados. A pesar de que el cruce de alambrados puede ser dispendioso, siempre hay “facilitadores” dispuestos: piedras para poder pasar encima del alambre, palos con un estrecho agujero en medio etc. Mientras se camina por los potreros se pueden observar excelentes panorámicas de los cerros más altos del Parque Chingaza a la izquierda, hacia bajo Fómeque y en retrospectiva el circo glaciar de La Laja.
Poco a poco la senda alterna se va volviendo a acercar a la principal, habiendo numerosas opciones para retornar a ella si se desea. Nuevamente el track y el relato continúan para la opción de seguir los potreros. A medida que se avanza el sendero por el pasto se vuelve más notorio, a la vez que aparecen varios cruces de pequeños cursos de agua, y continúan los pasos de alambrados, siempre con sus correspondientes ‘facilitadores”.
Después de aproximadamente dos kilómetros y medio desde que se dejó la senda principal, finalmente debe regresarse a ella, pasando por una especie de puerta de metal bastante estrecha; cuando se realizó la ruta el sitio estaba claramente señalada con un plástico verde, (waypoint send).
Se cruza al camino e instantes después hay una bifurcación: debe doblarse a la izquierda e inmediatamente después del giro volver a doblar a la derecha, donde se observa una trepada bien demarcada, que termina en un agujero entre dos palos por el que se cruza el alambrado.
Al otro lado continúa un sendero que va faldeando en un ascenso suave entre potreros. Medio kilómetro después se regresa definitivamente al camino principal: quedan solo los últimos cien metros para llegar a la vía vehicular, en el sitio denominado El Encenillo.
Apenas pasado el mirador se observa claramente un desvío a mano derecha: el sendero principal sigue bajando y en cien metros más llega a la entrada de la Reserva La Laja. Si prefiere seguir el desvío de la derecha también se llega a La Laja, pero siempre girando a la izquierda. Esta segunda opción es ligeramente más larga, pero el sendero es mucho más cómodo de transitar.
Segunda jornada: La Laja - El Encenillo
Saliendo de la Reserva se toma el amplio camino antiguo y comienza un descenso bastante suave, intercalado con algunos tramos planos, e incluso pequeños ascensos. El sendero transcurre casi siempre bajo el bosque; es una senda amplia y bien demarcada, con tramos pedregosos y casi todo el año abunda el barro y las zonas inundadas. En algunas partes aún se conserva el viejo empedrado ancestral.
Tras un poco más de kilómetro y medio de avance, la bajada comienza a empinarse al terminar de rodearse el circo glacial de La Laja. Hay una estaca de madera a mano derecha que indica un pequeño atajo, bastante abrupto, el cual no figura en el track. Poco más adelante se observa, también al costado derecho, una clara entrada: es un segundo atajo, mucho mejor que el anterior, y que evita un incómodo descenso pedregoso. Comenzando a seguirlo, se observa una magnífica panorámica del pueblo de Fómeque.
Son aproximadamente cuatrocientos metros bajo el bosque, por un pequeño sendero totalmente claro. Transcurrida esa distancia se regresa a la senda principal, por la que aproximadamente cien metros después se cruza una quebrada con un cómodo puente; muy poco después del puente hay un cruce del alambrado a mano izquierda.
Si se desea es posible continuar por la senda grande, pero resulta más cómodo caminar por el potrero: de este modo está descrita la actual ruta y así figura en el track. Se sigue paralelo al cerco, por un sendero bastante demarcado que la mayor parte del año puede estar un poco embarrado. Al cabo de aproximadamente medio kilómetro de haber entrado al potrero, debe volver a pasarse otro alambre.
Se sigue bajando cerca de doscientos metros más hasta un punto dónde toda una sucesión vegetal crece sobre una roca, (ver foto, waypoint der). Allí conviene regresar al sendero eje, por el cual se avanza menos de cien metros, buscando ahora cruzar a los potreros de la derecha.
Una vez se cruza se avanza paralelo al alambrado un corto trecho, mientras un esbozo de senda se va definiendo en el pasto. Hay que cruzar un pequeño cauce de agua y volver a pasar otro cerco de alambre. Viene más de un kilómetro y medio de descenso por los porteros, alejados de la senda principal, cruzando varios cercados. A pesar de que el cruce de alambrados puede ser dispendioso, siempre hay “facilitadores” dispuestos: piedras para poder pasar encima del alambre, palos con un estrecho agujero en medio etc. Mientras se camina por los potreros se pueden observar excelentes panorámicas de los cerros más altos del Parque Chingaza a la izquierda, hacia bajo Fómeque y en retrospectiva el circo glaciar de La Laja.
Poco a poco la senda alterna se va volviendo a acercar a la principal, habiendo numerosas opciones para retornar a ella si se desea. Nuevamente el track y el relato continúan para la opción de seguir los potreros. A medida que se avanza el sendero por el pasto se vuelve más notorio, a la vez que aparecen varios cruces de pequeños cursos de agua, y continúan los pasos de alambrados, siempre con sus correspondientes ‘facilitadores”.
Después de aproximadamente dos kilómetros y medio desde que se dejó la senda principal, finalmente debe regresarse a ella, pasando por una especie de puerta de metal bastante estrecha; cuando se realizó la ruta el sitio estaba claramente señalada con un plástico verde, (waypoint send).
Se cruza al camino e instantes después hay una bifurcación: debe doblarse a la izquierda e inmediatamente después del giro volver a doblar a la derecha, donde se observa una trepada bien demarcada, que termina en un agujero entre dos palos por el que se cruza el alambrado.
Al otro lado continúa un sendero que va faldeando en un ascenso suave entre potreros. Medio kilómetro después se regresa definitivamente al camino principal: quedan solo los últimos cien metros para llegar a la vía vehicular, en el sitio denominado El Encenillo.