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A pocos metros de la caseta de cobro de Baños Colina, existe una brevísima huella vehicular que conduce al puente peatonal sobre el río Colina. Tras cruzarlo, ascender por la ladera (no seguir la ribera del Estero Carreño) y seguir el antiguo camino vehicular hoy destruido, tomando los atajos peatonales en las curvas. El camino girará gradualmente hacia la izquierda, siguiendo el valle del Carreño. A los xxx el Carreño se cruza por un antiguo puente vehicular.
La ruta sigue ascendiendo con poca novedad. A los xxx se pasa por una amplia planicie, sector donde la antigua ruta vehicular se desvía a la izquierda para remontar la ladera en un zig zag. Dejar la ruta vehicular, atravesar la planicie y seguir remontando el estero siempre con rumbo Sur.
A los xxx se llega a un punto en que el Carreño se encajona de forma muy estrecha, y pareciera que el valle se ha acabado. Acá uno se debe alejar del estero y subir por la pequeña quebrada de la derecha. Mientras se sube por esta quebrada, podrá apreciarse un marcado olor a azufre, que pareciera indicar la presencia de una terma. Hay una afloración rica en azufre, pero fría.
Una vez arriba de la pequeña quebrada, el trazado es menos grato. Habrá que travesear para no perder altura, y ello exige un par de tramos que con nieve pueden ser delicados, e incluso demandar piolet y/o crampones, en especial si se trata de nieve dura de la mañana.
Superados estos tramos de traveseadas, habrá que subir una ladera más, hasta llegar al punto que se identifica como la base del Cerro Navegante, a xxxx.
La ruta sigue ascendiendo con poca novedad. A los xxx se pasa por una amplia planicie, sector donde la antigua ruta vehicular se desvía a la izquierda para remontar la ladera en un zig zag. Dejar la ruta vehicular, atravesar la planicie y seguir remontando el estero siempre con rumbo Sur.
A los xxx se llega a un punto en que el Carreño se encajona de forma muy estrecha, y pareciera que el valle se ha acabado. Acá uno se debe alejar del estero y subir por la pequeña quebrada de la derecha. Mientras se sube por esta quebrada, podrá apreciarse un marcado olor a azufre, que pareciera indicar la presencia de una terma. Hay una afloración rica en azufre, pero fría.
Una vez arriba de la pequeña quebrada, el trazado es menos grato. Habrá que travesear para no perder altura, y ello exige un par de tramos que con nieve pueden ser delicados, e incluso demandar piolet y/o crampones, en especial si se trata de nieve dura de la mañana.
Superados estos tramos de traveseadas, habrá que subir una ladera más, hasta llegar al punto que se identifica como la base del Cerro Navegante, a xxxx.